Mi muro y opiniones de autoridades

miércoles

Las interpretaciones sobre la filosofía de la ciencia

¿Epistemología o filosofía de la ciencia?

Para designar a la filosofía de la ciencia, con frecuencia se utiliza el término "epistemología". Es ésta una palabra compuesta a partir de otra griega,“episteme”, que significaba “ciencia”:  por tanto,
"epistemología" significa estudio o reflexión sobre la ciencia; y suele utilizarse como sinónimo de “filosofía de la ciencia”. ( Véase: Filosofía de la ciencia, Mariano Artigas. EUNSA. Pág.14)

Creo que la mejor forma de acercarnos a esta rama especializada de la filosofía es mostrando algunas de las preguntas sobre las que suelen tratar los debates epistemológicos. Algunas de ellas son:


  • "¿ Qué es el conocimiento? ¿ Qué características distinguen al conocimiento científico de otros tipos de conocimiento ?"
  • " ¿ Cómo se originan y forman las ideas científicas?"
  • "¿ En qué sentido las ciencias son racionales, sistemáticas y críticas? ¿ Qué son las hipótesis, las leyes, las teorías y los paradigmas científicos?"
  • "¿ Qué relación existe entre hechos y teoría? ¿ Qué “status” tienen las entidades teóricas abstractas de la ciencia?"
  • "¿ Qué métodos debe seguir el científico al investigar la naturaleza? ¿ Qué métodos sirven para contrastar el valor de una teoría científica?. En definitiva, ¿ cuáles son los métodos de las ciencias?"
  • "¿ Cómo debe ser una explicación científica para ser correcta?"
  • "¿ Cuál es el rango cognoscitivo de las leyes y principios científicos?"
  • "¿ Cómo se desarrolla el pensamiento científico: creciendo a través de un continuo progreso o pasando por periodos críticos y revolucionarios?
  • " ¿ El pensamiento científico es absolutamente objetivo y neutral o es vulnerable a las influencias del contexto social como la moral, la política, la economía, etc.?
Diferentes enfoques de la filosofía de la ciencia:

J. Losee nos ofrece una clasificación de las distintas maneras de hacer filosofía de la ciencia ( véase  Introducción histórica a la filosofía de la ciencia”, Alianza Págs.11-14 ). Yo tiendo a pensar que las cuatro "perspectivas" que él distingue dentro de esta disciplina no necesariamente son exhaustivas y, de hecho, Losee deja marginada algunas otras perspectivas más prácticas en las que confluyen los intereses de diversas disciplinas ( la sociología, la psicología, la ética, la teoría política,etc.). Por ejemplo, su clasificación no deja lugar para los estudios sobre la ciencia desde la perspectiva de la Teoría Crítica de la Sociedad, en la que el interés es poner al descubierto los intereses sociales que dirigen a la ciencia que se hace en el mundo desarrollado, reflexionar sobre las funciones que pueden cumplir la ciencia y la tecnología dentro de la sociedad que las produce, y denunciar aquellos usos de la ciencia que puedan poner en peligro el gran proyecto ético emancipativo de la Humanidad. Me suelo referir a este enfoque obviado por Losee como "perspectiva crítico-extraepistémica", pues se trata de comprender las relaciones e influencias mutuas que hay entre ciencia y sociedad.

Losee distingue otras cuatro maneras de hacer filosofía de la ciencia. Son las siguientes:

  • Como teorización de cosmovisiones determinadas por algún paradigma o teoría científicos.  Desde esta perspectiva, el cometido de la filosofía de la ciencia sería extraer ciertas implicaciones generales para justificar una concepción sistemática e integradora capaz de comprender el sentido o el orden del mundo natural. Esta visión debe ser satisfactoria y compatible con la visión científica dominante. Puede tratarse de una especulación ontológica categorial ( Alfred North Whitehead), de una filosofía de la naturaleza ( ontología del ser natural, cosmología).
Hoy en día no puede hacerse una metafísica ( general o regional) sin el respeto a los datos científicos, pero, al mismo tiempo, salvaguardando la autonomía propia de la ciencia filosófica y de la ciencia experimental.

