Mi muro y opiniones de autoridades

domingo

Bien, conocer y emancipación en el diálogo de "República", de Platón



1. La idea suprema del Bien en el simil del sol ( Libro VI de "República) :

Vamos a comenzar por algo que Platón siempre presupone: las ideas son universales y, a la vez, se encuentran ordenadas jerárquicamente en el mundo inteligible, puesto que hay Ideas más generales de las que participan otras Ideas. Por tanto, las ideas más generales serían superiores a éstas, pues englobarían a más realidades que las segundas. Por ejemplo, la idea de animal es superior a la idea de gato, y la idea de viviente más general que la de animal. Pues, bien, la Idea que ocupa la Cúspide, el lugar Supremo, es la Idea del Bien. Sobre ella, esta alegoría dice que: " de él les llega el existir y la esencia, aunque el Bien no sea esencia, sino algo que se eleva más allá de la esencia en cuanto a dignidad y a potencia". ¿ Qué significa que la Idea del Bien se eleva más allá de la esencia?. Evidentemente, las esencias de las cosas siempre lo son las Ideas. Por tanto, lo primero que quiere decir Platón, es que la Idea del Bien es la Idea Suprema ( eso que yo llamo el Ser Absoluto). Pero, además quiere decir algo más: que todo lo que existe, en cuanto existe ( es) y es algo ( posee alguna determinación esencial), participa de esta Idea. Por eso, la Idea del Bien está por encima de toda esencia ( de todas las demás Ideas)y por eso, en EL PASAJE DE LA LÍNEA DIVIDIDA, Platón le otorgará otra denominación: " el PRINCIPIO SIN SUPUESTOS".

En la alegoría Platón nos dice que el sol es fuente de la luz que faculta al ojo para ver y a las cosas físicas para poder ser vistas, pero que también desempeña un papel muy importante en el desarrollo de todo lo que está sometido al devenir en nuestro mundo sensible. De la misma manera, la Idea del Bien, allá en el Mundo Inteligible, desempeña un papel semejante en relación con la parte superior de nuestra alma ( la razón) y en relación con aquellos objetos más verdaderos que son causa de todas las cosas ( Ideas)

¿ Qué es entonces la Idea del Bien? :

1.CAUSA DE LA COGNOSCIBILIDAD DE TODO SER: La Idea del Bien es la causa que vuelve “verdaderas”, es decir, inteligibles y cognoscibles a todas las demás cosas, empezando por todas las Ideas, que dependen del Bien para ser lo que deben ser. Por encontrarse el Bien en la cúspide del Mundo Inteligible, es el primer pincipio que ordena y unifica la comprensión de las Ideas.

2. CAUSA DEL CONOCIMIENTO RACIONAL: Es también la fuente de luz que ilumina al alma humana, al nôus ( inteligencia, razón ), capacitándola para que tenga verdadera ciencia o intelección ( noesis, es decir, aprehensión o visión racional de las Ideas). El Bien da la ciencia al alma en la medida en que sólo cuando la razón capta el primer principio absoluto del que todo depende, puede dar una explicación completa y sistemática para demostrar todas las demás verdades. Así, pues, el alma sólo alcanza la ciencia perfecta cuando ha alcanzado la visión del fundamento último de la totalidad de lo real: aquella Idea de la que todas las demás Ideas y cosas participan. Pero a ello sólo llega el alma a través de la dialéctica.

3. CAUSA DEL SER: Es, finalmente, el fundamento más radical y último del que depende en su ser y en su esencia todo lo que existe. La Idea Suprema del Bien es la causa última del ser y de la bondad parciales que poseen todas las cosas del mundo sensible

Pero, Platón no sólo nos dice que la Idea del Bien es la Causa del ser, del conocer y de la inteligibilidad, sino que añade algo más: por ser todo esto y por ser afín al alma inmaterial , es también en sí misma el objeto supremo del conocimiento racional: Es decir es la condición última de posibilidad de todo lo que existe y de la comprensión del sentido de todo lo existente. ¿ Por qué? Muy sencillo: Porque sin el Bien, nada quedaría fundamentado, nada sería cognoscible racionalmente, nada existiría. Todas las cosas dependen esencial y existencialmente del Bien. El Bien es el principio último ordenador y unificador de la totalidad de lo real y, por tanto, la primera y última causa sin la cual no es posible la perfección del verdadero conocimiento racional ( el grado superior de la "episteme", la "noesis"). Como "condición incondicionada de posibilidad" del ser y del conocer, Platón puede decir que la dignidad del Bien se halla por encima del ser y la esencia.


