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sábado

ORIGEN Y FUNCIÓN DE LOS CONCEPTOS TEOLÓGICOS DENTRO DEL SISTEMA CARTESIANO ( SÍNTESIS)

Siempre que se habla del inicio de la ciencia moderna recordamos la revolución científica iniciada con la obra de Copérnico y el emblemático “caso Galileo”. Galileo tuvo que comparecer en dos ocasiones ante el tribunal de la Inquisición y en el último juicio fue obligado a retractarse de su creencia en el movimiento de la tierra alrededor del sol. Llamo “emblemático” a este proceso inquisitorial, pues muchos han querido presentarlo como uno de los más sonados episodios de la contradicción entre razón y fe,  entre ciencia y religión, entre dogmatismo ideológico y pensamiento crítico. Se ha hablado mucho sobre la oposición a las ideas científicas del S.XVII por parte de una Iglesia anclada en la defensa a ultranza de la cosmovisión ptolemaico-aristotélica.

Es cierto que la ciencia experimental moderna se desarrolló a partir del S.XVII en un marco polémico con los paradigmas heredados del pasado. Es cierto que la historia del pensamiento científico atravesó por confrontaciones especialmente fuertes. Pero hoy, gracias a la historia de la ciencia, sabemos más sobre los prejuicios de todo tipo que han distorsionado la correcta comprensión del caso Galileo. Sabemos que no fue un conflicto entre ciencia y religión, ni entre el pensamiento racional y crítico, por un lado, y la fe y la teología, por otro. Ni Galileo pudo demostrar lo que creía que era cierto ni la Iglesia condenó las ideas de Galileo como heréticas, ni mucho menos impuso a Galileo una pena cruel. Galileo pudo pasar apaciblemente y cómodamente sus últimos años de vida, pero no se le permitió que escribiese ni enseñase como real el movimiento de la Tierra. 

La Iglesia, en aquel momento histórico y desde nuestra óptica contemporánea, no obró correctamente pero tampoco le faltaron razones pertinentes y lógicas, no para juzgar, sino para objetar el realismo galileano. 

En primer lugar, visto desde la óptica de nuestro tiempo, la Iglesia coartó el derecho a la libre investigación y expresión del pensamiento filosófico o científico. En relación a la polémica con Galileo, no supo o pudo respetar las justas reclamaciones de autonomía del pensamiento científico naciente. Por consiguiente, podríamos decir que la Iglesia no obró correctamente con Galileo. Resulta hoy algo incomprensible, aunque fuese lo habitual en el pasado, la relación de sujeción y control que ejercía la religión sobre todos los campos de la cultura: porque la vida en el S.XVII seguía estando determinada por la religión. Ahora bien,  nos equivocaríamos si pensásemos que la mayor hostilidad hacia las nuevas ideas científicas provenía de la Iglesia Católica, puesto que fueron también duramente execradas y perseguidas por el protestantismo. 

En segundo lugar, a la Iglesia tampoco le faltaron razones lógicas para oponerse a la creencia de Galileo sobre el movimiento terráqueo. Galileo enfatizaba el sentido real que tenía la afirmación sobre el movimiento terrestre que se desprendía del modelo heliocéntrico. Y esto no era fácilmente tolerable por la teología ni, sobre todo, la filosofía escolástico-aristotélica oficiales. Tampoco eran fácilmente admisibles las creencias atomistas de Galileo; pero el Papa Urbano VIII procuró que fuese archivada esta otra denuncia y que se limitase la acusación contra Galileo a su obstinada defensa realista del sistema copernicano y, en particular, de las rotaciones de la Tierra. Pero, como digo, y como nos han enseñado prestigiosos filósofos de la ciencia ( Popper y Feyerabend, entre otros), la Iglesia sostuvo razonablemente que las contribuciones empíricas de Galileo al heliocentrismo no eran determinantes ni demostrativas. Galileo pudo mostrar que el heliocentrismo concordaba mejor con la experiencia y tenía una mayor capacidad explicativa que el modelo ptolemáico. Pero no se trataba de negar los hechos observados por Galileo ( por ejemplo, las fases de venus o los satélites de Júpiter), sino de ponderar lógicamente su valor demostrativo. Y parece que los jueces de Galileo juzgaron razonablemente que la coherencia del heliocentrismo con las supuestas comprobaciones empíricas no era motivo suficiente para excluir cualquier otra posible explicación teórica y, por tanto, declarar como definitivamente verificada la hipótesis copernicana.

