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miércoles

APORTACIÓN IMPORTANTE A TODAS MIS INVESTIGACIONES SOBRE EL CASO DESCARTES, MAYO 1647

Este último trabajo sobre la doctrina angélica y Descartes,  lo dedico a persona muy querida de mi muy querida amiga Ana.Gracias amiga, tu sabes que a tu madre lo dedico.

 NOTA IMPORTANTE:
Finalmente, después de terminar esta entrada, estoy convencido de que Descartes por "theses" , en mayo de 1647 entiende y se refiere a las"quaestiones infinitae" y no a una "quaestio finita". Son cuestiones generales, problemas, y no - como diría David García-Bacca-, tema o  toma de postura o respuesta concreta a una "quaestio" general y abstracta. Tomar posición sobre una cuestión disputada sería en la época formular una hipótesis. No se olvide que Descartes arrastra una educación escolástica, aunque quiere romper con ella. Los hispanoparlantes pueden confirmar mi aclaración en este libro descargable gratuitamente de Fray Luis de Granada sobre retórica, consultando la página 92 pinchar aquí


He encontrado una declaración privada de Descartes que parece reforzar todo lo que llevo investigado y mi interpretación. Se lo dice a Huygens en un momento que parece de gran tensión en su vida, pues tuvo que preparar su defensa ante los "Curateurs" o responsables de la Universidad de Leyde por las acusaciones dirigidas contra él por teólogos calvinistas. En ese mes, Descartes reitera frecuentemente en su correspondencia el tema del Dios engañador, con preocupación. Y a Huygens le declara confidencialmente: " ie me plaindray seulement des censures de Synodes ou des facultez de Theologie, et aussy des THESES où ils passent à la condenation auant que d'auoir examiné les raisons ny les parties ( Descartes to Huygens, 12 may 1647. Oeuvres...,vol. V. Adam & Tannery. Vrin, 1996. pag. 650 ). ¿ Qué quería decir? Aunque , por la época, "où" podría significar "cuando", y en tal caso, Descartes vendría a decir: " ...y me lamentaré ... de las tesis cuando ellos lleguen a la condenación antes de haber examinado las razones y oído a las partes"; sin embargo, no creo que sea la traducción correcta al castellano. Parece lo más correcto, siguiendo el uso que Descartes hizó de "theses" en latin y francés en la correspondencia de mayo de 1647, interpretarlo de otra forma. En primer lugar, porque con "theses" significaba una cuestión o pregunta general ( quaestio infinita) y no como lo que hoy entendemos por mantener una tesis o proponer una solución o hipótesis determinada sobre un asunto ( quaestio finita). En segundo lugar, porque se ve muy  claro esto en su escrito en latín del 4 de mayo dirigido "aux Curateurs de L'Université de Leyde" donde alude a esas "theses"  de sus adversarios  y que Descartes dice adjuntar en un texto perdido : "Haec acta esse dicuntur disputationibus quatuor, quarum Theses his literis adiungo, ut, si ipsas inspicere dignemini, measque etiam Meditationes forte aliquando legeritis, euidenter videatis quam vera sint quae ab ipisis studiosis de illo Regente animaduersa sunt, eique publice inter disputandum exprobrata" ( ib.idem, pag 4)

Y para más confirmación podemos aducir otro ejemplo:  Si se analiza el uso del término "theses" en la correspondencia de otro dia de mayo, puede verse que Descartes utiliza el término para referirse a cuestiones planteadas por sus adversarios contra sus ideas. Véase la carta dirigida a Elisabeth el 10 de mayo: " La preuve de cecy est  que , depuis trois ou quatre mois, un certain Regent du College des Theologiens de Leyde, nommé Reuieus, a fait disputer quatre disuerses Theses contre moy..." ( tesis de Revius que versaban sobre las ideas de Descartes sobre Dios) ( En Oeuvres de Descartes. V. Adam & Tannery. Vrin,1996. pag. 16)

Entonces, pues, ¿ cómo traducir correctamente la confidencia cartesiana a Huygens? Creo que debería traducirse sin duda de la siguiente manera: " Lamentaré solamente las censuras de los Sínodos y de las Facultades de Teología ( católicas),así como también las cuestiones ( theses) en las que ellos lleguen a la condenación antes de haber examinado y escuchado a las partes". Y, obviamente, si nos fijamos en la referencia a las partes de una disputa, queda claro que Descartes entendía por "theses" las " quaestiones infinitae".

