Joaquín E. Meabe
Seminario sobre Paideia
de Werner Jaeger
Corrientes - Argentina –
2017
Materiales de estudio
para revisar y aprender con
Paideia
de
Werner W. Jaeger 21
El Método de Jaeger.1
El programa metodológico esbozado en el
Prólogo de 1944 a la edición castellana de la obra y los
seis pasos sinópticos de averiguación resumidos por el autor
veintisiete años después de la primera edición de Paideia.
2
Veintisiete años después de
la primera edición del volumen de Paideia,
publicado en 1933 en Berlín y Leipzig,3
Jaeger da a conocer un pequeño volumen titulado Early
Christianity and Greek Paideia
4que
tiene su origen en unas conferencias “Carl Newel Jackson”
dictadas en la Universidad de Harvard en 1960 para exponer con
acotada reserva la recepción de la paideia griega en el mundo
cristiano de los primeros siglos de nuestra era.
La obra
publicada en 1961 es más bien una detallada sinopsis del tema y
justamente en ella el autor se limita a señalar que I
do not wish to debate the issue of religion and culture in the
abstract, but shall speak of Christianity and its relation to Greek
culture quite concretely; and my approach to the phenomenon will be a
historical one, as befits the classical scholar.5
Desde ese
punto de vista del estudioso de lo clásico (the
classical scholar)
que se concentra en el fenómeno histórico (my
approach to the phenomenon will be a historical one),
cuando aborda, en el capítulo VI, a los Padres Capadocios, y en
sintonía con la característica de abordaje de la obra, se detiene
Jaeger con la misma modalidad sinóptica a esbozar un desagregado de
seis reglas6
que, más allá de toda su brevedad, constituye una singular
expansión de la matriz con arreglo a la cual ha llevado a cabo el
trabajo metodológico acerca del cual se había extendido, con
detalle, en 1944 en
el prólogo
especialmente escrito para la edición del segundo volumen de la
inicial traducción de Paideia.
7
En medio de ambos extremos
ocasionales (19348
y 19609)
Jaeger va a ofrecer en 194410
el primer esbozo metodológico en el que describe su sistema de
trabajo. Dice Jaeger allí que el
método con que había de tratarse la materia tenía que obedecer
lógicamente a la naturaleza de los materiales estudiados, los cuales
no pueden entenderse plenamente a menos que se diferencien, describan
y analicen cuidadosamente todas las múltiples formas, contrastes,
planos y estratos en que se presenta la paideia
griega, tanto en sus aspectos individuales como en sus aspectos
típicos.11
Esta es una regla general que
va seguir siendo válida para Jaeger en 1960; pero su generalidad
misma deja poco espacio para la determinación de las directivas de
detalle y de allí entonces que su ulterior afirmación, de que la
selección de los materiales por el historiador se halla determinada
en una gran medida por el tipo de testimonios que han llegado a
nosotros12,
no es más que una consecuencia que se sigue de aquella regla
general.
Otra regla también demasiado
amplia tiene que ver con la aptitud del historiador frente al
material y que Jaeger en 1944 describe diciendo que la
función del historiador consiste en emplear su imaginación para
sumergirse profundamente en la vida, en las emociones, en el color de
otro mundo más vivido, olvidándose enteramente de sí mismo y de su
propia cultura y sociedad y pensando de este modo en función de
vidas ajenas y de sentimientos que no le son familiares, a la manera
como el poeta infunde a sus personajes el hálito de la vida.
13
Fuera de estas dos reglas
Jaeger en 1944 no avanza en el desglose teórico que hace a una
matriz metodológica de detalle y sus referencias a Tucídides14
quedan por completo ensombrecidas por el encomio de la regla de Filón
()15
que según Jaeger dominó
la cultura griega desde Homero hasta el neoplatonismo y los Padres
Cristianos de la baja Antigüedad16;
y a la que asigna un, desde ya discutible rol, en el cual el
espíritu griego labora remontando las cumbres previamente
alcanzadas, pero la forma en que trabaja se rige siempre por la ley
de la estricta continuidad17,
porque, a su vez insiste Jaeger, como
ha dicho un gran historiador, cada periodo se halla "directamente
en contacto con Dios."
18
Con posterioridad a Paideia
y ya al final de su vida Jaeger, al ocuparse de nuevo en 1960 de la
metodología de su trabajo, ofrece en Early
Christianity and Greek Paideia
19
seis reglas
en las que expone de manera sinóptica el quehacer de averiguación
erudita objetiva que, en verdad, constituyen una especial ampliación
de la matriz que solventa su más completa y estricta metodología
histórica.
La primera es una regla
negativa. Dice
Jaeger: it
we really want to understand Origin, it will not help much to measure
him by the single dogmatic issues (and so forth).20
Esta
primera regla negativa no aparece en 1944 en Paideia.
Quizá
pueda inferirse algo parecido de algunas afirmaciones del prólogo
de 1944; pero, nada de todo esto en ese momento resulta explícito y,
en su alcance, carece todavía del extraordinario valor metodológico
de esta primera regla negativa de 1960 por la que rechaza cualquier
estándar dogmático o cualquier interpretación propia del autor o
del documento que le historiador examina. Y, a diferencia de la
rigurosa axiomática de esta primera regla metodológica del Jaeger
de 1960, en Paideia
no llega, nuestro autor, a escapar a una grave ambigüedad que
dificultosamente trata de respaldar con una vaga referencia a la
objetividad tucididiana.
En efecto
die Jaeger en el citado prólogo de 1944: La
función del historiador consiste en emplear su imaginación para
sumergirse profundamente en la vida, en las emociones, en el color de
otro mundo más vivido, olvidándose enteramente de sí mismo y de su
propia cultura y sociedad y pensando de este modo en función de
vidas ajenas y de sentimientos que no le son familiares, a la manera
como el poeta infunde a sus personajes el hálito de la vida. Y esto
no se refiere solamente a los hombres y a las mujeres, sino también
a los ideales del pasado. Platón nos ha prevenido contra la
tendencia a confundir al poeta con sus héroes y los ideales de aquél
con los de éstos o de servirse de sus ideas contradictorias para
construir un sistema que luego asignamos al poeta mismo. Del mismo
modo, el historiador no debe intentar reconciliar las ideas pugnantes
que se abren paso en la batalla entre los grandes espíritus ni
erigirse en juez sobre ellas. Su misión no consiste en mejorar el
mundo, sino en comprenderlo. Que los personajes de quienes se ocupa
pugnen entre sí, delimitándose así los unos a los otros. El
historiador debe dejar que el filósofo resuelva sus antinomias. Esto
no quiere decir, sin embargo, que la historia del espíritu sea puro
relativismo. Pero el historiador no debe, indudablemente, aventurarse
a decidir quién se halla en posesión de la verdad absoluta. Mas sí
está en condiciones de emplear el criterio de la objetividad
tucidideana en una escala amplia para poner de relieve las líneas
generales de un arquetipo histórico, una verdadera cosmogonía de
valores, un mundo ideal llamado a sobrevivir al nacimiento y a la
muerte de estados y de naciones. Y eso convierte su obra en un drama
filosófico nacido del espíritu de la contemplación histórica.21
Difícilmente
la afirmación de 1944 relativa a que el
historiador no debe, indudablemente, aventurarse a decidir quién se
halla en posesión de la verdad absoluta
pueda compatibilizarse con la primera
regla negativa
de 1960 que prohíbe (so
forth)
sujetarse a los estándares dogmáticos que proceden de las fuentes
examinadas si deseamos realmente entender (it
we really want to understand).
En 1944
Jaeger prefiere todavía creer que el
historiador no debe, indudablemente, aventurarse a decidir.
Por el contrario el estudioso maduro de 1960 ya no admite la sujeción
a los estándares dogmático que en el caso que examina representan
la Trinidad, la Encarnación y todos los demás estándares
dogmáticos de la teología cristiana. De una manera poco habitual el
Jaeger de 1960 se vuelve hacia a Tucídides y al punto de vista de la
historia científica que se orienta a verificar los sucesos a partir
de los testimonios verificando con el mayor rigor posible las
cuestiones punto por punto.
Y en esa
dirección Jaeger en 1960 deja en claro que nor
is it sufficient to apply to him the Quellenanalyse
and
ask who are the philosophical authors who have influenced him most,
y agrega rather,
we have to face the structure of his thought as a whole and to ask
what is the function that certain leading ideas have in it,
porque ocurre que his
basic manner of presentation is that of the exegete,
y por cierto he
moves with his texts and is led along by what they say.22
Esta
es su segunda
regla
que condena la Quellenanalyse
and
ask who are the philosophical authors,
lo aparta decididamente del subjetivismo histórico del siglo XIX,
algo que también implica un cambio respecto de su punto de vista de
1944 en el que sostenía que los
personajes de quienes se ocupa pugnen entre sí, delimitándose así
los unos a los otros. Para
esta nueva segunda regla antiquellenanalyse ya no resulta posible que
el
historiador debe dejar que el filósofo resuelva sus antinomias.
Frente
a la idea de 1944 de que el
historiador no debe, indudablemente, aventurarse a decidir quién se
halla en posesión de la verdad absoluta
la nueva regla de 1960 marcha en la dirección contraria.
Esto se
confirma en la nueva tercera
regla
de 1960 en la que Jaeger sostiene que there
are clearly certain motifs that occur again and again and determine
the nature of the questions he raises.
23
Asociada a esta tercera regla agrega Jaeger otra cuarta
regla
en 1960 muy específica que destaca la fundamental importancia que
esto tiene de modo específico en la paideia griega (among
them the paideia-concept of the Greeks is of fundamental importance).
24
El cuadro
se completa con dos reglas más. La
quinta
regla
de 1960 de Jaeger indica que we
cannot therefore explain its importance for him by taking him as an
isolated phenomenon.25
Finalmente la sexta
regla
de 1960 de Jaeger prescribe que the
true meaning of the thing will appear only against the background of
the entire history of the Hellenic paideia.26
La
ampliación de la matriz metodológica de averiguación histórica de
Jaeger en 1960 es evidente y, además de las correcciones orientadas
a resaltar la objetividad de cara a una historia estrictamente
científica, el conjunto del dispositivo de 1960 enerva el fideísmo
relativista de 1944 y, además, corrige prevenciones que, en aquella
etapa previa, entre 1934 y 1944 discretamente dejada las
determinaciones últimas para los filósofos.
La
reformulación del método y la ampliación de su matriz de
averiguación es muy acotada y sinóptica en
Early
Christianity and Greek Paideia,
pero resulta suficiente para observar la continua preocupación del
autor orientada a
explicar
la estructura y la función social de los ideales griegos de la
cultura proyectándolos sobre su fondo histórico.27
(1° de
agosto de 2017)
1
Organizado inicialmente para servir de apoyo en las clases
destinadas a los participantes del Seminario de Filosofía Práctica
Clásica del Instituto de Teoría General del Derecho (ITGD) que ha
funcionado en la órbita de la Facultad de Derecho de la UNNE de
Corrientes, los textos que aquí se vuelven a discutir en estos
drafts originariamente se elaboraron entre los años 1986 y 1998 y
se leyeron en cuatro sesiones consecutivas durante las dos últimas
semanas de abril y las dos primeras de mayo de 1998 y se ha
utilizado como material complementario para el estudio de Paideia
(Werner Jaeger: Paideia, trad. cast. de Joaquín Xirau
y Wenceslao Roces, México, ed. FCE, 1985, en adelante 1985a) que se
ha llevado a cabo en dicho Seminario en el primer semestre del mismo
año y luego en años sucesivos y hasta la actualidad. Tal como se
expuso fue editado con un tiraje muy limitado en 1998 (Corrientes,
ITGD, 1998 [edición no comercial]) y así se reeditó el año 2000
(Corrientes, ITGD, 2000 [edición no comercial]). Con posterioridad
todo el material se incluyó en una edición comercial en 2012 que
también ha tenido una circulación limitada básicamente dentro de
Argentina (vid J. E. Meabe: Introducción a Paideia de Werner
Jaeger. Una guía para el conocimiento de sus principales temas –
cuatro Lecciones, Corrientes, Moglia ediciones, 2012). En esa última
edición se agregaron numerosas notas a pie de página y se
actualizaron algunas referencias sin alterar para nada el texto de
1998 y se agregó un apéndice con el examen del trabajo de Debra
Nails presentado en el Congreso de Filosofía de Boston de 1998
titulado Plato's Antipaideia: Perplexity for the Guided
(vid http://www.bu.edu/wcp/Papers/Anci/AnciNail.htm)
que se publicó originariamente como separata del ITGD en el año
2000.
2
Vid Werner Jaeger: Early
Christianity and Greek Paideia,
Harvard University Press, 1961: 68-69, en adelante Jaeger, 1961; y
asimismo Werner Jaeger: Cristianismo
primitivo y paideia griega, 1985,
México, trad. cast. de Elsa Cecilia Frost, FCE, 1985: 100-101, en
adelante 1985b.
3
Vid W. Jaeger, Paideia, Die Formung des
griechischen Menschen, Berlín, Walter de Gruyter, 1973
(reproduce las ediciones del primer volumen editado en 1934 y
reeditado en 1936, 1954, 1959 y 1973; agregando, en el mismo
volumen, los tomos 2 y 3 antes publicados por separado desde 1954
conforme al manuscrito revisado en 1944 y reunidos desde 1973 para
su edición germana en un solo libro de 1.398 págs.). El detalle de
las ediciones se puede ver en la página del copyright detrás de la
portada.
4
Vid Jaeger, 1961: 1-2; y Jaeger, 1985b: 7.
5
Vid Jaeger, 1961: 3; y Jaeger, 1985b: 9. Elsa Cecilia Frost
traduce: no deseo discutir el problema de la religión y la
cultura en abstracto, sino que hablaré muy concretamente del
cristianismo en su relación con la cultura griega, y mi manera de
tratar el fenómeno será la histórica, como corresponde a un
estudioso de lo clásico (Jaeger, 1985b: 9).
6
Vid Jaeger, 1961: 68-69; y Jaeger, 1985b: 100-101.
7
Solo el primer tomo de Paideia fue publicado en alemán
antes de la segunda guerra mundial (vid supra nota 3) y los otros
dos restantes solo aparecieron en la misma lengua originaria después
de la segunda guerra, al punto que puede considerarse recién como
definitiva, al menos en lengua alemana, la edición de la obra hecha
en 1954. Sin embargo la totalidad del texto fue traducida de los
manuscritos originales alemanes (cuyo segundo y tercer volumen
estaban aún inéditos), primero al inglés por Gilbert Highet entre
1939 y 1944, y luego al español por Joaquín Xirau y Wenceslao
Roces entre 1942 y 1945 bajo la supervisión directa del autor que,
para esta versión castellana, incorpora el prólogo a la tercera
parte, que es aquí objeto se examen y en el que formula la
modalidad metodológica de su trabajo y el dispositivo con arreglo
al cual ha llevado adelante su investigación.
8
Cuando Jaeger, todavía en la década del treinta
del pasado siglo XX publica el primer volumen de Paideia
luego sujeto a revisión, deja pendiente la explicación de su
metodología. Vid Werner Jaeger, Paideia,
Die Formung des griechischen Menschen, vol. 1,
Berlin, Walter de Gruyter, 1934.
9
Cuando Jaeger, hacia el final de su vida, en sus
conferencias en la Universidad de Harvard de 1960 publicadas luego
en 1961, expande la matriz originaria de su orientación
metodológica. Vid Jaeger, 1961: 68-69; y
Jaeger, 1985b: 100-101.
10
La primera publicación de este importante
prólogo
escrito directamente en castellano y firmado en julio de 1944
aparece en el segundo volumen de la inicial edición de Paideia
publicado en México por la editorial del Fondo de Cultura Económica
el 4 de septiembre de 1944 (vid Werner Jaeger: Paideia.
Los ideales de la cultura Griega,
traducción castellana de Wenceslao Roces, México, ed. FCE, 1944:
IX-XV; en adelante Jaeger, 1944). Vid asimismo Jaeger, 1985a:
373-379, que contiene en un solo volumen los tres tomos de
Paideia publicados en 1942 (primer tomo que contiene
las dos primeras partes traducido por Joaquín Xirau), 1944 (segundo
tomo que contiene la tercera parte traducido por Wenceslao Roces) y
1945 (que contiene la cuarta parte traducido también por Wenceslao
Roces). Con posterioridad y a partir de 1957, año en el que se
publica la segunda edición de FCE el libro completo sale en un solo
volumen y se reimprime siete veces entre 1957 y 1985 (1962, 1967,
1971, 1978, 1979, 1980, 1983 y 1985) lo que da una idea del amplio
interés por la obra entre los lectores de habla hispánica. En la
Argentina uno de los primeros especialistas en ocuparse de Paideia
fue Vicente Cicchitti Marcone, renombrado profesor de Griego de la
Universidad Nacional de Cuyo de cuyo legado he recibido un juego de
ejemplares de los tres volúmenes de la primera edición castellana
de la obra de Jaeger.
11
Vid Jaeger, 1944: X; y Jaeger, 1985a: 374.
12
Vid Jaeger, 1944: XIV; y Jaeger, 1985a: 377.
13
Vid Jaeger, 1944: XIII; y Jaeger, 1985a: 376.
14
Vid Jaeger, 1944: XIII; y Jaeger, 1985a: 377. Para los presupuestos
de la objetividad tucididana vid Tucídides, Hit., I,
22 no siempre fácil de entender para los que creen como
Collingwood, Croce y sus seguidores de que toda historia es siempre
historia contemporánea o, si se quiere historia escrita desde la
perspectiva contemporánea del historiador. Para un examen de este
asunto vid Joaquín E. Meabe: Estudios sobre Tucídides,
volumen 1, Corrientes, Moglia ediciones, 2009: 25-48,
145-178 y 185-192. Vid asimismo Joaquín E. Meabe: El estudio
sobre Tucídides de Vicente Ramón Palerm, Materiales
para el estudio de la teoría de la Ley y la Justicia del Más
Fuerte en la Historia de Tucídides, Corrientes, ITGD, 2000
(en
https://www.academia.edu/5379603/Joaqu%C3%ADn_E_Meabe_Seminario_sobre_la_Historia_de_Tu%C3%ADdides__El_Estudio_sobre_Tuc%C3%ADdides_de_Vicente_Ram%C3%B3n_Palerm__CC_de2000_-_Reeditado_en_Academia._edu_sin_modificaciones_2013_-_pdf
); Juan Carlos Iglesias Zoido: La argumentación en los
discursos deliberativos de Tucídides y su relación con la
normativa retórica del siglo IV, Cáceres, Editorial de la
Universidad de Extremadura, 1995; A. W. Gomme: A Historial
Commentary on Thucydides, Oxford, Clarendom Press, 1945, y
Simon Hornblower: A Commentary on Thucydides, Oxford,
Clarendom Press, 1996.
15
Resellar de continuo el nombre de Dios. Vid Jaeger, 1944: XIII; y
Jaeger, 1985a: 376.
16
Vid Jaeger, 1944: XIII; y Jaeger, 1985a: 376.
17
Vid Jaeger, 1944: XIII; y Jaeger, 1985a: 376.
18
Vid Jaeger, 1944: XIII; y Jaeger, 1985a: 376.
19
Vid Jaeger, 1961: 68-69; y Jaeger, 1985b: 100-101.
20
Vid Jaeger, 1961: 68; y Jaeger, 1985b: 100-101. Elsa Cecilia Frost
traduce: si deseamos realmente entender a Orígenes de poco nos
servirá el medirlo por los temas dogmáticos (Trinidad,
Encarnación, etc.) (Jaeger, 1985b: 100-101). De ordinario and
so forth se traduce por etcétera pero aquí tal vez
signifique así en adelante, o sea así (so) igual y
progresivamente (forth) con los demás estándares dogmáticos de la
teología cristiana.
21
Vid Jaeger, 1944: XIII; y Jaeger, 1985a: 377.
22
Vid Jaeger, 1961: 69; y Jaeger, 1985b: 101.
23
Vid Jaeger, 1961: 69; y Jaeger, 1985b: 101.
24
Vid Jaeger, 1961: 69; y Jaeger, 1985b: 101.
25
Vid Jaeger, 1961: 69; y Jaeger, 1985b: 101.
26
Vid Jaeger, 1961: 69; y Jaeger, 1985b: 101.
27
Vid Jaeger, 1944: X; y Jaeger, 1985a: 374.
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