Ahora bien, hay algo que suele omitirse en muchos estudios histórico-filosóficos sobre el caso Galileo. Se trata de que, aunque los reparos dirigidos contra la orientación realista representada por Galileo fuesen lógicamente muy razonables, sin embargo, tales objeciones se sustentaban en un presupuesto teológico y no tanto en la pura lógica formal. En efecto, se partía de que, dado que Dios es absolutamente libre y todopoderoso, nada podría sujetar su infinita libertad creadora. De este modo, salvo Dios, nada existe necesariamente, todo es radicalmente contingente, incluso las leyes de la naturaleza creada. Puesto que Dios puede elegir entre infinitos mundos posibles al crear, nosotros, seres limitados, no podemos conocer con todo detalle el orden dispuesto por Dios en su creación, pues nos supera absolutamente el misterio de su infinito poder y voluntad. De este modo, aunque podamos preferir una teoría por su utilidad explicativa y predictiva, no podremos afirmar que sea la única verdadera, pues ignoramos radicalmente el misterio de la libertad y la sabiduría divinas. 

Así, de este modo, el desencuentro entre Galileo y la Inquisición fue la consecuencia de una lucha entre dos orientaciones o concepciones sobre el valor de la ciencia copernicana. Por un lado, la orientación instrumentalista, que reducía el valor de aquélla casi a una “ficción teórica” válida sólo por su utilidad predictiva, con menosprecio de su verdad; por otro lado, la orientación realista, que consideraba la teoría heliocéntrica como una descripción del mundo real. Mientras que la primera orientación era la defendida por todos aquellos que no lograban desprenderse de la herencia aristotélico-escolástica, la segunda podía ser mayormente seguida por aquellos científicos que, influidos por el platonismo, defendían la necesidad de la matemática para comprender el orden subyacente en el mundo natural. 

Mi teoría es que Descartes no fue para nada ajeno a esta lucha en la que estaba en juego el valor mismo del pensamiento científico naciente. Descartes sabía lo que se jugaba la razón y la ciencia con el caso Galileo: no sólo su autonomía, también la validez de sus pretensiones de certeza y su propio progreso. Por eso, trato en mi libro de mostrar hasta qué punto la duda metódica y el sistema metafísico cartesianos no son otra cosa que un constructo ideado a partir de la objeción teológica ( la objeción planteada en la “angélica doctrina” del Papa Urbano VIII) en base a la cual, en nombre de la omnipotencia divina, se trataba de combatir el realismo científico e imponer forzosamente el instrumentalismo científico. 

Ciertamente, no es novedad que el sistema cartesiano se sitúe en el contexto de la revolución científica. Pero sí es novedosa la reconstrucción de la ficción teórica del Dios engañador o del genio maligno desde su remoto origen en los debates medievales sobre la omnipotencia divina, hasta el momento en que vuelve a aparecer en la “angélica doctrina” del amigo de Galileo, el Papa Urbano VIII.

“ Angélica doctrina” es la denominación con la que se refiere a ella el mismo Galileo en una de sus obras que , como demuestro, Descartes leyó. Mi tesis trata de establecer que la ocurrencia cartesiana del Dios engañador o el genio maligno fue resultado de generalizar y llevar a la máxima radicalidad este argumento escolástico ( ya no para relativizar el valor de la nueva física, sino para cuestionar la totalidad de los conocimientos humanos). Ahora bien, el objetivo de Descartes al formular tal duda radicalísima era refutar, dinamitar, la argumentación de la "angélica doctrina". Porque Descartes sabía muy bien que con ello libraba una batalla en defensa de la autonomía o independencia de la ciencia.

Lógicamente, Descartes no hubiese osado confesar que estaba tratando de retorcer y darle la vuelta, hasta la exageración, a la doctrina papal con el objetivo de echarla por tierra... Pero Descartes sabía lo que estaba haciendo: una vez superada la duda metódica con el famoso "cogito, ergo sum", Descartes introducirá de nuevo la idea de la Perfección y la Omnipotencia divinas para superar la hipótesis del Dios engañador y justificar que todo lo que se demuestre clara y distintamente de un modo racional es absolutamente verdadero. Así, daba un mentís al Papa y a los inquisidores, y, por otra parte, justificaba el realismo científico de Galileo contra las pretensiones teológicas de convertir la nueva ciencia en una pura teoría sin más valor que la utilidad para calcular y predecir fenómenos naturales.