Si esto es así, creo que ya he llegado a aportar a todos los estudiosos un elemento importantísimo para acreditar la tesis - ahora sí, en el sentido más actual de "hipótesis"-de que llevo avisando desde mi humilde posición como profesor de bachillerato a la comunidad  de especialistas. Y es lo siguiente: En este texto, contextualizado en todo un mes de mayo difícil para  Descartes, éste manifiesta conocer las cuestiones que podía plantear Roma y, por ende, las posiciones o argumentos mantenidos por la Curia y los teólogos católicos, ( y, claro, los parisinos - igual que lo manifestó Mersenne en torno a 1634 en su carta a Peiresc y en los cambios que realizó en sus "Questions thèologiques" oponiendo a Galileo la angélica doctrina del Papa, como me reconoció el prestigioso Prof. M. Lerner al manifestarme que él aludió al asunto en uno de sus estudios académicos-). En relación con esas cuestiones teológicas  se tenía que incluir necesariamente y por muchos conocida,  la actitud escéptica del Papa apelando a la omnipotencia divina, la angélica doctrina, para relativizar las ideas científicas.  Pero esta declaración está expresada con duda, cierta inseguridad  y yo, personalmente, creo que con la desazón de un hombre que desde 1641 o incluso antes había trazado un plan de influir en personalidades de la Curia para cambiar la mentalidad  y la actitud de Roma ante las nuevas ideas científicas. Y hoy estoy cada vez más seguro de que en aquella misiva, donde Descartes manifestaba que buscaba amistad con un consultor ( teológico) que participó en el juicio contra Galileo, él se podía interesar más por Agostino Oreggi y no sólo por el cardenal Francesco Barberini. Pasado el tiempo, las hostilidades de los teólogos protestantes provocaron en Descartes más desazón añadida al posible sentimiento de frustración de haber comprobado que su proyecto relacionado con Roma no había surtido el efecto deseado y que seguiría siendo un extraño dentro del mundo académico universitario católico dominado por los teólogos y filósofos escolásticos... y por los seguidores de las tesis de Roma.  Todo ello puede acreditarse con la revisión de la correspondencia de Descartes .


jueves

La primera alusión de Descartes al caso Galileo en la correspondencia con el P.Marin Mersenne

"J`ai compassion avec vous de cet auteur qui se sert de raisons astrologiques pour prouver l' inmobilité de la Terre; mais j´aurais encore plus de compassion du siècle, si je pensais  que ceux que ont voulu faire un article de foi de cette opinion n´eussent  point de plus fortes raisons pour la soutenir" ( Lettre a Mersenne, Deventer,été 1632 ( ¿ o pudo ser de 1634?). Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013)

Traducción:

" Yo me compadezco con V. de ese autor que se vale de razones astrológicas para probar la inmovilidad de la Tierra; pero yo me compadecería aún más de nuestro tiempo, si pensase que quienes han querido hacer un artículo de fe de esta opinión no tenían mejores razones para sostenerla.

Creo que se trata de la primera alusión al caso Galileo que podemos encontrar en la correspondencia que Descartes mantuvo con su amigo, el Padre Marin Mersenne.

Comienza haciendo alusión al astrólogo y matemático Jean-Baptiste Morin ( 1583-1656), conocido por su oposición a las ideas de Galileo, para terminar lamentando la oposición de las autoridades teológicas y eclesiásticas al movimiento de la Tierra.

En 1631, Morin ( con quien Descartes mantuvo correspondencia científica ) publicó "Famosi et antiqui problematis de Telluris motu vel quiete haectenus optata solutio". Según sabemos gracias al ensayo del Profesor Antonio Beltrán Marí, Morin hacía referencia al principio de la omnipotencia divina, el argumento que, de acuerdo con este investigador español, Urbano VIII aprendió de los jesuitas y que, como hemos dicho en otra entrada anterior, basándonos en el Prof. Luca Bianchi, se convertía en un reparo de escepticismo teológico anticopernicano pues conducía a la conclusión de que el movimiento de la Tierra, aparentemente contradictorio con algún pasaje bíblico, era completamente indemostrable. El problema es que el corrosivo escepticismo de la angélica doctrina era aplicable a cualquier teoria científica que presupusiera la existencia de un orden causal inteligible dentro del mundo natural. En efecto, si nuestra finitud nos incapacitaba para poder comprender los infinitos mundos posibles que Dios habría podido crear, en la misma medida, también limitaba nuestra capacidad de conocer el mundo efectivamente elegido por Dios. Como he dicho también anteriormente, este último tópico parece que se pudo haber popularizado entre muchos críticos del copernicanismo deseosos de congraciarse con lo que, en aquel tiempo, era lo más fácil de seguir: la autoridad papal ( Véase, por ejemplo, "Ejercicios Filosóficos", de Antonio Rocco)