2. La trascendentalidad del Bien


En la filosofía elaborada por su discípulo, Aristóteles, "trascendentales" eran aquellos conceptos universales que correspondían a un orden superior a los géneros supremos, las categorías ( y , por inclusión, también a los géneros y las especies). Los trascendentales eran conceptos convertibles con el mismísimo concepto de " ser", un concepto muy singular, pues nada queda fuera de su extensión predicativa. Así, los conceptos trascendentales se predican de todas las cosas, sin dejar fuera ninguna de sus determinaciones específicas o particulares. En la tradición aristotélica la extensión del concepto de "ser" no se alcanza a costa de la reducción de su comprensión ( es decir, prescindiendo de las notas diferenciadoras que definen a las cosas reales hasta llegar a formar un concepto vacío de significación). "Ser" es lo que de modo radical, concreto y profundo capta en primer término la inteligencia que fija su atención en las realidades con las que nos encontramos en la experiencia vital. Y equiparables al ser, el intelecto humano forma también las nociones de " algo, uno, bueno, bello, verdadero, noble", que son trascendentales, pues convienen a todo cuanto es.

Indudablemente, la idea aristotélica sobre lo trascendental tuvo un precedente en Platón.

Las Ideas mantienen entre sí un orden de relaciones lógicas que Platón trató de averiguar. Unas ideas podían subsumirse lógicamente en otras más generales o universales. Esta relación jerárquica entre las Ideas le lleva a postular una cierta unidad en el ámbito del mundo inteligible: cada Idea participa de las situadas en un plano superior y, finalmente , todas participan de la Idea del Bien y, consiguientemente, todas se hallan unificadas mediante la Idea del Bien.

¿ Cómo debe entenderse que todas las Ideas participen de ( o se comuniquen con) las situadas en un plano superior? Tomemos el ejemplo de la “Idea de Caballo”. Tal Idea tiene entidad en sí misma, es decir, existe como una esencia subsistente, pero, a su vez, “la Idea de Caballo” “es” algo, por lo tanto participa de “la Idea de Ser”; es “una”, por lo tanto participa de la Idea de Uno, etc.

La Idea del Bien es trascendental, es decir, trasciende y se haya por encima de todas las demás Ideas, puesto que no depende de ninguna otra Idea superior y es el fundamento absoluto e incondicionado del que dependen todas las demás realidades, tanto las demás Ideas como las cosas del mundo sensible. Es, por tanto, la realidad suprema, el primer principio absoluto de la realidad o, como Platón le llama, “ el principio anhipotético” ( o sea, la condición absolutamente incondicionada de posibilidad de la totalidad de lo real y, por tanto, también del conocimiento racional ) 


Por tanto, SÓLO DESPUÉS DE HABER ALCANZADO ESTA VISIÓN DEL BIEN POR MEDIO DEL ASCENSO DIALÉCTICO PODRÁ LA RAZÓN TENER PERFECTA CIENCIA DE LA TOTALIDAD DE LO REAL.

Lógicamente, la pregunta que seguirá es: ¿ Cuál es el proceso por el que el alma va elevándose hasta la visión racional del Bien? Se trata de un proceso cognoscitivo por grados o niveles de menor a mayor perfección: Los grados del saber.

3. El camino del alma en la búsqueda del conocimiento del Bien: los grados del conocimiento .
¿ Cuál es, pues, el camino que ha de recorrer el alma para llegar al conocimiento de las Ideas?. Este camino del alma pasa por una serie de estadios o niveles de conciencia, de forma que cada nuevo estadio es un grado de saber más adecuado y perfecto. Platón distingue dos niveles principales en este camino del alma: la OPINIÓN ( DOXA) y la CIENCIA ( EPISTEME).

El primer momento es el de la opinión ( Doxa) , basada en la persuasión irracional originada ya por los sentidos, ya por la imaginación, y que se corresponde con lo múltiple, particular y contingente del mundo físico.

El conocimiento más perfecto no es el de la opinión ( acerca de las cosas que son imágenes imperfectas de las Ideas) sino la ciencia ( que es el conocimiento de las Ideas, las verdaderas causas de todas las cosas). El verdadero saber ( episteme) es un conocimiento obtenido mediante un método racional y consiste en el conocimiento del verdadero ser o las esencias inteligibles y eternas que hacen que las cosas sean lo que son. Estas esencias son las Ideas porque son los diseños inteligibles y universales de acuerdo con los cuales se pone orden en la materia, "dando ser" a las cosas.

