Complemento a https://filosofiabetica.blogspot.com.es/2015/03/textos-de-jean-baptiste-morin.html?showComment=1523756058973#c4055485829070228019
En las proximidades de la publicación de sus Meditaciones, el 31 de
diciembre de 1640, Descartes vuelve a hablarle a Mersenne sobre Morin, con ocasión de algo que éste había publicado. El escrito del " Doctore medico atque Parisiis Regio
Mathematum Professore", aprobado "die tertia augusti anni Domini
millesimi sexcentesimi trigesimi quinti", se titulaba: " Quod Deus sit
Mundusque ab ipso creatus fuerit in tempore, ejusque providentia
gubernetur. Selecta aliquot theoremata adversus Atheos. Illustrissimis
ac Reverendissimis DD.DD. Archiepiscopis, Episcopis, totique Clero ad
sacra Comitia Gallica convocato". Descartes meses antes se afanaba por obtener la aprobación de los teólogos parisinos de la Sorbona
para sus Meditaciones intentando que lleguasen al Decano Gibieuf, con la ayuda de su amigo Mersenne. Así
mismo, al mismo tiempo, manifiesta a Mersenne la alegría que le produce
saber que el Cardenal di Bagno aún se acuerde de él. Esto fue en
noviembre de 1640. Pero el 31 de diciembre de 1640, manifiesta en
privado a Mersenne que le conviene cambiar ciertas expresiones latinas
por la mitad de su primera respuesta a las objeciones, que eran las de Caterus ( cambiando "iuxta leges
logicae mea" por "iuxta leges verae logicae"). La razón la confiesa a
continuación a Mersenne: pensando en los Teólogos de quienes dependerá
el aval para la difusión de sus ideas, le dice " i'ay lû des Theologiens
qui, suiuant la Logique ordinaire, quaerunt prius de Deo quid sit, quam
quaesiuerint an sit"( Oeuvres de Descartes III,Vrin,1996. CCXXV, p.
273, 1-3), es decir, que hay que plantear primero por lo que se pregunta
que sobre su existencia. Para él es importante la recepción que este
tratado obtenga de París y Roma, al mismo tiempo que le ha informado
antes a Mersenne de preparar sus Principia Philosophiae, libre ya de toda
superflua retórica literaria para dejar al desnudo las verdaderas
razones de su sistema filosófico en que no será lo esencial Dios y
el alma ( como afirma sobre las Meditaciones en la carta del 11 de noviembre de 1640 al
Decano con el fin de ganar su favor), sino más ambicioso, como ese mismo día escribe a Mersenne:"
pues no trato ahí( Meditaciones) solamente de Dios y del alma, sino en
general de todas las cosas que pueden conocerse filosofando
ordenadamente" ( mi traducción de AT III,p.239, 5-7). Pues, bien, el 31
de diciembre de ese año, Descartes está informado del beneplácito que
obtiene por parte del clero francés ese personaje, Morin, al que
minusvalora. Y le dice a Mersenne lo siguiente: "No me aflige ver lo que
M. Morin escribe sobre Dios, por lo que usted dice que procede de forma
matemática, aunque "entre nosotros" no espero demasiado,porque yo no he
oido decir nada sino que escribe una barbaridad" ( traducción personal
para destacar la ironía despreciativa que rezuman las palabras de AT
III, CCXXV, p.275, 14-18). Pensemos que Descartes era muy consciente de
las dificultades que se le presentaban en su camino de ganar mecenazgo y
veía la facilidad con que otros a su juicio mediocres lo lograban...
Y el 28 de enero de 1641 le dice a Mersenne: ya he ojeado el librillo de
M.Morin, cuyo principal defecto es que trata del Infinito como si su
espíritu estuviese por encima y él pudiera comprender las perfecciones,
lo cual es una falta común casi a todos, cosa que yo he tratado de
evitar con cuidado, pues nunca he tratado del Infinito sino para
someterme a Él y nunca para determinar lo que es o lo que no sea" (AT
III, p.293, 20-25)
Y sigue con algo que podríamos enlazar con la
crítica que tiempo atrás hizo Descartes tras leer " Famosi et antiqui
Problematis de telluris motu, vel quiete hactenus optata solutio".
Entonces, Descartes advirtió en la obra el famoso argumento papal
conocido como la angélica doctrina contra el nuevo paradigma científico
moderno, pero se contuvo expresando sólo su temor de que se convirtiese
en dogma de fe la hipótesis de la inmovilidad de la tierra. Ahora dice
abiertamente: " Pues, antes de explicar nada que esté en controversia,
en su decimosexto teorema, en el que intenta probar que Dios existe,
apoya su razonamiento en que él pretende haber refutado el movimiento de
la Tierra y todo el cielo gira en torno a ella, lo cual nunca se ha
probado"( AT III, pp.293-294, 27,1-5). Y concluye negando la competencia
matemática de Jean Baptiste Morin,pero rogándole a Mersenne que no
trascienda su opinión: "Y de esta manera todo lo que él desarrolla hasta
el final está muy alejado de la evidencia y de la certeza geométrica
que parecía prometer al comienzo. Por favor, que esto quede entre
nosotros, pues no quiero en modo alguno desagradarle" (AT III 294, 7-12)
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Jean-Luc Marion y Morpurgo-Tagliabue III. Del Dios obrero matemático al Dios del Absolutismo.
" C'est en effet parler de Dieu comme d'un Jupiter ou Saturne, et l'assujettir au Styx et aux Destinées, que de dire que ces vérités sont indépendantes de lui" " ...Que le monde s'accoutume à entendre parler de Dieu plus dignement" ( René Descartes. Lettre à Mersenne, 15 avril 1630. Oeuvres complètes VIII. Correspondence 1. Gallimard,2013. p.73)
"Du moins, la coïncidence mérite l'attention, qui réunit en trois ans la parution du "Dialogo", les Lettres de Descartes à Mersenne sur la création des vérités éternelles, la mort de Kepler, celle de Bérulle, et la condamnation de Galilée pour avoir voulu "soumettre Dieu à une nécessité" ( Sur la théologie blanche de Descartes. Jean-Luc Marion. PUF,1981. p.221)
Marcados inevitablemente por las circunstancias político-religiosas de su siglo, todos estos grandes pensadores constructores de la nueva imagen científica del mundo, vivieron en una sociedad estamental políticamente caracterizada por el absolutismo monárquico. El mundo podría parangonarse con una monumental representación teatral donde a cada vida lanzada para deslizarse por la escena le era asignado por adelantado un papel a ejecutar ineluctablemente; es decir, cada vida humana se desenvolvía dentro de los márgenes y las rigideces limitativas que imponía la estructura jerárquica y estamental de las sociedades europeas. En la cima de la escala social se encontraba el gobernante, el monarca absoluto, con su derecho divino al máximo y omnímodo poder sobre naciones y pueblos y, por tanto también, sobre los destinos de todos sus súbditos sometidos a su inobjetable autoridad y ley. ¿ Es posible que un hecho histórico tan determinante del S.XVII no hubiese tenido algún reflejo en quien fuese el gran precursor de la Modernidad, René Descartes? Creo que sería asombrosa una negativa a esta cuestión, sobre todo cuando hay pasajes en la obra cartesiana publicada ( podríamos remitir a la segunda parte del "Discours de la méthode" para confirmarlo), lo mismo que en la correspondencia del filósofo francés con Mersenne (1), donde en alguna ocasión equipara metafóricamente la Potentia Dei con la absoluta autoridad de los reyes para hacer y cambiar las leyes de su reino.
Con Descartes se opera un desplazamiento de valencias en la representación de ese Dios al que él tantas veces denomina "l'infini" para destacar su incomprensibilidad al pertencer a un nivel radicalmente inconmensurable con el status óntico de todo lo finito: Al Dios cartesiano no le vale la representación metafórica del " Dios matemático" ampliamente extendida por una corriente del pensamiento científico y filosófico que culminará, de acuerdo con Marion, en Galileo, precisamente porque éste también lo presenta como un Dios sometido a las inteligibilidades matemáticas , un obrero eficaz " d'une rationalité qui reste indépendente( Suarez, Mersenne, Kepler, etc.)" (2). Por el contrario, su condición de fundamento absoluto de la verdad y la racionalidad convertirá en más idónea la equiparación metafórica con la majestad de un monarca absoluto de quien emanan los decretos cuyos súbditos están universalmente obligados a acatar, quedando, no obstante, él mismo muy por encima de ellos.
Curiosamente en este desplazamiento metafórico de la concepción del fundamento absoluto de la totalidad de lo real juega un papel destacable el mismísimo Papa Urbano VIII, como también Jean-Luc Marion reconoce. Podríamos decir que Urbano VIII, sin ser para nada un prototipo de iniciador de la modernidad, planteó a la corriente de pensamiento representada por Galileo una cuestión a la que prestó máxima consideración Descartes. Urbano VIII, sin que se pretenda atribuirle toda responsabilidad, fue un hito en la construcción simbólica o ideológica de un Dios hecho a la medida de los tiempos del absolutismo, al menos en la medida en que trató de utilizar su concepción del Dios omnipotente y libre de toda necesidad para contradecir la imagen de un Dios sometido a una legalidad lógico-matemática independiente. Urbano VIII sospechaba que el " Dios pensado como un Dios matemático" introducía la necesidad determinista no sólo en la obra de Dios sino, lo que le parecía peor, en el mismísimo Ser Creador. El Papa se temía que las implicaciones teológicas que se seguían de la nueva imagen científica del mundo perfilaban la imagen de un Dios excesivamente sometido a la forzosidad de un destino, de una legalidad o inteligibilidad con validez independiente y liberada de la infinitud de su entendimiento, poder y voluntad. En palabras de Jean-Luc Marion, la cuestión podría formularse así: " puisque Dieu est tout-puissant, il ne faut pas le soumettre à une nécessité; mais, en quoi Galilée aurait-il soumis Dieu à une quelconque nécessité, qui eût contredit sa toute-puissance?"(3) Es decir: " puesto que Dios es todopoderoso ( pensaría el Papa), no hay que someterlo a una necesidad ( concebir la mente divina como sometida a la inteligibilidad de verdades matemáticas que ¿ se le impusiesen sin haberlas Él creado?); ¿ pero a qué clase de necesidad habría sometido Galileo a Dios para haber contradicho su omnipotencia?"
Como se ha dicho Descartes también reflexionó sobre estas cosas, desde 1630, antes incluso de haber leído el "Diálogo" de Galileo. Pero entiéndase esto bien: no puede afirmarse que Descartes hubiese sido influido por las ideas del Papa, por lo menos con anterioridad a la composición del "Discours". Pero sí que puede declararse exactamente lo que afirma Jean-Luc Marion: " Porque así se descubren los indicios de un encuentro que no tuvo lugar, de una cuestión sin respuesta que no se planteó, de una decisión siempre a la espera de ser tomada. Que no podamos ver en ello una coincidencia, sin reconocer una apuesta teórica clara, esto incluso confirma lo impensado del debate"(4)
No obstante, si no de modo explícito y directo, el despliegue del sistema filosófico cartesiano, a partir de la publicación del "Discurso" y las "Meditaciones" no podrá entenderse adecuadamente sin contextualizarlo en este debate muy difícil de abordar abiertamente en la época, dado que coincidía con los puntos de vista sostenidos por el Papa Urbano, difundidos ya desde 1629 en el libro de Oreggi, " De Deo Uno" y que de forma difusa encontramos en obras de intelectuales desde 1632 en adelante ( por ejemplo, en Morin, en Mersenne, etc., como hemos demostrado). Me atrevo a afirmar que fue precisamente Urbano VIII quien, con su actitud contra el copernicanismo, estableció ese terreno común en el que ( se puede decir así) debían encontrarse sus ideas y las de Descartes, pero lo estableció - en palabras de Morpurgo-Tagliabue- para convertirlo en un " terreno di scontro", puesto que, aunque ambos denieguen la sumisión de Dios a una necesidad independiente, de la posición cartesiana se seguirán desarrollos críticos y científicos totalmente opuestos al pensamiento medieval en el que aún seguía anclado el Papa Urbano VIII. Este espacio de confrontación, en el que nunca llegó a darse abierta o explícitamente un debate teórico claro, es uno de los factores más importantes, aunque también muy olvidadado, en el nacimiento de la Modernidad que ha dado forma a nuestra humanidad presente.
Urbano VIII, entre el Dios obrero de las matemáticas y el Rey Absoluto.
Como hemos dicho, el Dios geómetra, para toda la corriente del pensamiento científico que culmina con Galileo es un Dios que no es creador de las verdades matemáticas, sino que está sometido a ellas. Jean-Luc Marion se remite al famoso proceso de 1633 contra Galileo para confirmarlo. Junto con la acusación oficial concerniente a " l' exégèse et le rapport des Ecritures au Livre de la nature" hubo otra oficiosa que no debe ser " négligée". Marion aporta dos textos como prueba:
(1) " Au contraire nous ne pouvons comprendre la grandeur de Dieu, encore que nous ne la connaissions. Mais cela même que nous la jugeons incompréhensible nous la fait estimer davantage; ainsi qu'un roi a plus de majesté lorsqu'il est moins familièrement connu de ses sujets, pourvu toutefois qu'ils ne pensent pas pour cela être sans roi, et qu'ils le connaissent assez pour n'en point douter. On vous dira que si Dieu avait établi ces vérités, il les pourrait changer comme un roi fait ses lois; à quoi il faut /répondre qu'oui, si sa volonté peut changer..." ( ibidem. Lettre à Mersenne, 15 avril 1630, p. 73)
(2) Sur la théologie blanche de Descartes, p. 224 " un obrero eficaz de una racionalidad que permanece independiente ( Suárez,Mersenne, Kepler, etc.)"
(3) ibidem, pp.218-219
(4) ibidem, p 221.
(5) ibidem, p. 218. " Que pernicieusement il affirme et avance une certaine égalité (uqualianza) dans la compréhension des choses géométriques entre l'entendement humain et l'entendement divin"
(6) Véase: El caso Galileo: Mito y realidad. Mariano Artigas y William R. Shea. Encuentro, 2009. pp.265-270
(7) op. cit. Jean Luc Marion, p. 218. " Il me répondit... qu'il y avait un point sur lequel il ( sc. Galilée) n'avait pu jusqu'à présent répondre, à savoir que Dieu est tout-puissant, et peut faire toutes choses; s'il est tout-puissant, pourquoi voudrions-nous le soumettre à une nécessité? Je dis que je n'avais pas le savoir requis pour parler en ces matières, mais qu'il me semblait avoir entendu dire ce même Seigneur Galilée, que, d'abord, il ne teneait pas pour vraie l'opinion du mouvement de la Terre, mais que, si Dieu a pu faire le monde de mille manières, on ne saurait non plus nier qu'au moins il l'aurait pu faire aussi de cette manière-là. Mais, s'échauffant, il me répondit qu' une nécessité ne doit pas être imposée au Dieu béni; et moi, le voyant entrer en colère, je n'ai pas voulu me mettre à disputer de ce que je ne connaissais pas et susciter une nouvelle hostilité que eût causé du préjudice au Seigneur Galilée"
(8) ibidem, p. 219. " Il ne s'agit donc que de faire reconnaître la possibilité d'un modèle mathématique de la création ( come Iddio poteva far); or, Urbain VIII croit reconnaître en cette possibilité une nécessité; erre-t-il complètement?Ou, de même que Descartes comprenait l'indépendance des vérités éternelles comme une tentative pour "assujettir (sc. Dieu) au Styx et aux Destinées", Urbain VIII n'interprétarait-il pas comme une nécessité la soumission de l'acte créateur divin d'abord à l'ensemble des possibles mathématiques, et, ensuite, au plus rationnel d'entre eux, l'héliocentrisme? Ce que le cardinal F. Barberini, neveu du pape, dénonçait comme une entreprise pour "introduire dans le monde quelque dogme frantastique", l'oncle et pontife l'entend de Dieu: c'est dans le processus même de la création que s'introduirait un dogme fantastique, c'est-à-dire stupéfiant et imaginé- la présupposition que Dieu agisse d'après des possibles indépendants de lui, au lieu de les produire par sa création même, et ensuite la présupposition que ces possibles, ou du moins l'un d'entre eux, s'organiseraient selon la rationalité mathématique. La contradiction entre la toute-puissance de Dieu et le modèle mathématique du monde créé gouvernerait-elle, bien plus profondément que tous les motifs officiellement théologiques ou personnellement dramatiques, le procès de 1633?"
"Du moins, la coïncidence mérite l'attention, qui réunit en trois ans la parution du "Dialogo", les Lettres de Descartes à Mersenne sur la création des vérités éternelles, la mort de Kepler, celle de Bérulle, et la condamnation de Galilée pour avoir voulu "soumettre Dieu à une nécessité" ( Sur la théologie blanche de Descartes. Jean-Luc Marion. PUF,1981. p.221)
Marcados inevitablemente por las circunstancias político-religiosas de su siglo, todos estos grandes pensadores constructores de la nueva imagen científica del mundo, vivieron en una sociedad estamental políticamente caracterizada por el absolutismo monárquico. El mundo podría parangonarse con una monumental representación teatral donde a cada vida lanzada para deslizarse por la escena le era asignado por adelantado un papel a ejecutar ineluctablemente; es decir, cada vida humana se desenvolvía dentro de los márgenes y las rigideces limitativas que imponía la estructura jerárquica y estamental de las sociedades europeas. En la cima de la escala social se encontraba el gobernante, el monarca absoluto, con su derecho divino al máximo y omnímodo poder sobre naciones y pueblos y, por tanto también, sobre los destinos de todos sus súbditos sometidos a su inobjetable autoridad y ley. ¿ Es posible que un hecho histórico tan determinante del S.XVII no hubiese tenido algún reflejo en quien fuese el gran precursor de la Modernidad, René Descartes? Creo que sería asombrosa una negativa a esta cuestión, sobre todo cuando hay pasajes en la obra cartesiana publicada ( podríamos remitir a la segunda parte del "Discours de la méthode" para confirmarlo), lo mismo que en la correspondencia del filósofo francés con Mersenne (1), donde en alguna ocasión equipara metafóricamente la Potentia Dei con la absoluta autoridad de los reyes para hacer y cambiar las leyes de su reino.
Con Descartes se opera un desplazamiento de valencias en la representación de ese Dios al que él tantas veces denomina "l'infini" para destacar su incomprensibilidad al pertencer a un nivel radicalmente inconmensurable con el status óntico de todo lo finito: Al Dios cartesiano no le vale la representación metafórica del " Dios matemático" ampliamente extendida por una corriente del pensamiento científico y filosófico que culminará, de acuerdo con Marion, en Galileo, precisamente porque éste también lo presenta como un Dios sometido a las inteligibilidades matemáticas , un obrero eficaz " d'une rationalité qui reste indépendente( Suarez, Mersenne, Kepler, etc.)" (2). Por el contrario, su condición de fundamento absoluto de la verdad y la racionalidad convertirá en más idónea la equiparación metafórica con la majestad de un monarca absoluto de quien emanan los decretos cuyos súbditos están universalmente obligados a acatar, quedando, no obstante, él mismo muy por encima de ellos.