Demuestra el Prof. Beltrán que Galileo, al leer el pasaje alusivo a la Potentia Dei en el libro de Morin, hizo la siguiente reflexión: " Nosotros no buscamos lo que Dios podía hacer, sino lo que ha hecho. Por lo que yo os pregunto si Dios podía hacer el mundo infinito o no. Si podía y no lo ha hecho, haciéndolo finito y tal cual es de facto, al hacerlo así no ha ejercido su potencia más que si lo hubiese hecho del tamaño de un semilla de algarroba. Y si Él, para mostrar su potencia, lo hace mover en 24 horas, esto es como nada comparado con hacerlo mover en una hora muchas millas y millones de revoluciones... Sr. Morino, Dios podía hacer volar los pájaros con los huesos de oro macizo, con las venas llenas de mercurio, con la carne más pesada que el plomo y con las alas pequeñísimas y pesadas, y así habría mostrado más claramente su potencia; podía hacer los peces más pesados que el plomo, es decir doce o más veces más pesados que el agua; pero ha querido hacer a aquéllos de carne y plumas muy ligeras y a éstos igualmente graves que el agua para enseñarnos que Él gusta de la simplicidad y facilidad, etc." ( Opere VII, 565-566) ( Cita tomada de "Galileo y Urbano VIII: La trama del equívoco", de A. Beltrán Marí. Revista Endoxa, nº 21, 2006)

Pues, bien, volviendo a la cita cartesiana, Descartes valora como lamentables las razones astrológicas con las que Morin trata de probar la inmutabilidad de la Tierra. Obviamente, los argumentos contenidos en el libro del astrólogo le parecen no sólo débiles, sino completamente irrelevantes. Pero si la futilidad retórica le puede parecer digna de compasión en el caso de Morín, mucho más lo son las razones por las que otros han "querido hacer un artículo de fe de esta opinión"

De acuerdo con la opinión de Jean-Robert Armogathe, " Il s`agit d' une critique non déguisée de la condamnation du système corpernicienne prononcé á Rome en 1616" ( Oeuvres Completes VIII,1, p.830)

Pero en el texto hay que detenerse para reflexionar sobre lo escrito por Descartes y sus probables intenciones: él expone una condicional, dice que sería más lamentable la opinión de las autoridades de Roma "si no tenían mejores razones para sostenerla". El P. Armogathe dice bien que se trata de una crítica no disfrazada. Yo diré algo más: es un intento de crítica sutil, matizada, pero que subraya que las razones en las que se sostiene la opinión geocentrista pueden ser tan débiles, inútiles e irrelevantes como las de Morin. Y, obviamente, entre las razones con que las autoridades trataban de convertir en "artículo de fe" el geocentrismo estaban las que obligaban a declarar como indemostrable el movimiento de la Tierra. A partir de 1630, la principal de las mismas era la angélica doctrina papal.

Teniendo en cuenta que hubiese sido impensable en el S.XVII una invectiva directa contra la autoridad eclesiástica más elevada y que, sin embargo, como los estudios históricos han demostrado, el argumento del Papa era públicamente conocido desde 1629 al menos, no debería extrañar a nadie la posibilidad de que Descartes ya estuviese informado sobre la objeción teológica anticopernicana puesta de moda por Urbano VIII. De hecho, por lo que dice, parece saber algo, pues, como hemos visto, también Morin se hizo eco de la problemática objeción teológica... En efecto, pues es altísimamente probable que Descartes conociese la obra de Morin a través de conversaciones con Mersenne, quien hizo referencia a la misma en su tratado " Questions Theologiques", de 1634.

