( Dedié à la Dott.ssa Natacha Fabbri. Merci pour l'encouragement de la reconnaissance que mon travail sur Mersenne a obtenu d'une spécialiste comme vous)
Doy a conocer dos documentos cartesianos que me parecen estrechamente vinculados. El primero, parece estar dirigido a un sacerdote jesuíta ( por cierto, en ese tiempo, Descartes expresó en otras cartas que estaba muy persuadido de que cada vez más la Compañía estaba a su favor). El segundo, es un fragmento de una carta a Mersenne. No he querido publicar aquí un comentario a estos documentos, con todos los aspectos que podemos deducir del contenido de estos pensamientos de Descartes. Algunos son patentes. Resalta el hecho de que Descartes, desde 1638, al menos, trató de ganarse el favor y la protección de gente poderosa dentro de la corte romana. Lo hacía con el propósito no sólo de evitar la censura para sus escritos filosóficos, sino también obtener apoyos a sus ideas. Asímismo, esperaba que todo ello pudiese favorecer un cambio de actitud dentro de la Iglesia en relación con el mismo asunto que motivó la condena y adjuración de Galileo. Para todo ello, tan importante como la fuerza y la validez de las razones, era lograr adhesiones y mecenazgos dentro de la corte romana en aquellos tiempos del Barroco.
Por otra parte da qué pensar el hecho de que en numerosas ocasiones Descartes reitere que su sistema filosófico está tan estrechamente ligado a la hipótesis que dio pie a la condena de Galileo: la defensa del movimiento de la tierra y, con ello, las nuevas ideas científicas basadas en la aplicación de la matemática a la investigación de los fenómenos naturales. En ello, no sólo Descartes, encontraba el férreo muro de la intolerancia por parte de la Escuela, que no veía en las matemáticas aplicadas otro valor que el de "salvar las apariencias". " Existía la idea de que la ciencia matemática no podía demostrar cómo era realmente la naturaleza: su alcance sería mucho más limitado, sólo podría proporcionar explicaciones hipotéticas de los fenómenos" ( El caso Galileo. Mito y realidad. M. Artigas y W.R.Shea. Encuentro, 2009. p 216). Este podía ser muy bien uno de los falsos presupuestos de la filosofía "vulgar" que mantenía a la teología sujeta a la cosmovisión geocentrista de la física aristotélica. Descartes no podía estar de acuerdo con la clásica distinción entre las disciplinas auxiliares matemáticas, consideradas como meros instrumentos de cálculo para "salvar las apariencias" , y las ciencias demostrativas, identificadas con la filosofía primera y segunda de Aristóteles, como únicas capaces de llegar a conclusiones ciertas sobre la constitución del mundo real. Porque el principio del que partía el pensamiento cartesiano era la unidad del saber y, por ende, la unificación dentro de una única teoría física de las leyes que explicaban todos los fenómenos naturales, tanto los terrestres como los celestes. Descartes se proponía ganar adhesiones para su metafísica dentro de Roma, al menos, no tener a Roma como enemigo. Pero creo que hay sobradas razones para poder pensar que, con ello, Descartes se planteaba introducir en Roma un verdadero "caballo de Troya" para modificar la férrea posición eclesiástica y teológica contra las nuevas tendencias del pensamiento científico ( ver mi "Caballo de Troya de Descartes")
Doy a conocer dos documentos cartesianos que me parecen estrechamente vinculados. El primero, parece estar dirigido a un sacerdote jesuíta ( por cierto, en ese tiempo, Descartes expresó en otras cartas que estaba muy persuadido de que cada vez más la Compañía estaba a su favor). El segundo, es un fragmento de una carta a Mersenne. No he querido publicar aquí un comentario a estos documentos, con todos los aspectos que podemos deducir del contenido de estos pensamientos de Descartes. Algunos son patentes. Resalta el hecho de que Descartes, desde 1638, al menos, trató de ganarse el favor y la protección de gente poderosa dentro de la corte romana. Lo hacía con el propósito no sólo de evitar la censura para sus escritos filosóficos, sino también obtener apoyos a sus ideas. Asímismo, esperaba que todo ello pudiese favorecer un cambio de actitud dentro de la Iglesia en relación con el mismo asunto que motivó la condena y adjuración de Galileo. Para todo ello, tan importante como la fuerza y la validez de las razones, era lograr adhesiones y mecenazgos dentro de la corte romana en aquellos tiempos del Barroco.