Curiosamente en este desplazamiento metafórico de la concepción del fundamento absoluto de la totalidad de lo real juega un papel destacable el mismísimo Papa Urbano VIII, como también Jean-Luc Marion reconoce. Podríamos decir que Urbano VIII, sin ser para nada un prototipo de iniciador de la modernidad, planteó a la corriente de pensamiento representada por Galileo una cuestión a la que prestó máxima consideración Descartes. Urbano VIII, sin que se pretenda atribuirle toda responsabilidad, fue un hito en la construcción simbólica o ideológica de un Dios hecho a la medida de los tiempos del absolutismo, al menos en la medida en que trató de utilizar su concepción del Dios omnipotente y libre de toda necesidad para contradecir la imagen de un Dios sometido a una legalidad lógico-matemática independiente. Urbano VIII sospechaba que el " Dios pensado como un Dios matemático" introducía la necesidad determinista no sólo en la obra de Dios sino, lo que le parecía peor, en el mismísimo Ser Creador. El Papa se temía que las implicaciones teológicas que se seguían de la nueva imagen científica del mundo perfilaban la imagen de un Dios excesivamente sometido a la forzosidad de un destino, de una legalidad o inteligibilidad con validez independiente y liberada de la infinitud de su entendimiento, poder y voluntad. En palabras de Jean-Luc Marion, la cuestión podría formularse así: " puisque Dieu est tout-puissant, il ne faut pas le soumettre à une nécessité; mais, en quoi Galilée aurait-il soumis Dieu à une quelconque nécessité, qui eût contredit sa toute-puissance?"(3) Es decir: " puesto que Dios es todopoderoso ( pensaría el Papa), no hay que someterlo a una necesidad ( concebir la mente divina como sometida a la inteligibilidad de verdades matemáticas que ¿ se le impusiesen sin haberlas Él creado?); ¿ pero a qué clase de necesidad habría sometido Galileo a Dios para haber contradicho su omnipotencia?"
Como se ha dicho Descartes también reflexionó sobre estas cosas, desde 1630, antes incluso de haber leído el "Diálogo" de Galileo. Pero entiéndase esto bien: no puede afirmarse que Descartes hubiese sido influido por las ideas del Papa, por lo menos con anterioridad a la composición del "Discours". Pero sí que puede declararse exactamente lo que afirma Jean-Luc Marion: " Porque así se descubren los indicios de un encuentro que no tuvo lugar, de una cuestión sin respuesta que no se planteó, de una decisión siempre a la espera de ser tomada. Que no podamos ver en ello una coincidencia, sin reconocer una apuesta teórica clara, esto incluso confirma lo impensado del debate"(4)
No obstante, si no de modo explícito y directo, el despliegue del sistema filosófico cartesiano, a partir de la publicación del "Discurso" y las "Meditaciones" no podrá entenderse adecuadamente sin contextualizarlo en este debate muy difícil de abordar abiertamente en la época, dado que coincidía con los puntos de vista sostenidos por el Papa Urbano, difundidos ya desde 1629 en el libro de Oreggi, " De Deo Uno" y que de forma difusa encontramos en obras de intelectuales desde 1632 en adelante ( por ejemplo, en Morin, en Mersenne, etc., como hemos demostrado). Me atrevo a afirmar que fue precisamente Urbano VIII quien, con su actitud contra el copernicanismo, estableció ese terreno común en el que ( se puede decir así) debían encontrarse sus ideas y las de Descartes, pero lo estableció - en palabras de Morpurgo-Tagliabue- para convertirlo en un " terreno di scontro", puesto que, aunque ambos denieguen la sumisión de Dios a una necesidad independiente, de la posición cartesiana se seguirán desarrollos críticos y científicos totalmente opuestos al pensamiento medieval en el que aún seguía anclado el Papa Urbano VIII. Este espacio de confrontación, en el que nunca llegó a darse abierta o explícitamente un debate teórico claro, es uno de los factores más importantes, aunque también muy olvidadado, en el nacimiento de la Modernidad que ha dado forma a nuestra humanidad presente.
Urbano VIII, entre el Dios obrero de las matemáticas y el Rey Absoluto.
Como hemos dicho, el Dios geómetra, para toda la corriente del pensamiento científico que culmina con Galileo es un Dios que no es creador de las verdades matemáticas, sino que está sometido a ellas. Jean-Luc Marion se remite al famoso proceso de 1633 contra Galileo para confirmarlo. Junto con la acusación oficial concerniente a " l' exégèse et le rapport des Ecritures au Livre de la nature" hubo otra oficiosa que no debe ser " négligée". Marion aporta dos textos como prueba:
- En primer lugar una denuncia formalizada el 21 de mayo de 1631 en la que se acusa a Galileo " que perniciosamente él afirma y aventura una cierta igualdad entre el entendimiento humano y el entendimiento divino en la comprensión de las cosas (verdades) geométricas". Como indicamos en el capítulo anterior, efectivamente, Galileo sostenía que " el conocimiento humano iguala al divino en la certeza objetiva" ( Primera parte del " Diálogo") (5)
- En segundo lugar, las noticias que tenemos a través de la correspondencia de F. Niccolini sobre la opinión del Papa de que Galileo habría sometido a Dios a un tipo de necesidad que contradiría su omnipotencia. Marion cita parte de esa correspondencia que ha sido objeto también de estudio por parte del P. Mariano Artigas (6): " Me respondió ( el Papa) - cuenta Niccolini- ...que había un punto sobre el cual él ( Galileo) no había podido hasta entonces responder, a saber, que Dios es omnipotente y puede hacer todas las cosas; si es todopoderoso, ¿ por qué querríamos someterle a una necesidad?. Yo dije que no tenía el saber requerido para hablar sobre estas materias, pero que me parecía haber oído que él no tenía por verdadera la opinión del movimiento de la tierra, pero que, si Dios pudo hacer el mundo de mil maneras, tampoco se podría negar nunca que por lo menos Él lo pudiese haber hecho también de ésta. Pero, acalorándose, me respondió que no puede imponerse ninguna necesidad al bendito Dios; y yo, viendo que se acaloraba, no quise seguir disputando sobre lo que yo no conocía ni suscitar una nueva hostilidad que hubiese perjudicado al Sr. Galileo" ( 7) .
Se justifica perfectamente la importancia de la pregunta que plantea Marion: "¿ a qué clase de necesidad habría sometido Galileo a Dios para haber contradicho su omnipotencia?". Según el informe de Niccolini, la pretensión ( dudosa, puesto que "contradice la negación (galileana) de la equivalencia de las hipótesis") de Galileo era persuadir de que, entre los infinitos mundos igualmente posibles que Dios podría crear también se encontraba el modelo geométrico heliocentrista. " No se trata por tanto - explica Marion- más que de hacer reconocer la posibilidad de un modelo matemático de la creación (...) ; ahora bien, Urbano VIII cree reconocer en esta posibilidad una necesidad; ¿se equivoca completamente? O, de la misma forma que Descartes comprendía la independencia de las verdades eternas como una tentativa para "someter ( a Dios) al Estigio y a los Destinos", ¿ no interpretaría Urbano VIII como una necesidad la sumisión del acto creativo divino, primero, al conjunto de los posibles matemáticos y, luego, al más racional de entre ellos, el heliocentrismo ?. Lo que el Cardenal F. Barberini, sobrino del Papa, denunciaba como una empresa para "introducir en el mundo algún dogma fantástico", el tío y pontífice lo entiende de Dios: en el mismo proceso de la creación se introduciría un dogma fantástico, es decir, pasmoso y fantaseado- la presuposición de que Dios actuase de acuerdo con unos posibles independientes de Él, en vez de producirlos por su misma creación, y luego la presuposición de que esos posibles, al menos uno de ellos, se organizarían según la racionalidad matemática. Más que todos los motivos oficialmente teológicos o personalmente dramáticos, ¿ gobernaría el proceso de 1633 la contradicción entre la omnipotencia de Dios y el modelo matemático del mundo creado ? (8)
Con todo lo dicho tenemos perfilado el contexto polémico real - porque son irrefutables las evidencias históricas de su impronta sobre las ideas del S.XVII- en el que se debe situar la génesis del sistema filosófico cartesiano.
- Como hemos visto se trata de un terreno de confrontación en el que intervino con decisiva influencia la posición defendida por el Papa contra las pretensiones de una ciencia que confiaba en poder descubrir el orden matemático del mundo físico mediante el despliegue y el progreso de la investigación de los fenómenos naturales bajo la guía de una metodología adecuada para el descubrimiento y validación de aquellas hipótesis que verdaderamente representasen las leyes de la naturaleza creada por Dios.
- Un terreno de confrontación entre dos paradigmas hermenéuticos divergentes y opuestos: el de los partidarios de la tradición de salvar la apariencias y el de los copernicanos herederos del platonismo, creyentes en la estructura matemática constitutiva del mundo real.
- Pero esta disputa, aparentemente una reviviscencia entre aristotélicos y platónicos, ya no era un debate restringido a la cuestión sobre la validez de las teorías astronómicas, sino que se extendió a la nueva orientación científica surgida en el S.XVII: la ciencia fisicomatemática.
- Los más grandes entre los profesionales y pensadores de esta última orientación científica, convencidos de la racionalidad matemática constitutiva del mundo natural así como del alto grado de certeza y evidencia que permitían los procedimientos científicos de validación, se vieron obligados a atribuir la creación del mundo natural a un Dios estrictamente concebido como un Dios matemático. Dios sólo sería libre en relación con las cosas creadas, pero no respecto de los posibles ni, por tanto, las verdades eternas (matemáticas) a las que se encuentra sometido en su creación.
- La última resistencia contra el matematicismo racionalista dominante en la corriente del pensamiento científico que culmina en Galileo la encontramos en Urbano VIII, quien subraya la contradicción entre la omnipotencia de Dios y el modelo matemático del mundo creado. En el Dios matemático, el Papa parece ver un "Dios obrero forzado por una necesidad", por el contrario, le parece más digno, un Dios omnipotente libre de toda necesidad, de forma más acorde con el mundo jerárquico estamental cuya cima era ocupada por los reyes absolutistas.
- Descartes, desde 1630, había reflexionado la cuestión sobre la absoluta dependencia de las verdades eternas ( matemáticas) respecto de Dios. Antes, por tanto, que el proceso de Galileo en 1633. Pero, de acuerdo con Morpurgo-Tagliabue, la obra publicada de Descartes, comenzando con el " Discurso del método" representará el despliegue de la respuesta que Descartes dará a la misma cuestión ( objeción o duda dogmática contra las nuevas orientaciones científicas modernas ) planteada por el Papa Urbano VIII.
(1) " Au contraire nous ne pouvons comprendre la grandeur de Dieu, encore que nous ne la connaissions. Mais cela même que nous la jugeons incompréhensible nous la fait estimer davantage; ainsi qu'un roi a plus de majesté lorsqu'il est moins familièrement connu de ses sujets, pourvu toutefois qu'ils ne pensent pas pour cela être sans roi, et qu'ils le connaissent assez pour n'en point douter. On vous dira que si Dieu avait établi ces vérités, il les pourrait changer comme un roi fait ses lois; à quoi il faut /répondre qu'oui, si sa volonté peut changer..." ( ibidem. Lettre à Mersenne, 15 avril 1630, p. 73)
(2) Sur la théologie blanche de Descartes, p. 224 " un obrero eficaz de una racionalidad que permanece independiente ( Suárez,Mersenne, Kepler, etc.)"
(3) ibidem, pp.218-219
(4) ibidem, p 221.
(5) ibidem, p. 218. " Que pernicieusement il affirme et avance une certaine égalité (uqualianza) dans la compréhension des choses géométriques entre l'entendement humain et l'entendement divin"
(6) Véase: El caso Galileo: Mito y realidad. Mariano Artigas y William R. Shea. Encuentro, 2009. pp.265-270
(7) op. cit. Jean Luc Marion, p. 218. " Il me répondit... qu'il y avait un point sur lequel il ( sc. Galilée) n'avait pu jusqu'à présent répondre, à savoir que Dieu est tout-puissant, et peut faire toutes choses; s'il est tout-puissant, pourquoi voudrions-nous le soumettre à une nécessité? Je dis que je n'avais pas le savoir requis pour parler en ces matières, mais qu'il me semblait avoir entendu dire ce même Seigneur Galilée, que, d'abord, il ne teneait pas pour vraie l'opinion du mouvement de la Terre, mais que, si Dieu a pu faire le monde de mille manières, on ne saurait non plus nier qu'au moins il l'aurait pu faire aussi de cette manière-là. Mais, s'échauffant, il me répondit qu' une nécessité ne doit pas être imposée au Dieu béni; et moi, le voyant entrer en colère, je n'ai pas voulu me mettre à disputer de ce que je ne connaissais pas et susciter une nouvelle hostilité que eût causé du préjudice au Seigneur Galilée"
(8) ibidem, p. 219. " Il ne s'agit donc que de faire reconnaître la possibilité d'un modèle mathématique de la création ( come Iddio poteva far); or, Urbain VIII croit reconnaître en cette possibilité une nécessité; erre-t-il complètement?Ou, de même que Descartes comprenait l'indépendance des vérités éternelles comme une tentative pour "assujettir (sc. Dieu) au Styx et aux Destinées", Urbain VIII n'interprétarait-il pas comme une nécessité la soumission de l'acte créateur divin d'abord à l'ensemble des possibles mathématiques, et, ensuite, au plus rationnel d'entre eux, l'héliocentrisme? Ce que le cardinal F. Barberini, neveu du pape, dénonçait comme une entreprise pour "introduire dans le monde quelque dogme frantastique", l'oncle et pontife l'entend de Dieu: c'est dans le processus même de la création que s'introduirait un dogme fantastique, c'est-à-dire stupéfiant et imaginé- la présupposition que Dieu agisse d'après des possibles indépendants de lui, au lieu de les produire par sa création même, et ensuite la présupposition que ces possibles, ou du moins l'un d'entre eux, s'organiseraient selon la rationalité mathématique. La contradiction entre la toute-puissance de Dieu et le modèle mathématique du monde créé gouvernerait-elle, bien plus profondément que tous les motifs officiellement théologiques ou personnellement dramatiques, le procès de 1633?"
martes
Jean-Luc Marion y Morpurgo-Tagliabue: El diálogo posible y necesario para comprender el escenario de la Modernidad.
Continuación de " Morpurgo-Tagliabue y la cuestión epistemológica moderna como un campo de batalla"
"La objeción de Urbano VIII es la última resistencia contra el incipiente racionalismo que, partiendo del Cusano, llegó con Galilei a su extremo resultado: extender la "incorruttibilis certitudo" de las matemáticas a la obra de Dios, y de anteponer el libro de la naturaleza "escrito" en lengua matemática a la Palabra de la Revelación". (1)
Aunque deba disculparme por no salir todavía del círculo de las mismas ideas, creo que es necesario a fin de extenderlo más, en la forma de una comprensión más amplia, abarcante y profunda, de eso que Morpurgo-Tagliabue llamaba el "campo de batalla" en el que entraron en relación el Papa Urbano VIII y Descartes y, con él, el pensamiento moderno. No salir tangencial ni violentamente de este movimiento circular nos puede permitir determinar con mayor precisión el contexto ideológico que sirvió de matriz al pensamiento científico moderno, pues se trata de comprender hermenéuticamente el espacio común en el que entraron en confrontación espíritus muy diversos de personajes que compartieron un mismo siglo.
Ahora, el alcance de mi propósito pasa por poner en diálogo a dos filósofos aparentemente sin relación mutua: Morpurgo-Tagliabue y Jean-Luc Marion. Con ambos vamos a poder alcanzar una visión más clara de ese terreno de choque en el que se tuvieron que encontrar, impensadamente para muchos todavía, pero con dramática necesidad, el padre del racionalismo moderno, Descartes, con la última expresión de resistencia y escepticismo contra cualquier sospecha de necesitarismo racionalista o metafísico, incluso en la forma del platonismo matematizante que pueda encontrarse en las posiciones ideológicas de personajes como Kepler y Galileo: " Que el mundo de la naturaleza - afirma Morpurgo-Tagliabue- esté escrito en lenguaje matemático, no podrá ser ya más un axioma platónico... como es todavía para Kepler y Galileo... Deberá ser justificado gnoseológicamente. No refrendado sólo por la confirmación empírica, sino por una fundamentación metafísica. ¿ Qué autoriza a la mente humana a extender su evidencia ( la indubitabilidad de las matemáticas) al mundo físico?" (1)
Morpurgo-Tagliabue explicó definitivamente la razón de ello. " La cuestión ( la duda planteada desde el presupuesto de la omnipotencia de Dios) siempre es la misma ( basada en el viejo argumento que los aristotélicos utilizaron contra las teorías astronómicas y que insistía en que el intelecto no agota las infinitas combinaciones posibles de la naturaleza ) , gnoseológica más que teológica". Es la misma cuestión, antes " fue expuesta de modo dogmático por Urbano VIII", aunque más tarde "lo fue de modo crítico por Descartes". En definitiva, ambos se preguntaron: " ¿ No podría ser la realidad diferente de cómo la razón la juzga?" ( 1)
Para cerciorarnos del gran acierto de Morpurgo-Tagliabue podemos someter su tesis a la piedra de toque que nos ofrece un filósofo tan prestigiado como incuestionablemente experto en la epistemología y la metafísica cartesianas, como lo es Jean-Luc Marion. Su libro " Sur la théologie blanche de Descartes ", nos va a permitir examinar críticamente la validez de las ideas de Morpurgo, tanto como obtener una visión más precisa de ese " terreno di scontro" ( " campo de batalla o terreno de choque") en el que se confrontaron las ideas, aunque no las personalidades, de Descartes y el Papa Urbano VIII.
En numerosas ocasiones he señalado que la clave se encontraba en la vieja disputa entre dos posiciones beligerantes en torno a la validez de las concepciones astronómicas: la tradición aristotélica de salvar la apariencias y la posición realista asociada con una orientación más pitagórico-platónica o matematizante. Entre los ss. XVI-XVII este conflicto de interpretaciones se produjo como un choque entre la cosmología aristotélico-ptolemaica y la teología escolástica, por una parte, y las nuevas ideas cosmológicas defendidas por los copernicanos. Los defensores de la cosmovisión aristotélico-ptolemaica recurrían precisamente a la omnipotencia divina para extender la duda contra las pretensiones de la naciente racionalidad científica, sus orientaciones metodológicas y el progreso de las ideas. Frente a las dudas y limitaciones impuestas dogmáticamente desde la teología, Descartes pudo ver claramente la necesidad de una búsqueda radical de los fundamentos del saber científico.
Ahora bien, en este espacio de confrontación podría destacarse la figura de un personaje de transición, estrechamente vinculado en lo personal con Descartes, pero que no llegó a apartarse completamente de la vieja tradición aristotélico-escolástica, pese a impulsar indudablemente la renovación del espíritu científico moderno. Se trataba del P. Marin Mersenne. La investigación de Jean-Luc Marion encuentra en él a un instigador polémico de la doctrina cartesiana sobre la creación de las verdades eternas. Marion trata de develar la cuestión planteada por Mersenne a Descartes y a la que contestó éste con la teoría de la creación de las verdades eternas, en las tres famosas cartas de la primavera de 1630; teoría que comenzaba con la tesis siguiente: "que las verdades matemáticas, que usted denomina eternas, han sido establecidas por Dios y de Él dependen enteramente" (2), y que llevaba a esta otra tan sorprendente: " que las verdades matemáticas, plenamente comprensibles, no vuelven por ello a Dios comprensible, sino que le suponen al contrario "el ser infinito e incomprensible" y " la potencia incomprensible" (3).
" La problemática de la creación o de la independencia de las verdades eternas le viene a Descartes de Mersenne", afirma Marion. (4). El frontal rechazo cartesiano de la tesis suareciana de la independencia lógica de las verdades eternas y , por oposición, la afirmación de la creación y absoluta dependencia respecto de Dios , lleva a Marion a preguntarse " ¿ habría sido ( Descartes) el único de sus interlocutores en contestar a la opción teológica que sostenía la apologética concordista de Mersenne?" (5). Porque, en efecto, "si Mersenne fue el amigo de Descartes, nada prueba que lo haya sido de su pensamiento" ( 6)
Marion llega a resumir la posición representada por Mersenne en torno a las verdades matemáticas: " Así, los posibles, como verdades lógicamente necesarias, mantienen una doble relación con Dios: valen no sólo como eternos, sino también como independientes de Dios; sin embargo, y sin contradicción, precisamente porque constituyen su único objeto digno, son "necesariamente" el objeto de la atención, por tanto del entendimiento divino, hasta el punto de llegar a ser Dios mismo, ipse Deus" (7). Jean-Luc Marion también inserta a Mersenne dentro de una tendencia, muy viva y extendida en el tiempo de la revolución científica, que llevó " a pensar en Dios como un Dios matemático" (8); todo lo dicho juega un papel clave en la apologética desplegada por el mínimo contra el libertinismo y el racionalismo naturalista, pues " las matemáticas tienen aquí un estatuto de verdades absolutas, fundadas en Dios"(9). Pretendía Mersenne convencer de que de las verdades matemáticas se sigue necesariamente no sólo la certeza de la existencia de Dios, sino el conocimiento esencial de Dios.