Como se verá en próximas entradas, aunque el interés que demostró entre 1629 y 1630 por la omnipotencia divina y la creación de las verdades eternas no tuviese clara relación con esta problemática, sin embargo, una vez difundida la razón que jugó un papel tan relevante para la acusación oficiosa contra Galileo en su segundo proceso inquisitorial, debió determinar la atención prestada por Descartes a las polémicas con implicaciones escépticas contra la fisicomatemática en las que se entrometiese el principio dogmático de la omnipotencia divina. La obra publicada de Descartes difícilmente podrá comprenderse con justeza sin contextualizarse en referencia a esta problemática. Por otra parte, como seguiremos viendo, Descartes sostuvo en varias ocasiones que su proyecto era levantar los fundamentos de la metafísica y de la física para remover los obstáculos ideológicos levantados contra la aceptación futura del movimiento de la Tierra.


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miércoles

LA DIFUSIÓN PÚBLICA DE LA ANGÉLICA DOCTRINA Y SU IMPORTANCIA PARA EL ANTICOPERNICANISMO DE LA ESCOLÁSTICA ARISTOTÉLICA

( Brindo este anticipo de una investigación más profunda y extensa a todos los profesores de historia de la filosofía de bachillerato y a aquellos que investigan sin apoyos ni contactos, contribuyendo al conocimiento sin ambiciones meritocráticas ni reconocimientos públicos inmediatos. Mi investigación sobre Descartes es PARA ELLOS)

"Simplicio:...Ma per quella qual si sia assai tenue idea che me ne son formata, confesso, il vostro pensiero parermi bene più ingegnoso di quanti altri io me n'abbia sentiti, ma non però lo stimo verace e concludente: anzi, ritenendo sempre avanti a gli occhi della mente una saldissima dottrina, che già da persona dottissima ed eminentissima appresi ed alla quale è forza quietarsi, so che amendue voi, interrogati se Iddio con la Sua infinita potenza e sapienza poteva conferire all'elemento dell'acqua il reciproco movimento, che in esso scorgiamo, in altro modo che co 'l far muovere il vaso contenente, so, dico, che risponderete, avere egli potuto e saputo ciò fare in molti modi, ed anco dall'intelletto nostro inescogitabili. Onde io immediatamente vi concludo, che, stante questo, soverchia arditezza sarebbe se altri volesse limitare e coartare la divina potenza e sapienza ad una sua fantasia particolare.

Salviati: Mirabile e veramente angelica dottrina: alla quale molto concordemente risponde quell'altra, pur divina, la quale, mentre ci concede il disputare intorno alla costituzione del mondo, ci soggiugne (forse acciò che l'esercizio delle menti umane non si tronchi o anneghittisca) che non siamo per ritrovare l'opera fabbricata dalle Sue mani. Vaglia dunque l'esercizio permessoci ed ordinatoci da Dio per riconoscere e tanto maggiormente ammirare la grandeza Sua, quanto meno ci troviamo idonei a penetrare i profondi abissi della Sua infinita sapienza." (Dialogo di Galileo Galilei sopra i due massimi sistemi del mondo tolemaico e copernicano. In Fiorenza MDCXXXII, pp. 488-489) Es posible acceder a la edición original digitalizada a través de museogalileo.it )

Todavía puede haber quienes crean el mito transmitido de que la gota que colmó la paciencia del Papa Urbano VIII fueron las insidiosas murmuraciones de algunos enemigos de Galileo que trataron de hacerle creer que Galileo le había ridiculizado asociándolo con Simplicio, el personaje del diálogo que, con sus toscos y débiles argumentos, representaba la posición anticopernicana. Sin embargo, aunque no pasa de ser una mera conjetura, todavía hay quienes pueden creer que o bien tal fue la intención de Galileo o bien que la cólera o el sentimiento de venganza fueron determinantes en la condena del científico italiano. Pero estrictamente, lo único que puede aceptarse como histórico es que hubo murmuraciones... Tratar de explicar los hechos históricos consecuentes valorando las intenciones de ambos amigos es pura especulación.