El camino que tiene que recorrer el alma para pasar de la doxa a la episteme es un proceso educativo que culmina en la dialéctica, que es el método de la filosofía: el alma aprenderá a dirigir bien su mirada en la dirección correcta, apartándose de las apariencias sensibles y dirigíendose hacia los verdaderos objetos inteligibles, las Ideas. Al ascender cada vez más hacia el ámbito de lo inteligible y perfecto, el alma humana se va purificando y liberando de todo lo particular, contingente, sensible y corpóreo. Se capacita cada vez más para concebir lo universal y abstracto y, de este modo, desarrolla una visión cada vez más penetrativa, profunda y radical de lo esencial y verdadero: las Ideas . Este proceso requiere una preparación o entrenamiento: primero, la formación matemática ( que purifica el pensamiento para reconocer la existencia de entidades abstractas) y, después, la dialéctica ( que recorre el camino que lleva al conocimiento de todas las Ideas.


4. Los grados del conocimiento:

¿Cuáles son las etapas del saber ( teoría del conocimiento de Platón) y con qué tipo de realidades se corresponden ( metafísica de Platón)

La formación de la opinión

Las fases de la opinión son dos, de menor a mayor claridad: imaginación ( eikasía) y la creencia u observación ( pistis). La diferencia que existe entre ambos es que la imaginación sólo conoce de las cosas sus apariencias engañosas; mientras que la creencia se correspondería con un conocimiento de aquello que es más real porque es aquello de lo que las imágenes son imágenes. Es la misma diferencia que existiría entre quien cree saber cuando sólo juzga por apariencias, o de oídas, o a través de prejuicios o por erróneas creencias, y quien ya posee un conocimiento más adecuado de esas mismas cosas. El primero sólo trata con apariencias o imágenes, el segundo con realidades más verdaderas.

Esta fase, el paso de un pensamiento dominado por la imaginación, a su vez, esclava de las fuerzas inconscientes ( tanto internas, como los impulsos, como externas, como la presión social, la manipulación o la opresión política), a un pensamiento que procura contrastes objetivos ( o intersubjetivos, quizás), es el punto de arranque del proceso educativo. Pues la educación debe perseguir liberar la mente del hombre para ponerla en marcha hacia la búsqueda de la verdad del ser, pero para ello, antes, debe librar una batalla para conquistarse a sí misma, aprendiendo a dominar las pulsiones y presiones que la afectan, tanto desde las zonas más irracionales del psiquismo ( alma concupiscible), como desde el mundo exterior ( a través de las afecciones del cuerpo). Y para ello, será necesario no sólo forjar una voluntad constante y fuerte ( alma irascible), capaz de determinarnos para obrar correctamente, sino también desarrollar la parte más noble del hombre, pues es a la que le corresponde la cuasi "divina" función de gobernar y dirigir: la razón ( alma racional).

La preparación del alma racional requiere dar un paso más en el proceso educativo, un proceso que llevará desde el pensamiento centrado en lo concreto, lo particular, lo contingente, a uno cada vez más estrictamente abstracto, universal y necesario (EPISTEME) . Y para ello Platón ve imprescindible que la mente racional recurra a la ayuda que pueden prestar los métodos disciplinarios del pensamiento conceptual: el matemático y el dialéctico.

Los métodos disciplinarios del pensamiento racional:

La episteme ( el saber racional) está formada por dos fases o niveles: la dianoia o pensamiento discursivo y la noesis o inteligencia dialéctica. A esta última también la podríamos llamar visión intelectual. Hay mayor grado de perfección en el segundo que en el primero, no sólo porque el segundo da una explicación racional más universal de todas las cosas, sino también porque comprende o capta la naturaleza o el verdadero ser de los entes inteligibles ( sabe que son Ideas) y capta los vínculos de dependencia que une a todas las realidades con la Idea Suprema del Bien.

Platón establece una correspondencia de cada uno de estos grados de saber científico con un tipo de realidad inteligible: dice que el pensamiento discursivo trata sobre los objetos matemáticos y la inteligencia dialéctica trata sobre todas las Ideas y el vínculo que las une a la Idea del Bien.

A la primera forma de pensamiento racional ( dianoia) pertenecen las matemáticas y sus disciplinas auxiliares ( las demás "artes", como la astronomía, que es una aplicación de la geometría). Platón da gran importancia al estudio de las matemáticas porque cree que es una preparación del alma para progresar desde la opinión sobre lo particular, múltiple y cambiante hasta el conocimiento más perfecto de las esencias universales e inmutables ( Inteligencia). Pero la dianoia es un estadio intermedio entre la doxa y la más perfecta forma de episteme, que es la Noesis: así, pues, los filósofos han de pasar por el estudio de las matemáticas pero no se detendrán ahí pues tienen que ir más allá de las cosas matemáticas para tener la visión de las Ideas superiores en las que se fundamentan todas las demás cosas.