La idea contenida en el título del libro es, pues, que Descartes utilizó la idea de la omnipotencia divina como un “caballo de Troya” contra la postura de la teología oficial del momento contra la ciencia moderna. Se vale de conceptos teológicos para erradicar los prejuicios teologicos que limitaban la nueva concepción científica del mundo.

miércoles

LA CAVERNA DE NIETZSCHE

" Imaginad una cueva y que descendéis hacia lo más profundo y recóndito de la misma, ¿ qué sentiríais?". Así empecé hoy una clase para aventurarnos a poner en diálogo amistoso a dos personajes tan contrastantes como Nietzsche y Platón.

Los alumnos de bachillerato pronto comenzaron a expresar sus sugerencias: sería un lugar oscuro, impracticable para orientarnos bien, produciría miedo, un lugar donde no veríamos nada con claridad, la visión sería confusa, etc.

Propongámonos, por tanto ´-les dije-, recordar lo que enseñaba Platón a través de su famosa alegoría de la caverna. ¿ Quienes vivían en aquel lugar?. Y varios alumnos respondieron rápidamente que eran unos prisioneros encadenados. Y recordamos que vivir allí, en la oscuridad, era lo mismo que vivir entre sombras, entre penumbras, y que Platón nos decía que así se encuentra el hombre en el mundo cuando no emprende la vía de conocimiento expedita por una educación que estimule a pensar y dialogar. Otro alumno puntualizaba que ese progreso consistiría en un aprendizaje que llevaría a distinguir y descubrir la verdad de las cosas más allá de esas apariencias equívocas e imperfectas que en la caverna se corresponderían con las sombras vistas por los prisioneros. Yo tomé sus palabras como oportuna ocasión para preguntarles a ellos sobre la situación en que se encontraría mentalmente una persona que se pareciese a esos prisioneros que de las cosas sólo conociesen sus apariencias. Y la respuesta estaba cantada: " ignorancia". Y consideré importante hacerles ver algo en lo que a veces no reparamos al leer el mito de la caverna y que Platón parece enfatizar como un aspecto grave de esa ignorancia. Lo más grave - les comenté- de esa ignorancia es que de sí mismos, los prisioneros sólo ven lo aparente pero no captan lo esencial, lo que verdaderamente cada uno de ellos es igual que todos los demás.

Después de un breve silencio que probablemente se debiese al interés y a que el diálogo les sugería ideas,  traté que ellos me dijesen qué verían de sí mismos esos míseros prisioneros y de qué no se habían llegado a dar cuenta y  de lo que procedía todo lo noble, perfecto y superior que hay en cada ser humano. Me alegró mucho comprobar que aún recordaban que, según Platón, en su ignorancia, lo único que verían de sí mismos sería lo sensible, pero no inteligible, es decir, sus propios cuerpos y todo lo que con el cuerpo se relaciona: las percepciones que tuviesen, lo sentido, las emociones y pasiones, los apetitos e impulsos instintivos... Pero permanecerían ciegos para reconocer lo más esencial, lo más verdadero, lo más inteligible: ese alma, esa razón, enclaustrada dentro de la oprimente camisa de fuerza de la materia corporal. Y me permití entonces una digresión para explicarles que por culpa de esa ignorancia tampoco los prisioneros podían vivir en la perfecta paz con la que Platón hubiese soñado en su utopía de una sociedad perfecta, pues vivirían esclavos de las malas y más bajas pasiones de las que lo material tiene la culpa siempre según Platón.

Y claro, si a continuación yo pasaba a preguntarles lo que Plantón consideraba más necesario para esos infelices prisioneros,  inevitablemente me preguntaba yo mismo si ellos recordarían alguna idea congruente como respuesta. Y, sí, pero necesitaban que yo pronunciase la palabra mágica: :" liberación". Entonces el paso siguiente era pensar en la visión que Platón tenía de esa liberación del alma y que era función propia de una buena educación. Y, ayudándonos entre todos en ese paseo que es el diálogo, pudimos recordar que se trataba de que el alma se liberase de todo lo percibido a través del cuerpo para alcanzar ese conocimiento superior que sólo puede darnos el uso de la razón que lleva al saber, al verdadero conocimiento que Platón llamaba "episteme" y, dentro del cual, el pensamiento filosófico cumplía una función excepcional. ¿ En qué consistía, pues, la función propia del filosofar?.

