" Imaginad una cueva y que descendéis hacia lo más profundo y recóndito de la misma, ¿ qué sentiríais?". Así empecé hoy una clase para aventurarnos a poner en diálogo amistoso a dos personajes tan contrastantes como Nietzsche y Platón.
Los alumnos de bachillerato pronto comenzaron a expresar sus sugerencias: sería un lugar oscuro, impracticable para orientarnos bien, produciría miedo, un lugar donde no veríamos nada con claridad, la visión sería confusa, etc.
Propongámonos, por tanto ´-les dije-, recordar lo que enseñaba Platón a través de su famosa alegoría de la caverna. ¿ Quienes vivían en aquel lugar?. Y varios alumnos respondieron rápidamente que eran unos prisioneros encadenados. Y recordamos que vivir allí, en la oscuridad, era lo mismo que vivir entre sombras, entre penumbras, y que Platón nos decía que así se encuentra el hombre en el mundo cuando no emprende la vía de conocimiento expedita por una educación que estimule a pensar y dialogar. Otro alumno puntualizaba que ese progreso consistiría en un aprendizaje que llevaría a distinguir y descubrir la verdad de las cosas más allá de esas apariencias equívocas e imperfectas que en la caverna se corresponderían con las sombras vistas por los prisioneros. Yo tomé sus palabras como oportuna ocasión para preguntarles a ellos sobre la situación en que se encontraría mentalmente una persona que se pareciese a esos prisioneros que de las cosas sólo conociesen sus apariencias. Y la respuesta estaba cantada: " ignorancia". Y consideré importante hacerles ver algo en lo que a veces no reparamos al leer el mito de la caverna y que Platón parece enfatizar como un aspecto grave de esa ignorancia. Lo más grave - les comenté- de esa ignorancia es que de sí mismos, los prisioneros sólo ven lo aparente pero no captan lo esencial, lo que verdaderamente cada uno de ellos es igual que todos los demás.
Después de un breve silencio que probablemente se debiese al interés y a que el diálogo les sugería ideas, traté que ellos me dijesen qué verían de sí mismos esos míseros prisioneros y de qué no se habían llegado a dar cuenta y de lo que procedía todo lo noble, perfecto y superior que hay en cada ser humano. Me alegró mucho comprobar que aún recordaban que, según Platón, en su ignorancia, lo único que verían de sí mismos sería lo sensible, pero no inteligible, es decir, sus propios cuerpos y todo lo que con el cuerpo se relaciona: las percepciones que tuviesen, lo sentido, las emociones y pasiones, los apetitos e impulsos instintivos... Pero permanecerían ciegos para reconocer lo más esencial, lo más verdadero, lo más inteligible: ese alma, esa razón, enclaustrada dentro de la oprimente camisa de fuerza de la materia corporal. Y me permití entonces una digresión para explicarles que por culpa de esa ignorancia tampoco los prisioneros podían vivir en la perfecta paz con la que Platón hubiese soñado en su utopía de una sociedad perfecta, pues vivirían esclavos de las malas y más bajas pasiones de las que lo material tiene la culpa siempre según Platón.
Y claro, si a continuación yo pasaba a preguntarles lo que Plantón consideraba más necesario para esos infelices prisioneros, inevitablemente me preguntaba yo mismo si ellos recordarían alguna idea congruente como respuesta. Y, sí, pero necesitaban que yo pronunciase la palabra mágica: :" liberación". Entonces el paso siguiente era pensar en la visión que Platón tenía de esa liberación del alma y que era función propia de una buena educación. Y, ayudándonos entre todos en ese paseo que es el diálogo, pudimos recordar que se trataba de que el alma se liberase de todo lo percibido a través del cuerpo para alcanzar ese conocimiento superior que sólo puede darnos el uso de la razón que lleva al saber, al verdadero conocimiento que Platón llamaba "episteme" y, dentro del cual, el pensamiento filosófico cumplía una función excepcional. ¿ En qué consistía, pues, la función propia del filosofar?.