Por otra parte da qué pensar el hecho de que en numerosas ocasiones Descartes reitere que su sistema filosófico está tan estrechamente ligado a la hipótesis que dio pie a la condena de Galileo: la defensa del movimiento de la tierra y, con ello, las nuevas ideas científicas basadas en la aplicación de la matemática a la investigación de los fenómenos naturales. En ello, no sólo Descartes, encontraba el férreo muro de la intolerancia por parte de la Escuela, que no veía en las matemáticas aplicadas otro valor que el de "salvar las apariencias". " Existía la idea de que la ciencia matemática no podía demostrar cómo era realmente la naturaleza: su alcance sería mucho más limitado, sólo podría proporcionar explicaciones hipotéticas de los fenómenos" ( El caso Galileo. Mito y realidad. M. Artigas y W.R.Shea. Encuentro, 2009. p 216). Este podía ser muy bien uno de los falsos presupuestos de la filosofía "vulgar" que mantenía a la teología sujeta a la cosmovisión geocentrista de la física aristotélica. Descartes no podía estar de acuerdo con la clásica distinción entre las disciplinas auxiliares matemáticas, consideradas como meros instrumentos de cálculo para "salvar las apariencias" , y las ciencias demostrativas, identificadas con la filosofía primera y segunda de Aristóteles, como únicas capaces de llegar a conclusiones ciertas sobre la constitución del mundo real. Porque el principio del que partía el pensamiento cartesiano era la unidad del saber y, por ende, la unificación dentro de una única teoría física de las leyes que explicaban todos los fenómenos naturales, tanto los terrestres como los celestes. Descartes se proponía ganar adhesiones para su metafísica dentro de Roma, al menos, no tener a Roma como enemigo. Pero creo que hay sobradas razones para poder pensar que, con ello, Descartes se planteaba introducir en Roma un verdadero "caballo de Troya" para modificar la férrea posición eclesiástica y teológica contra las nuevas tendencias del pensamiento científico ( ver mi "Caballo de Troya de Descartes")
Lettre À *** ( entre
1641 et 1644)
Je
suivrai le plus exactement qu' il me sera possible vos ordres et vos
avis, principalement dans les choses qui regardent la théologie et
la religion, où je ne pense pas qu' il y ait rien avec quoi ma
philosophie ne s' accorde beaucoup mieux que la vulgaire. Et pour ce
qui est de ces controverses qui s' agitent aujourd' hui dans la
théologie, à cause des faux principes de philosophie sur lesquels
elles sont fondées, je ne m' ingérerai point de les vouloir
éclaircir, de peur de passer les bornes de ma profession. Mais
s' il arrive jamais que mes opinions soient reçues, j' ose croire
que toutes ces controverses cesseront, et qu' elles tomberont d'
elles-mêmes. Il ne me reste plus à présent qu' un seul scrupule,
qui est touchant le mouvement de la Terre. Et pour cela, j' ai mis
ordre à ce qu' on consultât pour moi un cardinal qui me fait l'
honneur de m' avouer pour un de ses amis, il y a plusieurs années,
et qui est l' un de cette Congrégation qui a condamné Galilée(1).
J' apprendrai volontiers de lui comment je dois me comporter en cela;
et pourvu que j' aie de mon côte Rome et la Sorbonne, ou du moins
que je ne les aie pas contre moi j' espère de pouvoir tout seul
soutenir sans beaucoup de peine, tous les efforts de mes envieux.