Podemos ilustrar este enfoque con dos afirmaciones de Mariano Artigas ( La mente del universo. EUNSA. Pág. 99): “Por vez primera en la historia, disponemos de una cosmovisión científica que proporciona una imagen unificada del mundo, porque incluye todos los niveles naturales y sus relaciones mutuas. Esta cosmovisión se centra en torno a un proceso dinámico de auto- organización… de modo que la naturaleza es verdaderamente creativa…“La nueva cosmovisión proporciona una base excelente para un estudio renovado de la finalidad en la naturaleza, y puede ser utilizada para argumentar a favor de la existencia de un Dios personal. La correspondiente idea de Dios es la del Creador que ha proyectado el dinamismo natural y lo utiliza para producir, de acuerdo con las leyes naturales, un mundo de sucesivos niveles de novedades emergentes”

Algunas obras filosóficas recientes donde se encuentra esta perspectiva son:“La mente de Dios”, de Paul Davis. Mac Graw Hill

“Pero, ¿ quién creó a Dios?”, de Alejandro Sanvisens. EUNSA
  • Como análisis los predisposiciones o presupuestos más generales de la ciencia. Este punto de vista puede adquirir un acento un tanto sociológico si, por ejemplo, se considera que los presupuestos básicos de la racionalidad científica hunden su raíces en un determinado contexto histórico-cultural. Por ejemplo, no podemos entender el surgimiento de la ciencia moderna sin ponerla en relación con la civilización occidental, fruto del encuentro del filosofía griega y de la tradición judeo-cristiana.
    Pero lo más adecuado es entender esta perspectiva como una reflexión de orden trascendental sobre los supuestos necesarios de la actividad o las afirmaciones científicas; aunque son suposiciones retrojustificadas y retroalimentadas por el progreso científico. Estos supuestos, de acuerdo con Mariano Artigas, serían de tres clases:

En primer lugar, si consideramos la ciencia como una actividad humana dirigida hacia objetivos,…, para que exista, debemos suponer que esos objetivos pueden y merecen ser alcanzados. Por tanto, el primer supuesto general de la ciencia es que los objetivos científicos… poseen un valor, de modo que la actividad científica es una empresa valiosa que merece nuestros esfuerzos…Puede ser denominado un supuesto ético porque se refiere a valores…
“En segundo lugar, el uso del método científico supone la existencia de algunas capacidades humanas específicas, concretamente que somos capaces de trascender nuestro conocimiento ordinario mediante la formulación de hipótesis que pueden ser sometidas a contrastación empírica. Se trata de un supuesto epistemológico…El progreso de la ciencia muestra claramente que poseemos una asombrosa capacidad para trascender nuestra experiencia inmediata y para alcanzar los niveles más profundos de la naturaleza usando métodos extremadamente sutiles.
“En tercer lugar, el éxito de las construcciones científicas que son el resultado de usar el método científico… supone, como condición necesaria, que tales construcciones reflejan de algún modo un orden natural que no puede reducirse al orden que nosotros mismos ponemos en nuestras teorías. Este es un supuesto ontológico. La contrastación empírica de nuestros modelos teóricos sólo es posible si existe algún tipo de orden natural en sentido objetivo.
” ( La mente del universo, págs. 87-88)
Estas tres dimensiones implicadas en la ciencia requieren una reflexión de segundo orden, es decir, no ya dentro de la ciencia misma, sino desde una perspectiva filosófica. La filosofía de la ciencia abordaría no sólo las cuestiones epistemológicas ( la lógica de la investigación científica), sino también otras más generales de carácter axiológico ( los valores de la ciencia) y ontológicas ( por ejemplo, el debate sobre la interpretación instrumentalista o realista de los modelos teóricos, por no mencionar las problemáticas más propias de la filosofía de la naturaleza: la causalidad en la naturaleza, la finalidad en el mundo natural, la creatividad natural, etc.)
  • Como análisis clarificador de conceptos y teorías científicas.  No se trata de proporcionar una exposición semipopular de las últimas teorías, sino clarificar el significado de términos, analizando sus relaciones lógicas con otros términos de la teoría así como con la base observacional del conocimiento científico; podría tratarse de términos como “masa”, “energía”, “partícula”, “onda”, “potencial”,etc., en su uso científico.
      Esta visión de la filosofía de la ciencia puede ser algo pretenciosa; como si el científico necesitase del filósofo de la ciencia para que le explicase los significados de los conceptos científicos. Parece que esta tarea es estrictamente una competencia científica, no filosófica.
        Ahora bien, cabe la posibilidad de discutir sobre el “status” epistemológico-ontológico de conceptos como el de causalidad u otros conceptos teóricos. Escuchemos a Marx W. Wartofsky:
          “… pues la discusión acerca de la función de las leyes y las teorías plantea problemas sustantivos referentes a los conceptos de legitimidad y causalidad y al “status” de las entidades teóricas. Esto nos lleva a considerar aquellos conceptos fundamentales que bosquejan los esquemas dentro de los cuales transcurre la investigación científica y que con frecuencia afectan también a las consideraciones metodológicas: los conceptos de espacio, tiempo y materia, de vida, de relación entre lo mental y lo físico, de mente y comportamiento y, finalmente, de sociedad e historia” ( Introducción a la Filosofía de la Ciencia. Alianza Universidad pág. 38)
        • Como mero estudio metodológico de la investigación científica.  Debemos distinguir , como afirma Losee, “entre hacer ciencia" y "pensar acerca de cómo debe hacerse ciencia". El análisis del método científico es un estudio de segundo orden, cuyo objeto son los procedimientos y estructuras de las diversas ciencias. El nivel de este tipo de estudio sería descriptivo ( observar lo que hacen los científicos), interpretativo ( construir modelos teóricos para explicar la práctica) y normativo ( explicitar las reglas con que se funciona para contrastar y evaluar los conocimientos científicos):




          NIVEL       DISCIPLINA                       OBJETO 

          2              Filosofia ciencia                  Análisis de los métodos y explicación científ.
                                                                                 
          1             Ciencia                              Explicación de los hechos
          0                                                         Hechos”

              Wartofsky nos dice también:
          ( Los problemas metodológicos) se ocuparán de conceptos y prácticas de la ciencia, tales como la observación, la medida, la hipótesis y el experimento, la confirmación y la no-confirmación, la inducción y la probabilidad, las formas de inferencia científica, la naturaleza general de los sistemas formales y sus interpretaciones empíricas o descriptivas como representaciones de hechos y como instrumentos de investigación” 

          Y Ulises Moulines afirma: “  la filosofía de la ciencia tiene por objeto poner de manifiesto o hacer explícitos los aspectos filosófico-conceptuales de la actividad científica, esto es, elucidar conceptos fundamentales de la actividad científica, determinar las normas que rigen esa actividad y reordenar conceptualmente o reconstruir esos sistemas de conceptos producidos por la ciencia que son las teorías” ( Fundamentos de Filosofía de la Ciencia. Ariel.Pág. 25)
        Aproximaciones al concepto de ciencia:

        • Antes de definir, no confundir:
        Definir la naturaleza del conocimiento científico no es tarea fácil. Una buena aproximación la encontramos en Wartofsky, que empieza por contraponer la ciencia a otros conocimientos precientíficos: a) el mito y la magia; b) el conocimiento ordinario; c) el de las técnicas o reglas de actuación bien establecidas. 