Costaba que los alumnos pudiesen en este momento encontrar la respuesta exacta. Unos tanteaban posibles respuestas, otros cavilaban taciturnos. Pero yo, mirando el reloj, algo impaciente quizás, anticipo la respuesta. Esa función es la crítica. El alma del hombre está llamada a liberarse de todo lo que la sujeta con cadenas que la retienen en el mundo sensible: liberarse de las apariencias para alcanzar el conocimiento sobre llo verdaderamente real e inteligible, las Ideas. El alma debe liberarse imponiéndo el gobierno regulador de la razón sobre la tiranía anárquica de los instintos vitales y sensibles. El alma debe liberarse haciéndose buena a fuerza de hacerse profunda en el saber y, así, filosofando, prepararse para la muerte a fin de salvarse en el mundo de las ideas.
¿ Para qué vive el hombre según Platón?. Es una pregunta oportuna para lanzarsela a los alumnos en el momento de recoger la siembra hecha. Si hay alguno que vea que el hombre que vive en la caverna tiene que luchar por salir de ella, hemos ganado mucho, pues facilitará que los demás entiendan que la finalidad de la crítica filosófica racionalista de Platón es la definitiva y completa separación del alma respecto del cuerpo. Y podrán comprender también que, en lo esencial, la idea que Platón da del sentido de la vida es la de un hombre que sólo puede realizarse teniendo que soportar esta vida para pensar y conocer. Se vive para pensar y se piensa para vivir una vida más elevada, pero escapando del mundo de la vida.
Pues, bien, ya hemos visto bastante de Platón. Pero ahora tenemos que pasar a Nietzsche. Y éste se nos presenta como un gran crítico del platonismo, al que hace cargar todas las culpas de los males en la historia de la cultura occidental o europea. Y, una vez dicho que Platón ve al hombre como un ser emientemente teórico, contemplativo, pensador, conceptualizador, descubridor de esencias inteligibles, me atreví a preguntar a mis alumnos la visión nietzscheana del ser humano. ¿ El hombre vive para hacer teorías o filosofías, según Nietzsche?
Tuve un momento de reproche interno: me critiqué haber lanzado la pregunta porque veía que los alumnos no sabían por dónde cogerla ni qué respuesta poder dar. Yo tenía por tanto que ayudarles y pensé una frase concisa pero sugerente: " No, para Nietzsche, el hombre vive para vivir con más intensidad. ¿ Eso qué es?"
Si los alumnos han leído algo de Nietzsche puede sugerirles ideas: lo que para Platón es lo esencial y más noble y perfecto del ser humano no es más que una pura apariencia o idea de ficción creada por él mismo: el alma y todos los conceptos más abstractos a los que se les ha otorgado valor e inteligibilidad supremas, la creencia en una naturaleza o esencia de lo humano fija, inmutable, universal e inmarcesible históricamente, trascendente al devenir del mundo de la vida que es cada cultura concreta y condicionante, muy condicionante.
¿Y cómo ha condicionado la cultura occidental ese producto suyo que es el tipo de hombre que vive, se relaciona y trata de prosperar dentro de las sociedades europeas?. A los chicos hay que formularles la pregunta de una forma más clara, como por ejemplo, ¿ qué es lo que más influye de la cultura occidental en nosotros según lo que habéis visto de Nietzsche?. Y una vez vista la contraposición entre la moral de esclavos y la moral de señores, algunos alumnos podrán sugerir que uno de esos instrumentos domesticadores, in-formadores, de la cultura occidental ha podido ser aquella moral de esclavos y sus coberturas ideológicas o filosóficas inventadas como coartadas para establecer valores uniformadores como valores universales y absolutos, separados de aquellos seres humanos de cuya decadencia y bajos instintos vitales proceden.