Y es, en parte, a esto a lo que constesta Descartes, oponiéndo su doctrina de la creación de las verdades eternas. En primer lugar, porque niega la tesis de la independencia, a modo de coeternidad, de las verdades matemáticas respecto de Dios y su potencia ( es decir, lo posible y, por ende, las verdades necesarias, " ne résulte donc pas de la puissance divine, mais la précède et détermine" ); Descartes contradirá a Mersenne afirmando que todas las verdades matemáticas, al igual que todas las criaturas, dependen enteramente de Dios. Pero, en segundo lugar, Descartes también negará que " la inteligencia de los posibles sea Dios mismo, en tanto que Él considera todos los inteligibles" ( 10), " puesto que Dios es una causa cuya potencia sobrepasa los límites del entendimiento humano..., (una) potencia incomprensible"(11) Es decir, el infinito incomprensible no encuentra limitación alguna, ni siquiera en lo intrínsecamente contradictorio o ininteligible para la mente finita. Por último, en tercer lugar, Descartes pretende extender la libertad divina más allá de lo que estaría dispuesto a aceptar Mersenne: mientras que Dios puede crear todas las cosas eligiendo muy libremente entre infinitas posibilidades, sin embargo " queda sometido a la definición independiente de los posibles, que se imponen por tanto a Dios" (12). Por el contrario, para Descartes, Dios no se limita a proyectar los posibles en la creación del mundo, sino que Él también crea libremente las verdades matemáticas y lógicas que escoge como fundamento de aquél.
Pero he señalado que lo precedente es sólo una parte de la contestación dada por Descartes a Mersenne. Porque, por otro lado, la refutación cartesiana sería de alcance más radical y profundo, de acuerdo con la opinión de Marion: " Sin embargo, queda una insuficiencia en esta conclusión - concluye Marion-. Mersenne depende finalmente tanto de los teólogos ( Suarez y Bérulle) como de los teóricos de las matemáticas...En consecuencia, sería necesario examinar si Mersenne no constituye sólo el indicio...de una tendencia más ampliamente extendida (y) entre los más grandes a pensar en Dios como un Dios matemático. En este caso, para Mersenne, Descartes recusaría una epistemología y una teología completas, las cuales no garantizarían un fundamento absoluto y divino a las verdades matemáticas sino sometiendo a Dios a una univocidad total" (13)
Por un lado, Mersenne sería una muestra de la tendencia señalada, pero también un intelectual que no logró ni quiso desprenderse totalmente de los prejuicios aristotélicos que le llevaban a un pragmatismo y relativismo instrumentalista y positivista en la física. Asumo el riesgo de interpretar a Marion, pues opino que esta actitud del mínimo ante las teorías físicas no sólo atañe a los modelos astronómicos sino que sería extensiva también a las nuevas orientaciones mecanicistas dentro de la física.
Aunque Marion no sea explícito sobre ello, también parece inscribir la figura de Mersenne dentro del contexto de las discusiones entre los partidarios de considerar a la astronomía como un terreno de hipótesis meramente ficticias justificables por su utilidad para "salvar las apariencias" y los defensores de una nueva orientación científica, proclives a considerar las nuevas hipótesis astronómicas como hipótesis evaluables y validables mediante el despliegue de investigaciones guiadas por una metodología científica. En efecto, pues, con la salvedad de Mersenne, los partidarios de esa "tendencia ampliamente extendida a pensar en Dios como un Dios matemático", sobre todo, los más señeros pensadores, mantuvieron una actitud no relativista, sino realista ante la validez de las nuevas ideas astronómicas. Pero Marion va más allá, y acierta en ello, permitiéndonos definir el contexto que Morpurgo veía como el "terreno di scontro" entre Urbano VIII y Descartes: la polémica y el desacuerdo entre relativistas y realistas se había extendido más allá de la clásica discusión sobre la validez u objetividad de las teorías astronómicas: en el siglo de Mersenne y de Descartes, se cuestionaba también a la nueva física. En este sentido, Mersenne es " l'indice d'une tendance plus largement répandue et chez de plus grands à penser Dieu comme un Dieu mathématicien", pero también lo es de "une épistémologie et une théologie" que Descartes recusó y trató de superar como obstáculos al despliegue de la ciencia moderna. Una epistemología y una teología de las que se derivaba, a causa de "contingence qu'implique l'empiricité de la physique" ( 14) , la conclusión de la invencible " relativité et la précarité de totues les théories physiques"(15). Opinión no exclusiva de Mersenne antes de 1630, sino también razón de peso por la que se opuso Urbano VIII a Galileo. Volviendo a la cita de Morpurgo-Tagliabue, con la que encabecé este capítulo, " Urbano VIII es la última resistencia contra el incipiente racionalismo...llegó con Galilei a su extremo resultado: extender la "incorruttibilis certitudo" de las matemáticas a la obra de Dios".
Por cierto, como traté de demostrar en un capítulo anterior, debería examinarse con más atención cómo modificó Mersenne el planteamiento de su relativismo físico a la luz de las "Questions théologiques", puesto que en esa obra, con el fin de complacer tanto a Roma como a los teólogos de París, Mersenne presentó sus objeciones al copernicanismo apoyándose no en otra razón sino en la misma objeción escéptica del Papa Urbano VIII, a partir de la afirmación de la omnipotencia divina.
Considero, pues, que el estudio de Jean-Luc Marion aporta elementos sumamente importantes para precisar el contexto dentro del cual la duda del Papa Urbano y la duda cartesiana se hallan clarísimamente relacionadas.
CONTINUARÁ
(1) Citas tomadas de " Il processi di Galileo e l'epistemologia". Guido Morpurgo-Tagliabue. Edizioni di Comunità, Milano 1963. pp. 97-100. La traducción ha sido realizada por mí.
(2) "Que les vérités mathématiques, lesquelles vous nommez éternelles, ont été établies de Dieu et en dépendent entièrement". El texto es citado por Jean-Luc Marion en el libro citado, " Sur la théologie blanche de Descartes".PUF, 1981.p.174. Y pertenece a la carta del 15 de abril de 1630, que puede encontrarse en la edición de las "Oeuvres complètes VIII. Correspondence 1", de Armoghate. Edt. Gallimard, 2013 p.73
(3) Sur la théologie blanche de Descartes, p.166
(4) ibidem, p. 163. " La problématique de la création ou de l'indépendance des vérites éternelles provient à Descartes de Mersenne"
(5) ibidem, pp.172-173
(6) ibidem, p.166
(7) ibidem, p176. " Ainsi, les possibles, comme vérités logiquement nécessaires, soutiennent un double rapport avec Dieu: ils valent non seulement comme éternels, mais bien comme indépendants de Dieu; pourtant, et sans contradiction, précisément parce qu'ils en constituent le seul objet digne, ils sont "nécessairement" l'objet de l'attention, donc de l'enendement divin, au point de devenir "Dieu lui-même, ipse Deus".
(8) ibidem, p.177
(9) ibidem, p. 173
(10) ibidem, p. 175
(11) ibidem, p.175. " ...puisque Dieu est une cause dont la puissance surpasse les bornes de l'entendement humain, et que la nécessité de ces vérités n'excèden point notre connaissance, ... elles sont quelque chose de moindre, et de sujet à cette puissance incompréhensible".
(12) ibidem, p.177. "... reste soumis à la définition indépendante, parce que logique, des possibles, qui s'imposent donc à Dieu"
(13) ibidem, pp.177-178
(14) (15) ibidem, p.173.
"La objeción de Urbano VIII es la última resistencia contra el incipiente racionalismo que, partiendo del Cusano, llegó con Galilei a su extremo resultado: extender la "incorruttibilis certitudo" de las matemáticas a la obra de Dios, y de anteponer el libro de la naturaleza "escrito" en lengua matemática a la Palabra de la Revelación". (1)
Aunque deba disculparme por no salir todavía del círculo de las mismas ideas, creo que es necesario a fin de extenderlo más, en la forma de una comprensión más amplia, abarcante y profunda, de eso que Morpurgo-Tagliabue llamaba el "campo de batalla" en el que entraron en relación el Papa Urbano VIII y Descartes y, con él, el pensamiento moderno. No salir tangencial ni violentamente de este movimiento circular nos puede permitir determinar con mayor precisión el contexto ideológico que sirvió de matriz al pensamiento científico moderno, pues se trata de comprender hermenéuticamente el espacio común en el que entraron en confrontación espíritus muy diversos de personajes que compartieron un mismo siglo.
Ahora, el alcance de mi propósito pasa por poner en diálogo a dos filósofos aparentemente sin relación mutua: Morpurgo-Tagliabue y Jean-Luc Marion. Con ambos vamos a poder alcanzar una visión más clara de ese terreno de choque en el que se tuvieron que encontrar, impensadamente para muchos todavía, pero con dramática necesidad, el padre del racionalismo moderno, Descartes, con la última expresión de resistencia y escepticismo contra cualquier sospecha de necesitarismo racionalista o metafísico, incluso en la forma del platonismo matematizante que pueda encontrarse en las posiciones ideológicas de personajes como Kepler y Galileo: " Que el mundo de la naturaleza - afirma Morpurgo-Tagliabue- esté escrito en lenguaje matemático, no podrá ser ya más un axioma platónico... como es todavía para Kepler y Galileo... Deberá ser justificado gnoseológicamente. No refrendado sólo por la confirmación empírica, sino por una fundamentación metafísica. ¿ Qué autoriza a la mente humana a extender su evidencia ( la indubitabilidad de las matemáticas) al mundo físico?" (1)
Morpurgo-Tagliabue explicó definitivamente la razón de ello. " La cuestión ( la duda planteada desde el presupuesto de la omnipotencia de Dios) siempre es la misma ( basada en el viejo argumento que los aristotélicos utilizaron contra las teorías astronómicas y que insistía en que el intelecto no agota las infinitas combinaciones posibles de la naturaleza ) , gnoseológica más que teológica". Es la misma cuestión, antes " fue expuesta de modo dogmático por Urbano VIII", aunque más tarde "lo fue de modo crítico por Descartes". En definitiva, ambos se preguntaron: " ¿ No podría ser la realidad diferente de cómo la razón la juzga?" ( 1)
Para cerciorarnos del gran acierto de Morpurgo-Tagliabue podemos someter su tesis a la piedra de toque que nos ofrece un filósofo tan prestigiado como incuestionablemente experto en la epistemología y la metafísica cartesianas, como lo es Jean-Luc Marion. Su libro " Sur la théologie blanche de Descartes ", nos va a permitir examinar críticamente la validez de las ideas de Morpurgo, tanto como obtener una visión más precisa de ese " terreno di scontro" ( " campo de batalla o terreno de choque") en el que se confrontaron las ideas, aunque no las personalidades, de Descartes y el Papa Urbano VIII.
En numerosas ocasiones he señalado que la clave se encontraba en la vieja disputa entre dos posiciones beligerantes en torno a la validez de las concepciones astronómicas: la tradición aristotélica de salvar la apariencias y la posición realista asociada con una orientación más pitagórico-platónica o matematizante. Entre los ss. XVI-XVII este conflicto de interpretaciones se produjo como un choque entre la cosmología aristotélico-ptolemaica y la teología escolástica, por una parte, y las nuevas ideas cosmológicas defendidas por los copernicanos. Los defensores de la cosmovisión aristotélico-ptolemaica recurrían precisamente a la omnipotencia divina para extender la duda contra las pretensiones de la naciente racionalidad científica, sus orientaciones metodológicas y el progreso de las ideas. Frente a las dudas y limitaciones impuestas dogmáticamente desde la teología, Descartes pudo ver claramente la necesidad de una búsqueda radical de los fundamentos del saber científico.
Ahora bien, en este espacio de confrontación podría destacarse la figura de un personaje de transición, estrechamente vinculado en lo personal con Descartes, pero que no llegó a apartarse completamente de la vieja tradición aristotélico-escolástica, pese a impulsar indudablemente la renovación del espíritu científico moderno. Se trataba del P. Marin Mersenne. La investigación de Jean-Luc Marion encuentra en él a un instigador polémico de la doctrina cartesiana sobre la creación de las verdades eternas. Marion trata de develar la cuestión planteada por Mersenne a Descartes y a la que contestó éste con la teoría de la creación de las verdades eternas, en las tres famosas cartas de la primavera de 1630; teoría que comenzaba con la tesis siguiente: "que las verdades matemáticas, que usted denomina eternas, han sido establecidas por Dios y de Él dependen enteramente" (2), y que llevaba a esta otra tan sorprendente: " que las verdades matemáticas, plenamente comprensibles, no vuelven por ello a Dios comprensible, sino que le suponen al contrario "el ser infinito e incomprensible" y " la potencia incomprensible" (3).
" La problemática de la creación o de la independencia de las verdades eternas le viene a Descartes de Mersenne", afirma Marion. (4). El frontal rechazo cartesiano de la tesis suareciana de la independencia lógica de las verdades eternas y , por oposición, la afirmación de la creación y absoluta dependencia respecto de Dios , lleva a Marion a preguntarse " ¿ habría sido ( Descartes) el único de sus interlocutores en contestar a la opción teológica que sostenía la apologética concordista de Mersenne?" (5). Porque, en efecto, "si Mersenne fue el amigo de Descartes, nada prueba que lo haya sido de su pensamiento" ( 6)
Marion llega a resumir la posición representada por Mersenne en torno a las verdades matemáticas: " Así, los posibles, como verdades lógicamente necesarias, mantienen una doble relación con Dios: valen no sólo como eternos, sino también como independientes de Dios; sin embargo, y sin contradicción, precisamente porque constituyen su único objeto digno, son "necesariamente" el objeto de la atención, por tanto del entendimiento divino, hasta el punto de llegar a ser Dios mismo, ipse Deus" (7). Jean-Luc Marion también inserta a Mersenne dentro de una tendencia, muy viva y extendida en el tiempo de la revolución científica, que llevó " a pensar en Dios como un Dios matemático" (8); todo lo dicho juega un papel clave en la apologética desplegada por el mínimo contra el libertinismo y el racionalismo naturalista, pues " las matemáticas tienen aquí un estatuto de verdades absolutas, fundadas en Dios"(9). Pretendía Mersenne convencer de que de las verdades matemáticas se sigue necesariamente no sólo la certeza de la existencia de Dios, sino el conocimiento esencial de Dios.
Y es, en parte, a esto a lo que constesta Descartes, oponiéndo su doctrina de la creación de las verdades eternas. En primer lugar, porque niega la tesis de la independencia, a modo de coeternidad, de las verdades matemáticas respecto de Dios y su potencia ( es decir, lo posible y, por ende, las verdades necesarias, " ne résulte donc pas de la puissance divine, mais la précède et détermine" ); Descartes contradirá a Mersenne afirmando que todas las verdades matemáticas, al igual que todas las criaturas, dependen enteramente de Dios. Pero, en segundo lugar, Descartes también negará que " la inteligencia de los posibles sea Dios mismo, en tanto que Él considera todos los inteligibles" ( 10), " puesto que Dios es una causa cuya potencia sobrepasa los límites del entendimiento humano..., (una) potencia incomprensible"(11) Es decir, el infinito incomprensible no encuentra limitación alguna, ni siquiera en lo intrínsecamente contradictorio o ininteligible para la mente finita. Por último, en tercer lugar, Descartes pretende extender la libertad divina más allá de lo que estaría dispuesto a aceptar Mersenne: mientras que Dios puede crear todas las cosas eligiendo muy libremente entre infinitas posibilidades, sin embargo " queda sometido a la definición independiente de los posibles, que se imponen por tanto a Dios" (12). Por el contrario, para Descartes, Dios no se limita a proyectar los posibles en la creación del mundo, sino que Él también crea libremente las verdades matemáticas y lógicas que escoge como fundamento de aquél.
Pero he señalado que lo precedente es sólo una parte de la contestación dada por Descartes a Mersenne. Porque, por otro lado, la refutación cartesiana sería de alcance más radical y profundo, de acuerdo con la opinión de Marion: " Sin embargo, queda una insuficiencia en esta conclusión - concluye Marion-. Mersenne depende finalmente tanto de los teólogos ( Suarez y Bérulle) como de los teóricos de las matemáticas...En consecuencia, sería necesario examinar si Mersenne no constituye sólo el indicio...de una tendencia más ampliamente extendida (y) entre los más grandes a pensar en Dios como un Dios matemático. En este caso, para Mersenne, Descartes recusaría una epistemología y una teología completas, las cuales no garantizarían un fundamento absoluto y divino a las verdades matemáticas sino sometiendo a Dios a una univocidad total" (13)
Por un lado, Mersenne sería una muestra de la tendencia señalada, pero también un intelectual que no logró ni quiso desprenderse totalmente de los prejuicios aristotélicos que le llevaban a un pragmatismo y relativismo instrumentalista y positivista en la física. Asumo el riesgo de interpretar a Marion, pues opino que esta actitud del mínimo ante las teorías físicas no sólo atañe a los modelos astronómicos sino que sería extensiva también a las nuevas orientaciones mecanicistas dentro de la física.
Aunque Marion no sea explícito sobre ello, también parece inscribir la figura de Mersenne dentro del contexto de las discusiones entre los partidarios de considerar a la astronomía como un terreno de hipótesis meramente ficticias justificables por su utilidad para "salvar las apariencias" y los defensores de una nueva orientación científica, proclives a considerar las nuevas hipótesis astronómicas como hipótesis evaluables y validables mediante el despliegue de investigaciones guiadas por una metodología científica. En efecto, pues, con la salvedad de Mersenne, los partidarios de esa "tendencia ampliamente extendida a pensar en Dios como un Dios matemático", sobre todo, los más señeros pensadores, mantuvieron una actitud no relativista, sino realista ante la validez de las nuevas ideas astronómicas. Pero Marion va más allá, y acierta en ello, permitiéndonos definir el contexto que Morpurgo veía como el "terreno di scontro" entre Urbano VIII y Descartes: la polémica y el desacuerdo entre relativistas y realistas se había extendido más allá de la clásica discusión sobre la validez u objetividad de las teorías astronómicas: en el siglo de Mersenne y de Descartes, se cuestionaba también a la nueva física. En este sentido, Mersenne es " l'indice d'une tendance plus largement répandue et chez de plus grands à penser Dieu comme un Dieu mathématicien", pero también lo es de "une épistémologie et une théologie" que Descartes recusó y trató de superar como obstáculos al despliegue de la ciencia moderna. Una epistemología y una teología de las que se derivaba, a causa de "contingence qu'implique l'empiricité de la physique" ( 14) , la conclusión de la invencible " relativité et la précarité de totues les théories physiques"(15). Opinión no exclusiva de Mersenne antes de 1630, sino también razón de peso por la que se opuso Urbano VIII a Galileo. Volviendo a la cita de Morpurgo-Tagliabue, con la que encabecé este capítulo, " Urbano VIII es la última resistencia contra el incipiente racionalismo...llegó con Galilei a su extremo resultado: extender la "incorruttibilis certitudo" de las matemáticas a la obra de Dios".
Por cierto, como traté de demostrar en un capítulo anterior, debería examinarse con más atención cómo modificó Mersenne el planteamiento de su relativismo físico a la luz de las "Questions théologiques", puesto que en esa obra, con el fin de complacer tanto a Roma como a los teólogos de París, Mersenne presentó sus objeciones al copernicanismo apoyándose no en otra razón sino en la misma objeción escéptica del Papa Urbano VIII, a partir de la afirmación de la omnipotencia divina.