         “1. La utilización más manifiestamente discutible del término ciencia es la que se da al aplicarlo a charlatanerías, supercherías y supersticiones sistematizadas: así, poer el precio de un paquete de tabaco pueden comprar tratados tales como “ La ciencia de la numerología”, “La ciencia de los sueños y de las profecías”,y “ La ciencia de la astrología”. Existe un sentido común saludable que tacha todas esas charlatanerías pseudocientíficas de “supersticiones”, es decir, de creencias irracionales, basadas en fantasías o temores transidos de anhelo, sin fundamento alguno en el conocimiento real. Pero las que ahora se consideran creencias supersticiosas desempeñaron en su día un papel en el desarrollo de la ciencia… entonces no eran meras supersticiones, sino intentos de explicar lo misterioso, lo pavoroso, lo aterrador y lo maravilloso dentro del esquema conceptual de una época anterior. 
        Los prototipos de la explicación científica se encuentran con frecuencia ocultos porque se tiende a descartarlos, o como productos del sentido común ordinario o como producto de la ignorancia y la superstición. Un universo poblado de dioses y demonios, espíritus buenos y malignos, poderes mágicos, encantamientos, hechizos y ritos, palabras y números místicos, magia negra y blanca… el catálogo de las creencias supersticiosas es tan largo como variopinto, pero no ha de interpretarse como síntoma de la ignorancia del hombre, sino de sus intentos para explicar y gobernar la naturaleza…
        2. Hay otro tipo de conocimiento que, si bien no aspira a llamarse “ciencia”, posee un significado en la génesis del pensamiento científico: es el que se expresa en proverbios, dichos populares y reglas empíricas: “Cielo encarnado en tiempo de verano, vendaval  seguro a la mañana temprano”; “ Más vale ser cola de león que cabeza de ratón”; “ Los dineros del sacristán, cantando se vienen, cantando se van”. Tal sabiduría popular por lo que se refiere a la experiencia humana y semejante saber artesanal  constituyen el producto de la múltiple experiencia de las generaciones. La expresión lacónica de este tipo de conocimiento sirve para que se imprima con facilidad en la mente, y el uso de la analogía lo relaciona con otros entornos, ampliando su alcance y campo de aplicación. En estas expresiones se afirma que existe normalmente una relación entre cosas de la experiencia corriente, y la forma más general en la que pueden parafrasearse muchos de estos dichos es “ Cuando ocurre tal cosa, ocurre tal otra” ( “ Cuando el río suena, agua lleva”) . Estas  expresiones incorporan, en forma gráfica y económica, uniformidades  observadas de la experiencia de comunidades enteras; poseen la forma de generalizaciones inductivas…
        3. Finalmente, existe un malentendido popular que se manifiesta en el lenguaje habitual y encierra una verdad a medias. Se puede saber conducir un coche, clavar un clavo, construir un puente o un túnel o administrar una granja avícola; y el lenguaje popular suele calificar de “ciencia” dicha pericia y dominio de la técnica o de las reglas del trabajo: “ la ciencia de la construcción de puentes”, “ la ciencia de la cría del pollo”, y hasta “ la ciencia de conducir un automóvil”. En este empleo del término aparece el peso de la tradición, y también el testimonio de la etimología: después de todo, la palabra “ciencia”  deriva del latín “scientia”, que viene del sencillo y cotidiano verbo “scire”, que significa “saber”. No obstante, parece constituir un abuso de las modernas connotacionales de la palabra “ciencia” el emplearla para referirse a cualquier tipo de conocimiento y, en el mejor de los casos, resulta arriesgado calificar de “ciencia”  cualquier maestría o técnica. Una manera de evitar esto consistiría en referirse a las maestrías y técnicas, en el sentido operativo, como “artes” ( y así, por ejemplo, se habla de las “artes médicas”…del “arte de enseñar”), pero constituiría un purismo dogmático que no tendría en cuenta la relación entre las maestrías y técnicas, bien ordenadas, perfeccionadas y sistematizadas a lo largo de muchos años de práctica, y el desarrollo de la ciencia.” ( Introducción a la Filosofía de la Ciencia, págs. 67-69)

           Conviene hacer la advertencia de otro uso inapropiado en nuestros días: cuando la política o los medios de masas aplican interesadamente la denominación de "científico" como una etiqueta ideológica , para convertir cualquier cosa que interese a algún poder de la sociedad en un objeto mitificado o idolatrado o, simplemente, convertirlo en imperiosa necesidad de consumo . Nos dice Chalmers:
        En la era moderna se siente un gran aprecio por la ciencia. Aparentemente existe la creencia generalizadas de que hay algo especial en la ciencia y en los métodos que utiliza. Cuando a alguna afirmación, razonamiento o investigación se le denomina “científico”, se pretende dar a entender que tiene algún tipo de mérito o una clase especial de fiabilidad…El gran respeto que se tiene por la ciencia no se limita a la vida cotidiana y a los medios de comunicación populares. Resulta evidente en el mundo académico y universitario y en todos los sectores de la industria del conocimiento. Aquellos que los apoyan describen muchos campos de estudio como ciencias, presumiblemente en un intento de hacer creer que los métodos que usan están tan firmemente basados  como una ciencia tradicional tal como la física. La ciencia política y la ciencia social son ya tópicos. Los marxistas insisten con entusiasmo en que el materialismo histórico es una ciencia” ( ¿ Qué es esa cosa llamada ciencia”. Siglo XXI. Págs. 3-4)
        Hay que andarse con cuidado porque la palabra “ciencia” puede ser usada ideológicamente con intereses  de dominación para legitimar, transformar o encubrir un determinado estado de cosas  en  nuestra sociedad. Por eso, se hace en todo momento necesaria una clarificación conceptual de la naturaleza del conocimiento científico.

        • Ciencia es un tipo de conocimiento:
        Martin Cohen distingue en su libro " Filosofía para Dummies" las siguientes acepciones de "conocimiento":

        Conocer cómo: el conocimiento práctico sobre cuestiones prácticas. Pueden tratarse de habilidades más o menos instintivas, como comer o huir corriendo; habilidades que tenemos que aprender, como montar en bici, o el conocimiento tecnológico al nivel de usuario.

        Conocer por experiencia: es todo lo que vamos descubriendo sobre las cosas por nuestra propia experiencia y que podemos generalizar después y convertir en un conocimiento más teórico. Cohen distingue otro subtipo, más práctico, que sería conocer por hábito o familiarización , por ejemplo, saber cómo es un dolor de cabeza o cuál es la forma de atarse los cordones.

        Saber qué ( Saber proposicional): "Este es el tipo de conocimiento que interesa a los filósofos -dice Cohen- . Implica el lenguaje y los conceptos y básicamente excluye al resto del reino animal. Tu perro puede saber que cada noche encontrará su cena en un bol especial , pero éste es sólo el tipo de conocimiento que llamamos por hábito. Los perros ( al menos con lo que respecta a la filosofía) no saben nada" ( pág. 179)

        Se remonta a Russell ( El conocimiento humano) este tipo de distinciones que hallamos en los libros de filosofía anglosajones. Él ya distinguía "conocer por hábito" y " saber algo por información".
        Podríamos ilustrar esta distinción con este sencillo ejemplo: “Sé muchas cosas sobre Julio Iglesias, pero no le conozco”. Conocer significa en el ejemplo tener noticia de un objeto por contacto, familiaridad o experiencia directa. Saber sería en el ejemplo el conocimiento sobre algo obtenido por las informaciones o explicaciones que hemos recibido, o bien, por nuestro propio razonamiento. Es un conocimiento que se da en proposiciones. Saber que “p”.
        Aunque de sesgo muy empirista, esta popular distinción se incluiría en la clásica distinción entre conocimiento inmediato ( por presencia de la realidad conocida a través de la experiencia) y conocimiento mediato ( como puede ser el caso del conocimiento de lo universal y abstracto, y de todo lo que se conoce por un proceso de inferencia)

        Aunque la experiencia es imprescindible referencia para el conocimiento científico, éste mismo estaría fundamentalmente constituido por cierto tipo de proposiciones que se clasifican dentro del segundo género que hemos distinguido. Esto es obvio, pues hoy sabemos que el científico nunca trata directamente con "hechos puros" de experiencia, sino que para serlo, tiene que aprender a interpretar los hechos con la ayuda de las herramientas conceptuales de las teorías científicas en uso.

        • Los tres componentes del conocimiento teórico:
        Para poder decir que se sabe científicamente algo se deben reunir tres condiciones :

        a) Se tiene que creer que es así
        b) Se deben tener buenas y relevantes razones para sostener esa creencia
        c) Lo que se cree tiene que ser realmente verdadero. 

        Independientemente de si bastan estos tres supuestos para dar plena seguridad al saber, lo que parece evidente es que esta tentativa de definición del saber proposicional se limita a describirlo muy psicológicamente, es decir, como un estado mental de certeza, distinto de la opinión y, por supuesto, de la duda.

        La descripción, no obstante, se inspira en un pasaje platónico de " Teeteto", donde se dice:

        La opinión verdadera acompañada de razón constituye la ciencia. La persona que no puede dar ni recibir la razón de un objeto carece de ciencia de él…

        Es difícil pasar por alto la evolución que esta idea tendría en el pensamiento aristotélico sobre la ciencia como “conocimiento cierto por causas, adquirido mediante demostración







      • El concepto clásico de ciencia:

      • Vamos a buscar su exposición en el segundo epígrafe del capítulo VIII de “Fundamentos de Filosofía”, de Millán Puelles, sobre la “ Naturaleza de la ciencia”. Siguiendo la enseñanza  clásica de la Escolástica, el autor define la ciencia como “ el conocimiento cierto por causas, adquirido mediante demostración”. Y comenta que el conocimiento científico es un verdadero saber porque alcanza “ una certeza lograda demostrativamente, de una manera etiológica” ( es decir, mediante un razonamiento que contiene las causas que explican por qué algo es necesariamente de tal manera y no puede ser de otra).
        A continuación, debe distinguirse dos dimensiones propias de este conocimiento ( así como de todo conocimiento en general): 
        Desde el punto de vista subjetivo, la ciencia es un acto o un hábito.  La ciencia es acto, las operaciones cognoscitivas, que ejerce un sujeto y que es el medio por el cual alcanza un conocimiento cierto y demostrativo de la verdad. Decimos que alguien tiene ciencia cuando , por ejemplo, apoya en evidencias o demostraciones una explicación de algo por sus verdaderas causas. Este ejercicio de poder inferir conclusiones sobre una materia va perfeccionando al sujeto hasta el punto de producir en el sujeto un hábito científico:  El conocimiento de los principios de una ciencia hace al sujeto capaz de discurrir por sí mismo en esa ciencia, pudiendo con mayor o menor grado de facilidad distinguir los enunciados verdaderos de los falsos.
        Desde el punto de vista objetivo, toda ciencia es un sistema de verdades.  La ciencia también es un sistema, es decir, una composición o conjunto ordenado de verdades demostrativamente adquiridas. Este conjunto es un puro ente de razón. Aunque las mismas verdades que en él se ordenan sean concernientes a un ser real, la ordenación y articulación de ellas es un tejido de relaciones de razón, una estructura puramente lógica. 

        Apartándose sólo del esencialismo característico de esta doble distinción tradicional, podemos encontrar entre los actuales filósofos de la ciencia una distinción análoga, como en el siguiente texto de Wartofsky: 

        Según un punto de vista corriente ( objetivo) y, en general, acertado, la ciencia constituye un cuerpo organizado o sistemático de conocimientos que hace uso de leyes o principios generales; es un conocimiento acerca del mundo, y es aquel tipo de conocimiento acerca del cual puede alcanzarse acuerdo universal por parte de los científicos que compartan un lenguaje ( o lenguajes) y unos criterios comunes para la justificación de presuntos conocimientos y creencia. Pensamos en la ciencia como universal y en las verdades científicas  como independientes del tiempo, del lugar y la circunstancia. Tomamos dichas verdades como objetivas, en el sentido de que son verdades independientemente de que alguien las sepa o crea en ellas… También pensamos en la ciencia y en la verdad científica como algo acumulativo, como si tuvieran una existencia independiente que trascendiese a la vida de hombres de ciencia concretos e incluso comunidades científicas concretas. Así, pues, concebimos la ciencia como continua, autónoma, objetiva y universal, y sus verdades como intemporales e ilocales…
        “ …Pero la ciencia es también una actividad ( desde el punto de vista más subjetivo y – más de moda actualmente- intersubjetivo), un proceso de investigación en marcha, cuya descripción en términos exclusivamente estructurales resulta inadecuada. En este último sentido necesitaríamos también caracterizar las funciones, los modos de actividad y los procedimientos típicos de la ciencia con respecto a los fines o propósitos a los que sirven… para comprender la ciencia, deberá considerarse funcional, además de estructuralmente, es decir, sobre la base de sus actividades características, sus objetivos y su desarrollo”. ( Introducción…, págs.45-46)

        Hay que decir que en esta visión , el acento de actualidad se pone en que ahora ya no se habla del “sujeto” de la ciencia pensando sólo en el sujeto individual, puesto que, atendiendo a los contextos reales donde se lleva a cabo la investigación científica, se evidencia que el verdadero sujeto de ésta es un sujeto colectivo ( la comunidad científica, un equipo de investigación, un colectivo social poseedor de un conocimiento especializado de elevada complejidad). Así, pues, donde Wartofsky habla de “actividad científica”, debemos entender la ejercida por un colectivo social que posee determinado lenguaje y determinadas normas de investigación, comunicación y control público del conocimiento socialmente construido. Un colectivo que pertenece a la sociedad y que, por tanto, influye en y es influido por la sociedad 








      • Características del conocimiento científico:


      • Puede decirse que la ciencia es un conocimiento crítico, racional y sistemático que nos lleva más allá de la experiencia ordinaria, utilizando pruebas y demostraciones válidas para cualquier sujeto y que nos permiten explicar y predecir hechos o aspectos del mundo real. 

        Podríamos describir lo que es la ciencia enumerando las siguientes características:

        1. Ciencia es un conjunto suficientemente amplio de conocimientos sobre algún aspecto de la realidad
        2. Fundamentados en un conjunto de hechos de observación definidos con precisión
        3. Organizados y conectados sistemáticamente entre sí y con un determinado campo de objetos de la realidad.
        4. Cuyo análisis y relaciones estructurales han dado lugar al planteamiento de hipótesis resolutivas, confrontadas y convalidadas con los hechos reales, principalmente por la experimentación
        5. Que se intenta unificar en leyes, teorías, modelos, procurando ( aunque quizá no siempre se consigue) la formalización lógico-lingüística y estructural del proceso y conocimiento científico
        6. Conocimientos que han sido suficientemente confrontados con la realidad, de tal manera que se permita con ellos la explicación y predicción de los acontecimientos reales.
        7. Conocimientos que han sido objeto de un amplio consenso en sectores de la comunidad científica, después de haber sido intersubjetivamente analizados en una rigurosa crítica racional.
        8. Conocimientos que versan sobre fenómenos determinados causalmente, probabilísticos o estadísticos, pero que, en todo caso, aunque tengan carácter de suposiciones interpretativas, siempre  revisables y sometibles a crítica, gozan de altos niveles de seguridad y certeza.







      • La ciencia como construcción social 

      •  El conocimiento es un producto socialmente  disponible. Los sociólogos distinguen aquellos contenidos cognoscitivos de la cultura que están ampliamente generalizados porque se adquieren a lo largo de la socialización primaria ( el mismo lenguaje con que nos comunicamos,  o los rudimentos de una enseñanza básica, p.ej.), y, por otro lado, los conocimientos especializados, que no llegan a todos, sino a un determinado colectivo profesional ( por ejemplo, una comunidad científica).
        Pues bien, el conocimiento científico es, ante todo, un conocimiento de carácter social. El aspecto más relevante a la hora de hablar del carácter social del conocimiento lo constituye el hecho de que la mayor parte de lo que sabemos no lo hemos adquirido directamente, sino a través de mecanismos sociales, como los colegios y universidades, los medios de comunicación…Por ello, es posible distinguir el conocimiento colectivo del personal. Es conocimiento personal  el que adquirimos y comprobamos personal y directamente; por ejemplo, el número de escalones que hay hasta mi piso, o saber que el sol sale cada mañana. En cambio, es colectivo aquel que adquirimos indirectamente de la sociedad; por ejemplo, la altura del Everest, o saber que la Tierra pertenece al sistema solar.
        El predominio del conocimiento colectivo posibilita el avance y desarrollo de nuestro conocimiento. Este desarrollo sería impensable si cada investigador tuviera que empezar sus trabajos desde cero, sin poder dar nada por supuesto. Además, en el estadio actual al que ha llegado la ciencia, parece inviable comprobar personalmente todos los conocimientos que aceptamos y manejamos cotidianamente, de forma acrítica. Por socialización adquirimos la ciencia y , ordinariamente, los avances se hacen partiendo de la aceptación de la tradición de conocimientos acumulados.
        Finalmente, el carácter social del conocimiento científico sirve para superar un ingenuo empirismo  que ve el comienzo del conocimiento en la observación de unos “puros hechos” por parte de un sujeto  ( una especie de “tabula rasa” que observa lo dado libre de todo prejuicio o preconcepción). Como nos enseña Javier Echeverría:

        El conocimiento empírico siempre está mediatizado por la sociedad y por la comunidad de científicos, y en primer lugar por la educación… Para ver un hecho científico, previamente hay que saberlo ver. La observación no es una operación intelectual pasiva. Requiere un aprendizaje y un entrenamiento previo. Puesto que dicho aprendizaje siempre se desarrolla en un marco social, el modo de ver la realidad de cada comunidad científica mediatiza los hechos. Y no hay que olvidar que, así como la enseñanza de las teorías puede ser crítica, cuando alguien enseña a otro a observar se procede dogmáticamente. El aprendiz de científico tiene que ver lo que hay que ver, y no otra cosa. Sólo cuando haya adquirido una elevada competencia en la observación y en la experimentación científica podrá comenzar a liberarse de la visión del mundo que se le inculcó en el contexto de educación” (Filosofía de la Ciencia. Akal. Pág.146)


        No hay comentarios:

        Publicar un comentario