Y , una vez dicho esto, quise provocar a los alumnos con dos preguntas clave para comprender a Nietzsche. Primero, ¿ qué hacen con los seres humanos los valores establecidos por la cultura de tradición platónico-cristiana? y, segundo, ¿ con qué interés hacen lo que hacen esos valores?. Teníamos que ver que el producto humano de la cultura occidental sería un tipo de individuo cada vez más pequeño, más inhibido instintualmente, más sujeto por convencionalismos, más preso de prejuicios platónicos, hecho para adaptarse a la realidad social pactando y sometiéndose a los valores uniformizadores que le restarán creatividad, cortocircuitarán toda alternativa opcional de vida, le impondrán el olvido del ser como continuo devenir creador de la voluntad de poder, y le terminarán convirtiendo en un ser cada vez más impersonal, más sujeto a la anomía sociológica, cada vez más amoldado a la masa de los cualquiera o - como era del gusto heideggeriano- del estado de yecto del uno. En segundo lugar, los alumnos tenían que comprender que el interés al que responden los valores establecidos con los que la sociedad occidental lleva a los individuos a pactar para acomodarse y prosperar en ella es obra de uno de los más bajos instintos deplorados por Nietzsche en todos aquellos individuos que él consideraba débiles. El resentimiento que lleva a los más débiles al malestar con todo lo que es el mundo real y a necesitar la simulación, la mentira de creer como verdad lo que es producto de la inventiva interpretadora de lo vivido, la necesidad de recurrir a mecanismos de defensa negadores y racionalizadores de la realidad y, por supuesto, la sujeción a ideales que terminan imponiéndoles la manía y el desprecio contra todo lo que tenga relación con el propio cuerpo y sus sensaciones. Los débiles, tan distintos de los bien acondicionados para la lucha por la vida,los nobles - en sentido extramoral-, porque viven apasionadamente y proyectan la existencia como una aventura que disfrutan por la sensación de poder que les da sentirse vivos y activos, forjadores de lo que llegan a ser mediante los valores propios que ellos se dan y con los que viven sin disimulos, en pura sinseridad vital. Los débiles, sin embargo, son para Nietzsche todos aquellos que viven sintiendo la vida como una carga dolorosa, un continuo sufrimiento del que hay que liberarse y, para ello, necesitan que se les proporcione consuelos ultramundanos, utópicos, con los que poder liberarse del mundo cósmico real del devenir en el que nunca terminan de encajar aunque intenten adaptarse a lo establecido ritual o ideológicamente por ese artificio de mundo que es la cultura de un determinado tiempo histórico.
Y ya finalmente la prengunta definitiva: ¿ cuál es la caverna de la que el hombre debería liberarse y salir según Nietzsche? Y un diálogo que debe ser vertiginoso y provocativo debería llevar a los alumnos a la conclusión que esa caverna nietzscheana era la moral de esclavos. Y que Nietzsche podría estar de acuerdo en que la filosofía debe cumplir su función crítica pero con un interés muy diferente al platónico: combatir y aniquilar los valores establecidos dentro de la cultura occidental para liberar las energías creadoras del ser humano que lleven a los individuos a darse a sí mismos nuevas tablas de valores que se pongan al servicio de posibilidades proyectables de vida superior, de acuerdo con los instintos vitales más fuertes y elevados de la voluntad de poder. En definitiva, sacarle partido a la diversidad que introduce el devenir de la vida biológica para que sea la paleta con la que la vida se plasme como un collage de infinitos colores y estilos.
Si para Platón la filosofía debía de servir para preparar al hombre para la muerte, para Nietzsche, quizás en esto haciéndose eco de Spinoza, no debe ser otra cosa que una forma de vivir potenciadora de la acción y para vivir más apasionadamente.
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miércoles
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Philosophy a guide to happiness, written and presented by Alain de Botton. Recursos educativos para ética y filosofía
Deseo compartir con todos estos audiovisuales presentados por el filósofo Alain de Botton. Desde que empecé a utilizarlos en las clases de educación ético-cívica, me dí cuenta de la facilidad con que captaban el interés de los alumnos por la filosofía, hasta el punto de que, pasado el tiempo, podían haber olvidados los contenidos más teóricos de la materia, pero recordaban a aquellos pensadores que trabajamos a través de estos vídeos, a saber: Epicuro, Sócrates, Séneca, Montaigne y Nietzsche.