Las características que definen al pensamiento matemático :


1) El matemático siempre hace sus demostraciones racionales apoyándose en representaciones sensibles, concretas: dibujos, diagramas. Por ejemplo, para cierta demostración un matemático nos podría pedir que nos representásemos un triángulo dibujándolo en la pizarra...


2) En el conocimiento matemático no todo se puede demostrar, sino que hay que partir de ciertos supuestos abstractos que toman como principios evidentes sin demostración. Por ejemplo, que los números sean pares o impares, de que hay tres clases de ángulos, etc. En esta segunda característica nosotros tenemos que advertir un detalle importante: Platón quiere decirnos que la fundamentación de las matemáticas va más allá de la ciencia matemática misma, pues ésto es algo que sólo puede hacerse desde la filosofía, es decir, desde el pensamiento dialéctico, que fundamenta todo en las Ideas.


3) Aunque el pensamiento matemático parta de objetos particulares y concretos, las demostraciones matemáticas lo son de objetos inteligibles: una demostración matemática es siempre una verdad universal y necesaria. Por tanto, con la matemática captamos objetos inteligibles, modélicos, que pertenecen al ámbito inteligible u ordenador de lo real.

4) Este conocimiento es una fase intermedia entre la doxa y el conocimiento dialéctico superior: las verdades matemáticas deben ser fundamentadas por la filosofía, es decir, el conocimiento más perfecto de las Ideas , de las que deben depender las demostraciones matemáticos. Platón nos puede, pues, decir que el matemático - si no ha llegado aún a filósofo- conoce bien los números y figuras, pero TODAVÍA NO SABE CUÁL ES LA ESENCIA O NATURALEZA DE ESTOS OBJETOS: El matemático aún no sabe qué tipo de realidad tienen, NO SABE QUE LOS OBJETOS MATEMÁTICOS SON IDEAS O DEPENDEN DE IDEAS. A esto se llega con el siguiente nivel del saber racional: el pensamiento dialéctico ( noesis).


Características del saber dialéctico y filosófico ( noesis):
Quienes han alcanzado la ciencia matemática ya están preparados para poder seguir el camino de la dialéctica que es un pensamiento puramente abstracto y sólo sobre esencias puramente inteligibles y nada sensibles. La matemática ayuda a purificar el alma, pues faculta para el pensamiento abstracto y liberado de las cosas sensibles, lo concreto y cambiante, para dirigir la mirada hacia lo que sólo es inteligible, universal e inmutable: las Ideas en sí. Las características con que describe al pensamiento dialéctico ( en el que consiste la filosofía)son:

1) El filósofo ya desarrolla un pensamiento independiente de las cosas sensibles, pues capta lo que son sus causas inteligibles: las Ideas universales. Es un pensamiento de lo universal y abstracto. El filósofo mediante la dialéctica puede llegar a conocer la esencia que hace que las cosas sean lo que son.

2) Pero el pensamiento dialéctico pasa desde las ideas inferiores hasta una visión de una realidad ( Idea) superior, cada vez más universal, más inteligible, más fundante. Y esa búsqueda del fundamento último de todas las cosas la da la visión perfecta de la Idea del Bien: EL PRINCIPIO DE TODO, QUE ES EL FUNDAMENTO AUTOFUNDANTE, EL SER ABSOLUTO.

Este proceso que va de lo más concreto a lo más abstracto y universal es el momento ascendente de la dialéctica. Es el aspecto más conocido de ella ( como vemos en el mito de la caverna con el ascenso del prisionero liberado). Pero hay un segundo momento de la dialéctica:

3) Pero la dialéctica tiene un segundo momento que es un camino descendente. Pues, una vez que el alma posee la visión del Bien, del que dependen las demás cosas, el alma logra la perfección del conocimiento racional, pues es entonces cuando llega a comprender más plena y completamente " lo que verdaderamente es" dentro del mundo inteligible: el alma, partiendo del Bien, que es el fundamento de todo, comprenderá la organización jerárquica y los vínculos de dependencia que tienen todas las cosas. En este momento el alma posee la verdadera sabiduría que es la virtud que hace buena y justa al alma del hombre y que debe ponerse al servicio de la misión de liberación de los seres humanos. Esta misión debe de cumplirla el gobernante construyendo una sociedad justa y perfectamente organizada, donde cada individuo pueda llegar a ser feliz desempeñando la función y la tarea para la que, por naturaleza, esté destinado y, por educación, haya sido de la mejor forma preparado.