Considero, pues, que el estudio de Jean-Luc Marion aporta elementos sumamente importantes para precisar el contexto dentro del cual la duda del Papa Urbano y la duda cartesiana se hallan clarísimamente relacionadas.
CONTINUARÁ
(1) Citas tomadas de " Il processi di Galileo e l'epistemologia". Guido Morpurgo-Tagliabue. Edizioni di Comunità, Milano 1963. pp. 97-100. La traducción ha sido realizada por mí.
(2) "Que les vérités mathématiques, lesquelles vous nommez éternelles, ont été établies de Dieu et en dépendent entièrement". El texto es citado por Jean-Luc Marion en el libro citado, " Sur la théologie blanche de Descartes".PUF, 1981.p.174. Y pertenece a la carta del 15 de abril de 1630, que puede encontrarse en la edición de las "Oeuvres complètes VIII. Correspondence 1", de Armoghate. Edt. Gallimard, 2013 p.73
(3) Sur la théologie blanche de Descartes, p.166
(4) ibidem, p. 163. " La problématique de la création ou de l'indépendance des vérites éternelles provient à Descartes de Mersenne"
(5) ibidem, pp.172-173
(6) ibidem, p.166
(7) ibidem, p176. " Ainsi, les possibles, comme vérités logiquement nécessaires, soutiennent un double rapport avec Dieu: ils valent non seulement comme éternels, mais bien comme indépendants de Dieu; pourtant, et sans contradiction, précisément parce qu'ils en constituent le seul objet digne, ils sont "nécessairement" l'objet de l'attention, donc de l'enendement divin, au point de devenir "Dieu lui-même, ipse Deus".
(8) ibidem, p.177
(9) ibidem, p. 173
(10) ibidem, p. 175
(11) ibidem, p.175. " ...puisque Dieu est une cause dont la puissance surpasse les bornes de l'entendement humain, et que la nécessité de ces vérités n'excèden point notre connaissance, ... elles sont quelque chose de moindre, et de sujet à cette puissance incompréhensible".
(12) ibidem, p.177. "... reste soumis à la définition indépendante, parce que logique, des possibles, qui s'imposent donc à Dieu"
(13) ibidem, pp.177-178
(14) (15) ibidem, p.173.
domingo
TEXTOS DE JEAN BAPTISTE MORIN IMPORTANTES PARA HACER HABLAR A DESCARTES
1. Jean Baptiste Morin y su libro leído por Descartes
Jean Baptiste Morin de Villefranche ( 1583?-1656) se arrogaba los títulos de médico, astrónomo y matemático. Se interesó por las astrología pues descubrió que, para un hombre de su humilde condición social, le brindaba la posibilidad de alcanzar una solvencia económica además del apoyo de la aristocracia. Y fue probablemente gracias a esta faceta de su actividad por lo que se ganó la protección de María de Médicis, obteniendo el cargo de profesor de matemáticas en el Collège Royal.
Polemizó abierta y vehementemente contra los partidarios del heliocentrismo, en defensa de la cosmología aristotélico-ptolemaica y tratando siempre de grangearse la simpatía de las autoridades políticas y eclesiásticas. En ese contexto hay que situar, por una parte, su oposición a Galileo, tanto antes como después del juicio de 1633; y, por otra parte, su libro "Famosi et antiqui problematis de telluris motu et quiete", publicado en 1631 y dedicado al Cardenal Richelieu.
En la literatura científica española encontramos reseña biográfica del personaje en la obra de un insigne científico cordobés, Gonzalo Antonio Serrano, quien escribió lo siguiente:
"Juan Baptista Morino, Medico y Regio Professor de Mathematicas en Paris, escribió su Astronomia nueva, y de la ciencia de las longitudes Geographicas, floreció por el año 1631, y dio a la pública luz un tratado con el titulo: " Famosi et antiqui Problematis de telluris motu, vel quiete hactenus optata solutio". Que es decir : " Solución hasta aquí deseada al famoso y antiguo Problema del movimiento o quietud de la tierra". Cuyo título es una mera jactancia, bien considerada la obra, pues aunque en ella se hallan cosas mui estimables, y plausibles, con todo esso el asumpto carece de toda demonstracion, aunque verdaderamente con agudeza resuelve, y satisface a todos los argumentos contrarios; y también refuta con eficacia los argumentos de Keplero, Lansbergio, y otros Autores; pero despues en el año de 1634 publicó "Respuesta docta contra la Apologia, que en favor de la hypothesi de la mobilidad de la tierra, escribió y divulgó Jacobo Lansbergio, Doctor en Medicina". Casi al mismo tiempo, Morino diò à luz un opusculo contra otro de Gassendo, intitulado: "De Motore translato", ó "transferido Motor"; pero Morino puso al suyo este titulo: "Alae telluris fracta", que es decir:" Alas quebradas de la tierra", con physica demonstracion de ser falsa la opinion copernicana, que persuade el movimiento de la tierra; y juntamente un nuevo concepto del fluxo y refluxo del Oceano contra el libro del movimiento impresso, que escribió Gassendo" ( Astronomia Universal theorica,y practica, conforme a la doctrina de antiguos y modernos. Tomo I. Prologo XXXXV. Cordoba, 1735)
Si al erudito científico de Córdoba le parecían satisfactorias las refutaciones de Morin, sin embargo no fue del mismo parecer Descartes, según contó al P. Marin Mersenne.
2. Una de las refutaciones de Morin a los argumentos heliocentristas de Lansberg
Descartes leyó el libro de Jean Baptiste Morin, titulado "Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete" (1) . Incluso, en una carta a Mersenne ( datada por AT y por Armogathe en 1632), hizo una crítica de la que me ocupé en una entrada subida en enero del presente año. Como traté de justificar, yendo más allá de la opinión de Armogathe ( 2), esa crítica iba acompañada de otra a las razones por las que la Iglesia censuraba las tesis copernicanas. Como también señalé allí, en su estudio " Galileo y Urbano VIII. La trama del equívoco", el Prof. Antonio Beltrán Marí señalaba que " ( Morin) alude al tema de la omnipotencia divina y al grado en que la habría ejercido en distintos casos" (3).
Uno de esos casos se encuentra referido en la página 98 del libro de Guido Morpurgo-Tagliabue, "I processi di Galileo e l'epistemologia". Ya, desde 1963, este filósofo italiano había advertido la presencia de la angélica doctrina en la obra de Morin. Y no por casualidad, en esa misma página aborda su determinante influencia sobre el "Discurso del método" de Descartes. Y es que puede demostrarse irrefutablemente el contacto de Descartes con la obra en cuestión de Morin. En efecto, aquél la leyó y juzgó críticamente sus argumentos.
Así, pues, debió prestar atención a las referencias que Morín hizo sobre las ideas de otro personaje conocido por Descartes: Lansberg. Este calvinista de los Países Bajos fue un firme defensor del movimiento de la tierra. Sobre él habla Morin en el capítulo IX de su libro, de dónde Morpurgo extrajo la cita alusiva a aquellas otras que Oreggi atribuyó al cardenal Maffeo Barberini ( más tarde Urbano VIII) en la conversación que tuvo con Galileo (4). Pero podemos aducir una razón de mayor peso para concluir que este preciso capítulo debió de concitar gran interés por parte de Descartes. Si él leyó el libro en 1632, ya desde 1630 nos consta que reflexionó mucho sobre la importante función que debía tener la omnipotencia divina en la fundamentación de las verdades eternas, las verdades indudables que constituyen los principios generales de la física y la matemática. Y, precisamente, se sirvió de ellos para dibujar la imagen mecanicista del mundo que formuló en su tratado cosmológico. Por ende, el encuentro con la objeción basada ( a juicio de Morpurgo Tagliabue) en la angélica doctrina y hecha por Morin contra Lansberg, debió de interesar notablemente a Descartes.
Dada su importancia, cito parte del pasaje de Morin, alusivo a los argumentos de su rival, Lansberg:
" Prima igitur ratio petitur ab impossibilitate motus spherae fixarum, quam ex eo insert Lansbergius in suis comm.(entationibus) in motum terrae diurnum, controversia I...; quoniam semidiameter orbitae telluris sive solis, est 1498 1/2 semidiametrorum telluris ipsius; et semidiameter spherae fixarum est 10302927 semidiametrorum terrae; harum auterm unaquaeque est 859 1/2 milliariorum germanicorum: unde peripheria spherae fixarum erit 55628464617 milliariorum: qua divisa in 24 horas, percurret sphera ipsa unius horae spatio 23178529692 milliaria; et intra unum horae minutum primum 38630878 milliaria; intra unum auterm horae minutum secundum, hoc est, in momento temporis 643848 milliaria germanica, quod est impossibile. Restat igitur sphera fixarum immobilis; et per consequens terra movetur.
"Verum quamvis darentur illae semidiametri orbitae telluris, et spherae fixarum; tamen ea negatur impossibilitas,...; ideoque moveri queat, vel a seipso, si Deus illi congruam vim motivam dederit, vel ab Intelligentia proportionatae virtutis, vel a Deo solo illius volente motum: atque circumvolui non tantum in 24 horis, sed etiam in unius nostrorum horae minutorum duratione. Quod qui negat, Dei omnipotentiam negat. ...
"Quis enim non videt Dei omnipotentiam magis commendari ex eo quod Lansbergius falso putat impossibile quam ex eo quod ait esse possibile?" (5)
Una posible traducción sería:
" Por tanto, la primera razón se busca por la imposibilidad de movimiento de la esfera de las estrellas fijas, lo cual incluye Lansberg en sus " Comentarios sobre el movimiento diurno de la tierra, controversia I"...; puesto que el radio de la órbita de la tierra o del sol es 1498 1/2 del radio de la tierra misma; y el radio de la esfera de las estrellas fijas es 10302927 del radio de la tierra; de las cuales cada una es 859 1/2 de las millas germánicas: de donde la periferia de la esfera de las estrellas fijas será 55628464617 millas: que dividida en 24 horas, recorrerá la misma esfera 23178529692 millas por hora; y en el primer minuto de una hora 38630878 millas; asimismo, en un segundo, esto es, en un instante del tiempo 643848 millas germánicas, lo cual es imposible. Por tanto, permanece inmóvil la esfera de las estrellas fijas; y, por consecuencia, la tierra se mueve.
"Pero aun cuando sean dados los semidiámetros de la órbita de la tierra y de la esfera de las estrellas fijas, sin embargo se niega esa imposibilidad... y, por tanto, puede ser movida ( la esfera de estrellas fijas), ya por sí misma, si Dios le ha imprimido la fuerza motriz justa, o por una inteligencia de proporcionada virtud, o por Dios solo si quiere moverla: y no sólo hace la circunvalación en las 24 horas, sino en la duración de un minuto...Pues el que niega esto, niega la omnipotencia de Dios....
"¿ Quién, pues, no ve que se valora más la omnipotencia de Dios cuando Lansberg considera falsamente como imposible aquello que realmente es considerado posible?"
Morin refuta la conclusión de Lansberg tratando de invalidar la aplicación del tercio excluso ( o es A o es no A) en la argumentación de éste. El razonamiento de Lansberg se basa en la aplicación del modus tollens. Si se supone la inmovilidad de la tierra, habría que dar a la esfera de estrellas fijas una velocidad asombrosa en su movimiento. Lansberg niega el consecuente como algo imposible. Por lo que concluye la negación del antecedente y, por ende, afirma el movimiento terrestre. Ahora bien, Morin introduce un enfoque diferente en la consideración de lo que Lansberg considera como imposibilidad, es decir, lo no posible de ser o hacerse: examina la cuestión desde el punto de vista de la causa primera del movimiento, que es Dios; desde la omnipotencia divina. Parece suponer una distinción dentro de lo posible/imposible entre lo que es relativamente imposible y lo absolutamente imposible. La imposibilidad estimada por Lansberg sería una imposibilidad relativa: lo que puede ser imposible para un poder determinado o, mejor en este caso, según consideraciones o reparos humanos ( estéticos, matemáticos, morales, físicos, etc.). Sin embargo, Morin está diciendo que lo que a Lansberg puede parecerle "imposible" en relación con alguna preferencia o criterio sensato, sin embargo no es intrínsecamente imposible, pues Dios, que es la causa universal y primera del universo, puede hacer absolutamente todo lo que sea intrínsecamente posible, pero no lo intrínsecamente imposible, de acuerdo con el principio de no contradicción ( no es posible que lo que es no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido). Por tanto, la conclusión a la que llega Lansberg no es apodíctica, sino problemática, pues Dios puede producir de infinitas maneras los efectos que nosotros, desde la Tierra inmóvil en el centro del universo, observamos en el cielo. La teoría copernicana no podrá abandonar su estado de mera construcción hipotético-ficticia...
3. Morin pudo hacerse eco de la angélica doctrina del Sumo Pontífice en su obcecación anticopernicana, ¿ pero llegó a comprender el alcance epistemológico de esta duda dogmático-teológica?.
Como hemos señalado varias veces, siguiendo en esto al P. Mariano Artigas, el recurso a la omnipotencia divina en el choque entre la cosmología aristotélico-ptolemaica y la teología escolástica, por una parte, y la cosmología moderna, se trataba de "una posición teológica relacionada con la falta de confianza en la ciencia". El Papa Urbano VIII, mentor del argumento de la omnipotencia divina para la refutación de los heliocentristas," era más escéptico todavía ( que Bellarmino) acerca de las posibilidades de la cienca. Pensaba que nunca podría demostrarse la verdad del copernicanismo".
Quizás el motivo de apelar a Dios que tuviesen los que, como Morin, atacaban las ideas heliocentristas era no tanto que estas chocasen contra los dogmas de fe, sino que sacudían "desde sus cimientos la representación tradicional del mundo, que se encontraba asociada desde hacía tiempo con algunos aspectos de la doctrina cristiana. En la actualidad cuesta trabajo imaginar que el significado de la vida humana o la doctrina cristiana sobre la Encarnación y la Redención se relacionaran con una cosmovisión que colocaba a la Tierra en el centro del universo, pero en el siglo XVII esa cosmovisión, que parecía corresponder al sentido común, se encontraba profundamente arraigada en la mentalidad de la época. La crítica de esa cosmovisión parecía contraria al sentido común y cargada de consecuencias teológicas" (7)
Y de este aspecto da buena muestra la obra de Morin. En el capítulo IX de su libro trae a colación la doctrina común entre los escolásticos sobre la ordenación teleológica de todo el universo al servicio de la criatura humana y, por tanto, de la Tierra, exponiéndola como una razón para justificar, contra los copernicanos, la centralidad e inmutabilidad terrestre.
"Decima tertia ratio est Copernici lib. I Revol. cap. 8. Quietis et immobilitatis conditio nobilior est, et divinior quam motus; ergo illa competit Coelo, non terrae.
"Concesso antecedente, negatur consequentia: quies enim quia motu divinior, ideo debetur homini in terra, quod hic Coelo sit divinior, eiusque gratia factum sit ipsum Coela; non contra." (8)
Ahora bien, la pregunta que nos planteamos es:¿ llegó Morin a comprender el alcance epistemológico de la duda teológica basada en el principio de la omnipotencia divina?
En parte sí y en parte no.
4. De la "compassion" de Descartes a Morin a la "compassion du siècle"
" Yo me compadezco con V. de ese autor que se vale de razones astrológicas para probar la inmovilidad de la Tierra; pero yo me compadecería aún más de nuestro tiempo, si pensase que quienes han querido hacer un artículo de fe de esta opinión no tenían mejores razones para sostenerla." ( Lettre a Mersenne, Deventer,été 1632 . Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013)
Jean Baptiste Morin de Villefranche ( 1583?-1656) se arrogaba los títulos de médico, astrónomo y matemático. Se interesó por las astrología pues descubrió que, para un hombre de su humilde condición social, le brindaba la posibilidad de alcanzar una solvencia económica además del apoyo de la aristocracia. Y fue probablemente gracias a esta faceta de su actividad por lo que se ganó la protección de María de Médicis, obteniendo el cargo de profesor de matemáticas en el Collège Royal.
Polemizó abierta y vehementemente contra los partidarios del heliocentrismo, en defensa de la cosmología aristotélico-ptolemaica y tratando siempre de grangearse la simpatía de las autoridades políticas y eclesiásticas. En ese contexto hay que situar, por una parte, su oposición a Galileo, tanto antes como después del juicio de 1633; y, por otra parte, su libro "Famosi et antiqui problematis de telluris motu et quiete", publicado en 1631 y dedicado al Cardenal Richelieu.
En la literatura científica española encontramos reseña biográfica del personaje en la obra de un insigne científico cordobés, Gonzalo Antonio Serrano, quien escribió lo siguiente:
"Juan Baptista Morino, Medico y Regio Professor de Mathematicas en Paris, escribió su Astronomia nueva, y de la ciencia de las longitudes Geographicas, floreció por el año 1631, y dio a la pública luz un tratado con el titulo: " Famosi et antiqui Problematis de telluris motu, vel quiete hactenus optata solutio". Que es decir : " Solución hasta aquí deseada al famoso y antiguo Problema del movimiento o quietud de la tierra". Cuyo título es una mera jactancia, bien considerada la obra, pues aunque en ella se hallan cosas mui estimables, y plausibles, con todo esso el asumpto carece de toda demonstracion, aunque verdaderamente con agudeza resuelve, y satisface a todos los argumentos contrarios; y también refuta con eficacia los argumentos de Keplero, Lansbergio, y otros Autores; pero despues en el año de 1634 publicó "Respuesta docta contra la Apologia, que en favor de la hypothesi de la mobilidad de la tierra, escribió y divulgó Jacobo Lansbergio, Doctor en Medicina". Casi al mismo tiempo, Morino diò à luz un opusculo contra otro de Gassendo, intitulado: "De Motore translato", ó "transferido Motor"; pero Morino puso al suyo este titulo: "Alae telluris fracta", que es decir:" Alas quebradas de la tierra", con physica demonstracion de ser falsa la opinion copernicana, que persuade el movimiento de la tierra; y juntamente un nuevo concepto del fluxo y refluxo del Oceano contra el libro del movimiento impresso, que escribió Gassendo" ( Astronomia Universal theorica,y practica, conforme a la doctrina de antiguos y modernos. Tomo I. Prologo XXXXV. Cordoba, 1735)
Si al erudito científico de Córdoba le parecían satisfactorias las refutaciones de Morin, sin embargo no fue del mismo parecer Descartes, según contó al P. Marin Mersenne.
2. Una de las refutaciones de Morin a los argumentos heliocentristas de Lansberg
Descartes leyó el libro de Jean Baptiste Morin, titulado "Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete" (1) . Incluso, en una carta a Mersenne ( datada por AT y por Armogathe en 1632), hizo una crítica de la que me ocupé en una entrada subida en enero del presente año. Como traté de justificar, yendo más allá de la opinión de Armogathe ( 2), esa crítica iba acompañada de otra a las razones por las que la Iglesia censuraba las tesis copernicanas. Como también señalé allí, en su estudio " Galileo y Urbano VIII. La trama del equívoco", el Prof. Antonio Beltrán Marí señalaba que " ( Morin) alude al tema de la omnipotencia divina y al grado en que la habría ejercido en distintos casos" (3).
Uno de esos casos se encuentra referido en la página 98 del libro de Guido Morpurgo-Tagliabue, "I processi di Galileo e l'epistemologia". Ya, desde 1963, este filósofo italiano había advertido la presencia de la angélica doctrina en la obra de Morin. Y no por casualidad, en esa misma página aborda su determinante influencia sobre el "Discurso del método" de Descartes. Y es que puede demostrarse irrefutablemente el contacto de Descartes con la obra en cuestión de Morin. En efecto, aquél la leyó y juzgó críticamente sus argumentos.