Estos documentales de la BBC están basados en el libro también escrito por Alain de Botton, "Filosofía, una guía para la felicidad". Sinceramente creo que es un recurso de gran valor educativo para despertar la motivación de los alumnos hacia la filosofía, sobre todo, si va acompañado de una guía de cuestiones para investigar o/y debatir en clase. Hasta el punto de que algunos alumnos deseaban leer el libro de Alain de Botton. Os dejo enlaces para acceder a esta joya:
SÓCRATES : Autoconfianza, autoestima, autocontrol, independencia, autonomía personal, diálogo socrático, individuo y sociedad, presión social, conciencia.
EPICURO: felicidad, moderación, equilibrio, consumismo, austeridad, sobriedad, autonomía, amistad, reflexión.
SÉNECA: serenidad, autocontrol, autodominio, libertad y necesidad , frustración, ansiedad, estrés, apacibilidad, afabilidad, imperturbabilidad, paz interior.
MONTAIGNE: autoestima, prejuicios, complejos, escepticismo, autoconsciencia, finitud, limitaciones, docta ignorancia, sabiduría práctica
NIETZSCHE: sufrimiento, sentido, voluntad, creatividad, imaginación, proyecto de vida, amor a la vida, autosuperación, autoafirmación.
Estos documentales de la BBC están basados en el libro también escrito por Alain de Botton, "Filosofía, una guía para la felicidad". Sinceramente creo que es un recurso de gran valor educativo para despertar la motivación de los alumnos hacia la filosofía, sobre todo, si va acompañado de una guía de cuestiones para investigar o/y debatir en clase. Hasta el punto de que algunos alumnos deseaban leer el libro de Alain de Botton. Os dejo enlaces para acceder a esta joya:
SÓCRATES : Autoconfianza, autoestima, autocontrol, independencia, autonomía personal, diálogo socrático, individuo y sociedad, presión social, conciencia.
EPICURO: felicidad, moderación, equilibrio, consumismo, austeridad, sobriedad, autonomía, amistad, reflexión.
SÉNECA: serenidad, autocontrol, autodominio, libertad y necesidad , frustración, ansiedad, estrés, apacibilidad, afabilidad, imperturbabilidad, paz interior.
MONTAIGNE: autoestima, prejuicios, complejos, escepticismo, autoconsciencia, finitud, limitaciones, docta ignorancia, sabiduría práctica
NIETZSCHE: sufrimiento, sentido, voluntad, creatividad, imaginación, proyecto de vida, amor a la vida, autosuperación, autoafirmación.
jueves
La misteriosa condición humana revelada por la palabra "Filosofía"
Tú, lector, podrías con todo derecho decirme: "Pero, bueno, espero que no te escudes detrás de lo que otros dicen para eludir el compromiso de explicar lo que tu piensas que es la filosofía. No evites el problema y expón tu pensamiento..."
Y como reconozco que tienes todo el derecho a reclamarlo, yo no rehuiré mi obligación de exponer lo que pienso sobre esta cuestión. Pero, antes bien, tendré que comenzar diciendo - sin ánimo de ofender a nadie- que la palabra "filosofía" no es exactamente el nombre de una disciplina científica. Porque no hay ninguna disciplina científica cuya denominación revele la paradójica y enigmática condición humana ( ni siquiera "antropología" o " psicología" son términos reveladores de paradojas - al menos, en el sentido que yo voy a tratar de hacértelo ver). Y, sin embargo, en la palabra " filosofía" se sintetiza toda una historia que desvela uno de los rasgos esenciales más notables de nuestra humana condición; un misterio que somos y que no dejará nunca de suscitar asombro y dar qué pensar ( quizás, lo más apasionante para el filósofo no es someterse a lo que es pensado o sabido, sino ser seducido por lo que-todavía-da-mucho-que-pensar). La palabra "filosofía" revela en cierto modo el lujo y la miseria, la necesidad y la libertad, lo terrenal y lo espiritual, la finitud y la infinitud que caracterizan a un ser (nosotros mismos) que no nace hecho ni completo sino destinado a tener que esforzarse eligiendo y ser creativo para hacerse-ser humano.