Costaba que los alumnos pudiesen en este momento encontrar la respuesta exacta. Unos tanteaban posibles respuestas, otros cavilaban taciturnos. Pero yo, mirando el reloj, algo impaciente quizás, anticipo la respuesta. Esa función es la crítica. El alma del hombre está llamada a liberarse de todo lo que la sujeta con cadenas que la retienen en el mundo sensible: liberarse de las apariencias para alcanzar el conocimiento sobre llo verdaderamente real e inteligible, las Ideas. El alma debe liberarse imponiéndo el gobierno regulador de la razón sobre la tiranía anárquica de los instintos vitales y sensibles. El alma debe liberarse haciéndose buena a fuerza de hacerse profunda en el saber y, así, filosofando, prepararse para la muerte a fin de salvarse en el mundo de las ideas.

¿ Para qué vive el hombre según Platón?. Es una pregunta oportuna para lanzarsela a los alumnos en el momento de recoger la siembra hecha.  Si hay alguno que vea que el hombre que vive en la caverna tiene que luchar por salir de ella, hemos ganado mucho, pues facilitará que los demás entiendan que la finalidad de la crítica filosófica racionalista de Platón es la definitiva y completa separación del alma respecto del cuerpo. Y podrán comprender también que, en lo esencial, la idea que Platón da del sentido de la vida es la de un hombre que sólo puede realizarse teniendo que soportar esta vida para pensar y conocer. Se vive para pensar y se piensa para vivir una vida más elevada, pero escapando del mundo de la vida.

Pues, bien, ya hemos visto bastante de Platón. Pero ahora tenemos que pasar a Nietzsche. Y éste se nos presenta como un gran crítico del platonismo, al que hace cargar todas las culpas de los males en la historia de la cultura occidental o europea. Y, una vez dicho que Platón ve al hombre como un ser emientemente teórico, contemplativo, pensador, conceptualizador, descubridor de esencias inteligibles, me atreví a preguntar a mis alumnos la visión nietzscheana del ser humano. ¿ El hombre vive para hacer teorías o filosofías, según Nietzsche?

Tuve un momento de reproche interno: me critiqué haber lanzado la pregunta porque veía que los alumnos no sabían por dónde cogerla ni qué respuesta poder dar. Yo tenía por tanto que ayudarles y pensé una frase concisa pero sugerente: " No, para Nietzsche, el hombre vive para vivir con más intensidad. ¿ Eso qué es?"

Si los alumnos han leído algo de Nietzsche puede sugerirles ideas: lo que para Platón es lo esencial y más noble y perfecto del ser humano no es más que una pura apariencia o idea de ficción creada por él mismo: el alma y todos los conceptos más abstractos a los que se les ha otorgado valor e inteligibilidad supremas, la creencia en una naturaleza o esencia de lo humano fija, inmutable, universal e inmarcesible históricamente, trascendente al devenir del mundo de la vida que es cada cultura concreta y condicionante, muy condicionante.

¿Y cómo ha condicionado la cultura occidental ese producto suyo que es el tipo de hombre que vive, se relaciona y trata de prosperar dentro de las sociedades europeas?. A los chicos hay que formularles la pregunta de una forma más clara, como por ejemplo, ¿ qué es lo que más influye de la cultura occidental en nosotros según lo que habéis visto de Nietzsche?. Y una vez  vista  la contraposición entre la moral de esclavos y la moral de señores, algunos alumnos podrán sugerir que uno de esos instrumentos domesticadores, in-formadores, de la cultura occidental ha podido ser aquella moral de esclavos y sus coberturas ideológicas o filosóficas inventadas como coartadas para establecer valores uniformadores como valores universales y absolutos, separados de aquellos seres humanos de cuya decadencia y bajos instintos vitales proceden.