Así, pues, debió prestar atención a las referencias que Morín hizo sobre las ideas de otro personaje conocido por Descartes: Lansberg. Este calvinista de los Países Bajos fue un firme defensor del movimiento de la tierra. Sobre él habla Morin en el capítulo IX de su libro, de dónde Morpurgo extrajo la cita alusiva a aquellas otras que Oreggi atribuyó al cardenal Maffeo Barberini ( más tarde Urbano VIII) en la conversación que tuvo con Galileo (4). Pero podemos aducir una razón de mayor peso para concluir que este preciso capítulo debió de concitar gran interés por parte de Descartes. Si él leyó el libro en 1632, ya desde 1630 nos consta que reflexionó mucho sobre la importante función que debía tener la omnipotencia divina en la fundamentación de las verdades eternas, las verdades indudables que constituyen los principios generales de la física y la matemática. Y, precisamente, se sirvió de ellos para dibujar la imagen mecanicista del mundo que formuló en su tratado cosmológico. Por ende, el encuentro con la objeción basada ( a juicio de Morpurgo Tagliabue) en la angélica doctrina y hecha por Morin contra Lansberg, debió de interesar notablemente a Descartes.
Dada su importancia, cito parte del pasaje de Morin, alusivo a los argumentos de su rival, Lansberg:
" Prima igitur ratio petitur ab impossibilitate motus spherae fixarum, quam ex eo insert Lansbergius in suis comm.(entationibus) in motum terrae diurnum, controversia I...; quoniam semidiameter orbitae telluris sive solis, est 1498 1/2 semidiametrorum telluris ipsius; et semidiameter spherae fixarum est 10302927 semidiametrorum terrae; harum auterm unaquaeque est 859 1/2 milliariorum germanicorum: unde peripheria spherae fixarum erit 55628464617 milliariorum: qua divisa in 24 horas, percurret sphera ipsa unius horae spatio 23178529692 milliaria; et intra unum horae minutum primum 38630878 milliaria; intra unum auterm horae minutum secundum, hoc est, in momento temporis 643848 milliaria germanica, quod est impossibile. Restat igitur sphera fixarum immobilis; et per consequens terra movetur.
"Verum quamvis darentur illae semidiametri orbitae telluris, et spherae fixarum; tamen ea negatur impossibilitas,...; ideoque moveri queat, vel a seipso, si Deus illi congruam vim motivam dederit, vel ab Intelligentia proportionatae virtutis, vel a Deo solo illius volente motum: atque circumvolui non tantum in 24 horis, sed etiam in unius nostrorum horae minutorum duratione. Quod qui negat, Dei omnipotentiam negat. ...
"Quis enim non videt Dei omnipotentiam magis commendari ex eo quod Lansbergius falso putat impossibile quam ex eo quod ait esse possibile?" (5)
Una posible traducción sería:
" Por tanto, la primera razón se busca por la imposibilidad de movimiento de la esfera de las estrellas fijas, lo cual incluye Lansberg en sus " Comentarios sobre el movimiento diurno de la tierra, controversia I"...; puesto que el radio de la órbita de la tierra o del sol es 1498 1/2 del radio de la tierra misma; y el radio de la esfera de las estrellas fijas es 10302927 del radio de la tierra; de las cuales cada una es 859 1/2 de las millas germánicas: de donde la periferia de la esfera de las estrellas fijas será 55628464617 millas: que dividida en 24 horas, recorrerá la misma esfera 23178529692 millas por hora; y en el primer minuto de una hora 38630878 millas; asimismo, en un segundo, esto es, en un instante del tiempo 643848 millas germánicas, lo cual es imposible. Por tanto, permanece inmóvil la esfera de las estrellas fijas; y, por consecuencia, la tierra se mueve.
"Pero aun cuando sean dados los semidiámetros de la órbita de la tierra y de la esfera de las estrellas fijas, sin embargo se niega esa imposibilidad... y, por tanto, puede ser movida ( la esfera de estrellas fijas), ya por sí misma, si Dios le ha imprimido la fuerza motriz justa, o por una inteligencia de proporcionada virtud, o por Dios solo si quiere moverla: y no sólo hace la circunvalación en las 24 horas, sino en la duración de un minuto...Pues el que niega esto, niega la omnipotencia de Dios....
"¿ Quién, pues, no ve que se valora más la omnipotencia de Dios cuando Lansberg considera falsamente como imposible aquello que realmente es considerado posible?"
Morin refuta la conclusión de Lansberg tratando de invalidar la aplicación del tercio excluso ( o es A o es no A) en la argumentación de éste. El razonamiento de Lansberg se basa en la aplicación del modus tollens. Si se supone la inmovilidad de la tierra, habría que dar a la esfera de estrellas fijas una velocidad asombrosa en su movimiento. Lansberg niega el consecuente como algo imposible. Por lo que concluye la negación del antecedente y, por ende, afirma el movimiento terrestre. Ahora bien, Morin introduce un enfoque diferente en la consideración de lo que Lansberg considera como imposibilidad, es decir, lo no posible de ser o hacerse: examina la cuestión desde el punto de vista de la causa primera del movimiento, que es Dios; desde la omnipotencia divina. Parece suponer una distinción dentro de lo posible/imposible entre lo que es relativamente imposible y lo absolutamente imposible. La imposibilidad estimada por Lansberg sería una imposibilidad relativa: lo que puede ser imposible para un poder determinado o, mejor en este caso, según consideraciones o reparos humanos ( estéticos, matemáticos, morales, físicos, etc.). Sin embargo, Morin está diciendo que lo que a Lansberg puede parecerle "imposible" en relación con alguna preferencia o criterio sensato, sin embargo no es intrínsecamente imposible, pues Dios, que es la causa universal y primera del universo, puede hacer absolutamente todo lo que sea intrínsecamente posible, pero no lo intrínsecamente imposible, de acuerdo con el principio de no contradicción ( no es posible que lo que es no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido). Por tanto, la conclusión a la que llega Lansberg no es apodíctica, sino problemática, pues Dios puede producir de infinitas maneras los efectos que nosotros, desde la Tierra inmóvil en el centro del universo, observamos en el cielo. La teoría copernicana no podrá abandonar su estado de mera construcción hipotético-ficticia...
3. Morin pudo hacerse eco de la angélica doctrina del Sumo Pontífice en su obcecación anticopernicana, ¿ pero llegó a comprender el alcance epistemológico de esta duda dogmático-teológica?.
Como hemos señalado varias veces, siguiendo en esto al P. Mariano Artigas, el recurso a la omnipotencia divina en el choque entre la cosmología aristotélico-ptolemaica y la teología escolástica, por una parte, y la cosmología moderna, se trataba de "una posición teológica relacionada con la falta de confianza en la ciencia". El Papa Urbano VIII, mentor del argumento de la omnipotencia divina para la refutación de los heliocentristas," era más escéptico todavía ( que Bellarmino) acerca de las posibilidades de la cienca. Pensaba que nunca podría demostrarse la verdad del copernicanismo".
Quizás el motivo de apelar a Dios que tuviesen los que, como Morin, atacaban las ideas heliocentristas era no tanto que estas chocasen contra los dogmas de fe, sino que sacudían "desde sus cimientos la representación tradicional del mundo, que se encontraba asociada desde hacía tiempo con algunos aspectos de la doctrina cristiana. En la actualidad cuesta trabajo imaginar que el significado de la vida humana o la doctrina cristiana sobre la Encarnación y la Redención se relacionaran con una cosmovisión que colocaba a la Tierra en el centro del universo, pero en el siglo XVII esa cosmovisión, que parecía corresponder al sentido común, se encontraba profundamente arraigada en la mentalidad de la época. La crítica de esa cosmovisión parecía contraria al sentido común y cargada de consecuencias teológicas" (7)
Y de este aspecto da buena muestra la obra de Morin. En el capítulo IX de su libro trae a colación la doctrina común entre los escolásticos sobre la ordenación teleológica de todo el universo al servicio de la criatura humana y, por tanto, de la Tierra, exponiéndola como una razón para justificar, contra los copernicanos, la centralidad e inmutabilidad terrestre.
"Decima tertia ratio est Copernici lib. I Revol. cap. 8. Quietis et immobilitatis conditio nobilior est, et divinior quam motus; ergo illa competit Coelo, non terrae.
"Concesso antecedente, negatur consequentia: quies enim quia motu divinior, ideo debetur homini in terra, quod hic Coelo sit divinior, eiusque gratia factum sit ipsum Coela; non contra." (8)
Ahora bien, la pregunta que nos planteamos es:¿ llegó Morin a comprender el alcance epistemológico de la duda teológica basada en el principio de la omnipotencia divina?
En parte sí y en parte no.
- En parte sí, pues el argumento favorito del Papa Urbano implicaba, en palabras de Mariano Artigas, que "no podemos deducir de los efectos observados que necesariamente sea verdadera la causa que suponemos, porque eso significaría imponer necesidad a Dios, negando su omnipotencia" (9). El origen del problema surgía de la utilización del método matemático para llevar al descubrimiento de hipótesis explicativas confirmables por las experiencias factuales y que permitiesen conocer cómo es realmente la mecánica de la naturaleza. Como afirma G. Morpurgo-Tagliabue:" El origen del método resolutivo, o inductivo, no consiste en las sugerencias inmediatas de la experiencia, como se podría creer: nace al extender a la experiencia el procedimiento analítico de la matemática. Si la geometría de Euclides era sintética, a la par que la lógica aristotélica, y procedía desde los elementos simples e indudables a conclusiones verdaderas; la geometría de Arquímedes , a la inversa, era analítica, y será éste el método preferido de los matemáticos del S.XVII, como el suelo fértil e inventivo...Entre los dos métodos la diferencia es esta, que mientras el método sintético en todas sus aplicaciones es apodíctico, tanto en la matemática pura como en la física, el método analítico en la matemática es apodíctico, pero no en la física" (10). Y Morin probablemente se daba cuenta de ello, por ejemplo, cuando, contra los astrónomos empíricos, insistía en que carecía de valor probativo el hecho de que el modelo copernicano fuese capaz de salvar los fenómenos celestes; Morin, en el capítulo VII, abogaba por una necesaria subordinación de la astronomía a la cosmovisión metafísica tradicional, a fin de evitar la desviación de la verdad : " Cum ergo Astronomia subordinetur Physicae, ut haec Metaphysicae; dubium non est quin ut prima Physicae principia demonstrantur a Metaphysica; sic superius primum Astronomiae principium, cui nec sensu, nec simplici apprehensione cognoscibili, ipsa tota innititur; debeat a Physica demonstrari" (11). Por otra parte, el argumento formulado con el "aspetto teologico" de la omnipotencia y la "impenetrabilità della sapienza di Dio" (12), tenía un claro "significato epistemologico" que no podía pasar desapercibido : " Fue - dice Morpurgo-Tagliabue- el viejo argumento de los aristotélicos neoplatonizantes contra los ptolemaicos, de la inaplicabilidad del tercio excluso, con el que golpearon la legitimidad del silogismo dialéctico. Subiendo de los efectos a las causas, desde las consecuencias a los principios , no se llega a una conclusión cierta, sino hipotética, la cual no cierra el paso a la posibilidad de otros principios"
- Pero en parte, también podemos decir que, aparte de Descartes, es improbable que Morin, ni tan siquiera el Papa Urbano, fuese consciente de la magnitud de las implicaciones epistemológicas que resultaban de la duda sobre el conocimiento racional basada en la idea de la omnipotencia divina. Y esto por varias razones:
- Porque ( y volvemos a citar a Morpurgo-Tagliabue) " la questione è sempre quella, gnoseologica più che teologica, anche se una volta è esposta in modo dogmatico da Urbano VIII, e un'altra volta in modo critico da Descartes. Non potrebbe la realtà essere diversa da come la ragione giudica?". Si Luca Bianchi habla de un escepticismo teológico al referirse a la utilización que hacía el Papa de la omnipotencia divina contra las convicciones de Galileo, ya muchos años antes Morpurgo-Tagliabue había señalado este aspecto, explicando que "la duda dogmática" formulada bajo "aspetto teologico" implicaba exactamente el cuestionamiento crítico desarrollado por la duda metódica cartesiana. ¿ Es que puede sostenerse que la razón piensa en el vacío cuando se atiene a experiencias sensatas y claras demostraciones matemáticas?
- Y en ese justo sentido, la duda de los aristotélico-ptolemaicos dirigida contra los partidarios del heliocentrismo era una peligrosa arma de doble filo que también apuntaba contra ellos. En efecto, suponía - dice Morpurgo, como "corollario de la omnipotenza"- " la impenetrabilità della sapienza di Dio", es decir, la incomprensibilidad del infinito para una mente finita. Por ello, en primer lugar, " penetrarla significaba en efecto constreñirla por la ley de la imposibilidad de lo contrario, o sea, limitarla" (13); pero, en segundo lugar, llevaba a limitar acuciantemente la capacidad cognoscitiva de la razón humana con respecto a la creación, pues " el intelecto no agota las infinitas combinaciones posibles de la naturaleza. En este campo ningún resultado suyo es apodictico". (14). Por todo ello, era bastante discutible o inconsistente que un reparo teológico capaz de cuestionar la capacidad cognoscitiva de la razón y la validez de sus constructos teóricos, pudiese ser utilizado contra un constructo teórico rival por los partidarios del otro dominante.
4. De la "compassion" de Descartes a Morin a la "compassion du siècle"
" Yo me compadezco con V. de ese autor que se vale de razones astrológicas para probar la inmovilidad de la Tierra; pero yo me compadecería aún más de nuestro tiempo, si pensase que quienes han querido hacer un artículo de fe de esta opinión no tenían mejores razones para sostenerla." ( Lettre a Mersenne, Deventer,été 1632 . Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013)
Se trata de una de las primera referencias a Jean Baptiste Morin que encontramos en la correspondencia cartesiana (hay otra anterior, de 18 de marzo de 1630). En la carta de 1632 a Mersenne, no dice más sobre él, pero dice lo suficiente para saber que Descartes ha leído el libro de Morin publicado en 1631. Y también, indefectiblemente, para podernos preguntar por la curiosa comparación que se establece en un texto tan breve. En efecto, del desdén hacia "las razones astrológicas" de Morin, Descartes pasa rápidamente a expresar el sentimiento que le produce su "siècle". Es curioso que ese sentimiento es una mezcla de "compassion" y también de "vacilación", de "duda", pues se teme la índole de las razones que han servido para convertir en "artículo de fe" la opinión de la inmovilidad de la Tierra. Si las razones de Morin le parecen vanas y carentes de solidez, no menos las de todos aquellos que quieren convertir el geocentrismo en dogma y, por tanto, prohibir y penalizar las opiniones contrarias. Ahora bien, esas razones no pueden ser más que de tres tipos: o teológicas, o metafísicas o políticas. Probablemente, hay de todo ello. Pero todas se encuentran concentradas en el argumento favorito del Papa Urbano VIII para mantener el pensamiento científico bajo la censura teológica, así como para someter a las nuevas orientaciones del pensamiento científico-racional a un cuestionamiento y escepticismo permanente de su validez ( nada en la nueva ciencia podrá ser tomado en serio puesto que toda idea opuestas a las instituidas es indemostrable). El empeño de quienes esperan el progreso del saber con la aplicación de las matemáticas al análisis y explicación de los fenómenos de la naturaleza es, a priori, un afán inútil.
Es curioso también que descalifique los argumentos de Morin como "astrológicos", puesto que ni la mayor parte ni la más importante de sus consideraciones son de esta índole. Creo que lo que Descartes quiere decir es que las creencias de Morin respecto del tema del libro son tan jactanciosas y mal fundadas como las que pueda tener por su fama como astrólogo. Sin embargo, también es perfectamente plausible que Descartes tuviese en mente la distinción tradicional entre la "astrología judicial" y la "astrología natural". La primera, era el tipo de astrología que la Iglesia condenaba como herética, pues se trataba de predecir el futuro a partir de cálculos sobre los astros; pero la segunda era de uso admitido, con aplicaciones tanto médicas como meteorológicas, basadas en la creencia aristotélica de la influencia de los cuerpos celestes sobre el mundo sublunar. Ciñéndonos estrictamente al libro de Morin al que hacemos referencia no parece lógica otra forma de astrología que ésta última, la encuadrada dentro de la cosmología aristotélico-ptolemáica aceptable para la autoridad eclesiástica.
¿ Qué ha podido determinar la asociación de ideas que se presentan en el juicio de Descartes?. Evidentemente, Descartes ha leído el libro de Morin. Ahora bien, ¿podemos saber más?. Creo que sus palabras nos llevan a concluir que ha leído hasta justamente el epílogo, en el capítulo XII. Allí es el propio Morin quien asocia la opinión de la inmovilidad de la Tierra a la máxima autoridad de la Iglesia, bajo la guía indefectible del Espíritu Santo, cual si fuese esa opinión un dogma de fe, ya que - se recuerda- que ha sido prohibido y penalizado seguir la opinión contraria. No puede olvidarse la implícita referencia a dos Papas Paulo V y Urbano VIII. He aquí el texto:
" Que hay que adorar verdaderamente y venerar en sumo grado a aquel Espíritu de la verdad, preceptor de la Iglesia, el cual, como en otras cosas, también en este tema hasta ahora no se ha esperado a la evidencia de las demostraciones sino a las dudas, por los Sumos Pontífices. Aunque desconocido, sin embargo, a causa de la osadía de algunos ingenios en estos tiempos, impulsó con segura conducción para condenar y prohibir la opinión sobre el movimiento de la tierra"" (15)
5. Un momento decisivo para Descartes.
5.1.- La cuestión de la omnipotencia divina antes de la condena a Galileo en el pensamiento de Descartes.
Sabemos de la importancia que Descartes comenzó a otorgar en su pensamiento a la idea de la omnipotencia divina. En las tres cartas a Mersenne fechadas en el año de 1630, aparece como el fundamento metafísico de su teoría de las verdades eternas. Es más, lo afirma como siendo también el fundamento de la nueva concepción fisicomecánica que está plasmando en su "Monde":
" ...je vous dirai que je n'eusse su trouver les fondements de la physique, si je ne les eusse cherchés par cette voie. Mais c'est la matière que j'ai le plus étudiée de toutes, et en laquelle, grâces à Dieu, je me suis aucunement satisfait; au moins pensai-je avoir trouvé comment on peut démontrer les véritées métaphysiques, d'une façon qui est plus évidente que les démonstrations de géométrie; je dis ceci selon mon jugement..." ( 16)
Y rápidamente alumbra el concepto en el que ha encontrado la fundamentación metafísica para todas las verdades permanentes e indudables de las ciencias:
"Mais je ne laisserai pas de toucher en ma Physique plusieurs questions métaphysiques, et particulièrement celle-ci: que les vérités mathématique, lesquelles vous nommez éternelles, ont été établies de Dieu et en dépendent entièrement, aussi bien que tout le reste des créatures" (17)
Hasta el momento, aparentemente, Descartes no parece apartarse radicalmente de la tradición del pensamiento cristiano, pues parece referirse a puras esencias inteligibles o relaciones necesarias entre ellas que, a su vez, dependen del Espíritu de Dios.
Pero Descartes rompe de inmediato con toda la tradición al afirmar, a través de una contraposición, el abismo que separa al Ser de Dios de las verdades eternas creadas por Él. En efecto, por un lado, todos los seres ( y Descartes incluye también a las verdades indudables e innatas cognoscibles por la razón) deben depender de Dios, dada "la grandeur de Dieu"; y, por ende, la realidad entera queda sujeta bajo las leyes que el Ser Absoluto ha establecido, "ainsi qu'un roi établit des lois en son royaume". Síguese, pues, la consecuencia de que, aun cuando se traten de verdades innatas para el alma humana, sin embargo las verdades eternas no dependen del entendimiento humano, el cual les debe asentimiento necesario como verdades indudablemente ciertas.