Me gusta cómo recoge esta idea J.A. Marina: "En estricto sentido, no hace falta aprender a vivir. Vivir es una función espontánea. Un óvulo fecundado inicia un dinamismo biológico que no parará hasta la muerte. Ocurre, sin embargo, que el ser humano es un organismo inteligente, que puede elegir distintos modos de vida. Anticipa sucesos, hace planes, toma decisiones, es autor de su propia biografía. En su caso, "aprender a vivir" significa "aprender a vivir bien", lo que implica, evidentemente, que también se puede vivir mal" ( El aprendizaje de la sabiduría. Capítulo 1)
Cuenta la historia que fue Pitágoras el inventor de esta palabra. Quería con ello rechazar la adulación de aquellos admiradores que le llamaban "sabio". Él decía que la sabiduría era prerrogativa de los dioses, eternos y omniscientes, pero impropia para cualquier mortal; por lo que se tenía a sí mismo simplemente como un "amigo de la sabiduría". En efecto, ningún ser humano que sea consciente de los límites de su corta existencia puede llegar a creerse en posesión de la verdad, por lo que, teniendo capacidad para comprender las cosas, lo que más puede honrar al hombre es confesarse humildemente como "buscador de la verdad y del saber", es decir, " filósofo". Y, obviamente, como buscador de algo de lo que por si solo carece, necesitado de una brújula para orientarse en medio de la complejidad e incertidumbre del universo; y necesitando también convivir y aprender de los demás, puesto que cada vida da una perspectiva fragmentaria sobre el mundo y - como enseñaba Ortega y Gasset- reclama una apertura mental y cordial para encontrar en la mirada del prójimo el complemento que nos falta para enriquecernos con la verdad.
¿ Qué significa esto? Que filosofía revela el estado en que se halla el hombre (ser-en-el-mundo) cuando ejercita al máximo su humanidad, es decir, cuando se esfuerza por gozar y apropiarse de un proyecto vital que sea cada vez más consciente y consecuente obra suya. Todos nosotros somos seres destinados a vivir "incómodos", "objetores" de la realidad, pues hacernos más humanos significa tener que abandonar el conformismo adaptativo de la inconsciencia animal y tener que emplear nuestras capacidades no sólo para comprender las cosas sino también para proyectar o inventar las posibilidades que más convienen para mejorar nuestra humanidad. "Filosofía" significaba, pues, la consciencia asombrada que de su propio ser tenía aquél que se sabía una realidad intermedia entre la animalidad y la divinidad; una realidad siempre a medio hacer, la realización de un continuo quehacer o trabajo inventivos; una posibilidad en camino que tenía que salir del estado de la inconsciencia para llegar a ser posibilidad efectiva de alcanzar un nivel de vida mejor perfeccionando sus capacidades y su conocimiento. No hay humanidad posible ni en el extremo ( por defecto de consciencia) de la brutalidad ni en el extremo ( por exceso de sabiduría) de la divinidad; hay humanidad en la lucha creativa que nos eleva interminablemente desde lo uno a lo otro...Y que, indudablemente, nos permite y exige tender puentes de solidaridad y de comprensión hacia nuestros semejantes.
Y así, Platón, en el Banquete, recogió la idea con un bello mito que comparaba a la filosofía con el dios del amor, Eros. Te dejo este enlace para que leas el fragmento:
pincha aquí
¿ Tiene sentido este mito? ¿ Tiene sentido decir que el amor y la filosofía son dos cosas que se encuentran entre la indigencia y la abundancia, entre la ignorancia y la sabiduría?. ¿ Nos enseña algo sobre lo que somos los seres humanos?
Y como reconozco que tienes todo el derecho a reclamarlo, yo no rehuiré mi obligación de exponer lo que pienso sobre esta cuestión. Pero, antes bien, tendré que comenzar diciendo - sin ánimo de ofender a nadie- que la palabra "filosofía" no es exactamente el nombre de una disciplina científica. Porque no hay ninguna disciplina científica cuya denominación revele la paradójica y enigmática condición humana ( ni siquiera "antropología" o " psicología" son términos reveladores de paradojas - al menos, en el sentido que yo voy a tratar de hacértelo ver). Y, sin embargo, en la palabra " filosofía" se sintetiza toda una historia que desvela uno de los rasgos esenciales más notables de nuestra humana condición; un misterio que somos y que no dejará nunca de suscitar asombro y dar qué pensar ( quizás, lo más apasionante para el filósofo no es someterse a lo que es pensado o sabido, sino ser seducido por lo que-todavía-da-mucho-que-pensar). La palabra "filosofía" revela en cierto modo el lujo y la miseria, la necesidad y la libertad, lo terrenal y lo espiritual, la finitud y la infinitud que caracterizan a un ser (nosotros mismos) que no nace hecho ni completo sino destinado a tener que esforzarse eligiendo y ser creativo para hacerse-ser humano.