Quant aux philosophes, je ne leur déclare la guerre, que pour
les obliger à une paix. Car m' apercevant déjà que secrètement
ils me veulent du mal et me dressent des embûches, j' aime bien
mieux leur faire une guerre ouverte, afin qu' ils soient, ou
victorieux, ou vaincus... Je ne pense pas aussi que ma philosophie me
doive faire de nouveaux ennemis; bien au contraire, j' espère qu'
elle me procurera de nouveaux amis, et de nouveaux défenseurs. Que
si néanmoins le contraire arrivait , mon esprit n' en sera point
abattu pour cela, et je ne laisserai pas durant la guerre, de jouir
en mon intérieur d' une paix et d' une tranquillité aussi profonde
que j' ai fait jusques à présent au milieu de mon repos.
( René Descartes:
Correspondence 2. Éditée et annotée par Jean-Robert Armogathe.
Gallimard, 2013. p. 836)
TRADUCCIÓN:
Observaré
lo más exactamente que me sea posible sus órdenes y opiniones,
principalmente en las cosas que conciernen a la teología y la
religión, en lo que no pienso que haya nada con lo que mi filosofía
no concuerde mejor que la filosofía vulgar ( escolástica). Y por lo
que respecta a esas controversias que se producen hoy dentro de la
teología, a causa de los falsos principios de la filosofía sobre
los cuales se fundan, no
intervendría para quererlas aclarar, por temer pasar los límites de
mi profesión. Pero si ocurriese que mis opiniones fuesen aceptadas,
yo me atrevo a creer que todas esas controversias cesarán, y que
ellas caerán por sí mismas. Sólo me queda hasta hoy un sólo
escrúpulo, que es sobre el movimiento de la Tierra. Y por eso, hace
varios años, pedí que se consultase por mí a un cardenal que
hiciera el honor de admitirme como uno de sus amigos y que pertenece a
la Congregación que condenó a Galileo (1). Yo
aprenderé de él de buen grado cómo me debo comportar en esto; y
siempre y cuando tenga de mi parte a Roma y la Sorbona, o por lo
menos que no las tenga contra mí, espero ser capaz de soportar solo
todos los esfuerzos de mis enemigos. En cuanto a los filósofos, no
les declaro la guerra más que para obligarles a la paz. Pues dándome
cuenta que veladamente ellos me desean el mal y me tienden trampas,
prefiero declararles una guerra abierta, a fin de que sean vencedores
o vencidos...No pienso
tampoco que mi filosofía deba crearme nuevos enemigos; al contrario,
mi espíritu no será abatido por esto, y no dejaré durante la
batalla de disfrutar en mi corazón de una paz y una tranquilidad tan
profunda como la que he experimentado hasta ahora en medio de mi
reposo.
Lettre
à Mersenne ( Leyde, décembre 1640)
Je
ne suis pas marri que les ministres ( ¿ los pastores protestantes?)
fulminent contre le mouvement de la Terre; cela conviera peut -être
nos prédicateurs à l' approuver. Et à propos de ceci, si vous
écrivez à ce Médecin du Cardinal de Bagni, je serais bien aise que
vous l' avertissiez que rien ne m' empêché jusqu' ici de publier ma
philosophie, que la défense du mouvement de la Terre, lequel je n'
en saurais séparer, à cause que toute ma physique en dépend; mais
que je serai peut-être bientôt contraint de la publier, à cause
des calomnies de plusieurs, qui, faute d' entendre mes principes,
veulent persuader au monde que j' ai des sentiments fort éloignés
de la vérité; et que vous le priez de sonder son Cardinal sur ce
sujet, à cause/ qu' étant extrêmement son serviteur, je serais
très marri de lui déplaire, et qu' étant très zélé à la
religion catholique, j' en révère généralement tous les chefs. Je
n' ajoute point que je ne me veux pas mettre au hasard de leur
censure; car, croyant très fermement à l' infaillibilité de l'
Église, et ne doutant point aussi de mes raisons, je ne puis
craindre qu' une vérité soit contraire à l' autre.