Sin embargo, no creo que sea especulativo defender que muchos lectores cultos del "Diálogo" podían encontrarse predispuestos a reconocer fácilmente la autoría de la "saldissima dottrina" puesta en boca de Simplicio y a la que Salviati califica de " angelica". Sí, procedía del Papa Urbano VIII. Y muchas autoridades académicas y eclesiásticas, antes de 1632, ya lo sabían. Hasta el punto de que, viniendo de quién provenía, y teniendo tal doctrina bases muy considerables en la tradición medieval, inevitablemente, influyó poderosamente en el enroque de los defensores a ultranza de la filosofía aristotélica y la vieja cosmología geocentrista. Y tal se pudo confirmar en el juicio y condena de Galileo en 1633. Y, aparte del juicio, las implicaciones relativizadoras de la objeción papal sobre el valor científico de la hipótesis del movimiento de la Tierra pueden hallarse en aquellos que, como Antonio Rocco ( Esercitazioni Filosofiche, 1633), combatieron a Galileo basándose en la autoridad de Aristóteles. Por cierto, que los "Ejercicios Filosóficos", a los que Galileo no pudo responder, estaban dedicados al Papa Urbano.

¿ Es cierto que la famosa angélica doctrina tuvo una difusión, y un divulgador muy prestigioso por cierto, anterior al juicio de Galileo e, incluso, a la publicación del "Diálogo" ( que, según la correspondencia de Descartes, no parece que éste hubiese podido tener en sus manos hasta 1634, gracias al físico-matemático Beeckman ). Creo que la confirmación debemos agradecerla al Prof. Luca Bianchi. En su artículo, publicado en "Galilée en procès, Galilée réhabilité?" , titulado " Urbain VIII, Galilée et la tote-puissance divine", este especialista nos da a conocer un hecho que considero de enorme interés, a saber: que en 1629 Agostino Oreggi divulgó en su tratado " De Deo Uno" la famosa conversación que probablemente ocurrió en 1616, entre el cardenal Maffeo Barberini ( el Papa Urbano VIII) y Galileo. Fue entonces cuando Urbano le expuso la objeción determinante del convencionalismo epistemológico forzoso al que debía quedar reducida la nueva perspectiva científica ( galileana), sin peligro para la cosmovisión escolástico-aristotélica. Se trataba de la angélica doctrina defendida por Simplicio. Un argumento que, a juicio del Papa, era "fundamental para probar que el sistema de Copérnico era indemostrable"( Bianchi).

Oreggi es un personaje clave en esta historia, pues, al parecer, fue teólogo personal del Cardenal Belarmino y también, más tarde, del Papa Urbano, llegando a ser Consultor del Santo Oficio. Por tanto, el divulgador de la anécdota era una figura de gran relieve, autoridad y prestigio intelectual, teológico y eclesiástico. Y, con más razón, si tenemos en cuenta sus relaciones con dos personajes tan destacados en la controversia entre escolásticos aristotélicos y los partidarios de las nuevas ideas científicas, como Galileo.

A partir de "De Deo Uno" el mundo académico, tanto partidarios como detractores de la nueva perspectiva científica, podía darse por enterado de la posición intelectual del Papa y que en el texto de Bianchi se califica como la "santa alianza" entre el " escepticismo teológico" y el " dogmatismo" filosófico de los aristotélicos. Personalmente, estimo que se trata de un aspecto heurístico fundamental para estudiar y enriquecer nuestro conocimiento del contexto histórico-cultural-filosófico de la revolución científica durante, al menos, la primera mitad del S.XVII.  Y no sólo por su importancia como determinante de la condena de Galileo, no sólo porque toda la comunidad académica y científica de la época podía conocer su gran importancia, sino, lógicamente, porque los amantes de la nueva ciencia podían temer las implicaciones inmovilistas de este escepticismo que impedía la autonomía del pensamiento científico respecto del control y la controversia teológicas.

Podría añadirse algo más, como los estudios históricos refrendan, la doctrina papal consideraba necesario el recurso al principio de la omnipotencia divina en aquellos casos en que una teoría científica pareciese entrar en contradicción con la Biblia, es decir, en caso de posibles implicaciones heréticas. Si el movimiento de la tierra era aparentemente contradictorio con ciertos pasajes bíblicos, entonces, de acuerdo con el principio de que Dios puede hacer todo lo que quiera, había que afirmar que puede elegir infinidad de mecanismos para producir los mismos efectos naturales, de modo que, antes de afirmar una teoría teológicamente problemática, debían descartarse las demás explicaciones teoréticas. Y como esto era prácticamente imposible, se podía, por ejemplo, concluir que el heliocentrismo era indemostrable.