Me gusta cómo recoge esta idea J.A. Marina: "En estricto sentido, no hace falta aprender a vivir. Vivir es una función espontánea. Un óvulo fecundado inicia un dinamismo biológico que no parará hasta la muerte. Ocurre, sin embargo, que el ser humano es un organismo inteligente, que puede elegir distintos modos de vida. Anticipa sucesos, hace planes, toma decisiones, es autor de su propia biografía. En su caso, "aprender a vivir" significa "aprender a vivir bien", lo que implica, evidentemente, que también se puede vivir mal" ( El aprendizaje de la sabiduría. Capítulo 1)
Cuenta la historia que fue Pitágoras el inventor de esta palabra. Quería con ello rechazar la adulación de aquellos admiradores que le llamaban "sabio". Él decía que la sabiduría era prerrogativa de los dioses, eternos y omniscientes, pero impropia para cualquier mortal; por lo que se tenía a sí mismo simplemente como un "amigo de la sabiduría". En efecto, ningún ser humano que sea consciente de los límites de su corta existencia puede llegar a creerse en posesión de la verdad, por lo que, teniendo capacidad para comprender las cosas, lo que más puede honrar al hombre es confesarse humildemente como "buscador de la verdad y del saber", es decir, " filósofo". Y, obviamente, como buscador de algo de lo que por si solo carece, necesitado de una brújula para orientarse en medio de la complejidad e incertidumbre del universo; y necesitando también convivir y aprender de los demás, puesto que cada vida da una perspectiva fragmentaria sobre el mundo y - como enseñaba Ortega y Gasset- reclama una apertura mental y cordial para encontrar en la mirada del prójimo el complemento que nos falta para enriquecernos con la verdad.
¿ Qué significa esto? Que filosofía revela el estado en que se halla el hombre (ser-en-el-mundo) cuando ejercita al máximo su humanidad, es decir, cuando se esfuerza por gozar y apropiarse de un proyecto vital que sea cada vez más consciente y consecuente obra suya. Todos nosotros somos seres destinados a vivir "incómodos", "objetores" de la realidad, pues hacernos más humanos significa tener que abandonar el conformismo adaptativo de la inconsciencia animal y tener que emplear nuestras capacidades no sólo para comprender las cosas sino también para proyectar o inventar las posibilidades que más convienen para mejorar nuestra humanidad. "Filosofía" significaba, pues, la consciencia asombrada que de su propio ser tenía aquél que se sabía una realidad intermedia entre la animalidad y la divinidad; una realidad siempre a medio hacer, la realización de un continuo quehacer o trabajo inventivos; una posibilidad en camino que tenía que salir del estado de la inconsciencia para llegar a ser posibilidad efectiva de alcanzar un nivel de vida mejor perfeccionando sus capacidades y su conocimiento. No hay humanidad posible ni en el extremo ( por defecto de consciencia) de la brutalidad ni en el extremo ( por exceso de sabiduría) de la divinidad; hay humanidad en la lucha creativa que nos eleva interminablemente desde lo uno a lo otro...Y que, indudablemente, nos permite y exige tender puentes de solidaridad y de comprensión hacia nuestros semejantes.
Y así, Platón, en el Banquete, recogió la idea con un bello mito que comparaba a la filosofía con el dios del amor, Eros. Te dejo este enlace para que leas el fragmento:
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¿ Tiene sentido este mito? ¿ Tiene sentido decir que el amor y la filosofía son dos cosas que se encuentran entre la indigencia y la abundancia, entre la ignorancia y la sabiduría?. ¿ Nos enseña algo sobre lo que somos los seres humanos?
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aletheia
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