Y , una vez dicho esto, quise provocar a los alumnos con dos preguntas clave para comprender a Nietzsche. Primero, ¿ qué hacen con los seres humanos los valores establecidos por la cultura de tradición platónico-cristiana? y, segundo, ¿ con qué interés hacen lo que hacen esos valores?. Teníamos que ver que el producto humano de la cultura occidental sería un tipo de individuo cada vez más pequeño, más inhibido  instintualmente, más sujeto por convencionalismos, más preso de prejuicios platónicos, hecho para adaptarse a la realidad social pactando y sometiéndose a los valores uniformizadores que le restarán creatividad, cortocircuitarán toda alternativa opcional de vida, le impondrán el olvido del ser como continuo devenir creador de la voluntad de poder, y le terminarán convirtiendo en un ser cada vez más impersonal,  más sujeto a la anomía sociológica, cada vez más amoldado a la masa de los cualquiera o - como era del gusto heideggeriano- del estado de yecto del uno. En segundo lugar, los alumnos tenían que comprender que el interés al que responden los valores establecidos con los que la sociedad occidental lleva a los individuos a pactar para acomodarse y prosperar en ella es obra de uno de los más bajos instintos deplorados por Nietzsche en todos aquellos individuos que él consideraba débiles. El resentimiento que lleva a los más débiles al malestar con todo lo que es el mundo real y a necesitar la simulación, la mentira de creer como verdad lo que es producto de la inventiva interpretadora de lo vivido, la necesidad de recurrir a mecanismos de defensa negadores y racionalizadores de la realidad y, por supuesto, la sujeción a ideales que terminan imponiéndoles la manía y el desprecio contra todo lo que tenga relación con el propio cuerpo y sus sensaciones. Los débiles, tan distintos de los bien acondicionados para la lucha por la vida,los nobles - en sentido extramoral-, porque viven apasionadamente y proyectan la existencia como una aventura que disfrutan por la sensación de poder que les da sentirse vivos y activos, forjadores de lo que llegan a ser mediante los valores propios que ellos se dan y con los que viven sin disimulos, en pura sinseridad vital. Los débiles, sin embargo, son para Nietzsche todos aquellos que viven sintiendo la vida como una carga dolorosa, un continuo sufrimiento del que hay que liberarse y, para ello, necesitan que se les proporcione consuelos ultramundanos, utópicos, con los que poder liberarse del mundo cósmico real del devenir en el que nunca terminan de encajar aunque intenten adaptarse a lo establecido ritual o ideológicamente por ese artificio de mundo que es la cultura de un determinado tiempo histórico.

Y ya finalmente la prengunta definitiva: ¿ cuál es la caverna de la que el hombre debería liberarse y salir según Nietzsche? Y un diálogo que debe ser vertiginoso y provocativo debería llevar a los alumnos a la conclusión que esa caverna nietzscheana era la moral de esclavos. Y que Nietzsche podría estar de acuerdo en que la filosofía debe cumplir su función crítica pero con un interés muy diferente al platónico: combatir y aniquilar los valores establecidos dentro de la cultura occidental para liberar las energías creadoras del ser humano que lleven a los individuos a darse a sí mismos nuevas tablas de valores que se pongan al servicio de posibilidades proyectables de vida superior, de acuerdo con los instintos vitales más fuertes y elevados de la voluntad de poder. En definitiva, sacarle partido a la diversidad que introduce el devenir de la vida biológica para que sea la paleta con la que la vida se plasme como un collage de infinitos colores y estilos.

Si para Platón la filosofía debía de servir para preparar al hombre para la muerte, para Nietzsche, quizás en esto haciéndose eco de Spinoza, no debe ser otra cosa que una forma de vivir potenciadora de la acción y para vivir más apasionadamente.

El caballo de Troya de Descartes

Esta es la portada con la que ha salido al público el libro "El caballo de Troya de Descartes".
Tengo dos ilusiones : poder ampliar esta obra con un estudio de la física cartesiana y, en segundo lugar, poder ver traducido el contenido de este libro a otras lenguas, si se estima de valor el hallazgo que se presenta en él. Estoy abierto a atender cualquier iniciativa para publicar esta obra en inglés, francés, alemán o italiano.