Tiene sentido pensar que cuando el mundo católico recibió la condena de Galileo, las autoridades eclesiásticas y teológicas supieran que, en la mente de la máxima autoridad de la Iglesia católica, era obligado aplicar este reparo al movimiento de nuestro planeta ( verdad sobre la que confesaba Descartes en su correspondecia privada algunos "escrúpulos" que deseaba ver superados...) . Y si esta hipótesis histórica es más que plausible, puesto que es bien contrastable, ¿ con qué razones podrá decirse que las mentes científicas más brillantes de países católicos durante el S. XVII ( por ejemplo, Descartes) ignorasen  y no deseasen superar una controversia escolástica con fuertes implicaciones escépticas para con las nuevas ideas científicas? ... El problema era que tratar de oponerse a este escepticismo científico era, manifiestamente, cuestionar la autoridad del Papa: ¿ cómo combatir esta posición anticopernicana sin confrontación directa con el poder ?

E incluso podría seguirse la reflexión, pensando qué forma de escepticismo podría preocupar más a científicos como Descartes: ¿ El escepticismo de los renacentistas franceses, cuyos discursos poco podían hacer zozobrar a los creyentes en el potencial heurístico de las razones matemáticas en la investigación de la naturaleza, o el escepticismo anticientífico y sostenido por el poder, derivado de las controversias escolásticas tradicionales?.

 Y, en esta justa medida, considero que la angélica doctrina iba esencialmente unida a las controversias escolásticas geocentristas cuya superación tanto deseaba Descartes a fin de que su intento de fundamentación de la nueva cosmología llegase a ser algún día definitivamente aceptada por la Iglesia. Dejo esto apuntado, pues es otro de los temas que voy a tratar en próximas entradas, a partir de un examen de la correspondencia cartesiana ( y no sólo la mantenida con Marin Mersenne, antes y después de 1630). Creo que, cruzando informaciones, podré sacar a la luz aspectos muy interesantes sobre los que creo que no se ha reparado suficientemente.

Quiero concluir con estas consideraciones del Prof. Bianchi, que traduzco a continuación. Considero que si ello es verdad, hay que hacer justicia reconociendo que debió de preocupar a un hombre tan sagaz, tan bien informado y preocupado por defender la ciencia como Descartes :

" Si ( como consecuencia de la afirmación del principio de que Dios puede hacer todo lo que no implique contradicción) las diferentes hipótesis astronómicas eran todas equivalentes... no había ninguna razón para abandonar el sistema geocéntrico, fundado sobre la doble autoridad de los pasajes cosmológicos de la Biblia y de la filosofía natural de Aristóteles  " ( op.cit., Bianchi, pág. 86)

De Deo Uno. Tractatus I. Cap. X. Quaeritur Tertio: La evocación del diálogo entre Maffeo Barberini y Galileo

He aquí el texto latino y su traducción:

"Quod argumentum quanti faciendum sit, diligentius animadvertere incepi, dum Summus Pontifex Urbanus VIII ( quem diu Deus Ecclesiae suae incolumem servet) adhuc cardinalis familiarem suum, non minus doctrina conspicuum, quam religione laudabilem, admonuit, ut diligenter adverteret: An Sacris congruerent Scripturis, quae de motu terrae excogitaverat, ad salvanda ea omnia, quae in caelo apparent phenomena, et quaecumque de caeli, atque astrorum motibus ex eorum diligenti inspectione et consideratione communiter recipiunt Philosophi. Concessis enim omnibus, quae vir doctissimus excogitaverat, quaesivit, an potuerit et sciverit Deus alio modo disponere et movere orbes, vel sidera ita, ut quaecumque vel in caelis apparent phenomena, vel de siderum motibus, ordine, situ, distantia ac dispositione dicuntur, salvari possint.

Quod si neges, Sanctissimus dixit, probare debes implicare contradictionem, posse haec aliter fieri, quam excogitasti. Deus enim infinita sua potentia potest, quicquid non implicat contradictionem: cumq(ue) Dei Scientia non sit minor potentia; si potuisse Deum concedimus; et scivisse etiam afirmare debemus

Quod si potuit ac novit Deus haec alio modo disponere, quam excogitatum est, ita, ut salventur omnia, quae dicta sunt: Non ad hunc modum debemus divinam arctare potentiam et scientiam.