Pero, en segundo lugar, las verdades eternas no pueden identificarse con la esencia o el espíritu divino. Dios es absolutamente incomprensible para la razón humana, aunque es el creador de todas las verdades comprensibles racionalmente; por tanto, lo racional nunca puede ser la medida de la Potentia Dei. Y esto lo justifica diciendo: " Or il n'y en a aucune en particulier que nous ne puissions comprendre si notre sprit se porte à la considérer, et elles son toutes "mentibus, nostris ingenitae"...Au contraire nous ne pouvons comprendre la grandeur de Dieu, encore que nous la connaissions. Mais cela même que nous la jugeons incompréhensible nous la fait estimer davantage" (18).En este punto, Descartes se ha separado radicalmente de la tradición escolástica tomista.
Y si nada puede constreñir la infinita libertad y poder divinos, entonces concluye Descartes:
" On vous dira que si Dieu avait établi ces vérités, il les pourrait changer comme un roi fait ses lois; à quoi il faut/ répondre qu'oui, si sa volonté peut changer.- Mais je les comprends comme éternelles et immuables.-Et moi je juge le même de Dieu.-Mais sa volonté est libre.-Oui, mais sa puissance est incompréhensible; et généralemente nous pouvons bien assurer que Dieu peut faire tout ce que nous pouvons comprendre, mais non pas qu'il ne peut faire ce que nous ne pouvons pas comprendre" (19). La inmutabilidad como atributo de Dios o "l'Infini" ( véase también la carta a Mersenne del 3 de junio de 1630) sirve como garante de la permanencia y certeza evidente que poseen las verdades eternas para la ciencia humana.
5.2.- Un pensamiento que también respondía al libertinismo y ateismo y que debió combatir contra la duda teológica.
Podemos decir que en la correspondencia de 1630 la cuestión referente a la omnipotencia divina parece apuntar no sólo a la temprana búsqueda de los fundamentos metafísicos últimos de la unidad de todas las ciencias, sino también se liga a un cierto interés apologético. Descartes ve unida su búsqueda de los principios metafísicos garantes de la certeza del conocimiento y la verdad, con una muy clara toma de posición al lado de aquellos que, como Mersenne mismo, combatían dialécticamente contra los escritos de los libertinos, los ateos, que se difundían rápidamente entre las capas cultas de la sociedad francesa. De ahí, no sólo la referencia que encontramos en la carta de abril de 1630 a uno de esos escritos ( 20), sino el interés con que le insiste Descartes a Mersenne para que difundir y publicar por todas partes que " c'est Dieu qui a établi ces lois en la nature, ainsi qu'un roi établit des lois en son royaume" . "...mais je ne vous prie point pour cela de le tenir secret; au contraire je vous convie de le dire aussi souvent que l'occasion s'en présentera, pourvu que ce soit sans me nommer; car je serai bien aise de savoir les objections qu'on pourra faire contre, et aussi que le monde s'accoutume à entendre parler de Dieu plus dignement" (20)
Como traté en un capítulo anterior, Descartes pudo haber sabido algo sobre la escandalosa confesión postrera de fe racionalista atea del Príncipe Maurice de Nassau...
Pero, con seguridad desde la publicación del "Discurso del método" y muy probablemente, influido también por las discusiones sobre "la toute puissance de Dieu" y los errores de los doctos ( el libro de Morin es sólo una muestra) , Descartes se debió ver movido a volver sobre sus ideas sobre la omnipotencia divina y el papel que debía jugar en la búsqueda de fundamentación y renovación filosófica y científica, sobre todo, después de darse cuenta de que, en otro frente abierto, los defensores de la cosmovisión aristotélico-ptolemaica recurrían precisamente a la omnipotencia divina para extender la duda contra las pretensiones de la naciente racionalidad científIca, sus orientaciones metodológicas y el progreso de las ideas. Frente a las dudas y limitaciones impuestas dogmáticamente desde la teología, sería necesario un cambio de enfoque en la búsqueda de los fundamentos. Y ese cambio pasaba, como claramente vio Morpurgo-Tagliabue, por "dar una respuesta ( crítica y radical) al argumento de Urbano VIII". El planteo, desarrollo y superación de la duda metódica en la obra de Descartes es, si no el único elemento de esta respuesta, sí el primer paso obligado para devolver sus títulos y derechos a la razón científica.
6. El capítulo XII de "Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete hactenus optata solutio
Texto latino:
" Caput XII: Totius libri epilogum, et conclusionem continens
Quam vanae sint pro Telluris excentricitate, atque motu Copernicanorum rationes praecipuae, ostensum est capitibus 8 et 9; ut proinde timendum minimè sit, illos imposterum alias excogitaturos, quae non eadem aut maiori facilitate evertantur. Quanta autem sit pro ipsius Telluris concentricitate, et quiete rationum validitas, eximio in Physica lumine corusca, perspicuum est capitibus 10 et 11: atque utinam universa Philosophia esset eadem evidentiâ(e), et certitudine demonstrata. Iam ergo sagaciores iudent; An Copernicani, eos qui Sacrae Scripturae, Aristoteli, Ptolomaeo et Tychoni pro Telluris quiete adherent, passim contemnentes; iure cum Kepplero lib. I. Astr. Copern. Pag. 140 in haec verba prorumpant. " Hodierno tempore praestantissimi quique Philosophorum et Astronomorum Copernico astipulantur: secta est haec glacies; vincimus, suffragiis melioribus. Caeteros penè sola obstat superstitio, vel metus a Cleanthibus". Et paulo infra. "Quamquam vulgus litteratorum haud multo altius sapiens illiteratis foras quidem authoritates praetendunt; secum ipsi verò prius absurdum et insuetum dogma falsitatis damnant, ignorantiâ(e) caeci, etc.". An non è contrarioò reiectis Copernicanorum figmentis, iam ex dictis hactenus tria rectè condudamus.
1. Quod in Mundi centro, Terra stat in aeternum; et non inclinabitur in seculum seculi, iuxta Psalm.103. Quae verba Spiritus Sanctus futuram videns ingeniorum vanitatem circa Telluris situm atque motum, nec non errores inde prodituros, adiecit expresè cautionis prodituros, adiecit expresè cautionis ergo; quasi praecedentia, "Qui fundasti Terram super stabilitatem suam", ad Telluris quietem signifcandam omnibus erudiendis minime sufficerent. Quod enim additio illa nequeat intelligi de inclinatione ad motum alterationis, ex eo palam est contra Copernicanos; quoniam perpetuo Tellus alteratur: Ergo tantum de motu lationis...
2. Quod hypothesis tychonica ( es decir, de Tycho Brahe) caeteris omnibus excogitatis imo excogitandis praeferenda sit . Terra enim est in Mundi centro ex superius demonstratis. At circa Terram moventur luna, atque sol ut circa centrum sui orbis: circa ipsum vero solem reliqui planetae, ut Iovis satellites circa ipsum Iovem de communi consensu; quo est Tychonis systema genuinum: Mirè correspondens ( res nundum animadversa) Astrologicae signorum divisioni antiquissimae, quâ(e) solis et lunae domicilia in zodiaco, quippe Leo et Cancer, sunt veluti centra domorum reliquorû(m) 5 planetarum Saturni, Iovis, Martis, Veneris et Mercurii: horum enim domus, utrinque circumdant domos luminarium; eodem ordinem, quo in ipso systemate eorum corpora circumdant corpus Solis: scilicet ambae domus Mercurii, proxime circundant solis et lunae domos, tum ambae domus Veneris, tum ambae Martis, indeque ambae Iovis; ut tandem ambae Saturni a Leone e Cancro maxime distent: proindeque fatendum sint, verum Mundi systema prius Astrologis ratione, quam ipsis Astronomis observatione innotuisse.
3. Quod vere sit admirandus summeque colendus Spiritus ille veritatis, Ecclesiae Rector, qui ut in aliis, sic in hac re huc usque dubia, (per) Summos Pontifices, non expectatâ rationum evidentiâ. Ad sententiam de Telluris motus damnandam atque prohibé(n)dam, urgente his diebus ingeniorum temeritate; licet ignoto, tamen securo ducto impulit.
Texto traducido:
" Cuán vanas son las principales teorías de los defensores de Copérnico sobre la no centralidad de la Tierra y sobre su movimiento ya ha sido demostrado en los capítulos 8 y 9; en consecuencia no es de temer en absoluto que deduzcan nuevas teorías que no puedan ser rechazadas con la misma o con mayor facilidad. En cambio, cuánta es la validez de las teorías de la centralidad e inmovilidad de la Tierra, sobretodo ante la brillante luz de la Física, se demuestra en los capítulos 10 y 11: Y ojalá la Filosofía universal ( toda la filosofía) fuera demostrada con la misma evidencia y certitud. Los más perspicaces ya se estarán preguntando si los defensores de Copérnico irrumpen desdeñando indiscriminadamente a aquellos que se sirvan de la Sagrada Escritura, de Aristóteles, Ptolomeo y Tycho Brahe a favor de la inmovilidad de la Tierra, como justamente Kepler en su primer libro de astronomía copernicana (página 140): “En estos tiempos los filósofos y astrónomos más célebres están de acuerdo con Copérnico: esta corriente de pensamiento es de una fortaleza indiscutible; nosotros somos los vencedores con los mejores raciocinios. A los otros sólo les entorpece la superstición, o el miedo de posibles Cleantes”. Y algo más abajo. “Sin embargo, el conjunto de hombres de letras, sabios en un grado mucho más elevado que los iletrados, reivindican una mayor autoridad; sin embargo ellos mismos primeramente maldicen el erróneo y poco habitual dogma de la falsedad, de la ignorancia, de la ceguera, etc.”. Pero aclaremos correctamente, no a través de lo contrario a las invenciones ya rechazadas de los defensores de Copérnico, tres puntos que ya han sido comentados.
1. Que en el centro del Mundo está la Tierra quieta eternamente; y no se apartará jamás, como dice el salmo 103. Palabras que el Espíritu Santo añadió, como precedente, al ver la vanidad de tales ingenios sobre la locación y el movimiento de la Tierra y tantos hombres que iban a cometer errores al respecto, “que creaste la Tierra sobre su propia estabilidad”, para hablar de de la inmovilidad de la Tierra ante todos los eruditos. Que ello no sea entendido como sobre la inclinación al movimiento de la alteración, lo cual va abiertamente contra los defensores de Copérnico; puesto que la Tierra muta constantemente. Por lo tanto sólo sobre el movimiento de su soporte…
2. Que la hipótesis de Tycho Brahe es preferible a todas las otras teorías e incluso a todos los otros investigadores. La Tierra, ciertamente, está en el centro del Mundo, como ya hemos demostrado. Y alrededor de la Tierra se mueven la Luna y el Sol, alrededor del centro de su orbe: Sin embargo alrededor del Sol se mueven el resto de planetas, de la misma manera que los satélites de Júpiter, como es aceptado de forma general, se mueven alrededor del mismo Júpiter; a lo que se le añade lo genuino del sistema de Tycho Brahe: éste corresponde a la vetustísima división de los signos astrológicos, según la cual el posicionamiento en el Zodíaco del Sol y de la Luna, y ciertamente Leo y Cáncer, son el centro del posicionamiento de los cinco planetas restantes, Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio: Ciertamente, los posicionamientos de estos rodean por ambos lados el posicionamiento de la luz; con el mismo sistema sus cuerpos rodean el cuerpo del Sol: ciertamente ambos posicionamientos de Mercurio, después los de Venus, después los de Marte, finalmente los de Júpiter, rodean muy de cerca los posicionamientos del Sol y de la Luna; para que finalmente los posicionamientos de Saturno estén a una distancia considerable de Leo y Cáncer: consecuentemente hace falta reconocer que el sistema del Mundo fue dado a conocer antes a los astrólogos con el raciocinio que a los astrónomos con la observación.
3. Que hay que adorar verdaderamente y venerar en sumo grado a aquel Espíritu de la verdad, preceptor de la Iglesia, el cual, como en otras cosas, también en este tema hasta ahora no se ha esperado a la evidencia de las demostraciones sino a las dudas, por los Sumos Pontífices. Aunque desconocido, sin embargo, a causa de la osadía de algunos ingenios en estos tiempos, impulsó con segura conducción para condenar y prohibir la opinión sobre el movimiento de la tierra"
.......................................................................................................
(1) Jean Baptiste Morin . Parisiis MDCXXXI.
(2) Armoghate afirma lo siguiente: "Il s'agit d'une critique non déguisée de la condamnation du système copernicien prononcée à Rome en 1616". René Descartes. Correspondence,1. Gallimard 2013. p.830
(3) A. Beltrán Marí. Endóxa: Series filosóficas,nº 21. UNED. Madrid, 2006 p.48
(4) De Deo Uno. Tractatus I. Cap.X. Quaeritur Tertio. 1629.pp 194-195
(5) Op. cit. Jean Baptiste Morin. Caput IX: Complectens praecipuas rationes Physicas, atque mixtas, quibus terram moveri astruunt; cum illarum refutationibus. Parisiis.MDCXXXI. pp.31-32
(6) El caso Galileo. Mito y realidad. Mariano Artigas y William R. Shea. Ediciones Encuentro, Madrid, 2009. p.215
(7) Op. cit., Mariano Artigas y W. R. Shea, pp 269-270
(8) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. p. 51
(9) El caso Galileo. Mito y realidad. pp. 268-269
(10) I processi di Galileo e l'epistemologia. Guido Morpurgo-Tagliabue. Edizioni di Comunità. Milano 1963. pp 79-80
(11) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. Caput VII. p. 24
(12) Tomado, junto con la cita que sigue, del libro de G.Morpurgo-Tagliabue, pp. 94 y 97
(13) Op.cit. Morpurgo-Tagliabue, p. 97
(14) Op. cit. Morpurgo-Tagliabue, p. 98
(15) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. p.136
(16) " ...y os diré que no hubiese sabido encontrar los fundamentos de la física si no los hubiese buscado de otra manera. Pero es la materia que he estudiado más de todas, y en la cual, gracias a Dios, si no me he satisfecho en modo alguno; al menos creo haber encontrado cómo se pueden demostrar las verdades metafísicas, de una forma que es más evidente que las demostraciones de la geometría; digo esto según mi juicio...". Lettre a Mersenne, Amsterdam, 15 avril 1630 . Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013, p. 72.
(17) (18) (19) ibidem, p.73 " Pero no dejaré de tratar en mi Física varias cuestiones metafísicas, y particularmente, éstas: que las verdades matemáticas, a las cuales usted denomina "eternas", han sido establecidas por Dios y de Él dependen completamente, tanto como todas las demás criaturas"
" No hay ninguna ( verdad) que no podamos comprender si nuestro espíritu se detiene a considerarla, y todas ellas son "innatas en nuestras mentes"..Al contrario, no podemos comprender la inmensidad de Dios, aunque la conozcamos. Pero el mismo hecho de que la juzguemos incomprensible nos la hace más admirable."
"Se dirá que si Dios hubiese establecido esas verdades, las podría cambiar como un rey que hace sus leyes; a lo que es preciso responder que sí, si su voluntad puede mudar.- Pero yo las comprendo como eternas e inmutables.- Y juzgo igualmente de Dios.- Pero su voluntad es libre.- Sí, pero su poder es incomprensible; y generalmente podemos asegurar que Dios puede hacer todo lo que podamos comprender, pero no que no pueda hacer lo que nosotros no podemos comprender"
(20) ibidem, p.72 " Si no obstante el libro del que usted habla estuviese muy bien hecho, y si cayera en mis manos, que tratase de materias tan peligrosas y que considero tan falsas, si la información que le han dado a usted es verdadera, quizás yo me sentiría obligado a combatirlo"
ibidem, p. 73 " ...sin embargo no le pido que lo mantenga en secreto; al contrario, le invito a decirlo en tantas ocasiones como se presenten, siempre que sea sin nombrarme, pues estaré encantado de conocer las objeciones que se podrán hacer en contra, y asimismo para que el mundo se acostumbre a oir hablar de Dios más dignamente"
5. Un momento decisivo para Descartes.
5.1.- La cuestión de la omnipotencia divina antes de la condena a Galileo en el pensamiento de Descartes.
Sabemos de la importancia que Descartes comenzó a otorgar en su pensamiento a la idea de la omnipotencia divina. En las tres cartas a Mersenne fechadas en el año de 1630, aparece como el fundamento metafísico de su teoría de las verdades eternas. Es más, lo afirma como siendo también el fundamento de la nueva concepción fisicomecánica que está plasmando en su "Monde":
" ...je vous dirai que je n'eusse su trouver les fondements de la physique, si je ne les eusse cherchés par cette voie. Mais c'est la matière que j'ai le plus étudiée de toutes, et en laquelle, grâces à Dieu, je me suis aucunement satisfait; au moins pensai-je avoir trouvé comment on peut démontrer les véritées métaphysiques, d'une façon qui est plus évidente que les démonstrations de géométrie; je dis ceci selon mon jugement..." ( 16)
Y rápidamente alumbra el concepto en el que ha encontrado la fundamentación metafísica para todas las verdades permanentes e indudables de las ciencias:
"Mais je ne laisserai pas de toucher en ma Physique plusieurs questions métaphysiques, et particulièrement celle-ci: que les vérités mathématique, lesquelles vous nommez éternelles, ont été établies de Dieu et en dépendent entièrement, aussi bien que tout le reste des créatures" (17)
Hasta el momento, aparentemente, Descartes no parece apartarse radicalmente de la tradición del pensamiento cristiano, pues parece referirse a puras esencias inteligibles o relaciones necesarias entre ellas que, a su vez, dependen del Espíritu de Dios.
Pero Descartes rompe de inmediato con toda la tradición al afirmar, a través de una contraposición, el abismo que separa al Ser de Dios de las verdades eternas creadas por Él. En efecto, por un lado, todos los seres ( y Descartes incluye también a las verdades indudables e innatas cognoscibles por la razón) deben depender de Dios, dada "la grandeur de Dieu"; y, por ende, la realidad entera queda sujeta bajo las leyes que el Ser Absoluto ha establecido, "ainsi qu'un roi établit des lois en son royaume". Síguese, pues, la consecuencia de que, aun cuando se traten de verdades innatas para el alma humana, sin embargo las verdades eternas no dependen del entendimiento humano, el cual les debe asentimiento necesario como verdades indudablemente ciertas.
Pero, en segundo lugar, las verdades eternas no pueden identificarse con la esencia o el espíritu divino. Dios es absolutamente incomprensible para la razón humana, aunque es el creador de todas las verdades comprensibles racionalmente; por tanto, lo racional nunca puede ser la medida de la Potentia Dei. Y esto lo justifica diciendo: " Or il n'y en a aucune en particulier que nous ne puissions comprendre si notre sprit se porte à la considérer, et elles son toutes "mentibus, nostris ingenitae"...Au contraire nous ne pouvons comprendre la grandeur de Dieu, encore que nous la connaissions. Mais cela même que nous la jugeons incompréhensible nous la fait estimer davantage" (18).En este punto, Descartes se ha separado radicalmente de la tradición escolástica tomista.
Y si nada puede constreñir la infinita libertad y poder divinos, entonces concluye Descartes:
" On vous dira que si Dieu avait établi ces vérités, il les pourrait changer comme un roi fait ses lois; à quoi il faut/ répondre qu'oui, si sa volonté peut changer.- Mais je les comprends comme éternelles et immuables.-Et moi je juge le même de Dieu.-Mais sa volonté est libre.-Oui, mais sa puissance est incompréhensible; et généralemente nous pouvons bien assurer que Dieu peut faire tout ce que nous pouvons comprendre, mais non pas qu'il ne peut faire ce que nous ne pouvons pas comprendre" (19). La inmutabilidad como atributo de Dios o "l'Infini" ( véase también la carta a Mersenne del 3 de junio de 1630) sirve como garante de la permanencia y certeza evidente que poseen las verdades eternas para la ciencia humana.
5.2.- Un pensamiento que también respondía al libertinismo y ateismo y que debió combatir contra la duda teológica.