pinchar aquí

NOTA IMPORTANTE:
Este libro es resultado de una investigación sobre la famosa duda metódica y la hipótesis del Deus deceptor y de la Omnipotencia divina en la obra de Descartes. Por tanto, se trata de un tema adecuado para lectores de filosofía, licenciados o especialistas en filosofía . La terminología es filosófica, pero me he esforzado por ser lo más claro posible, incluso en relación con aquellas cuestiones más abstractas que fuesen inevitables. Además, como es lógico en cualquier trabajo que cuide el rigor histórico, hay citas en varios idiomas ( español, latín, francés e italiano); también, sus correspondientes traducciones. Pero lo cierto es que el contenido del libro presenta algo que nunca antes había sido tratado : ¿ a qué posible circunstancia histórico-cultural respondía la ficción teórica del genio maligno en el proceso de la duda metódica?. ¿ Cuál era el proyecto de la duda metódica con la que se inicia la filosofía moderna?. ¿ Por qué Descartes mantuvo en secreto sus verdaderas intenciones?

lunes

EL CABALLO DE TROYA DE DESCARTES: EL SECRETO DEL GENIO MALIGNO

Mi investigación sobre el misterio de la hipótesis del Deus deceptor o, también, del genio maligno ha sido publicada por la Editorial "bubok". Con una dedicatoria expresiva de gratitud y cariño a nuestro Colegio 

CABALLO DE TROYA DE DESCARTES: EL SECRETO DEL GENIO MALIGNO

Este estudio sobre la famosa duda metódica de Descartes presenta una perspectiva diferente, nunca antes advertida, sobre el posible origen histórico de la hipótesis del genio maligno. Aunque Descartes siempre rehuyó el enfrentamiento directo con la teología y la filosofía oficiales, como buen conocedor de su tiempo, debió percatarse de la importancia determinante de la "angélica doctrina" de Urbano VIII en el segundo juicio contra Galileo. El autor plantea si los conceptos teológicos incorporados en el sistema de Descartes obedecen a una estrategia para desarmar y liquidar la posición ideológica de aquellos que, en nombre de la omnipotencia divina, se opusieron al realismo científico con objeto de convertir a la nueva física en un mero artificio técnico.

Un libro para descubrir el secreto escondido tras la famosa hipótesis del genio maligno y la duda metódica cartesiana. Descartes dejó escrito que al salir a la escena mundana se presentaría disfrazado. Una investigación histórica rastrea y pone al descubierto los motivos que este autor no se atrevió a confesar. En su sistema filosófico están las claves para descifrar la contienda que Descartes quiso librar a su modo contra los jueces que condenaron a Galileo. La clave es la idea de omnipotencia divina. Descartes la utilizó para contraatacar la "angélica doctrina" de Urbano VIII. Este libro descubre lo que ha pasado desapercibido durante siglos. 

¿ Qué permanece en secreto detrás de la ficción del genio maligno y la duda metódica?. Este libro da claves para iluminar el enigma e interpretar desde otra perspectiva histórica sus intenciones y su pensamiento.


jueves

Pero, ¿ qué es la filosofía ?

Te aconsejo que te tomes con humor la pregunta. No desesperes si ninguna de las definiciones te satisface completamente ni tampoco te conformes con aquella respuesta que te parezca más obvia o convincente. Decir qué es la actividad filosófica no es tarea fácil...Puedes consultar diccionarios, enciclopedias, libros o preguntar a otros... Pero no olvides esto: preguntarte sobre la filosofía es ya comenzar a filosofar.

                                                                            (ilustración de Mafalda, Quino)
                       
                                                                               (ilustración de Martín Favelis)

Aquí aparecen tres vídeos con las opiniones que algunos filósofos/as tienen sobre la filosofía:














El filósofo busca el sentido de todo lo que existe, de la vida, de lo que hacemos, de la sociedad que construimos, cambiamos o reproducimos día a día. El filósofo tiene que ser observador, imaginativo, crítico, escéptico y amigo del misterio, aventurero, creativo, indagador, incluso, molesto, pues ha de atreverse a sospechar y cuestionar las pretensiones de validez indiscutible de las creencias comunes que tenemos sobre las cosas. Filosofar es querer aprender a mirar atentamente la realidad para ver lo que de verdad importa y es real, más allá o más acá de las apariencias pasajeras o parciales. El filósofo sabe que las apariencias esconden una realidad infinitamente más profunda; sabe que la realidad supera infinitamente las teorías que nosotros nos hacemos de ella. Por eso, la filosofía es como la vida humana: un quehacer interminable en busca las relaciones que dan sentido a la existencia:  lo verdadero, lo bueno y lo bello.  Pero es un quehacer que consiste en poner el pensamiento racional al servicio de la realización de una vida digna y plenamente humana. Por eso, filosofar es pararse a mirar y entender lo que nos pasa en la vida para poder orientarnos bien en el mundo. No es posible hacer humana la vida sin la filosofía!