La función liberadora de la educación de la mente humana:


Creo que no me aparto del espíritu de la alegoría de la caverna si digo que la imagen que en ella se presenta sobre la educación muestra bien claramente una graduación de la función emancipativa que Platón adjudicaba al proceso educativo, para el cual este filósofo enfatizaba que debía ser dirigido con la sabiduría práctica de quien también hubiese alcanzado una profunda comprensión del ser y de la naturaleza humana.

Yo observo como cuatro fases en ese proceso emancipativo, correlativas con los grados del conocimiento que son sobradamente conocidos.

Pensar críticamente para superar el estado de alienación y autoengaño:  En primer lugar, el difícil comienzo de la educación debe procurar preparar la mente para salir del adormecimiento, del atontamiento, de la heteronomía y pasar a una vida más lúcida, despierta, consciente y crítica. Se trata de que el individuo sea capaz de analizar críticamente la precomprensión que tiene del mundo en el que se halla inmerso y le determina , confrontar las opiniones con la experiencia y la práctica, a fin de discernir las más adecuadas, correctas y beneficiosas con la vida humana en sociedad. Sin un cierto sentido crítico que nos permita percatarnos de la posibilidad de caer, víctimas de poderes inconscientes, en la alienación y el autoengaño , viviríamos presos de la ignorancia y sin el deseo de saber. Este primer momento es el representado por el prisionero liberado que se vuelve desde las apariencias hacia aquello que permanecía fuera de su consciencia y control ( los objetos transportados sobre el tabique), y que era la causa que le mantenía sujeto y dominado por la ignorancia. El paso de la eikasía a la pistis representaría la necesidad de preparar a la mente para que desarrolle su capacidad de mirar con sentido crítico la realidad.

Abrir la mente al pensamiento racional abstracto: En un segundo momento, la emancipación consiste en abrir la mente con ayuda del pensamiento abstracto: se corresponde con el paso de la doxa a la episteme, es decir, un conocimiento que permita comprender el sentido de "lo aparente", de los fenómenos de nuestra experiencia, a partir del conocimiento causal que, para Platón, es el conocimiento de las esencias de las cosas. El verdadero sentido de la realidad que percibimos subyace, encubierto o trascendido, por una dimensión real más profunda y esencial, que sólo es cognoscible por el pensamiento racional. La mente tiene que pasar de un pensamiento basado en lo concreto, en lo particular y contingente, a un pensamiento cada vez más abstracto, sobre lo universal y necesario. Para ello, Platón considera indispensable la instrucción matemática, la dianoia.

Perfeccionar la mente con la sabiduría: El tercer momento de la emancipación consiste en perfeccionar el pensamiento racional con la sabiduría. En el mito de la caverna se corresponde con la fase en la que el prisionero liberado, ya fuera de la morada-prisión, puede contemplar bajo la plena luz las cosas reales mismas, así como aquello que las ilumina y posibilita su existencia: el sol. Como es sabido, esa sabiduría ( noesis) se corresponde con la visión intelectual de las Ideas desde la perspectiva totalizante que otorga su radical fundamentación en el "principio anhipotético", el Bien. Para Platón,  ser capaz de comprender la vinculación de todo lo real con el bien es una condición necesaria para la sabiduría: se preguntaba de qué valía conocer muchas cosas sin el Bien... Y es que las Ideas, como modelos de la realidad, son también los valores a los que deben ajustarse las invenciones, creaciones y acciones que procedan de cualquier mente ( tanto la humana como la divina). Las Ideas marcan el límite y el fin de la acción del pensamiento, como puede comprobarse con el estudio sobre el demiurgo. Así, pues, para continuar con la liberación de la mente humana, la educación debe procurar que la mente alcance el fin al que, por naturaleza, está ordenada: el bien.

Poner la sabiduría al servicio de la mejora de la vida humana y la felicidad dentro de la comunidad política: Finalmente, el cuarto momento tiene un sentido más práctico, político y solidario: la educación debe hacer posible que la sabiduría sea el verdadero poder de acuerdo con el cual se rija y dirija la comunidad política, con objeto de mejorar la naturaleza humana y procurar una vida social más justa y feliz. Así, la educación encuentra su precisa justificación en la concepción platónica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario