Mi muro y opiniones de autoridades

domingo

TEXTOS DE JEAN BAPTISTE MORIN IMPORTANTES PARA HACER HABLAR A DESCARTES

1. Jean Baptiste Morin y su libro leído por Descartes

Jean Baptiste Morin de Villefranche ( 1583?-1656) se arrogaba los títulos de médico, astrónomo y matemático. Se interesó por las astrología pues descubrió que, para un hombre de su humilde condición social, le brindaba la posibilidad de alcanzar una solvencia económica además del apoyo de la aristocracia. Y fue probablemente gracias a esta faceta de su actividad por lo que se ganó la protección de María de Médicis, obteniendo el cargo de profesor de matemáticas en el Collège Royal.

Polemizó abierta y vehementemente contra los partidarios del heliocentrismo, en defensa de la cosmología aristotélico-ptolemaica y tratando siempre de grangearse la simpatía de las autoridades políticas y eclesiásticas. En ese contexto hay que situar, por una parte, su oposición a Galileo, tanto antes como después del juicio de 1633; y, por otra parte, su libro "Famosi et antiqui problematis de telluris motu et quiete", publicado en 1631 y dedicado al Cardenal Richelieu.

En la literatura científica española encontramos reseña biográfica del personaje en la obra de un insigne científico cordobés, Gonzalo Antonio Serrano, quien escribió lo siguiente:

"Juan Baptista Morino, Medico y Regio Professor de Mathematicas en Paris, escribió su Astronomia nueva, y de la ciencia de las longitudes Geographicas, floreció por el año 1631, y dio a la pública luz un tratado con el titulo: " Famosi et antiqui Problematis de telluris motu, vel quiete hactenus optata solutio". Que es decir : " Solución hasta aquí deseada al famoso y antiguo Problema del movimiento o quietud de la tierra". Cuyo título es una mera jactancia, bien considerada la obra, pues aunque en ella se hallan cosas mui estimables, y plausibles, con todo esso el asumpto carece de toda demonstracion, aunque verdaderamente con agudeza resuelve, y satisface a todos los argumentos contrarios; y también refuta con eficacia los argumentos de Keplero, Lansbergio, y otros Autores; pero despues en el año de 1634 publicó "Respuesta docta contra la Apologia, que en favor de la hypothesi de la mobilidad de la tierra, escribió y divulgó Jacobo Lansbergio, Doctor en Medicina". Casi al mismo tiempo, Morino diò à luz un opusculo contra otro de Gassendo, intitulado: "De Motore translato", ó "transferido Motor"; pero Morino puso al suyo este titulo: "Alae telluris fracta", que es decir:" Alas quebradas de la tierra", con physica demonstracion de ser falsa la opinion copernicana, que persuade el movimiento de la tierra; y juntamente un nuevo concepto del fluxo y refluxo del Oceano contra el libro del movimiento impresso, que escribió Gassendo" ( Astronomia Universal theorica,y practica, conforme a la doctrina de antiguos y modernos. Tomo I. Prologo XXXXV. Cordoba, 1735)

Si al erudito científico de Córdoba le parecían satisfactorias las refutaciones de Morin, sin embargo no fue del mismo parecer Descartes, según contó al P. Marin Mersenne.

2. Una de las refutaciones de Morin a los argumentos heliocentristas de Lansberg


Descartes leyó el libro de Jean Baptiste Morin, titulado "Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete" (1) . Incluso, en una carta a Mersenne ( datada por AT y por Armogathe en 1632), hizo una crítica de la que me ocupé en una entrada subida en enero del presente año. Como traté de justificar, yendo más allá de la opinión de Armogathe ( 2), esa crítica iba acompañada de otra a las razones por las que la Iglesia censuraba las tesis copernicanas. Como también señalé allí, en su estudio " Galileo y Urbano VIII. La trama del equívoco", el Prof. Antonio Beltrán Marí señalaba que " ( Morin) alude al tema de la omnipotencia divina y al grado en que la habría ejercido en distintos casos" (3).

Uno de esos casos se encuentra referido en la página 98 del libro de Guido Morpurgo-Tagliabue, "I processi di Galileo e l'epistemologia". Ya, desde 1963, este filósofo italiano había advertido la presencia de la angélica doctrina en la obra de Morin. Y no por casualidad, en esa misma página aborda su determinante influencia sobre el "Discurso del método" de Descartes. Y es que puede demostrarse irrefutablemente el contacto de Descartes con la obra en cuestión de Morin. En efecto, aquél la leyó y juzgó críticamente sus argumentos.

Así, pues, debió prestar atención a las referencias que Morín hizo sobre las ideas de otro personaje conocido por Descartes: Lansberg. Este calvinista de los Países Bajos fue un firme defensor del movimiento de la tierra. Sobre él habla Morin en el capítulo IX de su libro, de dónde Morpurgo extrajo la cita alusiva a aquellas otras que Oreggi atribuyó al cardenal Maffeo Barberini ( más tarde Urbano VIII) en la conversación que tuvo con Galileo (4). Pero podemos aducir una razón de mayor peso para concluir que este preciso capítulo debió de concitar gran interés por parte de Descartes. Si él leyó el libro en 1632, ya desde 1630 nos consta que reflexionó mucho sobre la importante función que debía tener la omnipotencia divina en la fundamentación de las verdades eternas, las verdades indudables que constituyen los principios generales de la física y la matemática. Y, precisamente, se sirvió de ellos para dibujar la imagen mecanicista del mundo que formuló en su tratado cosmológico. Por ende, el encuentro con la objeción basada ( a juicio de Morpurgo Tagliabue) en la angélica doctrina y hecha por Morin contra Lansberg, debió de interesar notablemente a Descartes.

Dada su importancia, cito parte del pasaje de Morin, alusivo a los argumentos de su rival, Lansberg:

" Prima igitur ratio petitur ab impossibilitate motus spherae fixarum, quam ex eo insert Lansbergius in suis comm.(entationibus) in motum terrae diurnum, controversia I...; quoniam semidiameter orbitae telluris sive solis, est 1498 1/2 semidiametrorum telluris ipsius; et semidiameter spherae fixarum est 10302927 semidiametrorum terrae; harum auterm unaquaeque est 859 1/2 milliariorum germanicorum: unde peripheria spherae fixarum erit 55628464617 milliariorum: qua divisa in 24 horas, percurret sphera ipsa unius horae spatio 23178529692 milliaria; et intra unum horae minutum primum 38630878 milliaria; intra unum auterm horae minutum secundum, hoc est, in momento temporis 643848 milliaria germanica, quod est impossibile. Restat igitur sphera fixarum immobilis; et per consequens terra movetur.

"Verum quamvis darentur illae semidiametri orbitae telluris, et spherae fixarum; tamen ea negatur impossibilitas,...; ideoque moveri queat, vel a seipso, si Deus illi congruam vim motivam dederit, vel ab Intelligentia proportionatae virtutis, vel a Deo solo illius volente motum: atque circumvolui non tantum in 24 horis, sed etiam in unius nostrorum horae minutorum duratione. Quod qui negat, Dei omnipotentiam negat. ...


"Quis enim non videt Dei omnipotentiam magis commendari ex eo quod Lansbergius falso putat impossibile quam ex eo quod ait esse possibile?" (5)

Una posible traducción sería:

" Por tanto, la primera razón se busca por la imposibilidad de movimiento de la esfera de las estrellas fijas, lo cual incluye Lansberg en sus " Comentarios sobre el movimiento diurno de la tierra, controversia I"...; puesto que el radio de la órbita de la tierra o del sol es 1498 1/2 del radio de la tierra misma; y el radio de la esfera de las estrellas fijas es 10302927 del radio de la tierra; de las cuales cada una es 859 1/2 de las millas germánicas: de donde la periferia de la esfera de las estrellas fijas será 55628464617 millas: que dividida en 24 horas, recorrerá la misma esfera 23178529692 millas por hora; y en el primer minuto de una hora 38630878 millas; asimismo, en un segundo, esto es, en un instante del tiempo 643848 millas germánicas, lo cual es imposible. Por tanto, permanece inmóvil la esfera de las estrellas fijas; y, por consecuencia, la tierra se mueve.

"Pero aun cuando sean dados los semidiámetros de la órbita de la tierra y de la esfera de las estrellas fijas, sin embargo se niega esa imposibilidad... y, por tanto, puede ser movida ( la esfera de estrellas fijas), ya por sí misma, si Dios le ha imprimido la fuerza motriz justa, o por una inteligencia de proporcionada virtud, o por Dios solo si quiere moverla: y no sólo hace la circunvalación en las 24 horas, sino en la duración de un minuto...Pues el que niega esto, niega la omnipotencia de Dios....


"¿ Quién, pues, no ve que se valora más la omnipotencia de Dios cuando Lansberg considera falsamente como imposible aquello que realmente es considerado posible?"


Morin refuta la conclusión de Lansberg tratando de invalidar la aplicación del tercio excluso ( o es A o es no A) en la argumentación de éste. El razonamiento de Lansberg se basa en la aplicación del modus tollens. Si se supone la inmovilidad de la tierra, habría que dar a la esfera de estrellas fijas una velocidad asombrosa en su movimiento. Lansberg niega el consecuente como algo imposible. Por lo que concluye la negación del antecedente y, por ende, afirma el movimiento terrestre. Ahora bien, Morin introduce un enfoque diferente en la consideración de lo que Lansberg considera como imposibilidad, es decir, lo no posible de ser o hacerse: examina la cuestión desde el punto de vista de la causa primera del movimiento, que es Dios; desde la omnipotencia divina. Parece suponer una distinción dentro de lo posible/imposible entre lo que es relativamente imposible y lo absolutamente imposible. La imposibilidad estimada por Lansberg sería una imposibilidad relativa: lo que puede ser imposible para un poder determinado o, mejor en este caso, según consideraciones o reparos humanos ( estéticos, matemáticos, morales, físicos, etc.). Sin embargo, Morin está diciendo que lo que a Lansberg puede parecerle "imposible"  en relación con alguna preferencia o criterio sensato, sin embargo no es intrínsecamente imposible, pues Dios, que es la causa universal y primera del universo, puede hacer absolutamente todo lo que sea intrínsecamente posible, pero no lo intrínsecamente imposible, de acuerdo con el principio de no contradicción ( no es posible que lo que es no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido). Por tanto, la conclusión a la que llega Lansberg no es apodíctica, sino problemática, pues Dios puede producir de infinitas maneras los efectos que nosotros, desde la Tierra inmóvil en el centro del universo, observamos en el cielo. La teoría copernicana no podrá abandonar su estado de mera construcción hipotético-ficticia...

3.  Morin pudo hacerse eco de la angélica doctrina del Sumo Pontífice en su obcecación anticopernicana, ¿ pero llegó a comprender el alcance epistemológico de esta duda dogmático-teológica?.

Como hemos señalado varias veces, siguiendo en esto al P. Mariano Artigas, el recurso a la omnipotencia divina en el choque entre la cosmología aristotélico-ptolemaica y la teología escolástica, por una parte, y la cosmología moderna, se trataba de "una posición teológica relacionada con la falta de confianza en la ciencia". El Papa Urbano VIII, mentor del argumento de la omnipotencia divina para la refutación de los heliocentristas," era más escéptico todavía ( que Bellarmino) acerca de las posibilidades de la cienca. Pensaba que nunca podría demostrarse la verdad del copernicanismo".

Quizás el motivo de apelar a Dios que tuviesen los que, como Morin, atacaban las ideas heliocentristas era no tanto que estas chocasen contra los dogmas de fe, sino que sacudían "desde sus cimientos la representación tradicional del mundo, que se encontraba asociada desde hacía tiempo con algunos aspectos de la doctrina cristiana. En la actualidad cuesta trabajo imaginar que el significado de la vida humana o la doctrina cristiana sobre la Encarnación y la Redención se relacionaran con una cosmovisión que colocaba a la Tierra en el centro del universo, pero en el siglo XVII esa cosmovisión, que parecía corresponder al sentido común, se encontraba profundamente arraigada en la mentalidad de la época. La crítica de esa cosmovisión parecía contraria al sentido común y cargada de consecuencias teológicas"  (7)

Y de este aspecto da buena muestra la obra de Morin. En el capítulo IX de su libro trae a colación la doctrina común entre los escolásticos sobre la ordenación teleológica de todo el universo al servicio de la criatura humana y, por tanto, de la Tierra, exponiéndola como una razón para justificar, contra los copernicanos, la centralidad e inmutabilidad terrestre. 

"Decima tertia ratio est Copernici lib. I Revol. cap. 8. Quietis et immobilitatis conditio nobilior est, et divinior quam motus; ergo illa competit Coelo, non terrae.

"Concesso antecedente, negatur consequentia: quies enim quia motu divinior, ideo debetur homini in terra, quod hic Coelo sit divinior, eiusque gratia factum sit ipsum Coela; non contra." (8)

Ahora bien, la pregunta que nos planteamos es:¿ llegó Morin a comprender el alcance epistemológico de la duda teológica basada en el principio de la omnipotencia divina?

En parte sí y en parte no.


  • En parte sí, pues el argumento favorito del Papa Urbano implicaba, en palabras de Mariano Artigas, que "no podemos deducir de los efectos observados que necesariamente sea verdadera la causa que suponemos, porque eso significaría imponer necesidad a Dios, negando su omnipotencia" (9). El origen del problema surgía de la utilización del método matemático para llevar al descubrimiento de hipótesis explicativas confirmables por las experiencias factuales y que permitiesen conocer  cómo es realmente la mecánica de la naturaleza. Como afirma G. Morpurgo-Tagliabue:" El origen del método resolutivo, o inductivo, no consiste en las sugerencias inmediatas de la experiencia, como se podría creer: nace al extender a la experiencia el procedimiento analítico de la matemática. Si la geometría de Euclides era sintética, a la par que la lógica aristotélica, y procedía desde los elementos simples e indudables a conclusiones verdaderas; la geometría de Arquímedes , a la inversa, era analítica, y será éste el método preferido de los matemáticos del S.XVII, como el suelo fértil e inventivo...Entre los dos métodos la diferencia es esta, que mientras el método sintético en todas sus aplicaciones es apodíctico, tanto en la matemática pura como en la física, el método analítico en la matemática es apodíctico, pero no en la física" (10). Y Morin probablemente se daba cuenta de ello, por ejemplo, cuando, contra los astrónomos empíricos, insistía en que carecía de valor probativo el hecho de que el modelo copernicano fuese capaz de salvar los fenómenos celestes; Morin, en el capítulo VII, abogaba por una necesaria subordinación de la astronomía a  la cosmovisión metafísica tradicional, a fin de evitar la desviación de la verdad : " Cum ergo Astronomia subordinetur Physicae, ut haec Metaphysicae; dubium non est quin ut prima Physicae principia demonstrantur a Metaphysica; sic superius primum Astronomiae principium, cui nec sensu, nec simplici apprehensione cognoscibili, ipsa tota innititur; debeat a Physica demonstrari" (11).  Por otra parte, el argumento formulado con el "aspetto teologico" de la omnipotencia y la "impenetrabilità della sapienza di Dio" (12), tenía un claro "significato epistemologico" que no podía pasar desapercibido : " Fue - dice Morpurgo-Tagliabue- el viejo argumento de los aristotélicos neoplatonizantes contra los ptolemaicos, de la inaplicabilidad del tercio excluso, con el que golpearon la legitimidad del silogismo dialéctico. Subiendo de los efectos a las causas, desde las consecuencias a los principios , no se llega a una conclusión cierta, sino hipotética, la cual no cierra el paso a la posibilidad de otros principios" 


  • Pero en parte, también podemos decir que, aparte de Descartes, es improbable que Morin, ni tan siquiera el Papa Urbano, fuese consciente de la magnitud de las implicaciones epistemológicas que resultaban de la duda sobre el conocimiento racional basada en la idea de la omnipotencia divina. Y esto por varias razones:

  1. Porque ( y volvemos a citar a Morpurgo-Tagliabue) " la questione è sempre quella, gnoseologica più che teologica, anche se una volta è esposta in modo dogmatico da Urbano VIII, e un'altra volta in modo critico da Descartes. Non potrebbe la realtà essere diversa da come la ragione giudica?". Si Luca Bianchi habla de un escepticismo teológico al referirse a la utilización que hacía el Papa de la omnipotencia divina contra las convicciones de Galileo, ya muchos años antes Morpurgo-Tagliabue había señalado este aspecto, explicando que "la duda dogmática" formulada bajo "aspetto teologico" implicaba exactamente el cuestionamiento crítico desarrollado por la duda metódica cartesiana. ¿ Es que puede sostenerse que la razón piensa en el vacío cuando se atiene a experiencias sensatas y claras demostraciones matemáticas?
  2. Y en ese justo sentido, la duda de los aristotélico-ptolemaicos dirigida contra los partidarios del heliocentrismo era una peligrosa arma de doble filo que también apuntaba contra ellos. En efecto, suponía - dice Morpurgo, como "corollario de la omnipotenza"- " la impenetrabilità della sapienza di Dio", es decir, la incomprensibilidad del infinito para una mente finita. Por ello, en primer lugar, " penetrarla significaba en efecto constreñirla por la ley de la imposibilidad de lo contrario, o sea, limitarla" (13); pero, en segundo lugar, llevaba a limitar acuciantemente la capacidad cognoscitiva de la razón humana con respecto a la creación, pues " el intelecto no agota las infinitas combinaciones posibles de la naturaleza. En este campo ningún resultado suyo es apodictico". (14). Por todo ello, era bastante discutible o inconsistente que un reparo teológico capaz de cuestionar la capacidad cognoscitiva de la razón y la validez de sus constructos teóricos, pudiese ser utilizado  contra un constructo teórico rival por los partidarios del otro dominante.

4. De la "compassion" de Descartes a Morin a la "compassion du siècle"


" Yo me compadezco con V. de ese autor que se vale de razones astrológicas para probar la inmovilidad de la Tierra; pero yo me compadecería aún más de nuestro tiempo, si pensase que quienes han querido hacer un artículo de fe de esta opinión no tenían mejores razones para sostenerla." ( Lettre a Mersenne, Deventer,été 1632 . Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013)

Se trata de una de las primera referencias a Jean Baptiste Morin que encontramos en la correspondencia cartesiana (hay otra anterior, de 18 de marzo de 1630). En la carta de 1632 a Mersenne, no dice más sobre él, pero dice lo suficiente para saber que Descartes ha leído el libro de Morin publicado en 1631. Y también, indefectiblemente, para podernos preguntar por la curiosa comparación que se establece en un texto tan breve. En efecto, del desdén hacia "las razones astrológicas" de Morin, Descartes pasa rápidamente a expresar el sentimiento que le produce su "siècle". Es curioso que ese sentimiento es una mezcla de "compassion" y también de "vacilación", de "duda", pues se teme la índole de las razones que han servido para convertir en "artículo de fe" la opinión de la inmovilidad de la Tierra. Si las razones de Morin le parecen vanas y carentes de solidez, no menos las de todos aquellos que quieren convertir el geocentrismo en dogma y, por tanto, prohibir y penalizar las opiniones contrarias. Ahora bien, esas razones no pueden ser más que de tres tipos: o teológicas, o metafísicas o políticas. Probablemente, hay de todo ello. Pero todas se encuentran concentradas en el argumento favorito del Papa Urbano VIII para mantener el pensamiento científico bajo la censura teológica, así como para someter a las nuevas orientaciones del pensamiento científico-racional a un cuestionamiento y escepticismo permanente de su validez ( nada en la nueva ciencia podrá ser tomado en serio puesto que toda idea opuestas a las instituidas es indemostrable). El empeño de quienes esperan el progreso del saber con la aplicación de las matemáticas al análisis y explicación de los fenómenos de la naturaleza es, a priori, un afán inútil.

Es curioso también que descalifique los argumentos de Morin como "astrológicos", puesto que ni la mayor parte ni la más importante de sus consideraciones son de esta índole. Creo que lo que Descartes quiere decir es que las creencias de Morin respecto del tema del libro son tan jactanciosas y mal fundadas como las que pueda tener por su fama como astrólogo. Sin embargo, también es perfectamente plausible que Descartes tuviese en mente la distinción tradicional entre la "astrología judicial" y la "astrología natural". La primera, era el tipo de astrología que la Iglesia condenaba como herética, pues se trataba de predecir el futuro a partir de cálculos sobre los astros; pero la segunda era de uso admitido, con aplicaciones tanto médicas como meteorológicas, basadas en la creencia aristotélica de la influencia de los cuerpos celestes sobre el mundo sublunar. Ciñéndonos estrictamente al libro de Morin al que hacemos referencia no parece lógica otra forma de astrología que ésta última, la encuadrada dentro de la cosmología aristotélico-ptolemáica aceptable para la autoridad eclesiástica.

¿ Qué ha podido determinar la asociación de ideas que se presentan en el juicio de Descartes?. Evidentemente, Descartes ha leído el libro de Morin. Ahora bien, ¿podemos saber más?. Creo que sus palabras nos llevan a concluir que ha leído hasta justamente el epílogo, en el capítulo XII. Allí es el propio Morin quien asocia la opinión de la inmovilidad de la Tierra a la máxima autoridad de la Iglesia, bajo la guía indefectible del Espíritu Santo, cual si fuese esa opinión un dogma de fe, ya que - se recuerda- que ha sido prohibido y penalizado seguir la opinión contraria. No puede olvidarse la implícita referencia a dos Papas Paulo V y Urbano VIII. He aquí el texto:

Que hay que adorar verdaderamente y venerar en sumo grado a aquel Espíritu de la verdad, preceptor de la Iglesia, el cual, como en otras cosas, también en este tema hasta ahora no se ha esperado a la evidencia de las demostraciones sino a las dudas, por los Sumos Pontífices. Aunque desconocido, sin embargo, a causa de la osadía de algunos ingenios en estos tiempos, impulsó con segura conducción para condenar y prohibir la opinión sobre el movimiento de la tierra"" (15)

5. Un momento decisivo para Descartes.

5.1.-  La cuestión de la omnipotencia divina antes de la condena a Galileo en el pensamiento de Descartes.

Sabemos de la importancia que Descartes comenzó a otorgar en su pensamiento a la idea de la omnipotencia divina. En las tres cartas a Mersenne fechadas en el año de 1630, aparece como el fundamento metafísico de su teoría de las verdades eternas. Es más, lo afirma como siendo también el fundamento de la nueva concepción fisicomecánica que está plasmando en su "Monde":

" ...je vous dirai que je n'eusse su trouver les fondements de la physique, si je ne les eusse cherchés par cette voie. Mais c'est la matière que j'ai le plus étudiée de toutes, et en laquelle, grâces à Dieu, je me suis aucunement satisfait; au moins pensai-je avoir trouvé comment on peut démontrer les véritées métaphysiques, d'une façon qui est plus évidente que les démonstrations de géométrie; je dis ceci selon mon jugement..." ( 16)

Y rápidamente alumbra el concepto en el que ha encontrado la fundamentación metafísica para todas las verdades permanentes e indudables de las ciencias: 

"Mais je ne laisserai pas de toucher en ma Physique plusieurs questions métaphysiques, et particulièrement celle-ci: que les vérités mathématique, lesquelles vous nommez éternelles, ont été établies de Dieu et en dépendent entièrement, aussi bien que tout le reste des créatures" (17)

Hasta el momento, aparentemente, Descartes no parece apartarse radicalmente de la tradición del pensamiento cristiano, pues parece referirse a puras esencias inteligibles o relaciones necesarias entre ellas que, a su vez, dependen del Espíritu de Dios. 

Pero Descartes rompe de inmediato con toda la tradición al afirmar, a través de una contraposición, el abismo que separa al Ser de Dios de las verdades eternas creadas por Él. En efecto, por un lado, todos los seres ( y Descartes incluye también a las verdades indudables e innatas cognoscibles por la razón) deben depender de Dios, dada "la grandeur de Dieu"; y, por ende, la realidad entera queda sujeta bajo las leyes que el Ser Absoluto ha establecido, "ainsi qu'un roi établit des lois en son royaume". Síguese, pues, la consecuencia de que, aun cuando se traten de verdades innatas para el alma humana, sin embargo las verdades eternas no dependen del entendimiento humano, el cual les debe asentimiento necesario como verdades indudablemente ciertas.

Pero, en segundo lugar, las verdades eternas no pueden identificarse con la esencia o el espíritu divino. Dios es absolutamente incomprensible para la razón humana, aunque es el creador de todas las verdades comprensibles racionalmente; por tanto, lo racional nunca puede ser la medida de la Potentia Dei. Y esto lo justifica diciendo: " Or il n'y en a aucune en particulier que nous ne puissions comprendre si notre sprit se porte à la considérer, et elles son toutes "mentibus, nostris ingenitae"...Au contraire nous ne pouvons comprendre la grandeur de Dieu, encore que nous la connaissions. Mais cela même que nous la jugeons incompréhensible nous la fait estimer davantage" (18).En este punto, Descartes se ha separado radicalmente de la tradición escolástica tomista.

Y si nada puede constreñir la infinita libertad y poder divinos, entonces concluye Descartes:
" On vous dira que si Dieu avait établi ces vérités, il les pourrait changer comme un roi fait ses lois; à quoi il faut/ répondre qu'oui, si sa volonté peut changer.- Mais je les comprends comme éternelles et immuables.-Et moi je juge le même de Dieu.-Mais sa volonté est libre.-Oui, mais sa puissance est incompréhensible; et généralemente nous pouvons bien assurer que Dieu peut faire tout ce que nous pouvons comprendre, mais non pas qu'il ne peut faire ce que nous ne pouvons pas comprendre" (19). La inmutabilidad como atributo de Dios o "l'Infini" ( véase también la carta a Mersenne del 3 de junio de 1630) sirve como garante de la permanencia y certeza evidente que poseen las verdades eternas para la ciencia humana.

5.2.- Un pensamiento que también respondía al libertinismo y ateismo y que debió combatir contra la duda teológica.


Podemos decir que en la correspondencia de 1630 la cuestión referente a la omnipotencia divina parece apuntar no sólo a la temprana búsqueda de los fundamentos metafísicos últimos de la unidad de todas las ciencias, sino también se liga a un cierto interés apologético. Descartes ve unida su búsqueda de los principios metafísicos garantes de la certeza del conocimiento y la verdad, con una muy clara toma de posición al lado de aquellos que, como Mersenne mismo, combatían dialécticamente contra los escritos de los libertinos, los ateos, que se difundían rápidamente entre las capas cultas de la sociedad francesa. De ahí, no sólo la referencia que encontramos en la carta de abril de 1630 a uno de esos escritos ( 20), sino el interés con que le insiste Descartes a Mersenne para que difundir y publicar por todas partes que " c'est Dieu qui a établi ces lois en la nature, ainsi qu'un roi établit des lois en son royaume" . "...mais je ne vous prie point pour cela de le tenir secret; au contraire je vous convie de le dire aussi souvent que l'occasion s'en présentera, pourvu que ce soit sans me nommer; car je serai bien aise de savoir les objections qu'on pourra faire contre, et aussi que le monde s'accoutume à entendre parler de Dieu plus dignement" (20)

Como traté en un capítulo anterior, Descartes pudo haber sabido algo sobre la escandalosa confesión postrera de fe racionalista atea del Príncipe Maurice de Nassau...

Pero, con seguridad desde la publicación del "Discurso del método" y muy probablemente, influido también por las discusiones sobre "la toute puissance de Dieu" y los errores de los doctos ( el libro de Morin es sólo una muestra) , Descartes se debió ver movido a volver sobre sus ideas sobre la omnipotencia divina y el papel que debía jugar en la búsqueda de fundamentación y renovación filosófica y científica, sobre todo, después de darse cuenta de que, en otro frente abierto, los defensores de la cosmovisión aristotélico-ptolemaica recurrían precisamente a la omnipotencia divina para extender la duda contra las pretensiones de la naciente racionalidad científIca, sus orientaciones metodológicas y el progreso de las ideas. Frente a las dudas y limitaciones impuestas dogmáticamente desde la teología, sería necesario un cambio de enfoque en la búsqueda de los fundamentos. Y ese cambio pasaba, como claramente vio Morpurgo-Tagliabue, por "dar una respuesta ( crítica y radical) al argumento de Urbano VIII". El planteo, desarrollo y superación de la duda metódica en la obra de Descartes es, si no el único elemento de esta respuesta, sí el primer paso obligado para devolver sus títulos y derechos a la razón científica.



6. El capítulo XII de "Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete hactenus optata solutio

Texto latino:

" Caput XII: Totius libri epilogum, et conclusionem continens

Quam vanae sint pro Telluris excentricitate, atque motu Copernicanorum rationes praecipuae, ostensum est capitibus 8 et 9; ut proinde timendum minimè sit, illos imposterum alias excogitaturos, quae non eadem aut maiori facilitate evertantur. Quanta autem sit pro ipsius Telluris concentricitate, et quiete rationum validitas, eximio in Physica lumine corusca, perspicuum est capitibus 10 et 11: atque utinam universa Philosophia esset eadem evidentiâ(e), et certitudine demonstrata. Iam ergo sagaciores iudent; An Copernicani, eos qui Sacrae Scripturae, Aristoteli, Ptolomaeo et Tychoni pro Telluris quiete adherent, passim contemnentes; iure cum Kepplero lib. I. Astr. Copern. Pag. 140 in haec verba prorumpant. " Hodierno tempore praestantissimi quique Philosophorum et Astronomorum Copernico astipulantur: secta est haec glacies; vincimus, suffragiis melioribus. Caeteros penè sola obstat superstitio, vel metus a Cleanthibus". Et paulo infra. "Quamquam vulgus litteratorum haud multo altius sapiens illiteratis foras quidem authoritates praetendunt; secum ipsi verò prius absurdum et insuetum dogma falsitatis damnant, ignorantiâ(e) caeci, etc.". An non è contrarioò reiectis Copernicanorum figmentis, iam ex dictis hactenus tria rectè condudamus.


1. Quod in Mundi centro, Terra stat in aeternum; et non inclinabitur in seculum seculi, iuxta Psalm.103. Quae verba Spiritus Sanctus futuram videns ingeniorum vanitatem circa Telluris situm atque motum, nec non errores inde prodituros, adiecit expresè cautionis prodituros, adiecit expresè cautionis ergo; quasi praecedentia, "Qui fundasti Terram super stabilitatem suam", ad Telluris quietem signifcandam omnibus erudiendis minime sufficerent. Quod enim additio illa nequeat intelligi de inclinatione ad motum alterationis, ex eo palam est contra Copernicanos; quoniam perpetuo Tellus alteratur: Ergo tantum de motu lationis...


2. Quod hypothesis tychonica ( es decir, de Tycho Brahe) caeteris omnibus excogitatis imo excogitandis praeferenda sit . Terra enim est in Mundi centro ex superius demonstratis. At circa Terram moventur luna, atque sol ut circa centrum sui orbis: circa ipsum vero solem reliqui planetae, ut Iovis satellites circa ipsum Iovem de communi consensu; quo est Tychonis systema genuinum: Mirè correspondens ( res nundum animadversa) Astrologicae signorum divisioni antiquissimae, quâ(e) solis et lunae domicilia in zodiaco, quippe Leo et Cancer, sunt veluti centra domorum reliquorû(m) 5 planetarum Saturni, Iovis, Martis, Veneris et Mercurii: horum enim domus, utrinque circumdant domos luminarium; eodem ordinem, quo in ipso systemate eorum corpora circumdant corpus Solis: scilicet ambae domus Mercurii, proxime circundant solis et lunae domos, tum ambae domus Veneris, tum ambae Martis, indeque ambae Iovis; ut tandem ambae Saturni a Leone e Cancro maxime distent: proindeque fatendum sint, verum Mundi systema prius Astrologis ratione, quam ipsis Astronomis observatione innotuisse.

3. Quod vere sit admirandus summeque colendus Spiritus ille veritatis, Ecclesiae Rector, qui ut in aliis, sic in hac re huc usque dubia, (per) Summos Pontifices, non expectatâ rationum evidentiâ. Ad sententiam de Telluris motus damnandam atque prohibé(n)dam, urgente his diebus ingeniorum temeritate; licet ignoto, tamen securo ducto impulit.


Texto traducido:

" Cuán vanas son las principales teorías de los defensores de Copérnico sobre la no centralidad de la Tierra y sobre su movimiento ya ha sido demostrado en los capítulos 8 y 9; en consecuencia no es de temer en absoluto que deduzcan nuevas teorías que no puedan ser rechazadas con la misma o con mayor facilidad. En cambio, cuánta es la validez de las teorías de la centralidad e inmovilidad de la Tierra, sobretodo ante la brillante luz de la Física, se demuestra en los capítulos 10 y 11: Y ojalá la Filosofía universal ( toda la filosofía) fuera demostrada con la misma evidencia y certitud. Los más perspicaces ya se estarán preguntando si los defensores de Copérnico irrumpen desdeñando indiscriminadamente a aquellos que se sirvan de la Sagrada Escritura, de Aristóteles, Ptolomeo y Tycho Brahe a favor de la inmovilidad de la Tierra, como justamente Kepler en su primer libro de astronomía copernicana (página 140): “En estos tiempos los filósofos y astrónomos más célebres están de acuerdo con Copérnico: esta corriente de pensamiento es de una fortaleza indiscutible; nosotros somos los vencedores con los mejores raciocinios. A los otros sólo les entorpece la superstición, o el miedo de posibles Cleantes”. Y algo más abajo. “Sin embargo, el conjunto de hombres de letras, sabios en un grado mucho más elevado que los iletrados, reivindican una mayor autoridad; sin embargo ellos mismos primeramente maldicen el erróneo y poco habitual dogma de la falsedad, de la ignorancia, de la ceguera, etc.”. Pero aclaremos correctamente, no a través de lo contrario a las invenciones ya rechazadas de los defensores de Copérnico, tres puntos que ya han sido comentados.

1. Que en el centro del Mundo está la Tierra quieta eternamente; y no se apartará jamás, como dice el salmo 103. Palabras que el Espíritu Santo añadió, como precedente, al ver la vanidad de tales ingenios sobre la locación y el movimiento de la Tierra y tantos hombres que iban a cometer errores al respecto, “que creaste la Tierra sobre su propia estabilidad”, para hablar de de la inmovilidad de la Tierra ante todos los eruditos. Que ello no sea entendido como sobre la inclinación al movimiento de la alteración, lo cual va abiertamente contra los defensores de Copérnico; puesto que la Tierra muta constantemente. Por lo tanto sólo sobre el movimiento de su soporte…

2. Que la hipótesis de Tycho Brahe es preferible a todas las otras teorías e incluso a todos los otros investigadores. La Tierra, ciertamente, está en el centro del Mundo, como ya hemos demostrado. Y alrededor de la Tierra se mueven la Luna y el Sol, alrededor del centro de su orbe: Sin embargo alrededor del Sol se mueven el resto de planetas, de la misma manera que los satélites de Júpiter, como es aceptado de forma general, se mueven alrededor del mismo Júpiter; a lo que se le añade lo genuino del sistema de Tycho Brahe: éste corresponde a la vetustísima división de los signos astrológicos, según la cual el posicionamiento en el Zodíaco del Sol y de la Luna, y ciertamente Leo y Cáncer, son el centro del posicionamiento de los cinco planetas restantes, Saturno, Júpiter, Marte, Venus y Mercurio: Ciertamente, los posicionamientos de estos rodean por ambos lados el posicionamiento de la luz; con el mismo sistema sus cuerpos rodean el cuerpo del Sol: ciertamente ambos posicionamientos de Mercurio, después los de Venus, después los de Marte, finalmente los de Júpiter, rodean muy de cerca los posicionamientos del Sol y de la Luna; para que finalmente los posicionamientos de Saturno estén a una distancia considerable de Leo y Cáncer: consecuentemente hace falta reconocer que el sistema del Mundo fue dado a conocer antes a los astrólogos con el raciocinio que a los astrónomos con la observación.

3. Que hay que adorar verdaderamente y venerar en sumo grado a aquel Espíritu de la verdad, preceptor de la Iglesia, el cual, como en otras cosas, también en este tema hasta ahora no se ha esperado a la evidencia de las demostraciones sino a las dudas, por los Sumos Pontífices. Aunque desconocido, sin embargo, a causa de la osadía de algunos ingenios en estos tiempos, impulsó con segura conducción para condenar y prohibir la opinión sobre el movimiento de la tierra"






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(1) Jean Baptiste Morin . Parisiis MDCXXXI. 
(2) Armoghate afirma lo siguiente: "Il s'agit d'une critique non déguisée de la condamnation du système copernicien prononcée à Rome en 1616". René Descartes. Correspondence,1. Gallimard 2013.  p.830
(3) A. Beltrán Marí. Endóxa: Series filosóficas,nº 21. UNED. Madrid, 2006   p.48
(4) De Deo Uno. Tractatus I. Cap.X. Quaeritur Tertio. 1629.pp 194-195
(5) Op. cit. Jean Baptiste Morin. Caput IX: Complectens praecipuas rationes Physicas, atque mixtas, quibus terram moveri astruunt; cum illarum refutationibus. Parisiis.MDCXXXI. pp.31-32
(6) El caso Galileo. Mito y realidad. Mariano Artigas y William R. Shea. Ediciones Encuentro, Madrid, 2009.  p.215
(7) Op. cit., Mariano Artigas y W. R. Shea, pp 269-270
(8) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. p. 51
(9) El caso Galileo. Mito y realidad. pp. 268-269
(10) I processi di Galileo e l'epistemologia. Guido Morpurgo-Tagliabue. Edizioni di Comunità. Milano 1963. pp 79-80
(11) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. Caput VII. p. 24
(12) Tomado, junto con la cita que sigue, del libro de G.Morpurgo-Tagliabue, pp. 94 y 97
(13) Op.cit. Morpurgo-Tagliabue, p. 97
(14) Op. cit. Morpurgo-Tagliabue, p. 98
(15) Famosi et antiqui problematis de telluris motu vel quiete. p.136
(16)  " ...y os diré que no hubiese sabido encontrar los fundamentos de la física si no los hubiese buscado de otra manera. Pero es la materia que he estudiado más de todas, y en la cual, gracias a Dios, si no me he satisfecho en modo alguno; al menos creo haber encontrado cómo se pueden demostrar las verdades metafísicas, de una forma que es más evidente que las demostraciones de la geometría; digo esto según mi juicio...".  Lettre a Mersenne, Amsterdam, 15 avril 1630 . Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013, p. 72. 
(17) (18) (19) ibidem, p.73 " Pero no dejaré de tratar en mi Física varias cuestiones metafísicas, y particularmente, éstas: que las verdades matemáticas, a las cuales usted denomina "eternas", han sido establecidas por Dios y de Él dependen completamente, tanto como todas las demás criaturas"

" No hay ninguna ( verdad) que no podamos comprender si nuestro espíritu se detiene a considerarla, y todas ellas son "innatas en nuestras mentes"..Al contrario, no podemos comprender la inmensidad de Dios, aunque la conozcamos. Pero el mismo hecho de que la juzguemos incomprensible nos la hace más admirable."


"Se dirá que si Dios hubiese establecido esas verdades, las podría cambiar como un rey que hace sus leyes; a lo que es preciso responder que sí, si su voluntad puede mudar.- Pero yo las comprendo como eternas e inmutables.- Y juzgo igualmente de Dios.- Pero su voluntad es libre.- Sí, pero su poder es incomprensible; y generalmente podemos asegurar que Dios puede hacer todo lo que podamos comprender, pero no que no pueda hacer lo que nosotros no podemos comprender"

(20) ibidem, p.72 " Si no obstante el libro del que usted habla estuviese muy bien hecho, y si cayera en mis manos, que tratase de materias tan peligrosas y que considero tan falsas, si la información que le han dado a usted es verdadera, quizás yo me sentiría obligado a combatirlo"

ibidem, p. 73 " ...sin embargo no le pido que lo mantenga en secreto; al contrario, le invito a decirlo en tantas ocasiones como se presenten, siempre que sea sin nombrarme, pues estaré encantado de conocer las objeciones que se podrán hacer en contra, y asimismo para que el mundo se acostumbre a oir hablar de Dios más dignamente"


sábado

Mersenne et l'angelique doctrine. Un intellectuel politiquement correct ou un penseur masqué. Segunda parte

Dédié au Dr M. Lerner. Merci, professeur, puisque vous avez prêté attention à mon étude sur Mersenne. Votre approbation des conclusions de mon travail sur Mersenne est un grand encouragement pour mes recherches.

Mersenne, un pensador disfrazado

Mersenne escribió a Peiresc en el verano de 1634:

" Monsieur

Je vous envoie les trois petits traitez que j' ay faits, affin que vous en puissiez recevoir quelque contentement parmi vos occupations plus sérieuses. Je vous prie d' envoy à Mr. Doni, quand vous en trouverez l' occasion, ceux où son nom est. Dont les Questions morales, mathematiques, etc. sont differentes de vostres, parce qu' il y a des raisons pour le mouvement de la Terre sans réfutation, pour lesquelles j' avois mis la sentence des cardinaux pour medecine, comme vous verrez. Mais parce qu' on me dist qu' il y avoit eu quelque bruit parmi les docteurs de Sorbonne à cause des raisons que ye ne refutois pas, j'ay osté toutes les questions dont ils se pouvoient formaliser, et en ay mis d' autres que vous verrez dans le livre pour Mr. Doni, qui sera plus prope pour Rome (1)

Gracias a la Profesora Sylvie Taussig , sabemos:

  Ainsi existe-t-il dès juillet 1634 deux versions des Questions, qui diffèrent par les questions 34, 37, 44 et 45. À voir les questions litigieuses ..., on comprend que l’affaire ait pu faire quelque bruit ; mais, des questions de rechange que Mersenne formule, si la dernière est carrément ironique (« Est-il permis d’enseigner dans les Écoles que la terre est immobile ? ») et permet de découvrir chez notre minime un pince-sans-rire, les trois autres sont de vraies questions"  ( " Marin Mersenne, moine mathématicien et philosophe" en la biblioteca Bibnum, 22 de febrero de 2010, p. 15)    

Es decir:

Existen, pues, a partir de julio de 1634 dos versiones de las Questions, que difieren en las cuestiones 34, 37,44, 45. Al ver las cuestiones polémicas... se comprende que el caso podría hacer algún ruído; pero de las cuestiones de reemplazo que Mersenne formula, si la última (45) es francamente irónica ( " ¿ Está permitido enseñar en las escuelas que la tierra es inmóvil?") y permite descubrir en nuestro mínimo a un sarcástico, las otras tres son cuestiones reales"

Y es que, tras la condena de Galileo, Mersenne cambió algunas cuestiones contenidas en la primera edición por otras cuestiones en la segunda edición de 1634. Las sustituyó porque en las primeras se presentaban opiniones galileanas sobre el movimiento terráqueo que no iban acompañadas de razones contrarias. Por eso envía a su corresponsal, Peiresc un tratado modificado y distinto del que ya tenía éste en su poder,  para que fuese enviado a Monsieur Doni, en Roma.

En efecto, de acuerdo con la investigación de Taussig, sabemos, por ejemplo, que la cuestión 34 (" A sçavoir si l' on peut établir une nouvelle science des sons, qui soit nommé Psophologie, ou de tel autre nom que l' on voudra") fue sustituida por " Quelles raisons a- t' on prouver & pour persuader le mouvement de la Terre, autour de son axe, dans l' espace de vingt-quatre heures?". Vemos en la publicación definitiva que Mersenne expone razones para dudar de la rotación.

La cuestión 37 de la primera edición era " À sçavoir combien l' on doit estre élevé sur la surface de la terre, ou sur tel autre corps que l' on voudra plus grand ou plus petit, pour voir un espace donne"; mientras que en 1634 fue sustituida por " Quelle raison peut on avoir pour croire que la Terre se meut autour du Soleil, que lòn met au centre du monde?". El monje francés también aquí declara que " hasta aquí no se ha dado ninguna razón que demuestre que el Sol sea el centro del universo o que la tierra se mueva en torno al Sol".

La cuestión 44 ( "Quelle doit estre la force de la voix pour estre portée et entendue jusque à la Lune, au Soleil et au firmament, soit naturellement ou par artifice?") será modificada por esta otra: " Qu' y a-il de plus notable dans les Dialogues que Galilée a faits du mouvement de la terre"

Y la cuestión 45 pudo haber sido "Est-il permis d' enseigner dans les Escoles que la terre es immobile?", pero la verdadera formulación que hallamos en el tratado es "Est-il permis de soustenir que la terre es mobile: où la Censure des Dialogues de Galilée est rapportée tout au long"

Todo esto parece bastante extraño, pero no tanto si tenemos en cuenta no sólo su curiosidad e interés por la divulgación científica, sino también la cautela y prevención que demuestra al conocerse la dureza de las decisiones tomadas desde Roma contra la posición representada por Galileo ( cosa que demuestra por el hecho de publicar en la segunda edición la sentencia contra el sabio florentino) y las razones en las que se apoyaron los inquisidores. Y hemos visto en las cuestiones 34 y 37 que Mersenne presentaba razones profundamente coherentes con la angélica doctrina del Papa. ¿ Trataba de protegerse de toda sospecha a la par que satisfacía su curiosidad científica e informaba sobre controversias de máxima actualidad e interés científicos?

Como afirma Massimo Bucciantini, como consecuencia de la condena de Galileo, Mersenne tuvo que adoptar una gran precaución, lo cual explica los cambios que introdujo en relación con las tesis contenidas en los Diálogos de Galileo, dentro de sus Questions theologiques ( véase:  Bucciantini Massimo, " Descartes, Mersenne et la philosophie invisible de Galilée ", Dix-septième siècle, 2009/1 nº 244, p. 19-30. DOI: 10.3917/dss.091.0019)

Aun cuando no nos es posible cotejar las cuestiones cambiadas, si hacemos caso a lo que confesó Mersenne en su carta, parece que trató de corregir aquellos puntos de vista controvertidos relacionados con el copernicanismo que en las primeras cuestiones podían levantar sospechas. Y por ello decía que " hay consideraciones sobre el movimiento de la Tierra sin refutación, para las cuales he puesto la sentencia de los cardenales como medicina...Pero puesto que se me ha dicho que hubo algún ruido entre los doctores de la Sorbona a causa de las consideraciones que yo no refuté, he suprimido todas las cuestiones en las que se podían formular y he colocado otras que V. verá en el libro para Mr. Doni, que será más apropiado para Roma".

Como vemos, Mersenne eliminó los párrafos referidos a Galileo contenidos en la primera edición, colocando otros "más apropiados para Roma" y al gusto de "los doctores de la Sorbona".

Pienso que es altamente razonable extraer la siguiente conclusión: si en la nueva versión de las "Questions theologiques" aparecen claras referencias a la angélica doctrina para contrarrestar la afirmación del movimiento de la Tierra, y si Mersenne lo hace para contentar a Roma y a los doctores de la Universidad de París, entonces, en París, la objeción papal contra la movilidad de la Tierra era muy probablemente conocida y aceptada por algunos doctores de la Facultad de Teología. Mersenne estaba exponiendo algo que los doctores de la Sorbona aceptarían de buen grado o, al menos, algo en lo que no hubiese encontrado la oposición de los teólogos mejor informados.

Pero creo que los estudios históricos no han profundizado suficientemente todavía en el hecho de que Mersenne aduzca razones asociadas con la angélica doctrina para contentar a los teólogos parisinos que "exigían una refutación en buena y debida forma" (2). Por eso, estando en lo esencial de acuerdo con el estudio de Lerner , creo que la utilización por parte de Mersenne del argumento escéptico favorito del Papa contra Galileo es un aspecto tan significativo que, incluso, trasciende el libro de Mersenne, pues demuestra que jugó un papel determinante en la cultura científica y filosófica del S.XVII. Como es evidente, Mersenne no sólo procuró "curarse en salud" publicando la sentencia de los cardenales contra la posición galileana, sino que cambió su libro para que fuese "plus prope pour Rome". Y lo hizo exponiendo razones teológicas que armonizan a la perfección con la objeción anticopernicana representada por la angélica doctrina.

Pues, bien, si esto es así, tenemos la prueba en Mersenne de un " penseur masqué" que, por cautela o temor, expresa sus opiniones y pensamientos sin tratar de salirse de lo políticamente correcto ni levantar sospechas entre las autoridades eclesiásticas y académicas.

Pero también es la prueba de que las objeciones papales contenidas en la angélica doctrina estaban pesando en el ambiente académico parisiense, francés. ¿ Cómo podía pasarle desadvertido a Descartes.?. Trataré de probar en futuras entradas, remitiéndome a la correspondencia entre Descartes y Mersenne que es sumamente probable que este aspecto tuviese notable influencia en el pensador francés.

Ahora bien, si se me permite hacer una analogía con su gran amigo Descartes, podría decir que, inevitablemente, también Descartes tuvo que servirse de tanta o más cautela y prudencia que el mínimo, sólo que el talento y sagacidad del gran filósofo francés le permitió poder salvar tan apurada situación con la inventiva de una estrategia de largo alcance: su sistema metafísico. Y esto es lo que yo he tratado de explicar en el libro "El caballo de Troya de Descartes".

Pero es llamativo el distinto modo en que reaccionaron estos amigos al conocer la condena de Galileo. Mersenne modificó sus " Questions Theologiques" adaptando capítulos enteros al gusto de Roma y de los doctores de la Sorbona. Descartes retiró de imprenta su "Monde", pues, como escribió en una carta a Mersenne en noviembre de 1633:

" Comme je ne voudrais pour rien du monde qu' il sortît de moi un discours, où il se trouvât le moindre mot qui fût désapprouvé de l' Église, aussi aimé-je, mieux le supprimer, que de le faire paraître estropié... Il y a déja tant d' opinions en philosophie ...qui peuvent être soutenues en dispute, que si les miennes n' ont rien de plus certain, et ne peuvent être approuvées sans controverse, je ne les veux jamais publier" ( Correspondence, 1 Éditée et annotée par Jean-Robert Amorgathe. Gallimard,2013, pp.108-109)

" Como no querría por nada del mundo que salga de mí un discurso en el que se encontrase la menor palabra que fuese desaprobada por la Iglesia, es por ello que he preferido mejor suprimirlo que hacer que parezca amputado ... Hay ya tantas opiniones en filosofía ... que pueden ser sostenidas en disputa, que si las mías no tienen nada de más cierto, y si no pueden ser aprobadas sin controversia, no las quiero publicar nunca"

O quizás recelaba de la oposición de los jesuitas, pues : " Je me suis laissé dire, que les ( P. jésuites) avaient aidé à la condamnation de Galilée"  ( Op. cit, p. 110). Es decir: " Me han dicho que los Padres jesuitas habían ayudado a la condenación de Galileo".

Mersenne no llegó a mutilar su libro, pero sí a amputarle partes que sustituyó por otras. Y lo hizo intercalando razones basadas en la angélica doctrina papal, razones "apropiadas" para Roma. Ya hemos visto en una entrada anterior el juicio que en 1632 le merecían a Descartes las razones por las que Roma podía haber convertido en "dogma de fe" el geocentrismo...

Lo cierto es que Descartes no adoptó la actitud tomada por Mersenne. No publicó su tratado de física, pero se concentró en desarrollar una filosofía primera que ya, entre 1629 y 1630, había esbozado en unas cuantas páginas, matrices de sus futuras "Meditaciones". Y lo que a ciencia cierta sabemos es que en esos esbozos el concepto de la omnipotencia divina tenía un lugar privilegiado y central. Pero, claro, las implicaciones que Descartes extraerá de su concepción de la " Potentia Dei" serán opuestas al escepticismo teológico anticientífico que se seguía de la doctrina papal. En efecto, esta ponía potencialmente en duda el orden inteligible y limitaba nuestra capacidad cognoscitiva, mientras que lo que perseguía Descartes era fundamentar la cognoscibilidad de la realidad a partir de la idea de la inmutabilidad y la omnipotencia divinas.

Es muy razonable pensar que , cuando se ilusionó con la esperanza de ganar fuertes apoyos en Roma, pensaba en poder obtener una victoria para sus ideas metafísicas que preparase el terreno para que la Iglesia cambiase de actitud ante las nuevas ideas científicas. Pero ello forzosamente pasaba no sólo por un replanteamiento exegético ( cosa que escapaba completamente a la competencia, al deseo e influencia de un filósofo como Descartes), sino también por la desactivación ( inteligentemente estratégica) del gran reparo anticientífico contenido en la doctrina puesta de moda por el Papa y de la que, como hemos visto, encontramos ecos incluso en el amigo de Descartes, el Padre Mersenne. Por cierto, un sacerdote que mantenía relaciones con personajes influyentes dentro del Colegio Cardenalicio, como, por ejemplo, el mismísimo sobrino del Papa y uno de los hombres a su servicio: Giambattista Doni...

(1) "Marin Mersenne, Correspondence. PUF, Paris 1945-1988. IV, pp. 267-268

(2) La réception de la condamnation de Galilée en France au XVII siècle, M. P. Lerner, en "Largo campo di filosofare" editado por J. Montesinos y C. Solís. Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia, 2001. pp.524-526
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viernes

Les questions theologiques: Mersenne et l'angelique doctrine. Un intellectuel politiquement correct ou un penseur masqué

Recordemos algunas ideas firmemente establecidas por los investigadores más prestigiosos sobre la cuestión de la omnipotencia divina en la discusión del copernicanismo durante el S.XVII, a raíz de la objeción escéptica planteada y puesta de moda por Maffeo Barberini en el famoso caso Galileo.

Antes de afirmar una teoría teológicamente problemática ( como era la afirmación copernicana del movimiento de la tierra) debían descartarse las otras posibles explicaciones teóricas rivales ( infinitas), puesto que Dios, en su infinito poder y libertad, podía haber elegido infinitos mecanismos posibles para producir los mismos efectos observables que se salvaban con el heliocentrismo. Y como esto era prácticamente imposible, lo que se seguía del principio teológico de la angélica doctrina era la forzosa conclusión de que el movimiento de la tierra era absolutamente indemostrable para nosotros, seres finitos. De acuerdo, pues, con el punto de vista papal, nuestra finitud nos incapacitaba para poder comprender los infinitos mundos posibles que Dios habría podido crear y, en la misma medida, limitaba nuestra capacidad de conocer el mundo efectivamente elegido por Dios.

Unidas a este planteamiento iban dos implicaciones:


  • Que la coherencia explicativa y la utilidad predictiva demostrada por el heliocentrismo para salvar los fenómenos no era razón suficiente para excluir cualquier otra posible explicación teórica y, por tanto, tomar como cierta la hipótesis copernicana.
  • En segundo lugar, dado el insalvable desfase entre la finitud humana y, por tanto, también la falibilidad de su ciencia, y, por otro lado, la infinitud de Dios, el conocimiento humano del mundo natural sería esencial y necesariamente limitado y falible en esta vida terrenal;  los misterios del universo sólo podrían ser conocidos por aquellos que, al dejar esta vida, alcanzasen la beatitud. Sólo la Inteligencia Suprema que gobierna el universo que ella misma ha creado podrá revelarnos perfectamente el perfecto orden inteligible de la creación. Mientras tanto, en medio de la duda, debemos cuidar que las conclusiones de nuestras investigaciones racionales no contradigan las verdades inmutables contenidas en la doctrina de la fe.


Pues, bien, ya hemos visto la opinión que Descartes expresó al P. Mersenne sobre las razones de Morin contra el movimiento de la tierra, así como su temor de que las razones de la autoridad teológica para defender como "artículo de fe" el geocentrismo pudiesen ser incluso más irrelevantes e inconsistentes aún.

En 1634, el Padre Mersenne, publicó las " Questions theologiques". Aunque en la dedicatoria podría encontrarse alusiones indirectas, muy diluidas ciertamente, a la angélica doctrina, creo que es muy difícil de negar la influencia de ésta objeción teológica en los capítulos XXXIV y XXXVII.

Pensemos que, según declaró el mismo Mersenne en una carta a Peiresc, los cambió de modo que contuviesen puntos de vista "más apropiados para Roma" y al gusto de la Facultad de Teología de París.

Mersenne no tenía ninguna necesidad de haber incluido en esos capítulos referencia alguna a los reparos contenidos en la angélica doctrina para poder publicar su tratado en Francia. Sin embargo, lo hizo. No puedo hablar por otros, pero esto, al menos a mí, me plantea la pregunta clave:  " ¿ Por qué?".  Y no parece que los estudios históricos sobre la recepción de la condena de Galileo en Francia puedan arrojar mucha luz a esta pregunta que, se quiera o no, tiene su razón de ser, puesto que vamos a demostrar a continuación que en la obra de Mersenne hay ecos de la doctrina papal divulgada por Oreggi en 1629 y puesta en boca de Simplicio por Galileo.

Del estudio del Prof. Michel-Pierre Lerner se desprende que existía la posibilidad de que Mersenne hubiese adaptado sus "Questions" sin tener que oponer al heliocentrismo las razones basadas en el principio de la "Potentia Dei". Lerner, en efecto, afirma en su ensayo ( 1) que la sentencia contra Galileo fue abordada desde 1634 en varias ocasiones dentro de la Universidad de Paris; aunque en ningún momento se llegó a promulgar una declaración oficial, sin embargo, la sentencia del Santo Oficio tuvo una amplia difusión por Francia.

Mersenne, al igual que otros compatriotas, podía haber dudado de que, a falta de declaraciones oficiales por parte tanto de la Universidad de París como por parte del parlamento, la sentencia condenatoria de Roma contra las ideas de Galileo tuviese vigencia legal en Francia. Eso implicaba un pequeño margen de libertad, incluso para un sacerdote como él, ante el vacío de ley. Pero , no obstante, Mersenne optó por curarse en salud y no sólo colocó la sentencia del Santo Oficio contra Galileo en el capítulo XLV de su tratado, sino que quiso oponer a los argumentos heliocentristas las razones que podrían perfectamente derivarse de la doctrina papal. (2)

Comparto con todos el texto de Mersenne. Ruego se observe la alusión a la voluntad y poder infinitos de Dios para elegir entre infinitas posibilidades, es decir, no encontrarse determinado a elegir el camino más corto para obrar un efecto natural. Puesto que si una de las razones más importantes aducidas por los copernicanos era la paradigmática simplicidad y claridad del constructo matemático, ello era considerado por la duda epistémico-teológica de Urbano VIII como una patente contradicción de la omipotencia divina, en cuanto que era una presunción intelectual humana con la que se sometía a Dios a una forzosidad matemática:


 "Cuestión XXXIV: ¿Qué razones se tienen para demostrar y persuadir del movimiento de la Tierra alrededor de su eje en el espacio de veinticuatro horas?
1. La primera razón que utilizamos para probar que la tierra se mueve, y que hace cada día su ruta entera, se deduce del hecho de que no hay apariencia de que toda la gran máquina del universo se mueva, y que el firmamento y las estrellas recorran 6.000 leguas cada día, lo que parece incomprensible: mientras que si la tierra se mueve, únicamente recorre 7.200 leguas al día, es decir, 14.000 menos que las estrellas.
2. El orden natural parece mejor establecido si los cuerpos más pequeños se mueven más rápido y los cuerpos más grandes, más lentamente.
3. Puesto que la tierra tiene necesidad del Sol, ella debe buscarlo como nosotros buscamos el fuego, del que tenemos necesidad...
4. No se pueden asignar dos movimientos contrarios al mismo cuerpo, lo que hacen, sin embargo, aquellos que dicen que las estrellas y otros cuerpos celestes se mueven y que la tierra es inmóvil, porque es mucho más fácil afirmar que se mueve de oeste a este, mientras que la luna y los demás planetas se mueven únicamente en su propio movimiento. Lansberge cree que la primera razón es demostrativa, que consiste en que el Sol se encuentra a 1.498 1/2 semidiámetros terrestres de la Tierra, cuando se encuentra a su media distancia y las estrellas a 10.302.927 semidiámetros; de lo que resulta que las estrellas recorren cada hora 23.178.529.692 leguas alemanas, y en un abrir y cerrar de una arteria, o un segundo minuto, 643.848 leguas, o alrededor: mientras que la tierra con un circuito neto de 400 leguas, únicamente hace la decimosexta parte de una legua, es decir, 250 pasos de un segundo: que es poco más que lo que una bala de mosquete haría en el mismo tiempo.
Dejo muchas otras razones, que se ofrecen para demostrar el movimiento de la Tierra: por ejemplo, que explica todas las apariencias o fenómenos con mayor claridad, y más brevemente; que de ello se desprende que ella se mueve, si los cielos se mueven, ya que deben arrastrarla con ellos, puesto que no tiene ninguna resistencia, ya que no se aleja de su centro, y muchas otras, a las que el Sr. Morin, Profesor real, respondió en un libro particular; de manera que no hay ninguna razón que pruebe el movimiento de la Tierra, porque puesto que Dios envió a su Hijo para favorecernos con su muerte, no debería sorprendernos que haga girar el cielo para nosotros, y si creó todo el mundo corporal para el uso y el placer de los hombres... Pero hasta el presente tampoco sabemos nada que demuestra su inmovilidad, ya que no hay nada más absurdo que hacer las estrellas de primera magnitud 127 veces más grandes que la gran del orbe terrestre y 1.575.473.627 veces más grande que el sol, que hacer que las estrellas se muevan tan rápido que hacen seiscientas mil leguas en el tiempo de un latido de arteria. Y a pesar de que no sabemos por qué hay 59.967.010 leguas, entre saturno y las estrellas, no se deduce que este espacio no sea real. No es tan necesario conocer la causa del movimiento de la tierra para admitir que se mueve, ya que los que ponen el movimiento de las estrellas, no conocen la causa...

Corolario I

La razón fundamental que se ha utilizado hasta el presente para demostrar la movilidad de la Tierra, no es buena, porque demuestra demasiado, o supone una gran ignorancia porque puesto que Dios no ha seguido en el estado de gracia el camino más corto de todos los posibles, para salvarnos, al ver que podía hacer un acto de voluntad, ¿por qué concluiremos que ha tomado el camino más corto en la naturaleza? ¿No sería el más corto para la salud o para la cura de los cuerpos, que hubiera algún agujero hacia el talón, por el cual todos los humores innecesarios pudieran salir sin utilizar tantos medicamentos? Por cierto, si quieren entretenerse considerando todas las obras de la naturaleza y discurrir sobre ello, siempre nos encontraremos con reprimendas, pero será con las razones de Momus, que se basan en la presunción del hombre y la ignorancia de aquellas ( razones) que Dios tuvo estableciendo la firmeza de la Tierra y la movilidad de los astros, o creando cualquier otra parte del universo, de lo que todos admiran el artificio mucho más que en las oraciones de Cicerón, los poemas de Virgilio, o las proposiciones de Euclides (aunque algunos sostengan que no se puede eliminar una dicción, o una letra, sin que se estropee todo o se le quite la gracia) si de todo ello conocen las razones y los resortes, que vamos a ver muy claramente cuando aquel que gobierna la gran máquina del mundo nos descubra los secretos y la ciencia.

Corolario II

Hablaré del movimiento de la tierra en las cuestiones 44 y 45, que contienen el compendio de los Diálogos que Galileo hizo sobre dicho movimiento, para confirmar las hipótesis de Aristarco y Copérnico. Ahora podemos imaginar nuevas razones a favor del movimiento diario de la Tierra, que no son de ninguna utilidad para el anual, del que hablaré en la cuestión 37: por ejemplo, que si las estrellas y los planetas se mueven, que es necesario que la Tierra, que no tiene ningún apoyo o impedimento que la libre de ser arrastrada por dichas estrellas para girar sobre su eje, da siempre su vuelta; y muchas otras que omito, por temor a extenderme demasiado. Pero siempre nos encontramos con nuevas razones, sobre todo porque nunca sabremos la forma en que las partes del universo se han establecido, hasta que Dios ha convenido revelárnoslas, de manera que siempre podemos decir con San pablo: "nunc per speculum, et in aenigmate, tunc autem facie ad faciem"

Cuestión XXXVII: ¿Qué razón puede haber para creer que la Tierra gira alrededor del Sol, al que hemos situado en el centro del mundo?

Con todo lo que he hablado del movimiento diario de la Tierra en la cuestión 34 y que se puede imaginar que la causa por la que se mantiene en su lugar sin ir de aquí para allá, debe entenderse este movimiento, como es el caso de que las piedras corren tan rápido en el aire, que no se pueden caer, y los vasos y otros recipientes llenos de vino..., no se derraman cuando los giramos lo suficientemente rápido, sin embargo hay que considerar su otro movimiento, que llamamos anual, que en la escuela de Aristarco se cree que compensa el movimiento del Sol; les explico aquí las razones...
...Dejo las otras razones, porque se pueden leer en Lansberge y Kepler, para añadir solo que no se ha dado hasta ahora ninguna razón, que demuestre que el Sol sea el centro del mundo, o que la tierra gire en lugar del Sol y por lo tanto que es también preferible abrazar las hipótesis de Tycho y los demás que guardan todos los fenómenos sin el movimiento terrestre anual, que seguir las de Aristarco; cada uno es libre de servirse de tal hipótesis que quiera para explicar las apariciones del cielo y para el cálculo: y puede ser que se presenten otras hipótesis diferentes de todas las que se han formulado hasta el presente, que serán tan SIMPLES y FÁCILES de comprender ( y por ende no contradictorias) que las de Copérnico e, incluso, más ciertas ... Sin embargo esta dificultad puede servirnos para hacernos reflexionar sobre los principios de otras ciencias que no son más que hipótesis que podrían no ser más reales que las de la astronomía, puesto que no nos resultan más evidentes.

(Cuestiones teológicas..., Mersenne, Chez Henry Guenon. París, MDCXXXIV. pp. 158-167, 174-176) (3) 

Si reparamos en los reparos que expone el P. Mersenne a la doctrina de Aristarco y de Copérnico , (aduciendo que no se debe restringir el poder ni el saber divinos a la elección del camino más corto para producir el orden natural, junto con la implicación de que, frente a la concepción del movimiento de la tierra, " puede ser que se presenten otras hipótesis diferentes de todas las que se han formulado hasta el presente, que serán tan simples y fáciles de comprender  - y por ende no contradictorias- que las de Copérnico e, incluso, más ciertas") , no podemos dudar de la gran afinidad de planteamiento con lo que, según Oreggi, el Papa Urbano VIII planteó a Galileo:

"...inquirió si hubiese podido y sabido Dios disponer y mover los orbes y también las estrellas de otra forma, de modo que cuantos fenómenos aparecen en el cielo o cuanto se sabe sobre los movimientos, orden, localización, distancia y disposición de los astros pudiese ser salvado ( explicado).
Pues si niegas esto ( otras hipótesis posibles), dijo Su Santidad, debes probar que implica contradicción que estas cosas puedan ser hechas de manera distinta a lo que has concebido. Puesto que Dios en su infinito poder puede todo lo que no implica contradicción. Y como la ciencia de Dios no es inferior a su poder, si admitimos que Dios pudiese , debemos también afirmar que sabría.
Por lo que si pudo y supo Dios disponer esto de otra manera a la que ha sido concebida, igualmente no debemos restringir la potencia y sabiduría divinas a esta posibilidad (hipótesis) para salvar todas las cosas que han sido dichas" ( De Deo Uno. Tractatus I. Cap. X. pp 194-195)



(1) La récepction de la condamnation de Galilée en France au XVII siècle, M. P. Lerner, en " Largo campo di filosofare, editado por J. Montesinos y Carlos Solís. Fundación Canaria Orotava de Historia de la Ciencia. 2001. p. 519

(2) Op. cit., pp. 524-525

(3) Texto original:

" Question XXXIV: Quelles raisons a- t'on prouver et pour persuader le mouvement de la Terre, autour de son axe, dans l' espace de vingt-quatre heures?


1. Le premiere raison dont on use pour prouver que la terre se meut, et qu'ella fait chaque jour son rout entier, se prend de ce qu'il n'y a nulle apparence que toute la grande machine de l'univers se remuë, et que le firmament, ou les étoiles facent chaque jour 6000 lieues, ce qui semble incomprehensible: au lieu que si la terre se meut, elle fait seulement 7200 lieues par jour, c'est à dire 14000 moins que les étoiles.
2. L'ordre de la nature semble mieux establi si les moindres corps se meuvent plus vite et les plus grands plus lentement...
3. Puisque la terre a besoin du Soleil, elle doit l'aller chercher comme nous cherchons le feu, dont nous avons besoin...
4. Il n'est pas à propos d'attribuer 2 mouvements contraires à un même corps, ce que font néanmoins ceux qui disent que les étoiles et les autres astres se meuvent et que la terre est immobile, car il est beaucoup plus facile detenir qu'elle se meut d'Occident en Orient, tandis que la lune et les autres planettes se meuvent seulement de leur prope mouvement . Lansberge croid que la premiere raison est demonstrative , qui consiste en ce que le Soleil est éloigné de la terre de 1498 1/2 semidiametres terrestres, lors qu'il est en sa moyenne distance et que les étoiles en sont éloignées de 10302927 semidiametres; d'où il arrive que les étoiles sont chaque heure 23178529692 lieues d'Allemagne, et dans un battement de l'artère, ou dans une seconde minute, 643848 lieues, ou environ: au lieu que la terre dont il net le circuit de 400 lieues, ne fait que la seizième partie d'une lieue, c'est à dire 250 pas dans un seconde: qui n'est guere davantage que ce que fait une bale d'arquebuse en même temps.
Je laisse plusieurs autres raisons, que l' on apporte pour le mouvement de la Terre: par exemple, qu'il explique toutes les apparences, ou les phenomenes plus clairement, et plus briefvement ; qu'il s'ensuit même qu'elle se meut, si les cieux se meuvent, parce qu'ils la doivent ravir avec eux, puis qu'elle n'a nulle resistence, à raison qu'elle ne s' éloigne point de son centre, et plusieurs autres, ausquelles Monsieur Morin, Professeur royal, a répondu dans un livre particulier; de sorte qu' il n'y a nulle raison qui prouve le mouvement de la Terre, car puis que Dieu a envoyé son Fils pour nous favuer par sa mort, l'on ne doit pas s'étonner s'il fait rouler les cieux pour nous, et s'il a crée tout le monde corporel pour l' usage et pour le plaisirs des hommes...Mais nous n'en sçavons point aussi jusques à present qui prouve son immobilité, car il n'y a pas plus d'absurdité de faire les étoiles de la premiere grandeur 127 fois plus grandes que le grand orbe terrestre, et 1575473627 fois plus grandes que le soleil, que de faire aller les étoiles si vite qu'elles facent six cent mille lieues dans le temps d'un battement d'artère. Et bien que nous ne sachions pas pourquoi il y a 59967010 lieues, entre saturne et les étoiles, il ne s'ensuit pas que cet espace ne soit veritable. Il n'est pas aussi necessaire de savoir la cause du mouvement de la terre, pour avouer qu'elle se meut, puisque ceux qui mettent le mouvement des étoiles, n'en connoissent pas la cause...

                                                        Corollaire I
La raison fondamentale dont on a usé jusqu'à present pour prouver la mobilité de la Terre, n' est pas bonne, parce qu' elle prouve trop, ou qu' elle suppose beaucoup d' ignorance car puis que Dieu n'a pas suivi dans l' état de la grace le chemin le plus court de tous les possibles, pour nous sauver, attendu qu' il le pouvoit faire d' un sel acte de volonté, pourquoi concluirons nous qu'il a gardé le chemin plus court dans la nature?  Ne seroit-ce pas le plus court pour la santé, ou pour la guérison des corps, qu' il y eût quelque trou vers le talon, par lequel toutes les humeurs superflues peussent sortir sans user de tant de medecines?. Certes si l'on veut s'amuser à considerer toutes les oeuvres de la nature et à epiloguer dessus, l'on y trouvera toujours à reprende, mais ce sera avec les raisons de Momus, qui seront fondées sur la presomption de l' homme et sur l' ignorance de celles ( ces raisons) que Dieu a eues en établissant la fermeté de la Terre et la mobilité des astres, ou en faisant quelque'autre pièce de l' univers, dont tous admiroient beaucoup plus l'artifice que l'on ne fait celui des oraisons de Ciceron, des Poëmes de Virgile, ou des propositions d'Euclide ( encore que quelques-uns maintiennent que l'on n'en peut ôter une diction, ou une lettre, que l'on ne gâte tout ou que l'on n'en ôte la grace) s' ils en connaissent les raisons et les ressorts, que nous verrons très clairement , quand celui qui gouverne la grande machine de ce monde, nous en découvrira les secrets et la science.

                                                             Corollaire II

Je parlerai encore du mouvement de la terre dans la question 44 & 45 qui contienent l'abregé des Dialogues que Galilée a faits du dit mouvement, pour confirmer les hypotheses d' Aristarque et Copernic. Or l'on peut s'imaginer de nouvelles raisons en faveur du mouvement journalier de la Terre, qui ne servent de rien pour l'annuel, dont je parlerai dans la 37 question: par example, que si les étoiles et les planettes se meuvent, qu' il est necessaire que la Terre, qui n'a nul appui, ou empêchement qui l'exempte d'être ravie par les dits astres pour tourner sur son axe, face tousjours son tour; et plusieurs autres que j'obmets, de peur d'être trop long. Mais l'on trouvera tousjours de nouvelles aux nouvelles raisons, d'autant que nous ne saurons jamais la maniere dont les pieces de l' univers ont été establiers, jusque à ce qu' il plaise à Dieu de nous la reveler, de sorte que nous pouvons tousjours dire avec S. Paul: "nunc per speculum, et in aenigmate, tunc autem facie ad faciem"

Question XXXVII: Quelle raison peut on avoir pour croire que la Terre se meut autour du Soleil, que l'on met au centre du monde?

Encore que j' aie parlé du mouvement journalier de la Terre dans la 34 question et que l`on puisse s' imaginer que la cause, pour laquelle elle se tient dans son lieu sans aller deça ny delà, se doit prendre de ce mouvement, comme il arrive que les pierres qui tournent si vite dans l`air, qu' elles ne peuvent tomber, et que les verres et les autres vaisseaux, qui sont pleins de vin...,ne l' épanchent pas, lors qu' on les fait tourner assez vite, néanmoins il faut considerer son autre mouvement, que l`on appelle annuel, par le quel l'on s' imagine dans l' échole d' Aristarque, qu' elle supplée le mouvement du Soleil; dont j'explique ici les raisons...
...Je laisse les autres raisons, parce que l'on peut les lire dans Lansberge et dans Kepler, afin d' ajouter seulement que l' on n' a donné jusqu' ici nulle raison, qui demonstre que le Soleil soit au centre du monde, ou que la terre tourne au lieu du Soleil et conséquemment qu' il est aussi à propos d' embrasser les hypotheses de Tycho et des autres qui sauvent tous les phenomenes sans le mouvement terrestre annuel, que de suivre celles d' Aristarque; quoi qu' il soit libre à un chacun de se servir de telle hypothese qu' il voudra pour expliquer les apparences du ciel et pour le calcul: et peut être que quelques-uns nous donneront bien-tôt d' autres hypoteses differentes de toutes celles qui ont été proposées jusqu' à present, qui seront aussi simples et aussi aisées à comprendre que celles de Copernic et qui pourront être plus veritables...Or cette difficulté peut servir à nous faire des reflexions sur les principes des autres sciences qui ne sont que des hypotheses lesquelles ne sont peut-être pas plus veritables que celles de l' Astronomie, car elles ne nous sont pas plus evidentes.



( Questions Theologiques..., Mersenne , Chez Henry Guenon. Paris, MDCXXXIV. pp. 158-167, 174-176)  
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Sobre la posible influencia de Mauricio de Nassau en las primeras reflexiones cartesianas sobre Dios y las verdades eternas

Comparto unas reflexiones que se basan en estudios bien documentados ( en la línea de mis investigaciones) y que pueden poner al descubierto el camino errado que siguió la modernidad que nos ha conformado. Descartes podría ser la pesadilla de las muchas variantes filosóficas modernas que se sucedieron en el discurrir de la historia hasta nuestros días. En la obra de Descartes se encuentra el horror del racionalismo para todos los racionalistas posteriores. 


Si mi hipótesis sobre Descartes ( la que expongo en "El caballo de Troya de Descartes" y que, al parecer, tuvo probablemente un precursor en la figura de Morpurgo Tagliabue) no es errada, puede suceder que la historia del pensamiento filosófico ( y la interpretación dominante que se ha estabecido convencionalmente sobre el curso de los sistemas ideológicos occidentales) esté viciada desde el origen, por incomprensión y olvido de los presupuestos prerracionalistas ( ¿ arracionales ?) de los que dependen las diversas escuelas o sistemas filosóficos que, en continuidad o por reacción, se han sucedido a partir del racionalismo cartesiano. En tal caso, será necesaria una revisión hermenéutica de lo que ha sido la historia del pensamiento occidental desde el S.XVII, es decir, desde Descartes.


Os voy a ahorrar las pruebas históricas documentales ( en las que se basan mis actuales investigaciones y que deberán figurar en la futura edición del libro que está en proyecto). Voy a compartir algunos fragmentos de un análisis más completo y sistemático que en estos momentos estoy ya redactando. Son como piezas de un puzzle, cuya imagen completa deberá encontrarse en el producto de estos costosos trabajos que ahora llevo a cabo y que, a modo de pinceladas y de regalo, voy a adelantaros.


1 ¿ Mauricio de Nassau o Descartes?.

"Dos años después de su llegada a la capital francesa, René Descartes decidió cambiar una vez más de domicilio. Siempre se había sentido atraído por un estilo de vida aventurero, y le gustaba practicar la esgrima e ir a caballo; y ahora estaba una vez más ansioso de acción. Descartes había oído decir que en Holanda, Mauricio de Nassau, el nuevo príncipe de Orange y el paladín protestante en las guerras de religión, estaba reclutando hombres en varios países - incluidos dos regimientos franceses- y entrenándolos en sus campamentos para entrar en guerra con las fuerzas católicas que se estaban concentrando en España y Austria.

"Aunque él era católico, Descartes estaba interesado en unirse al ejército del príncipe Mauricio. Sentía que podía aprender muchas cosas del príncipe y de sus generales sobre el arte de la guerra, y la religión no pesó nada en su decisión, probablemente porque él iba a alistarse como voluntario y no tendría la obligación de luchar si no quería hacerlo. Descartes mandó a sus criados de vuelta a casa de su padre y... viajó a Breda, en el sur de Holanda, para alistarse voluntario al servicio del príncipe de Nassau... Descartes utilizó al ejército como un vehículo para poder viajar y vivir muchas aventuras" (  El cuaderno secreto de Descartes. Amir D. Aczel. Biblioteca Buridán, 2005. pp.43-44)

Podríamos preguntarnos quién de estos dos personajes históricos encarna con más fidelidad al prototipo de hombre racionalista fijado por el decurso del tiempo a partir del S. XVII.


Ambos compartían una misma fe en la inteligibilidad de la naturaleza, ambos confiaban en la luz natural del hombre para desentrañar los misterios del mundo natural, así como en la evidencia e inmutabilidad de las verdades matemáticas y las leyes de la naturaleza. Pero... de diferente manera.


Mauricio de Nassau , bajo cuyo mando militar estuvo Descartes en los años en que vislumbró su "mathesis universalis" ( 1619-1620), murió en 1625 tras hacer su última y escandalosa profesión de fe, a requerimiento de un pastor calvinista. Mauricio murió confesando que sólo creía en las verdades matemáticas, es decir, en cuanto pudiese ser puramente evidenciable racionalmente.


Cito a Rodis-Lewis:

" ...oyó contar una historia para él perturbadora, sobre la muerte reciente ( el 23 de abril) del que había elegido como jefe en Breda, Maurice de Nassau. Probablemente ya conocía a Guez de Balzac, cuyas Cartas ( aparecidas en 1624) alabará en una gran epístola latina. Balzac se lo agradece el 30 de marzo de 1628 y le pregunta: " Recordad, por favor, la historia de vuestro entendimiento. Todos vuestros amigos la esperan..."Incluso aunque Descartes ya había desaparecido también cuando Balzac lo publicó sin nombrar a Nassau, este relato debía de correr entonces bajo cuerda. Un pastor rogó a Maurice de Nassau, próximo a la muerte, que " hiciera una especie de profesión de fe". Éste respondió: "Creo que 2 y 2 son 4, y que 4 y 4 son 8". Es la fórmula que repite el don Juan de Molière, como una contraseña de los ateos. En Tallemant des Réaux se convertirá en "Veo que lo único cierto son las matemáticas". Descartes decía lo mismo en la segunda de las Regulae que se disponía a retomar, después quizá de haber empezado a redactar las primeras antes del viaje a Italia. Había que ejercitarse bien en el método para construir  una ciencia cierta. Recorriendo todos esos países, Descartes había ampliado la duda a muchas costumbres. La fidelidad a la religión de su infancia la ponía aparte. Pero, ¿ cómo responder a los ateos?" ( Descartes: Biografía. G. Rodis-Lewis. Ediciones Península, 1996. p.88)


Descartes escribió en repetidas ocasiones que sin Dios nada podría sernos evidentemente cierto, ni siquiera las verdades eternas, inmutables, entre las que él incluía las leyes de la lógica, las leyes de la naturaleza y las verdades matemáticas ( de las cuales, en orden estrictamente deductivo, podría deducirse clara y distintamente el conocimiento de todas las cosas del que la razón humana fuese capaz). Así lo dejó dicho, por ejemplo, en "Discours de la methòde"


Interpretando a nuestro primer personaje, podríamos conjeturar muy razonablemente que su pensamiento postulaba a la razón humana como única instancia de validación de verdades absolutamente independientes de la existencia divina. Todo lo que nos viésemos forzados a afirmar como verdadero o correcto lo sería por depender de lo que exige la razón y no la voluntad de Dios. Mauricio de Nassau podría representar una posición muy típicamente racionalista...


Sin embargo, Descartes postuló la necesaria dependencia de todas las cosas respecto de Dios. Y como las verdades eternas, es decir, las leyes de la matemática, los principios de la metafísica y las leyes de la naturaleza eran verdades indudables y permanentes cuyo conocimiento era perfectamente alcanzable para la razón humana, igualmente debían depender absolutamente de la voluntad del Dios Perfecto y Veraz. En Él colocaba Descartes la absoluta garantía de la correspondencia entre el pensamiento racional y la inteligibilidad de todo lo real que dependiese de Dios, el infinito cognoscible pero incomprensible racionalmente.


Así que para el padre del racionalismo, el prócer de la modernidad, la racionalidad misma hundía sus raices en la profundidad de lo incomprensible y atematizable racionalmente. Lo chocante es que estas ideas de Descartes tienen su génesis en los años que siguieron a la muerte de aquel personaje a cuyo servicio estuvo: Mauricio de Nassau. Éste murió en 1625; pero Descartes elaboró sus ideas sobre las implicaciones de la omnipotencia divina entre 1628-1629, y encontramos estas reflexiones en la correspondencia con el P. Mersenne, a partir de la primavera de 1630. Nunca contradijo ni modificó un ápice las ideas que encontramos en las cartas de 1630 en las que participó a Mersenne sus pensamientos en torno al poder infinito de Dios y la teoría derivada de la creación de las verdades eternas. Dicen que es una teoría extrasistemática, pues nunca la incluyó en su obra publicada. Es cierto, pero hay que matizarlo: Nada hay en su obra publicada que no sea coherente con esta doctrina esotérica de Descartes y, en segundo lugar, se puede probar que cumple una evidentísima función contextualizadora e inspiradora para momentos capitales del desarrollo de todo su sistema filosófico ( la duda metódica, la hipótesis del Deus deceptor, la fundamentación criteriológica que desempeña la veracidad divina en relación con el criterio de certeza, así como el importante papel que juega el atributo de la inmutabilidad divina en el paradigma físico-matemático cartesiano).


Es, pues, curioso el hecho de que la teoría cartesiana de la creación de las inteligibilidades inmutables sea lógicamente una doctrina contraria y superadora del racionalismo ( "matematicista" o , también, "naturalista") que profesó el Príncipe de Orange. Y más todavía, el hecho de que Descartes afirmase un fundamento a-racional como condición trascendental de posibilidad de la luz que abre el campo de realidades inteligibles para la mente humana.


2 .Las reflexiones cartesianas sobre la omnipotencia divina que sirvieron de base a la formulación de la creación de las verdades eternas ( de 1630 en adelante)

Como he dicho, la doctrina de la creación de las verdades eternas no aparece en la obra exotérica cartesiana; es parte de su pensamiento esotérico, contenido en cartas y notas personales. Aunque recientemente se ha demostrado que esta teoría se encuentra claramente presente en la respuesta a las sextas objeciones a las "Meditaciones Metafísicas"

Descartes  se decía a sí mismo: si Dios me ha dado una mente determinada a conocer las cosas según el orden y conexión de las ideas que ha querido depositar en ella ( y esto es algo que encontramos tanto en el "Discurso" como en las "Meditaciones"
, puedo a priori negar como imposible lo que implique contradicción, pero no afirmar que el poder de Dios sea limitado por lo que PARA MÍ es imposible.

La doble negación cartesiana sobre Dios y la abstención agnóstica

Ahora bien, la insistencia de Descartes en que él no puede negarle nada a la omnipotencia divina, debe analizarse con cautela, pues esta doble negación  equivale a una afirmación, pero el problema estriba en determinar la significación de lo que se pretende afirmar.

Que no pueda negar que Dios pueda hasta lo imposible por absurdo, puede implicar dos aspectos claramente distinguibles e, incluso, opuestos:

(A) ¿ Puede implicar que se sabe ciertamente que Dios lo pueda hacer?

(B) ¿ O sólo significa que no se puede saber ni lo uno ni su contrario: En este caso, sólo me es posible pensar ( imaginar) que Dios puede hacer lo imposible porque yo no puedo negarlo. De manera análoga al caso del agnóstico que, diciendo que si bien no puede saber nada de Dios, admitiría que lo máximo que los creyentes pueden hacer es sólo pensar (imaginar, concebir) que Dios existe, puesto que es racionalmente tan imposible negarlo como afirmarlo.. Si se tratase de esto último, Descartes sólo trataría de fijar el límite a lo cognoscible racionalmente, dejando fuera de toda inteligibilidad a Dios mismo.

Ahora bien, la hipótesis ( B) es refutable a juicio de Descartes. Desconocemos las pruebas que habría pergeñado el padre del racionalismo antes de la redacción del "Discurso", pero en su correspondencia temprana con Mersenne, ya confesaba poder aducir pruebas evidentes de la existencia de Dios contra los libertinos. Supuesto que esto fuese así, ante la ausencia de toda evidencia documental, nosotros podemos aducir las ocasiones en que Descartes declara la necesidad de Dios como creador de lo lógicamente necesario, es decir, de todas aquellas verdades que se denominan "eternas", porque son inmutables e indudables para la razón humana, como las de las matemáticas, la metafísica y las de la física. Y si Dios, cuya necesaria existencia es admitida por Descartes, puede hacer lo lógicamente necesario, es porque, a la par, de Él también depende la determinación de lo lógicamente imposible. Con lo cual se llega a (A): No puedo negar que Dios pueda hacer lo imposible porque tengo que afirmar que de Él depende por igual lo necesario tanto como lo imposible. Descartes puede concluir que de afirmar la omnipotencia divina se sigue la certeza de que toda esencia y toda existencia dependen necesariamente de la más absoluta e incondicionada libertad divina.

Basándome en (B) ( en la interpretación agnóstica de no poderse negar que Dios pueda lo imposible o contradictorio), podría llegar a imaginar la hipótesis de que Dios pudiese haber creado la mente racional como una naturaleza frustrada, porque no puedo poner límites a la simplicísima unidad que se da en Dios entre su querer, su poder y su conocer. Dios podría hacer que yo me equivoque al razonar, incluso, cuidándome de no incluir en mis pensamientos nada que no fuese muy distintamente concebible y tratando de proceder en buena lógica. Porque no puedo negar que a Él le sea imposible nada, es decir, que lo que para mí es imposible sólo condiciona el poder de concepción de mi mente pero no el poder creador de Dios.

Ahora bien, si refutamos (B) demostrando que toda verdad inmutable, como todas las criaturas, depende absolutamente de Dios, y que la razón de las inteligibilidades inmutables se encuentra en el atributo de la perfecta inmutabilidad divina, entonces se abre el camino para cancelar el supuesto de que a Dios sea atribuible la falibilidad de la razón humana: de Dios pueda proceder nada que no sea verdadero y, por ende, real. Por lo que, procediendo de Él también nuestra luz natural para formarnos ideas claras y distintas sobre lo que depende de Dios, Éste garantiza la certeza del conocimiento basado en la razón.

Descartes asume el presupuesto de que el sujeto pensante no puede concebir la potencia infinita de Dios como sometida o determinada por ningún orden inteligible independiente de su omnímoda libertad. Dios es la infinita libertad del Absoluto. A partir de ello se podría fijar el límite de lo racionalmente evidenciable y cognoscible para un "cogito" finito, dejando fuera de toda inteligibilidad a Dios mismo. 



jueves

La primera alusión de Descartes al caso Galileo en la correspondencia con el P.Marin Mersenne

"J`ai compassion avec vous de cet auteur qui se sert de raisons astrologiques pour prouver l' inmobilité de la Terre; mais j´aurais encore plus de compassion du siècle, si je pensais  que ceux que ont voulu faire un article de foi de cette opinion n´eussent  point de plus fortes raisons pour la soutenir" ( Lettre a Mersenne, Deventer,été 1632 ( ¿ o pudo ser de 1634?). Oeuvres complètes. VIII, vol. 1. Gallimard 2013)

Traducción:

" Yo me compadezco con V. de ese autor que se vale de razones astrológicas para probar la inmovilidad de la Tierra; pero yo me compadecería aún más de nuestro tiempo, si pensase que quienes han querido hacer un artículo de fe de esta opinión no tenían mejores razones para sostenerla.

Creo que se trata de la primera alusión al caso Galileo que podemos encontrar en la correspondencia que Descartes mantuvo con su amigo, el Padre Marin Mersenne.

Comienza haciendo alusión al astrólogo y matemático Jean-Baptiste Morin ( 1583-1656), conocido por su oposición a las ideas de Galileo, para terminar lamentando la oposición de las autoridades teológicas y eclesiásticas al movimiento de la Tierra.

En 1631, Morin ( con quien Descartes mantuvo correspondencia científica ) publicó "Famosi et antiqui problematis de Telluris motu vel quiete haectenus optata solutio". Según sabemos gracias al ensayo del Profesor Antonio Beltrán Marí, Morin hacía referencia al principio de la omnipotencia divina, el argumento que, de acuerdo con este investigador español, Urbano VIII aprendió de los jesuitas y que, como hemos dicho en otra entrada anterior, basándonos en el Prof. Luca Bianchi, se convertía en un reparo de escepticismo teológico anticopernicano pues conducía a la conclusión de que el movimiento de la Tierra, aparentemente contradictorio con algún pasaje bíblico, era completamente indemostrable. El problema es que el corrosivo escepticismo de la angélica doctrina era aplicable a cualquier teoria científica que presupusiera la existencia de un orden causal inteligible dentro del mundo natural. En efecto, si nuestra finitud nos incapacitaba para poder comprender los infinitos mundos posibles que Dios habría podido crear, en la misma medida, también limitaba nuestra capacidad de conocer el mundo efectivamente elegido por Dios. Como he dicho también anteriormente, este último tópico parece que se pudo haber popularizado entre muchos críticos del copernicanismo deseosos de congraciarse con lo que, en aquel tiempo, era lo más fácil de seguir: la autoridad papal ( Véase, por ejemplo, "Ejercicios Filosóficos", de Antonio Rocco)

Demuestra el Prof. Beltrán que Galileo, al leer el pasaje alusivo a la Potentia Dei en el libro de Morin, hizo la siguiente reflexión: " Nosotros no buscamos lo que Dios podía hacer, sino lo que ha hecho. Por lo que yo os pregunto si Dios podía hacer el mundo infinito o no. Si podía y no lo ha hecho, haciéndolo finito y tal cual es de facto, al hacerlo así no ha ejercido su potencia más que si lo hubiese hecho del tamaño de un semilla de algarroba. Y si Él, para mostrar su potencia, lo hace mover en 24 horas, esto es como nada comparado con hacerlo mover en una hora muchas millas y millones de revoluciones... Sr. Morino, Dios podía hacer volar los pájaros con los huesos de oro macizo, con las venas llenas de mercurio, con la carne más pesada que el plomo y con las alas pequeñísimas y pesadas, y así habría mostrado más claramente su potencia; podía hacer los peces más pesados que el plomo, es decir doce o más veces más pesados que el agua; pero ha querido hacer a aquéllos de carne y plumas muy ligeras y a éstos igualmente graves que el agua para enseñarnos que Él gusta de la simplicidad y facilidad, etc." ( Opere VII, 565-566) ( Cita tomada de "Galileo y Urbano VIII: La trama del equívoco", de A. Beltrán Marí. Revista Endoxa, nº 21, 2006)

Pues, bien, volviendo a la cita cartesiana, Descartes valora como lamentables las razones astrológicas con las que Morin trata de probar la inmutabilidad de la Tierra. Obviamente, los argumentos contenidos en el libro del astrólogo le parecen no sólo débiles, sino completamente irrelevantes. Pero si la futilidad retórica le puede parecer digna de compasión en el caso de Morín, mucho más lo son las razones por las que otros han "querido hacer un artículo de fe de esta opinión"

De acuerdo con la opinión de Jean-Robert Armogathe, " Il s`agit d' une critique non déguisée de la condamnation du système corpernicienne prononcé á Rome en 1616" ( Oeuvres Completes VIII,1, p.830)

Pero en el texto hay que detenerse para reflexionar sobre lo escrito por Descartes y sus probables intenciones: él expone una condicional, dice que sería más lamentable la opinión de las autoridades de Roma "si no tenían mejores razones para sostenerla". El P. Armogathe dice bien que se trata de una crítica no disfrazada. Yo diré algo más: es un intento de crítica sutil, matizada, pero que subraya que las razones en las que se sostiene la opinión geocentrista pueden ser tan débiles, inútiles e irrelevantes como las de Morin. Y, obviamente, entre las razones con que las autoridades trataban de convertir en "artículo de fe" el geocentrismo estaban las que obligaban a declarar como indemostrable el movimiento de la Tierra. A partir de 1630, la principal de las mismas era la angélica doctrina papal.

Teniendo en cuenta que hubiese sido impensable en el S.XVII una invectiva directa contra la autoridad eclesiástica más elevada y que, sin embargo, como los estudios históricos han demostrado, el argumento del Papa era públicamente conocido desde 1629 al menos, no debería extrañar a nadie la posibilidad de que Descartes ya estuviese informado sobre la objeción teológica anticopernicana puesta de moda por Urbano VIII. De hecho, por lo que dice, parece saber algo, pues, como hemos visto, también Morin se hizo eco de la problemática objeción teológica... En efecto, pues es altísimamente probable que Descartes conociese la obra de Morin a través de conversaciones con Mersenne, quien hizo referencia a la misma en su tratado " Questions Theologiques", de 1634.

Como se verá en próximas entradas, aunque el interés que demostró entre 1629 y 1630 por la omnipotencia divina y la creación de las verdades eternas no tuviese clara relación con esta problemática, sin embargo, una vez difundida la razón que jugó un papel tan relevante para la acusación oficiosa contra Galileo en su segundo proceso inquisitorial, debió determinar la atención prestada por Descartes a las polémicas con implicaciones escépticas contra la fisicomatemática en las que se entrometiese el principio dogmático de la omnipotencia divina. La obra publicada de Descartes difícilmente podrá comprenderse con justeza sin contextualizarse en referencia a esta problemática. Por otra parte, como seguiremos viendo, Descartes sostuvo en varias ocasiones que su proyecto era levantar los fundamentos de la metafísica y de la física para remover los obstáculos ideológicos levantados contra la aceptación futura del movimiento de la Tierra.


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