Y así lo decía Descartes, el gran matemático y filósofo francés:

La pasión de la filosofía es ayudar a la humanidad para que aprenda a descubrir y romper las cadenas físicas e intelectuales que le impidan cumplir con los fines trascendentes a los que está destinada por condición. Por eso, la filosofía es el pensamiento que puede ayudar a salvar al hombre de toda prisión. Y, por la misma, razón, como enseñaba Sócrates, la filosofía puede hacerse en cualquier lugar donde el ser humano sienta la necesidad de crecer y dar sentido a su vida... Hasta en las cárceles es bueno filosofar...

                                               
                                                         

Y ahora...vamos a compartir nuestras impresiones u opiniones sobre este punto: ¿ Qué es la filosofía?. ¿ Para qué puede servir la filosofía? ¿ Hay todavía gente que vive con los ojos cerrados sin tratar de abrirlos jamás?. ¿ Qué nos puede ayudar para no vivir como atontados o dormidos sino con los ojos más abiertos?
¿ Cuáles son los problemas que de verdad importan pensar para vivir una vida humana buena?

domingo

Algunos ejemplos de estratagemas argumentativas para debates o disertaciones

Cuando trabajemos la lógica simbólica intentaré proporcionar algunas estrategias argumentativas que funcionan muy bien en cualquier debate. La lógica estudia las formas de construir una argumentación correcta.
Al elaborar una disertación, inevitablemente, vais a hacer el esfuerzo de tener que razonar vuestra postura lo mejor posible y, frecuentemente, de un modo crítico o polémico. En efecto, porque para afirmar algo (tesis) como lo más correcto, cierto o verosímil, tendremos que entrar en un diálogo polémico con otras ideas opuestas o contradictorias (antítesis) con la nuestra. Por ejemplo, si yo pienso que el mundo existe con un comienzo temporal (tesis), quienes niegan esta creencia ( afirmando que el mundo es eterno sin principio temporal) sostienen una antítesis. Y si yo quiero elaborar una disertación sobre la existencia o la creación del universo, tendré que definir claramente mi postura (mi tesis) frente a la tesis opuesta ( la que sería la antítesis frente a la mía). Pero, luego, debo mostrar que la tesis de quienes no piensan como yo es consecuencia de una mala, incompleta o errónea interpretación. Tengo que demostrar que hay alguna razón o motivo para poder distinguir lo erróneo de lo cierto y verdadero ( por ejemplo, el fallo podría deberse a un defecto o en la información o en alguna falacia o mala forma de razonar ). Esto significa que tengo que hacer dos cosas en mi argumentación:
1. Argumentar correctamente lo que yo piense
2. Presentar alguna contra-argumentación para defender mi postura como más correcta y cierta que la opuesta. Y he aquí la polémica, porque tendré que plantear objeciones contra otras ideas, o tratar de superar objeciones planteadas a mis ideas; pero, siempre, siguiendo las reglas y leyes del razonamiento lógico.

En el tema de lógica podremos estudiar tanto las malas formas de razonamiento ( falacias) como los métodos en que se basa el arte de razonar bien. Es tan importante conocer lo primero como lo segundo, pues hay muchísima gente que, sin darse cuenta, trata de inculcar pensamientos de forma lógicamente incorrecta.

Como ejemplos de estrategias de buen razonamiento lógico para justificar vuestro pensamiento, os muestro unas cuantas muy básicas, para empezar:

1.Reducción al absurdo:
Si tu quieres defender una idea (A) como la más correcta y cierta puedes partir inicialmente de admitir hipotéticamente ( es decir, haciendo una suposición) que los que piensan lo contrario que tú ( los que afirman la antítesis o la negación de A) pudiesen tener razón y no estar equivocados. A partir de aquí, lo que vas a tratar de demostrar es que la antítesis ( no-A) puede tener implicaciones o consecuencias inaceptables para quienes se la crean. Una contradicción siempre sería una implicación inaceptable, es decir, lo que te lleve a negar algo que, al mismo tiempo, tu sabes que es verdad, o que te lleva a afirmar como si fuese verdad algo que, al mismo tiempo, se sabe que es falso. Una vez llegados a este absurdo, podrás "cancelar" como falsa la suposición de la que partiste ( la antítesis) y pasar a afirmar como verdadera la tesis en la que tu siempre has creído.