Podemos decir que en la correspondencia de 1630 la cuestión referente a la omnipotencia divina parece apuntar no sólo a la temprana búsqueda de los fundamentos metafísicos últimos de la unidad de todas las ciencias, sino también se liga a un cierto interés apologético. Descartes ve unida su búsqueda de los principios metafísicos garantes de la certeza del conocimiento y la verdad, con una muy clara toma de posición al lado de aquellos que, como Mersenne mismo, combatían dialécticamente contra los escritos de los libertinos, los ateos, que se difundían rápidamente entre las capas cultas de la sociedad francesa. De ahí, no sólo la referencia que encontramos en la carta de abril de 1630 a uno de esos escritos ( 20), sino el interés con que le insiste Descartes a Mersenne para que difundir y publicar por todas partes que " c'est Dieu qui a établi ces lois en la nature, ainsi qu'un roi établit des lois en son royaume" . "...mais je ne vous prie point pour cela de le tenir secret; au contraire je vous convie de le dire aussi souvent que l'occasion s'en présentera, pourvu que ce soit sans me nommer; car je serai bien aise de savoir les objections qu'on pourra faire contre, et aussi que le monde s'accoutume à entendre parler de Dieu plus dignement" (20)
Como traté en un capítulo anterior, Descartes pudo haber sabido algo sobre la escandalosa confesión postrera de fe racionalista atea del Príncipe Maurice de Nassau...
Pero, con seguridad desde la publicación del "Discurso del método" y muy probablemente, influido también por las discusiones sobre "la toute puissance de Dieu" y los errores de los doctos ( el libro de Morin es sólo una muestra) , Descartes se debió ver movido a volver sobre sus ideas sobre la omnipotencia divina y el papel que debía jugar en la búsqueda de fundamentación y renovación filosófica y científica, sobre todo, después de darse cuenta de que, en otro frente abierto, los defensores de la cosmovisión aristotélico-ptolemaica recurrían precisamente a la omnipotencia divina para extender la duda contra las pretensiones de la naciente racionalidad científIca, sus orientaciones metodológicas y el progreso de las ideas. Frente a las dudas y limitaciones impuestas dogmáticamente desde la teología, sería necesario un cambio de enfoque en la búsqueda de los fundamentos. Y ese cambio pasaba, como claramente vio Morpurgo-Tagliabue, por "dar una respuesta ( crítica y radical) al argumento de Urbano VIII". El planteo, desarrollo y superación de la duda metódica en la obra de Descartes es, si no el único elemento de esta respuesta, sí el primer paso obligado para devolver sus títulos y derechos a la razón científica.
6. El capítulo XII de "Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete hactenus optata solutio
Texto latino:
" Caput XII: Totius libri epilogum, et conclusionem continens
Quam vanae sint pro Telluris excentricitate, atque motu Copernicanorum rationes praecipuae, ostensum est capitibus 8 et 9; ut proinde timendum minimè sit, illos imposterum alias excogitaturos, quae non eadem aut maiori facilitate evertantur. Quanta autem sit pro ipsius Telluris concentricitate, et quiete rationum validitas, eximio in Physica lumine corusca, perspicuum est capitibus 10 et 11: atque utinam universa Philosophia esset eadem evidentiâ(e), et certitudine demonstrata. Iam ergo sagaciores iudent; An Copernicani, eos qui Sacrae Scripturae, Aristoteli, Ptolomaeo et Tychoni pro Telluris quiete adherent, passim contemnentes; iure cum Kepplero lib. I. Astr. Copern. Pag. 140 in haec verba prorumpant. " Hodierno tempore praestantissimi quique Philosophorum et Astronomorum Copernico astipulantur: secta est haec glacies; vincimus, suffragiis melioribus. Caeteros penè sola obstat superstitio, vel metus a Cleanthibus". Et paulo infra. "Quamquam vulgus litteratorum haud multo altius sapiens illiteratis foras quidem authoritates praetendunt; secum ipsi verò prius absurdum et insuetum dogma falsitatis damnant, ignorantiâ(e) caeci, etc.". An non è contrarioò reiectis Copernicanorum figmentis, iam ex dictis hactenus tria rectè condudamus.
1. Quod in Mundi centro, Terra stat in aeternum; et non inclinabitur in seculum seculi, iuxta Psalm.103. Quae verba Spiritus Sanctus futuram videns ingeniorum vanitatem circa Telluris situm atque motum, nec non errores inde prodituros, adiecit expresè cautionis prodituros, adiecit expresè cautionis ergo; quasi praecedentia, "Qui fundasti Terram super stabilitatem suam", ad Telluris quietem signifcandam omnibus erudiendis minime sufficerent. Quod enim additio illa nequeat intelligi de inclinatione ad motum alterationis, ex eo palam est contra Copernicanos; quoniam perpetuo Tellus alteratur: Ergo tantum de motu lationis...
2. Quod hypothesis tychonica ( es decir, de Tycho Brahe) caeteris omnibus excogitatis imo excogitandis praeferenda sit . Terra enim est in Mundi centro ex superius demonstratis. At circa Terram moventur luna, atque sol ut circa centrum sui orbis: circa ipsum vero solem reliqui planetae, ut Iovis satellites circa ipsum Iovem de communi consensu; quo est Tychonis systema genuinum: Mirè correspondens ( res nundum animadversa) Astrologicae signorum divisioni antiquissimae, quâ(e) solis et lunae domicilia in zodiaco, quippe Leo et Cancer, sunt veluti centra domorum reliquorû(m) 5 planetarum Saturni, Iovis, Martis, Veneris et Mercurii: horum enim domus, utrinque circumdant domos luminarium; eodem ordinem, quo in ipso systemate eorum corpora circumdant corpus Solis: scilicet ambae domus Mercurii, proxime circundant solis et lunae domos, tum ambae domus Veneris, tum ambae Martis, indeque ambae Iovis; ut tandem ambae Saturni a Leone e Cancro maxime distent: proindeque fatendum sint, verum Mundi systema prius Astrologis ratione, quam ipsis Astronomis observatione innotuisse.
3. Quod vere sit admirandus summeque colendus Spiritus ille veritatis, Ecclesiae Rector, qui ut in aliis, sic in hac re huc usque dubia, (per) Summos Pontifices, non expectatâ rationum evidentiâ. Ad sententiam de Telluris motus damnandam atque prohibé(n)dam, urgente his diebus ingeniorum temeritate; licet ignoto, tamen securo ducto impulit.
Texto traducido:
" Cuán vanas son las principales teorías de los defensores de Copérnico sobre la no centralidad de la Tierra y sobre su movimiento ya ha sido demostrado en los capítulos 8 y 9; en consecuencia no es de temer en absoluto que deduzcan nuevas teorías que no puedan ser rechazadas con la misma o con mayor facilidad. En cambio, cuánta es la validez de las teorías de la centralidad e inmovilidad de la Tierra, sobretodo ante la brillante luz de la Física, se demuestra en los capítulos 10 y 11: Y ojalá la Filosofía universal ( toda la filosofía) fuera demostrada con la misma evidencia y certitud. Los más perspicaces ya se estarán preguntando si los defensores de Copérnico irrumpen desdeñando indiscriminadamente a aquellos que se sirvan de la Sagrada Escritura, de Aristóteles, Ptolomeo y Tycho Brahe a favor de la inmovilidad de la Tierra, como justamente Kepler en su primer libro de astronomía copernicana (página 140): “En estos tiempos los filósofos y astrónomos más célebres están de acuerdo con Copérnico: esta corriente de pensamiento es de una fortaleza indiscutible; nosotros somos los vencedores con los mejores raciocinios. A los otros sólo les entorpece la superstición, o el miedo de posibles Cleantes”. Y algo más abajo. “Sin embargo, el conjunto de hombres de letras, sabios en un grado mucho más elevado que los iletrados, reivindican una mayor autoridad; sin embargo ellos mismos primeramente maldicen el erróneo y poco habitual dogma de la falsedad, de la ignorancia, de la ceguera, etc.”. Pero aclaremos correctamente, no a través de lo contrario a las invenciones ya rechazadas de los defensores de Copérnico, tres puntos que ya han sido comentados.
1. Que en el centro del Mundo está la Tierra quieta eternamente; y no se apartará jamás, como dice el salmo 103. Palabras que el Espíritu Santo añadió, como precedente, al ver la vanidad de tales ingenios sobre la locación y el movimiento de la Tierra y tantos hombres que iban a cometer errores al respecto, “que creaste la Tierra sobre su propia estabilidad”, para hablar de de la inmovilidad de la Tierra ante todos los eruditos. Que ello no sea entendido como sobre la inclinación al movimiento de la alteración, lo cual va abiertamente contra los defensores de Copérnico; puesto que la Tierra muta constantemente. Por lo tanto sólo sobre el movimiento de su soporte…
2. Que la hipótesis de Tycho Brahe es preferible a todas las otras teorías e incluso a todos los otros investigadores. La Tierra, ciertamente, está en el centro del Mundo, como ya hemos demostrado. Y alrededor de la Tierra se mueven la Luna y el Sol, alrededor del centro de su orbe: Sin embargo alrededor del Sol se mueven el resto de planetas, de la misma manera que los satélites de Júpiter, como es aceptado de forma general, se mueven alrededor del mismo Júpiter; a lo que se le añade lo genuino del sistema de Tycho Brahe: éste corresponde a la vetustísima división de los signos astrológicos, según la cual el posicionamiento en el Zodíaco del Sol y de la Luna, y ciertamente Leo y Cáncer, son el centro del posicionamiento de los cinco planetas restantes, Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio: Ciertamente, los posicionamientos de estos rodean por ambos lados el posicionamiento de la luz; con el mismo sistema sus cuerpos rodean el cuerpo del Sol: ciertamente ambos posicionamientos de Mercurio, después los de Venus, después los de Marte, finalmente los de Júpiter, rodean muy de cerca los posicionamientos del Sol y de la Luna; para que finalmente los posicionamientos de Saturno estén a una distancia considerable de Leo y Cáncer: consecuentemente hace falta reconocer que el sistema del Mundo fue dado a conocer antes a los astrólogos con el raciocinio que a los astrónomos con la observación.
3. Que hay que adorar verdaderamente y venerar en sumo grado a aquel Espíritu de la verdad, preceptor de la Iglesia, el cual, como en otras cosas, también en este tema hasta ahora no se ha esperado a la evidencia de las demostraciones sino a las dudas, por los Sumos Pontífices. Aunque desconocido, sin embargo, a causa de la osadía de algunos ingenios en estos tiempos, impulsó con segura conducción para condenar y prohibir la opinión sobre el movimiento de la tierra"
.......................................................................................................
(1) Jean Baptiste Morin . Parisiis MDCXXXI.
(2) Armoghate afirma lo siguiente: "Il s'agit d'une critique non déguisée de la condamnation du système copernicien prononcée à Rome en 1616". René Descartes. Correspondence,1. Gallimard 2013. p.830
(3) A. Beltrán Marí. Endóxa: Series filosóficas,nº 21. UNED. Madrid, 2006 p.48
(4) De Deo Uno. Tractatus I. Cap.X. Quaeritur Tertio. 1629.pp 194-195
(5) Op. cit. Jean Baptiste Morin. Caput IX: Complectens praecipuas rationes Physicas, atque mixtas, quibus terram moveri astruunt; cum illarum refutationibus. Parisiis.MDCXXXI. pp.31-32
(6) El caso Galileo. Mito y realidad. Mariano Artigas y William R. Shea. Ediciones Encuentro, Madrid, 2009. p.215
(7) Op. cit., Mariano Artigas y W. R. Shea, pp 269-270
(8) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. p. 51
(9) El caso Galileo. Mito y realidad. pp. 268-269
(10) I processi di Galileo e l'epistemologia. Guido Morpurgo-Tagliabue. Edizioni di Comunità. Milano 1963. pp 79-80
(11) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. Caput VII. p. 24
(12) Tomado, junto con la cita que sigue, del libro de G.Morpurgo-Tagliabue, pp. 94 y 97
(13) Op.cit. Morpurgo-Tagliabue, p. 97
(14) Op. cit. Morpurgo-Tagliabue, p. 98
(15) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. p.136
(16) " ...y os diré que no hubiese sabido encontrar los fundamentos de la física si no los hubiese buscado de otra manera. Pero es la materia que he estudiado más de todas, y en la cual, gracias a Dios, si no me he satisfecho en modo alguno; al menos creo haber encontrado cómo se pueden demostrar las verdades metafísicas, de una forma que es más evidente que las demostraciones de la geometría; digo esto según mi juicio...". Lettre a Mersenne, Amsterdam, 15 avril 1630 . Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013, p. 72.
(17) (18) (19) ibidem, p.73 " Pero no dejaré de tratar en mi Física varias cuestiones metafísicas, y particularmente, éstas: que las verdades matemáticas, a las cuales usted denomina "eternas", han sido establecidas por Dios y de Él dependen completamente, tanto como todas las demás criaturas"
" No hay ninguna ( verdad) que no podamos comprender si nuestro espíritu se detiene a considerarla, y todas ellas son "innatas en nuestras mentes"..Al contrario, no podemos comprender la inmensidad de Dios, aunque la conozcamos. Pero el mismo hecho de que la juzguemos incomprensible nos la hace más admirable."
"Se dirá que si Dios hubiese establecido esas verdades, las podría cambiar como un rey que hace sus leyes; a lo que es preciso responder que sí, si su voluntad puede mudar.- Pero yo las comprendo como eternas e inmutables.- Y juzgo igualmente de Dios.- Pero su voluntad es libre.- Sí, pero su poder es incomprensible; y generalmente podemos asegurar que Dios puede hacer todo lo que podamos comprender, pero no que no pueda hacer lo que nosotros no podemos comprender"
(20) ibidem, p.72 " Si no obstante el libro del que usted habla estuviese muy bien hecho, y si cayera en mis manos, que tratase de materias tan peligrosas y que considero tan falsas, si la información que le han dado a usted es verdadera, quizás yo me sentiría obligado a combatirlo"
ibidem, p. 73 " ...sin embargo no le pido que lo mantenga en secreto; al contrario, le invito a decirlo en tantas ocasiones como se presenten, siempre que sea sin nombrarme, pues estaré encantado de conocer las objeciones que se podrán hacer en contra, y asimismo para que el mundo se acostumbre a oir hablar de Dios más dignamente"
sábado
Mersenne et l'angelique doctrine. Un intellectuel politiquement correct ou un penseur masqué. Segunda parte
Dédié au Dr M. Lerner. Merci, professeur, puisque vous avez prêté attention à mon étude sur Mersenne. Votre approbation des conclusions de mon travail sur Mersenne est un grand encouragement pour mes recherches.
Mersenne, un pensador disfrazado
Mersenne escribió a Peiresc en el verano de 1634:
" Monsieur
Je vous envoie les trois petits traitez que j' ay faits, affin que vous en puissiez recevoir quelque contentement parmi vos occupations plus sérieuses. Je vous prie d' envoy à Mr. Doni, quand vous en trouverez l' occasion, ceux où son nom est. Dont les Questions morales, mathematiques, etc. sont differentes de vostres, parce qu' il y a des raisons pour le mouvement de la Terre sans réfutation, pour lesquelles j' avois mis la sentence des cardinaux pour medecine, comme vous verrez. Mais parce qu' on me dist qu' il y avoit eu quelque bruit parmi les docteurs de Sorbonne à cause des raisons que ye ne refutois pas, j'ay osté toutes les questions dont ils se pouvoient formaliser, et en ay mis d' autres que vous verrez dans le livre pour Mr. Doni, qui sera plus prope pour Rome (1)
Gracias a la Profesora Sylvie Taussig , sabemos:
" Ainsi existe-t-il dès juillet 1634 deux versions des Questions, qui diffèrent par les questions 34, 37, 44 et 45. À voir les questions litigieuses ..., on comprend que l’affaire ait pu faire quelque bruit ; mais, des questions de rechange que Mersenne formule, si la dernière est carrément ironique (« Est-il permis d’enseigner dans les Écoles que la terre est immobile ? ») et permet de découvrir chez notre minime un pince-sans-rire, les trois autres sont de vraies questions" ( " Marin Mersenne, moine mathématicien et philosophe" en la biblioteca Bibnum, 22 de febrero de 2010, p. 15)
Es decir:
" Existen, pues, a partir de julio de 1634 dos versiones de las Questions, que difieren en las cuestiones 34, 37,44, 45. Al ver las cuestiones polémicas... se comprende que el caso podría hacer algún ruído; pero de las cuestiones de reemplazo que Mersenne formula, si la última (45) es francamente irónica ( " ¿ Está permitido enseñar en las escuelas que la tierra es inmóvil?") y permite descubrir en nuestro mínimo a un sarcástico, las otras tres son cuestiones reales"
Y es que, tras la condena de Galileo, Mersenne cambió algunas cuestiones contenidas en la primera edición por otras cuestiones en la segunda edición de 1634. Las sustituyó porque en las primeras se presentaban opiniones galileanas sobre el movimiento terráqueo que no iban acompañadas de razones contrarias. Por eso envía a su corresponsal, Peiresc un tratado modificado y distinto del que ya tenía éste en su poder, para que fuese enviado a Monsieur Doni, en Roma.
En efecto, de acuerdo con la investigación de Taussig, sabemos, por ejemplo, que la cuestión 34 (" A sçavoir si l' on peut établir une nouvelle science des sons, qui soit nommé Psophologie, ou de tel autre nom que l' on voudra") fue sustituida por " Quelles raisons a- t' on prouver & pour persuader le mouvement de la Terre, autour de son axe, dans l' espace de vingt-quatre heures?". Vemos en la publicación definitiva que Mersenne expone razones para dudar de la rotación.
La cuestión 37 de la primera edición era " À sçavoir combien l' on doit estre élevé sur la surface de la terre, ou sur tel autre corps que l' on voudra plus grand ou plus petit, pour voir un espace donne"; mientras que en 1634 fue sustituida por " Quelle raison peut on avoir pour croire que la Terre se meut autour du Soleil, que lòn met au centre du monde?". El monje francés también aquí declara que " hasta aquí no se ha dado ninguna razón que demuestre que el Sol sea el centro del universo o que la tierra se mueva en torno al Sol".
La cuestión 44 ( "Quelle doit estre la force de la voix pour estre portée et entendue jusque à la Lune, au Soleil et au firmament, soit naturellement ou par artifice?") será modificada por esta otra: " Qu' y a-il de plus notable dans les Dialogues que Galilée a faits du mouvement de la terre"
Y la cuestión 45 pudo haber sido "Est-il permis d' enseigner dans les Escoles que la terre es immobile?", pero la verdadera formulación que hallamos en el tratado es "Est-il permis de soustenir que la terre es mobile: où la Censure des Dialogues de Galilée est rapportée tout au long"
Todo esto parece bastante extraño, pero no tanto si tenemos en cuenta no sólo su curiosidad e interés por la divulgación científica, sino también la cautela y prevención que demuestra al conocerse la dureza de las decisiones tomadas desde Roma contra la posición representada por Galileo ( cosa que demuestra por el hecho de publicar en la segunda edición la sentencia contra el sabio florentino) y las razones en las que se apoyaron los inquisidores. Y hemos visto en las cuestiones 34 y 37 que Mersenne presentaba razones profundamente coherentes con la angélica doctrina del Papa. ¿ Trataba de protegerse de toda sospecha a la par que satisfacía su curiosidad científica e informaba sobre controversias de máxima actualidad e interés científicos?
Como afirma Massimo Bucciantini, como consecuencia de la condena de Galileo, Mersenne tuvo que adoptar una gran precaución, lo cual explica los cambios que introdujo en relación con las tesis contenidas en los Diálogos de Galileo, dentro de sus Questions theologiques ( véase: Bucciantini Massimo, " Descartes, Mersenne et la philosophie invisible de Galilée ", Dix-septième siècle, 2009/1 nº 244, p. 19-30. DOI: 10.3917/dss.091.0019)
Aun cuando no nos es posible cotejar las cuestiones cambiadas, si hacemos caso a lo que confesó Mersenne en su carta, parece que trató de corregir aquellos puntos de vista controvertidos relacionados con el copernicanismo que en las primeras cuestiones podían levantar sospechas. Y por ello decía que " hay consideraciones sobre el movimiento de la Tierra sin refutación, para las cuales he puesto la sentencia de los cardenales como medicina...Pero puesto que se me ha dicho que hubo algún ruido entre los doctores de la Sorbona a causa de las consideraciones que yo no refuté, he suprimido todas las cuestiones en las que se podían formular y he colocado otras que V. verá en el libro para Mr. Doni, que será más apropiado para Roma".