Quibus auditis, quievit vir ille doctissimus..." ( Op. cit., 1629. pp 194-195)

Traducción:

" Empecé a notar con más atención cuán valioso era el argumento cuando el Sumo Pontífice Urbano VIII ( a quien Dios guarde mucho tiempo incólume para su Iglesia) , siendo todavía cardenal, recordó a un amigo suyo, no menos conspicuo por su sabiduría que loable por la religión, que se fijase diligentemente si convenía con las Sagradas Escrituras lo que había concebido sobre el movimiento de la tierra para salvar todos esos fenómenos que aparecen en el cielo, y ( si convenía también) con todo lo que sobre el cielo y los movimientos de los astros comúnmente admiten los Filósofos en base a una atenta inspección y consideración de los mismos. Concedido, pues, todo lo que este hombre sapientísimo había cavilado, inquirió si hubiese podido y sabido Dios disponer y mover los orbes y también las estrellas de otra forma, de modo que cuantos fenómenos aparecen en el cielo o cuanto se sabe sobre los movimientos, orden, localización, distancia y disposición de los astros pudiese ser salvado ( explicado).

Pues si niegas esto, dijo Su Santidad, debes probar que implica contradicción que estas cosas puedan ser hechas de manera distinta a lo que has concebido. Puesto que Dios en su infinito poder puede todo lo que no implica contradicción. Y como la ciencia de Dios no es inferior a su poder, si admitimos que Dios pudiese , debemos también afirmar que sabría. 

Por lo que si pudo y supo Dios disponer esto de otra manera a la que ha sido concebida, igualmente no debemos restringir la potencia y sabiduría divinas a esta posibilidad para salvar todas las cosas que han sido dichas.

Oídas tales cosas, aquel hombre doctísimo descansó"

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Addenda:

Interesantísima esta biografía de Oreggi. Obsérvese cómo Urbano VIII premió a Oreggi en su destacado papel en el juicio contra Galileo el año de 1633. Puede encontrarse en www.treccani.it http://www.treccani.it/enciclopedia/agostino-oreggi_(Dizionario-Biografico)/

"  OREGGI, Agostino. – Nacque nel 1577 a Santa Sofia, «terra illustre del Gran Ducato di Toscana ai confini della Romagna» (Strocchi, 1838, p. 158), oggi in provincia di Forlì-Cesena.

Non si hanno notizie dei suoi genitori, a quanto sembra oriundi di Bironico...dove la famiglia esercitava la professione notarile...

Inviato a Roma all’età di 17anni, entrò nel circolo del cardinale Roberto Bellarmino, che lo collocò nel convitto di S. Anna, destinato a ospitare nobili italiani...avrebbe frequentato le Scuole pie sotto la direzione di José de Calasanz. Studiò filosofia e teologia presso il collegio romano della Compagnia di Gesù, conseguendo il dottorato, e quindi diritto civile e canonico all’Università la Sapienza. Ordinato sacerdote, per interessamento di Bellarmino divenne canonico teologo della cattedrale di Faenza (23 novembre 1605) e insegnò pubblicamente in città per nove anni. Fu quindi assunto come teologo nella famiglia del cardinale Maffeo Barberini quando questi venne preposto alla legazione di Bologna negli anni 1611-14.

L’ascesa al soglio pontificio del suo protettore, divenuto Urbano VIII (6 agosto 1623), significò per Oreggi l’accesso agli alti gradi della carriera ecclesiastica...

Nel gennaio 1624 fu nominato consultore del S. Uffizio, una scelta che denota la volontà del papa di non dipendere da altri membri del tribunale. Divenne inoltre elemosiniere pontificio e prelato delle congregazioni dei Riti e per l’Esame dei vescovi. Nell’autunno del 1626, quando Urbano VIII incaricò il gesuita Terenzio Alciati di scrivere una storia del Concilio di Trento da opporre agli scritti di Paolo Sarpi, Oreggi fu incaricato di mettere a disposizione dello scrittore tutti i documenti del concilio esistenti negli archivi pontifici; Alciati però non riuscì a portare a termine il compito assegnatogli.

In quanto consultore del S. Uffizio, Oreggi partecipò a diversi gruppi di lavoro, in collaborazione con i colleghi della congregazione de Propaganda fide, incaricati di discutere problemi di varia natura emergenti in diverse parti del mondo cristiano.