2. Modus ponens:
Si tu piensas que es verdad algo (A) en lo que no creen otros, puedes convencerles de forma lógicamente impecable si les puedes demostrar que A es una consecuencia lógica de una o varias cosas de cuya verdad estén persuadidos esos otros.  Por ejemplo, yo podría apoyar la creencia en que la democracia es el menos malo de los sistemas porque esto se puede justificar a partir de otros tópicos admitidos como "es la organización de la vida pública que permite a los ciudadanos persuadir y ser persuadidos", "es el sistema de gobierno en el que todos pueden participar y hay una relación inversamente proporcional entre las probabilidad de elegir lo peor y el número de partícipes en la toma de decisiones"...

3. Modus tollens:
En un debate o en una disertación, admite varias versiones. Se trata o de invalidar la causa por la que alguien cree que una idea es falsa, o bien, de invalidar la causa por la que cree que es verdadera. También puede enfocarse de la siguiente forma: buscar hechos o verdades bien establecidas que nos permitan invalidar una teoría o hipótesis.  Para ello, el argumento debe establecer   que los hechos o verdades bien establecidos entran en contradicción con los que se pueden predecir deductivamente de tal hipótesis.
El esquema que se sigue en esta estrategia es el siguiente:

Si A, entonce es verdad B; pero no es verdad que B; por tanto, no es verdad  que A

O bien:

Si es falso A, entonces puede ser verdad B ( o será falso C); pero es falso B ( o es verdad C); por tanto, es verdad A .

4. Casos: 

Esta estrategia puede funcionar muy bien con los dilemas ( del tipo o A o B; o A o no A). Es la prueba de casos.

Esquemáticamente, el esquema argumentativo es este:

O es A o es no-A ( B)
Pero si es A, entonces se puede inferir C
Y del mismo modo, si es no-A (B), también se puede desprender C
Por tanto, es cierto que C

 Este método dice que si de una proposición disyuntiva cierta ( pero cuyas alternativas sean inciertas) se sigue deductivamente las mismas consecuencias, podemos concluir que son ciertas éstas últimas. 

Yo empleo esta estrategia, por ejemplo, al argumentar metafísicamente que el universo es creado. Parto de la disyunción de que el universo o bien existe con un principio temporal o bien existe sin principio temporal. Teniendo en cuenta que todo lo que no existe necesariamente sin variación o evolución ( es decir, todo sistema que pasa por una serie de estado evolutivos) es contingente y que, según la ciencia, el universo actual ha ido evolucionando, concluyo que ciertamente el universo es contingente( que no tiene necesidad de ser siempre como es actualmente) , tanto si es eterno ( por ejemplo, si el universo en expansión surgió a partir de una infinita serie de estados previos al hipotético Big Bang) como si este universo hubiese surgido de la nada. Y como todo lo que es contingente no tiene razón suficiente para existir sin una causa necesaria , puedo concluir que el universo es creado por un Ser Necesario incluso aunque su evolución fuese desde toda la eternidad. ( Un problema que se plantea es si a tal ser necesario se le puede llamar "Dios", pero esto es otro asunto que abordaré en una entrada sobre el origen del mundo y el principio de causalidad)

Todos los lógicos saben que a partir de estas formas más sencillas de razonamiento ( que ellos simbolizan casi como expresiones matemáticas) , se pueden formar deductivamente ( es decir, contruir compejificando) otras formas derivadas de razonamiento. La complejidad podría ser infinita, pero siempre impecable lógicamente. Por ejemplo, podríamos componer este esquema argumentativo: 

Si no fuese verdad A, entonces tendríamos que admitir que es cierto que C
Si C es cierto, entonce D también lo es
Pero sólo puede ser una de estas dos cosas: E o no E.
Ahora bien, se puede probar que tanto si E es verdad como si no lo es, D es falso.
Si D es falso, entonces no es cierto que C.
Por consiguiente, A es algo cierto.