Como vemos, Mersenne eliminó los párrafos referidos a Galileo contenidos en la primera edición, colocando otros "más apropiados para Roma" y al gusto de "los doctores de la Sorbona".
Pienso que es altamente razonable extraer la siguiente conclusión: si en la nueva versión de las "Questions theologiques" aparecen claras referencias a la angélica doctrina para contrarrestar la afirmación del movimiento de la Tierra, y si Mersenne lo hace para contentar a Roma y a los doctores de la Universidad de París, entonces, en París, la objeción papal contra la movilidad de la Tierra era muy probablemente conocida y aceptada por algunos doctores de la Facultad de Teología. Mersenne estaba exponiendo algo que los doctores de la Sorbona aceptarían de buen grado o, al menos, algo en lo que no hubiese encontrado la oposición de los teólogos mejor informados.
Pero creo que los estudios históricos no han profundizado suficientemente todavía en el hecho de que Mersenne aduzca razones asociadas con la angélica doctrina para contentar a los teólogos parisinos que "exigían una refutación en buena y debida forma" (2). Por eso, estando en lo esencial de acuerdo con el estudio de Lerner , creo que la utilización por parte de Mersenne del argumento escéptico favorito del Papa contra Galileo es un aspecto tan significativo que, incluso, trasciende el libro de Mersenne, pues demuestra que jugó un papel determinante en la cultura científica y filosófica del S.XVII. Como es evidente, Mersenne no sólo procuró "curarse en salud" publicando la sentencia de los cardenales contra la posición galileana, sino que cambió su libro para que fuese "plus prope pour Rome". Y lo hizo exponiendo razones teológicas que armonizan a la perfección con la objeción anticopernicana representada por la angélica doctrina.
Pues, bien, si esto es así, tenemos la prueba en Mersenne de un " penseur masqué" que, por cautela o temor, expresa sus opiniones y pensamientos sin tratar de salirse de lo políticamente correcto ni levantar sospechas entre las autoridades eclesiásticas y académicas.
Pero también es la prueba de que las objeciones papales contenidas en la angélica doctrina estaban pesando en el ambiente académico parisiense, francés. ¿ Cómo podía pasarle desadvertido a Descartes.?. Trataré de probar en futuras entradas, remitiéndome a la correspondencia entre Descartes y Mersenne que es sumamente probable que este aspecto tuviese notable influencia en el pensador francés.
Ahora bien, si se me permite hacer una analogía con su gran amigo Descartes, podría decir que, inevitablemente, también Descartes tuvo que servirse de tanta o más cautela y prudencia que el mínimo, sólo que el talento y sagacidad del gran filósofo francés le permitió poder salvar tan apurada situación con la inventiva de una estrategia de largo alcance: su sistema metafísico. Y esto es lo que yo he tratado de explicar en el libro "El caballo de Troya de Descartes".
Pero es llamativo el distinto modo en que reaccionaron estos amigos al conocer la condena de Galileo. Mersenne modificó sus " Questions Theologiques" adaptando capítulos enteros al gusto de Roma y de los doctores de la Sorbona. Descartes retiró de imprenta su "Monde", pues, como escribió en una carta a Mersenne en noviembre de 1633:
" Comme je ne voudrais pour rien du monde qu' il sortît de moi un discours, où il se trouvât le moindre mot qui fût désapprouvé de l' Église, aussi aimé-je, mieux le supprimer, que de le faire paraître estropié... Il y a déja tant d' opinions en philosophie ...qui peuvent être soutenues en dispute, que si les miennes n' ont rien de plus certain, et ne peuvent être approuvées sans controverse, je ne les veux jamais publier" ( Correspondence, 1 Éditée et annotée par Jean-Robert Amorgathe. Gallimard,2013, pp.108-109)
" Como no querría por nada del mundo que salga de mí un discurso en el que se encontrase la menor palabra que fuese desaprobada por la Iglesia, es por ello que he preferido mejor suprimirlo que hacer que parezca amputado ... Hay ya tantas opiniones en filosofía ... que pueden ser sostenidas en disputa, que si las mías no tienen nada de más cierto, y si no pueden ser aprobadas sin controversia, no las quiero publicar nunca"
O quizás recelaba de la oposición de los jesuitas, pues : " Je me suis laissé dire, que les ( P. jésuites) avaient aidé à la condamnation de Galilée" ( Op. cit, p. 110). Es decir: " Me han dicho que los Padres jesuitas habían ayudado a la condenación de Galileo".
Mersenne no llegó a mutilar su libro, pero sí a amputarle partes que sustituyó por otras. Y lo hizo intercalando razones basadas en la angélica doctrina papal, razones "apropiadas" para Roma. Ya hemos visto en una entrada anterior el juicio que en 1632 le merecían a Descartes las razones por las que Roma podía haber convertido en "dogma de fe" el geocentrismo...
Lo cierto es que Descartes no adoptó la actitud tomada por Mersenne. No publicó su tratado de física, pero se concentró en desarrollar una filosofía primera que ya, entre 1629 y 1630, había esbozado en unas cuantas páginas, matrices de sus futuras "Meditaciones". Y lo que a ciencia cierta sabemos es que en esos esbozos el concepto de la omnipotencia divina tenía un lugar privilegiado y central. Pero, claro, las implicaciones que Descartes extraerá de su concepción de la " Potentia Dei" serán opuestas al escepticismo teológico anticientífico que se seguía de la doctrina papal. En efecto, esta ponía potencialmente en duda el orden inteligible y limitaba nuestra capacidad cognoscitiva, mientras que lo que perseguía Descartes era fundamentar la cognoscibilidad de la realidad a partir de la idea de la inmutabilidad y la omnipotencia divinas.
Es muy razonable pensar que , cuando se ilusionó con la esperanza de ganar fuertes apoyos en Roma, pensaba en poder obtener una victoria para sus ideas metafísicas que preparase el terreno para que la Iglesia cambiase de actitud ante las nuevas ideas científicas. Pero ello forzosamente pasaba no sólo por un replanteamiento exegético ( cosa que escapaba completamente a la competencia, al deseo e influencia de un filósofo como Descartes), sino también por la desactivación ( inteligentemente estratégica) del gran reparo anticientífico contenido en la doctrina puesta de moda por el Papa y de la que, como hemos visto, encontramos ecos incluso en el amigo de Descartes, el Padre Mersenne. Por cierto, un sacerdote que mantenía relaciones con personajes influyentes dentro del Colegio Cardenalicio, como, por ejemplo, el mismísimo sobrino del Papa y uno de los hombres a su servicio: Giambattista Doni...
(1) "Marin Mersenne, Correspondence. PUF, Paris 1945-1988. IV, pp. 267-268
(2) La réception de la condamnation de Galilée en France au XVII siècle, M. P. Lerner, en "Largo campo di filosofare" editado por J. Montesinos y C. Solís. Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, 2001. pp.524-526
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Mersenne, un pensador disfrazado
Mersenne escribió a Peiresc en el verano de 1634:
" Monsieur
Je vous envoie les trois petits traitez que j' ay faits, affin que vous en puissiez recevoir quelque contentement parmi vos occupations plus sérieuses. Je vous prie d' envoy à Mr. Doni, quand vous en trouverez l' occasion, ceux où son nom est. Dont les Questions morales, mathematiques, etc. sont differentes de vostres, parce qu' il y a des raisons pour le mouvement de la Terre sans réfutation, pour lesquelles j' avois mis la sentence des cardinaux pour medecine, comme vous verrez. Mais parce qu' on me dist qu' il y avoit eu quelque bruit parmi les docteurs de Sorbonne à cause des raisons que ye ne refutois pas, j'ay osté toutes les questions dont ils se pouvoient formaliser, et en ay mis d' autres que vous verrez dans le livre pour Mr. Doni, qui sera plus prope pour Rome (1)
Gracias a la Profesora Sylvie Taussig , sabemos:
" Ainsi existe-t-il dès juillet 1634 deux versions des Questions, qui diffèrent par les questions 34, 37, 44 et 45. À voir les questions litigieuses ..., on comprend que l’affaire ait pu faire quelque bruit ; mais, des questions de rechange que Mersenne formule, si la dernière est carrément ironique (« Est-il permis d’enseigner dans les Écoles que la terre est immobile ? ») et permet de découvrir chez notre minime un pince-sans-rire, les trois autres sont de vraies questions" ( " Marin Mersenne, moine mathématicien et philosophe" en la biblioteca Bibnum, 22 de febrero de 2010, p. 15)
Es decir:
" Existen, pues, a partir de julio de 1634 dos versiones de las Questions, que difieren en las cuestiones 34, 37,44, 45. Al ver las cuestiones polémicas... se comprende que el caso podría hacer algún ruído; pero de las cuestiones de reemplazo que Mersenne formula, si la última (45) es francamente irónica ( " ¿ Está permitido enseñar en las escuelas que la tierra es inmóvil?") y permite descubrir en nuestro mínimo a un sarcástico, las otras tres son cuestiones reales"
Y es que, tras la condena de Galileo, Mersenne cambió algunas cuestiones contenidas en la primera edición por otras cuestiones en la segunda edición de 1634. Las sustituyó porque en las primeras se presentaban opiniones galileanas sobre el movimiento terráqueo que no iban acompañadas de razones contrarias. Por eso envía a su corresponsal, Peiresc un tratado modificado y distinto del que ya tenía éste en su poder, para que fuese enviado a Monsieur Doni, en Roma.
En efecto, de acuerdo con la investigación de Taussig, sabemos, por ejemplo, que la cuestión 34 (" A sçavoir si l' on peut établir une nouvelle science des sons, qui soit nommé Psophologie, ou de tel autre nom que l' on voudra") fue sustituida por " Quelles raisons a- t' on prouver & pour persuader le mouvement de la Terre, autour de son axe, dans l' espace de vingt-quatre heures?". Vemos en la publicación definitiva que Mersenne expone razones para dudar de la rotación.
La cuestión 37 de la primera edición era " À sçavoir combien l' on doit estre élevé sur la surface de la terre, ou sur tel autre corps que l' on voudra plus grand ou plus petit, pour voir un espace donne"; mientras que en 1634 fue sustituida por " Quelle raison peut on avoir pour croire que la Terre se meut autour du Soleil, que lòn met au centre du monde?". El monje francés también aquí declara que " hasta aquí no se ha dado ninguna razón que demuestre que el Sol sea el centro del universo o que la tierra se mueva en torno al Sol".
La cuestión 44 ( "Quelle doit estre la force de la voix pour estre portée et entendue jusque à la Lune, au Soleil et au firmament, soit naturellement ou par artifice?") será modificada por esta otra: " Qu' y a-il de plus notable dans les Dialogues que Galilée a faits du mouvement de la terre"
Y la cuestión 45 pudo haber sido "Est-il permis d' enseigner dans les Escoles que la terre es immobile?", pero la verdadera formulación que hallamos en el tratado es "Est-il permis de soustenir que la terre es mobile: où la Censure des Dialogues de Galilée est rapportée tout au long"
Todo esto parece bastante extraño, pero no tanto si tenemos en cuenta no sólo su curiosidad e interés por la divulgación científica, sino también la cautela y prevención que demuestra al conocerse la dureza de las decisiones tomadas desde Roma contra la posición representada por Galileo ( cosa que demuestra por el hecho de publicar en la segunda edición la sentencia contra el sabio florentino) y las razones en las que se apoyaron los inquisidores. Y hemos visto en las cuestiones 34 y 37 que Mersenne presentaba razones profundamente coherentes con la angélica doctrina del Papa. ¿ Trataba de protegerse de toda sospecha a la par que satisfacía su curiosidad científica e informaba sobre controversias de máxima actualidad e interés científicos?
Como afirma Massimo Bucciantini, como consecuencia de la condena de Galileo, Mersenne tuvo que adoptar una gran precaución, lo cual explica los cambios que introdujo en relación con las tesis contenidas en los Diálogos de Galileo, dentro de sus Questions theologiques ( véase: Bucciantini Massimo, " Descartes, Mersenne et la philosophie invisible de Galilée ", Dix-septième siècle, 2009/1 nº 244, p. 19-30. DOI: 10.3917/dss.091.0019)
Aun cuando no nos es posible cotejar las cuestiones cambiadas, si hacemos caso a lo que confesó Mersenne en su carta, parece que trató de corregir aquellos puntos de vista controvertidos relacionados con el copernicanismo que en las primeras cuestiones podían levantar sospechas. Y por ello decía que " hay consideraciones sobre el movimiento de la Tierra sin refutación, para las cuales he puesto la sentencia de los cardenales como medicina...Pero puesto que se me ha dicho que hubo algún ruido entre los doctores de la Sorbona a causa de las consideraciones que yo no refuté, he suprimido todas las cuestiones en las que se podían formular y he colocado otras que V. verá en el libro para Mr. Doni, que será más apropiado para Roma".
Como vemos, Mersenne eliminó los párrafos referidos a Galileo contenidos en la primera edición, colocando otros "más apropiados para Roma" y al gusto de "los doctores de la Sorbona".
Pienso que es altamente razonable extraer la siguiente conclusión: si en la nueva versión de las "Questions theologiques" aparecen claras referencias a la angélica doctrina para contrarrestar la afirmación del movimiento de la Tierra, y si Mersenne lo hace para contentar a Roma y a los doctores de la Universidad de París, entonces, en París, la objeción papal contra la movilidad de la Tierra era muy probablemente conocida y aceptada por algunos doctores de la Facultad de Teología. Mersenne estaba exponiendo algo que los doctores de la Sorbona aceptarían de buen grado o, al menos, algo en lo que no hubiese encontrado la oposición de los teólogos mejor informados.
Pero creo que los estudios históricos no han profundizado suficientemente todavía en el hecho de que Mersenne aduzca razones asociadas con la angélica doctrina para contentar a los teólogos parisinos que "exigían una refutación en buena y debida forma" (2). Por eso, estando en lo esencial de acuerdo con el estudio de Lerner , creo que la utilización por parte de Mersenne del argumento escéptico favorito del Papa contra Galileo es un aspecto tan significativo que, incluso, trasciende el libro de Mersenne, pues demuestra que jugó un papel determinante en la cultura científica y filosófica del S.XVII. Como es evidente, Mersenne no sólo procuró "curarse en salud" publicando la sentencia de los cardenales contra la posición galileana, sino que cambió su libro para que fuese "plus prope pour Rome". Y lo hizo exponiendo razones teológicas que armonizan a la perfección con la objeción anticopernicana representada por la angélica doctrina.
Pues, bien, si esto es así, tenemos la prueba en Mersenne de un " penseur masqué" que, por cautela o temor, expresa sus opiniones y pensamientos sin tratar de salirse de lo políticamente correcto ni levantar sospechas entre las autoridades eclesiásticas y académicas.
Pero también es la prueba de que las objeciones papales contenidas en la angélica doctrina estaban pesando en el ambiente académico parisiense, francés. ¿ Cómo podía pasarle desadvertido a Descartes.?. Trataré de probar en futuras entradas, remitiéndome a la correspondencia entre Descartes y Mersenne que es sumamente probable que este aspecto tuviese notable influencia en el pensador francés.
Ahora bien, si se me permite hacer una analogía con su gran amigo Descartes, podría decir que, inevitablemente, también Descartes tuvo que servirse de tanta o más cautela y prudencia que el mínimo, sólo que el talento y sagacidad del gran filósofo francés le permitió poder salvar tan apurada situación con la inventiva de una estrategia de largo alcance: su sistema metafísico. Y esto es lo que yo he tratado de explicar en el libro "El caballo de Troya de Descartes".
Pero es llamativo el distinto modo en que reaccionaron estos amigos al conocer la condena de Galileo. Mersenne modificó sus " Questions Theologiques" adaptando capítulos enteros al gusto de Roma y de los doctores de la Sorbona. Descartes retiró de imprenta su "Monde", pues, como escribió en una carta a Mersenne en noviembre de 1633:
" Comme je ne voudrais pour rien du monde qu' il sortît de moi un discours, où il se trouvât le moindre mot qui fût désapprouvé de l' Église, aussi aimé-je, mieux le supprimer, que de le faire paraître estropié... Il y a déja tant d' opinions en philosophie ...qui peuvent être soutenues en dispute, que si les miennes n' ont rien de plus certain, et ne peuvent être approuvées sans controverse, je ne les veux jamais publier" ( Correspondence, 1 Éditée et annotée par Jean-Robert Amorgathe. Gallimard,2013, pp.108-109)
" Como no querría por nada del mundo que salga de mí un discurso en el que se encontrase la menor palabra que fuese desaprobada por la Iglesia, es por ello que he preferido mejor suprimirlo que hacer que parezca amputado ... Hay ya tantas opiniones en filosofía ... que pueden ser sostenidas en disputa, que si las mías no tienen nada de más cierto, y si no pueden ser aprobadas sin controversia, no las quiero publicar nunca"
O quizás recelaba de la oposición de los jesuitas, pues : " Je me suis laissé dire, que les ( P. jésuites) avaient aidé à la condamnation de Galilée" ( Op. cit, p. 110). Es decir: " Me han dicho que los Padres jesuitas habían ayudado a la condenación de Galileo".
Mersenne no llegó a mutilar su libro, pero sí a amputarle partes que sustituyó por otras. Y lo hizo intercalando razones basadas en la angélica doctrina papal, razones "apropiadas" para Roma. Ya hemos visto en una entrada anterior el juicio que en 1632 le merecían a Descartes las razones por las que Roma podía haber convertido en "dogma de fe" el geocentrismo...
Lo cierto es que Descartes no adoptó la actitud tomada por Mersenne. No publicó su tratado de física, pero se concentró en desarrollar una filosofía primera que ya, entre 1629 y 1630, había esbozado en unas cuantas páginas, matrices de sus futuras "Meditaciones". Y lo que a ciencia cierta sabemos es que en esos esbozos el concepto de la omnipotencia divina tenía un lugar privilegiado y central. Pero, claro, las implicaciones que Descartes extraerá de su concepción de la " Potentia Dei" serán opuestas al escepticismo teológico anticientífico que se seguía de la doctrina papal. En efecto, esta ponía potencialmente en duda el orden inteligible y limitaba nuestra capacidad cognoscitiva, mientras que lo que perseguía Descartes era fundamentar la cognoscibilidad de la realidad a partir de la idea de la inmutabilidad y la omnipotencia divinas.
Es muy razonable pensar que , cuando se ilusionó con la esperanza de ganar fuertes apoyos en Roma, pensaba en poder obtener una victoria para sus ideas metafísicas que preparase el terreno para que la Iglesia cambiase de actitud ante las nuevas ideas científicas. Pero ello forzosamente pasaba no sólo por un replanteamiento exegético ( cosa que escapaba completamente a la competencia, al deseo e influencia de un filósofo como Descartes), sino también por la desactivación ( inteligentemente estratégica) del gran reparo anticientífico contenido en la doctrina puesta de moda por el Papa y de la que, como hemos visto, encontramos ecos incluso en el amigo de Descartes, el Padre Mersenne. Por cierto, un sacerdote que mantenía relaciones con personajes influyentes dentro del Colegio Cardenalicio, como, por ejemplo, el mismísimo sobrino del Papa y uno de los hombres a su servicio: Giambattista Doni...
(1) "Marin Mersenne, Correspondence. PUF, Paris 1945-1988. IV, pp. 267-268
(2) La réception de la condamnation de Galilée en France au XVII siècle, M. P. Lerner, en "Largo campo di filosofare" editado por J. Montesinos y C. Solís. Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, 2001. pp.524-526
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