A partire dal 1628 Propaganda si pose il problema di superare i limiti del padroado e nel 1630 nominò un gruppo di lavoro, composto da Marzio Ginetti, Giovanni Battista Pamphili e Oreggi, a cui si devono le origini della costituzione Ex debito pastoralis officii, pubblicata il 22 febbraio 1633, che aboliva l’esclusiva dei gesuiti in Giappone...
Tra il 1629 e il 1633 Oreggi pubblicò a Roma alcuni trattati teologici e filosofici: De Deo uno, De individuo sacratissimae Trinitatis mysterio, De angelis, De opere sex dierum, De sacrosancto incarnationis mysterio, Aristotelis vera de rationalis animae immortalitate sententia; vennero successivamente ripubblicati nel 1637, insieme con diversi inediti (tra cui una sorta di manuale di teologia dedicato a Urbano VIII), e ancora nel 1642.

Tali scritti permettono di cogliere alcune idee circolanti tra i collaboratori più vicini al pontefice. Il De opere sex dierum ingloba il De rationalis animae immortalitate; la sua origine risale a uno studio commissionato una ventina d’anni prima all’autore dal cardinale Maffeo Barberini per verificare l’ortodossia della dottrina aristotelica circa l’anima umana. La prima parte dell’opera, dedicata ai primi cinque giorni della creazione, propone un’immagine del mondo costruita a partire dai testi biblici, escludendo i contributi della scienza contemporanea; vi si afferma che la conoscenza dell’uomo rispetto alla realtà fisica è incerta e la libertà di pensiero limitata, poiché non può esercitarsi su realtà oggetto della rivelazione. In particolare, nel De Deo uno è riportato un colloquio intercorso nel 1616 tra Maffeo Barberini e Galileo Galilei, nel quale il cardinale sosteneva fosse impossibile provare la verità dell’eliocentrismo, data la difficoltà dell’uomo a cogliere le innumerevoli combinazioni del moto degli astri, frutto dell’infinita potenza di Dio. In caso di conflitto tra affermazioni filosofiche e la rivelazione biblica si sarebbe dovuto ricorrere all’argomento dell’onnipotenza divina e confessare che Dio ha potuto produrre la realtà rivelata dalla Bibbia sotto forme molto più numerose e perfette di quelle che l’uomo può conoscere.

Oreggi fu coinvolto nel processo contro Galileo, iniziato nel 1632 in seguito alla pubblicazione del Dialogo sopra i massimi sistemi del mondo, che aveva ricevuto l’imprimatur dal maestro del Sacro Palazzo Niccolò Riccardi. Il papa, sentendosi raggirato da Galileo, nell’autunno del 1632 sottopose l’opera a una commissione composta dallo stesso Riccardi, da Oreggi e dal gesuita Melchior Inchofer. La relazione stesa da Riccardi e Oreggi, che aveva lo scopo di giustificare l’imprimatur incautamente concesso dal primo, fu presentata al S. Uffizio il 23 settembre 1632. Essa asseriva la necessità che il libro fosse sottoposto al giudizio dell’Inquisizione in quanto Galileo aveva continuato a sostenere la teoria eliocentrica, disobbedendo all’ingiunzione intimatagli nel 1616, con l’aggravante di aver taciuto su tale circostanza, e indicava le correzioni indispensabili per rimettere in circolazione il Dialogo. Dopo l’interrogatorio di Galileo, che ebbe luogo a Roma nell’aprile 1633, Oreggi, insieme con Inchofer e il teatino Zaccaria Pasqualigo, fu uno dei tre qualificatori che attestarono formalmente l’aver Galileo contravvenuto all’ordine ingiuntogli nel 1616: pubblicando il Dialogo, lo scienziato aveva portato argomenti efficaci in favore del movimento della Terra e si rendeva così sospetto di aderire a una dottrina condannata dalla Chiesa; fu questo il fondamento dell’abiura pronunciata il 22 giugno 1633.

Il 28 novembre 1633 Urbano VIII creò Oreggi cardinale, probabilmente in ricompensa per l’appoggio prestatogli nel procedimento contro lo scienziato fiorentino, e contestualmente lo nominò arcivescovo di Benevento, diocesi della quale Oreggi prese possesso per procura il 16 dicembre. Il canonicato in S. Pietro da lui detenuto, dichiarato vacante, fu assegnato al nipote Bartolomeo Oreggi, familiare del cardinale Francesco Barberini...