(
op. Cit., vol.1, p.433)
TRADUCCIÓN:
No me aflige que los pastores monten en cólera contra el movimiento
de la Tierra; esto incitará quizás a nuestros predicadores para
aprobarlo. Y en relación con esto, si V escribe al médico del
cardenal Bagno, me alegrará que V le advierta que nada me ha frenado hasta aquí a publicar mi filosofía salvo la defensa del
movimiento de la Tierra, lo cual yo no sabría separar, a causa de
que depende de ( los principios de) mi física, ; pero que bien pronto quizás esté
obligado a publicarla, a causa de las calumnias de varios, que, por
no prestar atención a mis principios, quieren persuadir al mundo de
que mis sentimientos están muy alejados de la verdad; y que V le
pida que sondee a su Cardenal sobre este tema, a causa de que,
siendo extremadamente servidor suyo, me afligiría mucho disgustarle,
y que siendo muy ferviente como católico, reverencio generalmente a la jerarquía de la Iglesia. Añado que no deseo caer en la desgracia de
su censura; pues, creyendo muy firmemente en la infalibilidad de la
Iglesia, y no dudando tampoco de mis razones, no puedo temer que una
verdad sea contraria a la otra.
.................................
(1)
Nota tomada de Armogathe, p. 1145: Note de CI-Ins: " Barberin,
car Bagné n' en était pas"( le cardinal Francesco Barberini et
non le cardinal Guidi di Bagno). Descartes avait confié à Mersenne
le soin de faire parvenir des exemplaires du Discours-Essais à
ces deux cardinaux ( vour à Mersenne, 6 décembre 1638, AT II 464
1.16- 465 1.5, B196)
Nota
personal: La
opinión de Amorgathe es bastante segura, pero no incontrovertible. Por un lado, di Bagno se movía por Roma en aquellas fechas, con gran influencia dentro de la Curia. Por otro lado, el Cardenal Guidi
di Bagno vivió hasta medidados de 1641; por otra parte, en 1631 formó parte del Santo Oficio: " Divenne membro del S. Uffizio e fu presente al concistoro dell'8 marzo 1632, quando il cardinale Gaspare Borgia con un energico intervento sollecitò Urbano VIII a sostenere l'imperatore nella guerra contro la Svezia "
http://www.treccani.it/enciclopedia/guidi-di-bagno-giovanni-francesco_(Dizionario-Biografico)/
http://www.treccani.it/enciclopedia/guidi-di-bagno-giovanni-francesco_(Dizionario-Biografico)/
Por
tanto, cabe la posibilidad de que Descartes, si esta carta dirigida
muy probablemente a un jesuita fue escrita antes de julio de 1641, estuviese haciendo referencia también
al Cardenal Guidi di Bagno. Aunque supiese que el cardenal Guidi di
Bagno entró como miembro del Santo Oficio, no tenía necesariamente
que saber si tuvo alguna participación en el juicio concreto contra
Galileo. Puesto
que a mí no me consta que Descartes pudiese llegar a ser amigo de
Francesco Barberini, si puedo aducir un motivo para pensar que deseó la amistad de Guidi di Bagno, puesto que, al parecer, sí lo llegó a ser de su hermano Nicolò: " Befriended by René Descartes, who highly esteemed his brother Gianfrancesco"
...........................................
De
todo ello se sigue que, desde 1638 en adelante, Descartes, contando
con la ayuda de Mersenne y de intermediarios, trató de ganarse el
favor de dos cardenales ( el sobrino del Papa y di Bagno). Se trataba
de mover los hilos dentro de la corte pontificia, ganarse la
protección de personajes influyentes dentro de la Iglesia y,
mediante este patronazgo, ganar la aprobación y legitimación para
sus ideas filosóficas y científicas. Como hombre de su tiempo,
sabía que debía buscar el apoyo de los poderosos para defender su
proyecto. Y sus miras estaban puestas en Roma. Incluso, tenía la expectativa de que llegase un día en que la Iglesia modificase su posición sobre el tema que fue objeto de la condena a Galileo. No me cabe duda que él esperaba que ello fuese un éxito de su sistema filosófico.
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